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jueves, 29 de febrero de 2024

Revolución

Era un tipo mediocre, el típico mal estudiante que conseguía salir adelante haciendo lo mínimo y aprovechándose del trabajo de los demás. Pero él siempre se refería a sí mismo como el mejor. Disfrutaba dando la brasa al personal con su expertise en todo... en todo lo que a él le interesaba. Hasta que un día, los astros se alinearon y lo colocaron en un cargo de poder. A su manera, siempre andaba medrando. Pero ahora sí lo había conseguido: ¡Era lo más!
Ya sólo tenía que vigilar y castigar. Había sido educado en ese sistema y, con su falta de liderazgo, aquella era la única estrategia que conseguía imaginar para mantenerse como miembro honorable de la República Democrática de la Banana.

En la República la consigna de El Capo era clara: -Tenemos que exponer nuestros éxitos por encima de todos y acallar cualquier crítica. Tenemos que ganar la batalla por el relato! Así que, la militancia, se pasaba los días escudriñando las redes sociales y, cuando detectaban algún movimiento que pudiera interpretarse como una crítica, unos cuantos mamporreros se encargaban de hacer las llamadas pertinentes: -Tenéis que portaros bien. Podemos poneros las cosas muy difíciles. La gente solo quiere morbo y nosotros sólo queremos lo mejor para todxs. Pablo Motos era un aficionado a su lado.

Así que, poco a poco, en la República Bananera la gente fue callando... Se fue quedando seria, como patatas. Sólo en las fotos y videos de El Capo y sus secuaces se veían sonrisas. Todo era apariencia. Como en El Show de Truman. Pero... ¿Qué cojones! Si hasta habían contratado una empresa de marketing digital para exhibir aquello como un lugar de fantasía y piruleta! Todo parecía estar bien en el mejor de los mundos posibles.

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Un día, el joven Truman, decidió tomar la iniciativa y arreglar el viejo semáforo. Estaba harto del caos en el cruce. Nadie sabía quién tenía prioridad y, ante la duda, se quedaban inmóviles -como patatas- esperando que la luz se pusiera en verde. Pero el verde nunca llegaba. Todo era de un rojo intenso, muy violento. Hasta que Truman actuó... De forma altruista y desinteresada, por el bien de su comunidad, porque le dolía aquella inmovilidad y seriedad. Y fue vitoreado, aclamado... -¡Bravo Truman! por fin podemos circular con seguridad! 

Entonces El Capo pensó que aquello no era bueno. Que las buenas acciones sólo debían venir de un sitio: desde arriba. -Comportamientos como este no se pueden tolerar: Vigilad, silenciad y castigad. O las patatas se rebelarán.

Truman se sintió decepcionado y cabreado a partes iguales. No entendía que fuese castigado por hacer cosas buenas. Acudió al Sindicato, pero el asociacionismo estaba secuestrado... Bueno, realmente estaba silenciado, o comprado, o ambas cosas... Vale, sí: secuestrado, estaba secuestrado. -No podemos ir contra El Capo, nos quitarían la subvención, la gente tiene miedo. No ves que están serios -como patatas-?

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El tipo mediocre -y ahora miembro honorable- se desenvolvía como pez en el agua en aquel ambiente. Reía y despotricaba a partes iguales. Era uña y carne con El Capo. Sus intereses estaban perfectamente alineados. Un halo de negrura se iba concentrando sobre La Fortaleza -el viejo cuartel militar que se alzaba sobre la sierra cercana-. Desde allí se podía controlar todo... Sí, para mantener el poder había que hacer cosas horribles y él estaba dispuesto a todo.

Las patatas se debatían entre el enfado y el acomodo. No querían tener que pasar por el brasas: era muy cansino. La militancia empleaba malas artes... Pero la apariencia y el aroma a rancio eran insostenibles. Truman quería llegar más lejos y, cada vez, aparecían más personas con buenas intenciones. Las patatas gritaban -¡Que le den la vuelta a la tortilla! ¡Revolución!

lunes, 19 de junio de 2023

La excursión con la AMPA

Todos los años, desde la AMPA del cole, se organiza una excursión de fin de curso. Este año hemos ido a Aquasierra -un parque acuático en un pueblo de Córdoba-. La verdad, nunca me hubiese planteado ir a ese tipo de sitios: parques de atracciones, aquaparks y similares... Me da tremenda pereza. De hecho, siempre que puedo, me escaqueo. Pero, en este caso, como formo parte de la directiva de la asociación y estoy implicado en el proceso de organización... me parecía muy feo no ir. Y, bueno, están las niñas, que les encantan esos sitios: se lo pasan pipa, además tienen el aliciente de ir en autobús con otros niños, con las familias... realmente lo disfrutan, y mucho. Lo peor de todo es que yo, y el resto de adultos... también lo disfrutamos! Y, cómo no hacerlo? Si te montas en un autobús todo lleno de niños, superilusionados, sabiendo que lo único que tienes que hacer es pasar el día ocioso -al final acabé tirándome de todos los toboganes-. Además, tiene otras cosas buenas, como por ejemplo que, aunque cada uno va a su bola, te vas encontrando por el parque a los otros niños, padres y madres que han ido en el bus; intercambias comentarios e impresiones y te sientes más seguro sabiendo que el entorno está lleno de personas conocidas -también más apoyado porque, al final, se reparten los cuidados y no estás tan tenso como cuando vas a esos sitio solo con las niñas-.

Así que, me siento muy contento de haber roto mis reticencias iniciales y haber, no sólo asistido al evento, sino formar parte activa de la organización. Porque cuesta organizar estos eventos. Este año, personalmente, me ha costado más. El pasar a horario completo, el cambio de empresa, los trabajos del campo, las tareas del hogar... Lo que más cuesta es desconectar la cabeza de todo eso para centrarse en la atención que requiere la AMPA -aunque no sea mucha-. Al final, es una asociación de personas: hay que debatir, expresar opiniones, escuchar, planificar, reunirse, rellenar papeles, enviar correos... reflexionar sobre lo que se hace -no podemos hacerlo todo, así que tampoco es necesario hacer lo que no queremos-. Muchas veces, resulta complicado dejar en suspenso los ritmos frenéticos que marcan el calendario escolar, los grupos de Whatssap y la agenda del ayuntamiento -porque las instituciones demandan atención, participación y cierto control del tejido asociativo-. Es verdad que somos pocos en la directiva pero, como los ritmos los marcamos nosotros, y hay muy buen ambiente, las cosas van saliendo... Cuando estamos más gente y podemos dedicar más tiempo, salen más cosas y, cuando no hay tiempo ni gente, salen menos. Al final, es fácil implicarse, porque se hace por las niñas y los niños.



En el pueblo hay bastantes asociaciones, tienen sus eventos, programan sus actividades y reúnen a gente de lo más variopinta. Me parece que son una buena herramienta, una herramienta de organización, de organización política: Política de la buena, de la requiere participación y no sólo representación. Una herramienta de colaboración, planificación y materialización de ciertos anhelos y deseos -aunque puedan parecer tan tontos como ir de excursión a un aquapark, comprar un tobogán para el patio del cole u opinar en cómo te gustaría que fuese el parque de tu pueblo-. La política no es sólo organizar los medios de producción, o repartir las subvenciones que vienen de la junta. 



domingo, 11 de junio de 2023

Irene Montero y la educación sexual

En el cole impartieron unas cursos de "Educación Sexual" para niñas y niños desde los 4 años en adelante... Parece que alguna gente se escandalizó: -¡Qué les enseñan a nuestras hijas en el cole?! Nos deberían avisar: como cuando empiezan con la raíz cuadrada, como cuando va la Guardia Civil a enseñarles sus pistolas, o los bomberos sus mangueras.

Supongo que el título de "Educación Sexual" es muy rimbombante, muy escandaloso. Alguien podría pensar que enseñan a los niños a follar -seguramente a follar con otros niños- y a las niñas a masturbarse -unas a otras-... Esos bulos o mitos urbanos se han escuchado por ahí: hordas de gays, lesbianas y transgenéro espoleadas por Irene Montero van a los colegios para adoctrinar a les niñes en bizarras formas de sexualidad.

Por curiosidad me puse a averiguar de qué iba la cosa -tampoco mucho: preguntar a las niñas y mirar las publicaciones del cole en redes sociales-: parece que el curso lo había impartido el personal de la oficina de igualdad de la mancomunidad de municipios de la comarca. A los niños más pequeños les habían hablado de las partes del cuerpo -también de los genitales, por si no se habían fijado ya ellas en que tienen vulva y los otros pene-. Les hablaron de las partes que se pueden o no enseñar, de lo que no te deben tocar... 
Que ya somos perros viejos y hemos oído y/o vivido experiencias más o menos traumáticas de curas, maestros, entrenadores... que se dedican a manosear y abusar de niños y niñas ¿Cómo a nadie se le había ocurrido antes que hablar de esto a lxs niñxs podría ayudarles a estar alerta ante esos abusos?

Y, bueno, sí... resulta que la cosa iba de sexualidad, pero no como en esos mitos urbanos que se difunden desde los sectores ultracatólicos y el conservadurismo más rancio. Sino que era algo mucho más sensato y necesario. Ya empezaba a cuadrar más la cosa... porque el claustro de profesores de nuestro cole está ya entrado en edad: podría considerarse conservador y con gran ligazón con la comunidad eclesiástica del pueblo. Son funcionarios del Estado, así que no iban a jugársela saliéndose del guion. Vamos, que no iban a llamar a Susana Estrada para que hablara a los niños de la época del destape y la libertad sexual.

 

Al final parece que sí: que las estrategias de desgaste político mediante relatos que pretenden movilizar a las masas tienen también su impacto en las distancias cortas, en nuestra vida cotidiana. Y, sinceramente, no creo que aquí nadie pretenda apuntalar esas estrategias de desgaste, que ni nos van ni nos vienen. Nos puede caer mal Irene Montero, incluso nos puede parecer una payasada su ministerio, pero la vida, costumbres, creencias y tradiciones del pueblo es un filtro muy difícil de traspasar. Más bien parece que el desconocimiento, alimentado por esos relatos interesados, lleva a las personas a montarse tremendas películas y pajas mentales, delatando miedos y complejos para encauzar afinidades hacia ciertas opciones políticas.

Irene Montero y muchas medidas del ministerio de igualdad son ,seguramente, criticables -de hecho, se critican y mucho-. Pero como cualquier político o ministerio son criticables. El caso es que esta señora ha sido sometida a una caza de brujas y una ridiculización que, cuanto menos, llama la atención.

sábado, 29 de abril de 2023

La política no es nada serio

Este año tocan, otra vez, elecciones locales y autonómicas. Y, la verdad, dan bastante bajón. 

En las autonómicas hay algo de variedad: se presenta Podemos, que, a pesar de su imagen "freak", a mi entender, maneja una visión de la ruralidad extremeña desde la base, con ideas de sostenibilidad ligadas a un reparto más justo de la riqueza y con la tímida intención de hacer partícipe del progreso al conjunto de la sociedad. Luego están el pp-soe con su centralismo provinciano y los favoritismos a grandes poderes económicos, revestido de progresismo, seriedad, caspa y esa idea generalizada de que, si le va bien a los empresarios, acabará goteando hacia abajo.

En las locales tenemos un señoro que lleva gobernando con mayorías absolutas desde 2007 y que continúa extendiendo su poder por diferentes instituciones comarcales y provinciales. En Extremadura el imaginario que asocia el psoe a la izquierda, la chaqueta de pana y los vencidos de la Guerra Civil, tiene mucha fuerza. Tanta que, su candidato en el pueblo, saldrá elegido otra vez.

En el partido de la oposición se ha puesto al frente un chaval joven -igual no tan joven, pero más joven que yo-. Se llama Cristian, tiene pendiente, no sé si tatuajes y es del pp -resulta curioso este intercambio de lo antisistema entre la izquierda y la derecha-. Pero, claro, aquí la gente es bastante conservadora, clásica, no gustan de estas paradojas. Se maneja un imaginario de la política aburrido, concienzudo, calculador, burocrático... Se confunde un poco con el funcionariado -no se sabe muy bien donde empieza lo uno y acaba lo otro-.

Luego miras lo que se hace desde la política seria y no aparecen los cálculos ni la burocracia por ningún sitio. Sólo ves pendejadas y golpes de efecto: regadíos en la Dehesa, toldos multicolor en los cruces, plataformas flotantes, Valdecañas, Elysium, reformas recurrentes de espacios simbólicos para adaptarlos a gustos cambiantes y macroeventos puntuales... Y, luego, si eso, ya se va a cubrir las necesidades de la gente: arreglar calles, caminos, parques, alumbrado, colegio... 

Algunos dicen que las pendejadas están bien, que dan trabajo y mueven la economía. Yo no tengo nada en contra de esa argumentación. Las pendejadas están bien, molan, dan que hablar y, desde luego, avalan lo que quiero defender en este post: la política no es nada serio. 

Lo malo de las pendejadas es que acaban materializando la visión del mundo de estas personas en el poder. Una visión que no deja de ser la de un poder y control absolutos y una idea de progreso económico personalista e individual que sólo busca perpetuarse -aunque, afortunadamente, tenga que someterse a la legalidad y al aval del voto-. 

Circula por ahí una teoría política que viene a decir: mejor que la democracia representativa, sería un gobierno por sorteo y rotativo. Desde luego, en nuestro ámbito local parece una idea más que brillante: porque cuesta mucho encontrar personas que quieran dedicarse a la política y, al final, el que lo hace, se acaba viendo obligado a quedarse y convertirse en algo que quizá no quería.


jueves, 16 de marzo de 2023

Peloche y la independencia

Buscaba información de Peloche y me encontré con esto en la Wikipedia 

"En el año de 1939 este municipio desaparece porque se integra en el municipio de Herrera del Duque..."

Una frase lapidaria: el municipio desaparece, deja de existir... Antes era un pueblo, con su ayuntamiento y sus movidas y, de repente, se convierte en un barrio residencial, o una suerte de resort turístico y reserva de exótico folklore -porque, si buscas en internet, se nos desvela como un destino de playa de agua dulce y sus tradicionales danzantes en la festividad de San Antón-. Internet se nos ofrece siempre raudo y veloz a proporcionar su particular visión de las cosas, una visión fresca, actual y atractiva -para los de fuera, porque internet nos muestra la realidad siempre desde fuera, desde un universo exterior virtual-. Pero, en lo que concierne a lo real, a sus vecinos: ¿Cuándo desapareció Peloche?

No parece que fuera algo repentino. En los últimos años de su historia ha sido  como el río que baña sus inmediaciones, el Guadiana: que aparece y desaparece y que, ahora, se encuentra oculto bajo los turbios pantanos apuntalados durante la dictadura.

Peloche tiene su iglesia, sus tradiciones, sus bares, su cementerio y su propia identidad. Salta a la vista que es un pueblo en sí mismo. Aunque haya sido desposeído de sus órganos de gobierno y de su territorio -con la disolución de su término municipal en el de Herrera del Duque y la construcción del pantano que inundó sus mejores tierras-.


La primera desaparición de Peloche que he encontrado documentada ocurre 

"En cumplimiento de una Real orden de 23 de octubre de 1867, la Diputación de Badajoz presentó el día 2 de enero de 1868 un anteproyecto para suprimir algunos distritos municipales y pueblos menores de 200 vecinos, según el censo de 1860.

Estas uniones se harían respetando el partido judicial y la diócesis a la que pertenecía cada pueblo. Dentro del partido de Herrera del Duque, Peloche, que tenía 137 vecinos*, se agregaría al ayuntamiento de Herrera (Comprendía el término municipal de Peloche 16 kilómetros y medio de circunferencia y 6 aproximadamente de diámetro. Tenía mancomunidad de aprovechamiento de pastos con Herrera, y un pósito con 400 fanegas de trigo. Los productos de los pastos que le fueron señalados, cuando se separó de Herrera, eran suficientes para cubrir sus presupuestos.)

Del capítulo Propuesta para hacer mancomunidades y suprimir ayuntamientos menores de 200 vecinos. Calderón López, Fernando (2021). La Siberia Extremeña. Crónicas del Siglo XIX. Gráficas Diputación de Badajoz

*Aquí, "vecinos", quiere decir unidad familiar o cédula de inscripción (Peloche tenía según el censo de 1860 137 vecinos que, en realidad eran 482 habitantes)


Más tarde, la Ley Municipal de Términos Municipales y de sus Habitantes de 20 de agosto de 1870 elevaba a 2000 el mínimo de habitantes para constituir un municipio. Y hasta 1924 no apareció una ley que eliminara la limitación de habitantes para constituir ayuntamiento*.

*Según el documento: Pons-Portella, Miquel (2016). Población mínima de los nuevos municipios: estado de la cuestión tras la Ley de Racionalización y Sostenibilidad de la Administración Local. Revista De Estudios De La Administración Local Y Autonómica

 

Así que, desde 1868 hasta 1924, la legalidad estatal no fue favorable a la independencia de Peloche. Sin embargo, parece que los pelochos se las ingeniaron para funcionar como municipio después de ser subordinados a Herrera del Duque en 1968. Ya que no parece que la anexión de Peloche a Herera llegara a hacerse efectiva o, si lo hizo, debió ser durante un período muy breve de tiempo. por lo que comentaremos en los párrafos siguientes y por los datos del INE.

Evolución de la población de Peloche según el INE. No aparecen datos en 1842, pero tampoco he encontrado indicios que apunten a que Peloche no fuera un municipio en sí mismo en esa fecha y fechas anteriores. 

 

En la Gaceta de Madrid número 34 del 3 de Febrero de 1934 se habla de 

"que la Diputación provincial de Badajoz dictó en 4 de Noviembre de 1898 suprimiendo el Ayuntamiento de Peloche [...] manifestándose en la Real orden de 1924 que el acuerdo de supresión que se confirmó en 1899 no se había cumplido hasta la fecha [1934] por el Gobierno civil de Badajoz.

Vamos, que en 1898, Peloche era, de facto, independiente y había seguido funcionando con autonomía, al menos hasta 1934 (porque la orden confirmada por la Diputación de Badajoz en 1899 de anexionarlo a Herrera no se había ejecutado).

De todas formas todo este período parece bastante turbulento, como confirma otro párrafo del texto de la Gaceta de Madrid número 34:

"La confusión sobre la existencia o no del Ayuntamiento de Peloche era general y alcanzaba a las Autoridades que con su actuación daban motivos para dudar de ella. Asimismo en el Censo del Instituto Geográfico ce­rrado en Diciembre de 1930, aparece el pueblo de Peloche constituyendo Ayun­tamiento, y el propio Gobernador civil convocó a elecciones de Concejales del Ayuntamiento de Peloche para el 12 de Abril de 1931".

 

De los años posteriores a 1934 sólo he encontrado esta nota al pie de página en el artículo La Siberia extremeña (1927-2017) de Juan Rodríguez Pastor:

"[...] el 15 de enero de 1937, en Castuera, el alcalde de Peloche, Benito Calderón, consiguió una orden del Gobernador concediendo a Peloche su independencia de Herrera (tras la guerra se deshizo la acción)".

La guerra empezó en el 36 pero las tropas del militar golpista no se hicieron con el control de Herrera y Peloche hasta prácticamente terminada, en 1939, momento a partir del cual Peloche nunca recuperó su independencia. Con franco todo quedó "atado y bien atado".


Con la democracia los pelochos realizaron algunos intentos de recuperar su autonomía, pero fracasaron. 

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Van ya varias generaciones que nos hemos criado con la cantinela de que Peloche es una pedanía de Herrera -y la de que, el lema "Peloche manda", es una chiquillada-. Sabemos que resulta un tanto incómodo para los pelochos, así que, los de Herrera, no nos jactamos de ello. Y no es sólo por respeto hacia nuestros vecinos, es porque sabemos que el poder político se ejerce de forma arbitraria, que responde a intereses diferentes a los de la población, que nadie está libre y que, si Herrera tiene su autonomía, no es porque la gente de Herrera sea más fuerte, más lista o haya luchado más, es porque otras instancias superiores -Diputación, la Comunidad Autónoma, el Estado...- así lo han decidido, o lo han estimado oportuno para sus intereses.

Peloche en 1957 y en la actualidad. Imagen extraída del portal Infraestructura de Datos Espaciales de Extremadura

 

En los últimos dos o tres siglos -en los que empezaron a conformarse los Estados modernos- el poder se ha ejercido siempre desde arriba hacia abajo, tanto en democracia como en dictadura -al capital no lo importan mucho los detalles de cómo se acceda al poder, mientras ese poder se ejerza y haga seguras sus transacciones-. Es sintomático cómo este tema de la independencia de Peloche continúa siendo en la zona una suerte de tabú del que nadie habla, permanece oculto, cancelado, como si no fuera relevante para nadie... Quizá, porque si se hablara, habría que actuar y, en nuestras democracias, los que actúan son los que están en las instituciones... Hasta eso nos han robado: la posibilidad de hablar, de organizarnos, de negociar y llegar a acuerdos.

Podemos afirmar, sin mucho problema, que la historia del capitalismo va de la mano de la historia de los Estados modernos, no se entienden los unos sin el otro. Y es esta una historia de desposesión. Desposesión de la autonomía de las gentes, acumulación de riqueza, monopolio -de los medios de producción, de la violencia, la cultura...-. Peloche es un ejemplo de todo esto: de acumulación y centralización de poder político, ordenación del territorio y construcción de mega infraestructuras para sostener el entramado Estado-Capital. 

Ahora Peloche tiene 257 habitantes... Y bajando. Como le ocurren a Herrera y el resto de pueblos de la comarca. No es la España "vacía", es la España "vaciada", desposeída y sacrificada para lubricar los nodos y vías por las que fluye el capital. Que no nos resulte extraño que, los mismos que se encargaron de vaciarnos -capital e instituciones-, se alíen ahora para llenar esto de cualquier cosa: minas, turistas, casinos o plantaciones de placas solares.


PD: gracias a las pelochas Isabel y Maripaz que me proporcionaron material e hilos de los que tirar.


miércoles, 2 de marzo de 2022

Palos y piedras en las guerras del fin del mundo

En el conflicto entre Ucrania y Rusia hay pocas certezas. Somos muy conscientes de que en las guerras se libran batallas en las que la información y la propaganda son armas fundamentales -también para justificarse uno u otro bando ante agentes externos al conflicto-. Sabemos que se miente, se difunden noticias falsas, se intenta desprestigiar y caricaturizar al oponente...
Pero sí que tenemos alguna certeza bastante clara: que en las guerras siempre pierde la población y que los pueblos no tienen nada que ver con los dirigentes de sus estados -son estos últimos los que han acaparado todo control sobre la violencia-. 

En Europa se lleva tiempo cultivando una creciente rusofobia. Y en los medios tradicionales ya asistimos a la satanización de Putin y el endiosamiento heroico del presidente de Ucrania. Una caricatura que va calando en la población. Una caricatura reforzada por la censura a los medios rusos, no sea que a los ciudadanos -que somos medio gilipollas- nos contaminen con un relato diferente al de Bruselas.

Los estados utilizan la población como un arma más: también para arrojarla contra las bombas y obtener las imágenes que justifiquen agresiones de respuesta. De la misma manera que se utiliza la economía para inyectar o quitar recursos a uno u otro bando. No me imagino al pueblo ruso organizándose y diciendo -Vamos a invadir Ucrania antes de que se una a la OTAN y nos planten sus bases militares en la frontera. De hecho, en los noticiarios nos han mostrado manifestaciones contra la guerra en pleno corazón de Moscú -manifestaciones convenientemente reprimidas con violencia-. 

Otra cosa que parece estar clara es que se trata de una guerra entre grandes potencias -Rusia y su esfera de influencia Vs la alianza atlántica- enfrentándose en el escenario de Ucrania. Y quien lo está pagando ahora es el pueblo ucraniano. Pero lo pagaremos todos: aquí, en Europa, con los precios de petróleo, el gas, los cereales... la inflación. EEUU, en su lugar, saldrá ganando: vendiéndonos más caro su armamento, su petróleo, su gas...

Una guerra supone un gasto inimaginable para las personas de a pie, que no hemos usado nunca un arma, ni tan siquiera sabríamos como obtenerla ni, mucho menos, cómo fabricarla. La guerra es cosa de las corporaciones y los oligarcas que controlan y dirigen los estados -los del IBEX-35 aquí, en España-. Aún así, los estados se afanan en alinear a su población con sus intereses, para que no perciban el sacrificio como algo inútil -vivimos en la época de la pose, los sentimientos y la publicidad-. En España la postura es: -Hay que ayudar al pueblo ucraniano para que mantenga su soberanía frente a Rusia y eso va a exigir sacrificio, porque Putin se ha vuelto loco desalineándose de occidente. Se disocia al pueblo ruso de sus líderes y, en cambios, se identifica intencionalmente al pueblo Ucraniano con su gobierno -ofreciendo una imagen europea y democrática del mismo- porque, sino, todo esto de las democracias representativas y los Estados no se sostiene por ningún sitio: nos daríamos cuenta de que Pedro Sánchez es sólo un producto de mercado subordinado a los intereses de Bruselas -el lugar donde las corporaciones legislan y reparten presupuestos que mantengan un entorno seguro a la actividad empresarial-.

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En 1989 Fukuyama publicó su ensayo "El fin de la historia", donde defendía:

"la historia humana como lucha entre ideologías ha concluido, ha dado inicio a un mundo basado en la política y economía de libre mercado que se ha impuesto a lo que el autor denomina utopías tras el fin de la Guerra Fría."

Pero la historia no estaba muerta, estaba de parranda -como he leído por ahí en algún ingenioso tweet-. 

Y es que el capitalismo tiende a crear grandes monopolios, se apoya en los estados para extraer rentas a sus pueblos, invierte en armamento, tiende a esquilmar los recursos y a buscar nuevos caladeros. No existe tal cosa como el libre mercado -sólo sirve para aplicárselo a la población: autónomos, asalariados, pequeños negocios...-

Y lo cierto es que llevamos décadas viendo a EEUU y sus aliados manteniendo políticas muy agresivas contra el resto de estados a lo largo y ancho del globo: Irak, Afganistán, Palestina, América Latina... Generando conflictos, invadiendo... Dando salida a toda su tecnología armamentística y haciéndose con el control de recursos naturales estratégicos a través de sus empresas y grupos de inversión. Pero en los últimos años, el milagro económico chino ha generado en la propia población occidental la impresión de un occidente decadente, que le pone ojitos al autoritarismo, prosperidad y autosuficiencia orientales -como vemos en el auge de los nacionalismos y los partidos que se llaman de ultraderecha-. La escasez de combustibles fósiles pone el foco en Rusia, quizá la única potencia petrolífera con auténtica soberanía fuera de la influencia de la alianza atlántica... Pareciera que el mundo unipolar controlado por los EEUU y Europa estuviera llegando a su fin.

Así que, de momento, tenemos un conflicto entre estados vecinos, con pueblos que son prácticamente hermanos. Un conflicto en el que se están implicando la Unión Europea y EEUU, con la intención de arrancar el estado ucraniano de la influencia oriental. Y, cada día que avanza el conflicto, Europa se implica y escala en la violencia: primero empezó con sanciones a Rusia, apoyo moral a Ucrania, después enviando armas... No sabemos como acabará todo esto pero, lo que sí parece manifestarse, es que el dominio del capitalismo occidental empieza a encontrar sus límites expansionistas, que en oriente han surgido otras corporaciones y oligarquías que van a defender su parte del pastel.

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Esta invasión de Ucrania, como muchos otros conflictos, no se entiende si no es con algo de contexto histórico, donde lo que expongo a continuación no es más que un burdo esbozo -pero para afinar ya está la Wikipedia y un montón de noticias y análisis que están surgiendo con el interés despertado por el conflicto-:
Durante la Primera Guerra Mundial, el pueblo ruso llevó acabo su propia revolución interna -no cabe aquí diferenciar entre Rusia y Ucrania-, cargándose al zar y materializando un Estado "comunista". Es en este punto donde comienza la historia de Ucrania como república con cierta autonomía respecto al resto de territorios rusos -y de ahí la reclamación de Putin como parte de su imperio o la crítica que hace a Lenin por consentir la autodeterminación de los territorios-. Parece increíble que los pueblos rusos pudieran llevar a cabo la revolución mientras su estado era asediado por las grandes potencias europeas -tuvieron que pagar un alto precio para establecer la paz-. Más increíble aún es que, para cuando ocurrió la Segunda Guerra Mundial, apenas tres décadas después, la Unión Soviética se hubiera convertido en una potencia tan fuerte como para derrotar a la Alemania nazi -el imaginario antinazi de los rusos radica en las terribles consecuencias que tuvo para ellos la Segunda Guerra Mundial, de ahí que Putin haya insistido en sus discursos para acabar con los neonazis ucranianos-. Luego vino la Guerra Fría, con el enfrentamiento entre el modelo capitalista occidental Vs el dirigido desde el Estado de la URSS. Donde la caída del muro de Berlín vino a confirmar la victoria de occidente y el capitalismo globalizado como la única organización económica posible o imaginable. Desde occidente se ha tratado también de imponer la democracia representativa como la única forma de control efectiva de los Estados -aunque esto no ha tenido tanto éxito-. Todos los estados surgidos de la disolución de la URSS quedaron debilitados, sólo Rusia, tras varias décadas, parece haber conseguido hacerse fuerte jugando a los mercados -aunque no debe serlo tanto cuando se siente amenazada por el avance de occidente y la OTAN hacia su territorio y áreas de influencia-.

Así que, ya no hay una competencia entre modelos de organización -comunismo Vs capitalismo-. Se ha impuesto una suerte de capitalismo oligárquico y de corporaciones, asociado a diferentes áreas culturales. Se ha materializado el "Choque de civilizaciones" de Huntington, y aquí no parece que los pueblos jueguen ningún papel -como sí lo tuvieron en el siglo pasado con los procesos revolucionarios-. Ahora los pueblos somos financiadores y el arma arrojadiza de conflictos bélicos altamente tecnificados,  dirigidos no sabemos muy bien por qué oscuros intereses.

La frase atribuida a Einstein "No sé con qué armas se peleará la tercera guerra mundial, pero la cuarta será con palos y piedras", parece ahora más plausible que nunca. Y este conflicto no hace sino echar más leña al fuego al espíritu pesimista de nuestra época: dando por hecho que dejaremos un mundo peor para nuestros hijos y afianzando la idea de que resulta más fácil  imaginar el fin del mundo que el fin del capitalismo.

Viñeta "Desmilitarización para resolver los conflictos en paz..." extraída de GRUÑIDO GRRR - Ironía Gráfica.



miércoles, 19 de enero de 2022

Husserl contra el darwinismo

Husserl maneja conceptos muy interesantes -y muy abstractos también-. Ocurre en muchas obras filosóficas: que nos cuesta encontrar la forma de aplicar esos conceptos a nuestro mundo vivido. Al tratarse de estructuras tan generales, pareciera que encajan en todo y que no encajan en nada. Husserl dedica muchas páginas al intento de acotar los términos y, a medida que avanzas en la lectura, crees ir comprendiendo... Pero cuando intentas aplicar a un ejemplo concreto... sientes como el agua se escurre entre los dedos. 

Quizá sea cierto defecto de mi formación tecno-científica, en la que las fórmulas y teorías siempre salen de datos concretos: se toman medidas de campo y, luego, se trata de obtener la ecuación por medio de aproximaciones matemáticas. Finalmente se coge la fórmula, se aplica a nuevos datos y, si encaja... ¡Voilá! Hemos acertado.

Husserl era crítico con la racionalidad científica. Pero no porque fuese un magufo, o una persona religiosa. Él estaba convencido de que la ciencia es la única herramienta que tenemos para conocer de forma precisa la realidad y prepararnos para afrontar acontecimientos futuros.

Lo perverso de la racionalidad científica radica en que se aplica a todos los ámbitos. Estamos continuamente calculando, matematizando, intentando acertar en nuestras predicciones, tratando de tomar las mejores decisiones. Incrementar nuestro nivel de consumo, hacerlo sostenible... Eso en la esfera privada. Pero es que en la esfera pública es aún peor: no hay decisión política que pueda tomarse sin cuantificar económicamente su impacto. Tanto si se trata de atajar una pandemia como de potenciar la cultura. Todo se mide en presupuestos o en los costos -sanitarios, de educación, control...- que tendría no llevar a cabo la acción. 

Siendo más precisos, lo que ocurre previamente a la aplicación de la racionalidad científica a toda realidad, es una simplificación e interpretación matemática en términos económicos de la realidad -social, política, histórica..-. Una vez tenemos una realidad cuantificable es posible operar con ella en términos matemáticos. Lejos quedan ya las racionalidades religiosas, místicas o políticas. Lo que nos queda es una realidad mecánica, mediatizada por complejas fórmulas y protocolos que sólo los elegidos -expertos- pueden manejar.

Husserl intenta encontrar otras formas de lidiar con la realidad. Las realidades científicas están ahí, no es necesario negarlas. Pero también es cierto que la mayor parte del tiempo vivimos de espaldas a ellas. No nos importa si un bolígrafo está compuesto de átomos o si, para fabricar la tinta, se utilizan tales o cuales procesos químicos. Podemos dejar eso entre paréntesis -como si fuera caja negra- y centrarnos en lo que nos interesa, en "las cosas mismas": que el bolígrafo lo utilizamos para escribir. La realidad científica es sólo una más de las realidades del bolígrafo. 

Así que, puede parecer un error aplicar los razonamientos científicos a los asuntos humanos, donde la realidad se construye desde diferentes subjetividades, donde la realidad científica es sólo el trasfondo, que se da por hecho y pasa desapercibido. 

 

A menudo,  la racionalidad científica se nos presenta como objetiva, real, al margen de todo deseo o anhelo. Pero el campo de lo humano está constituido sobre subjetividades y deseos -individuales o de grupo-. Y, cuando se aplica la racionalidad científica a un campo que no le corresponde, se suele hacer dirigida por cierta subjetividad para someter al resto.

 

Cuando Darwin publica "El origen de las especies", en 1859, muchos -incluido el propio Darwin- se lanzaron a extrapolar la interpretación de los datos observados por la zoología a las sociedades humanas. Podríamos decir que se trataba de aplicar esa racionalidad científica también a lo social. 

Darwin era Inglés y, cuando publicó su libro, ya estaba bien avanzada la revolución industrial. Llevaba tiempo observando las enormes masas de obreros hacinados en las ciudades y fábricas, mientras las clases adineradas concentraban más y más riqueza, a la par que arrebataban el poder a la antigua nobleza. Entre estas clases altas de la sociedad victoriana se habían acogido con entusiasmo las ideas de libre mercado de Adam Smith y los análisis poblacionales de Malthus. Con estos antecedentes, el Darwinismo, desarrolló su concepto de evolución como consecuencia de una lucha despiadada entre las especies -al igual que los humanos luchaban por la supervivencia en las urbes-. De ahí se derivaron algunas corrientes sociales y morales que trataban de naturalizar la miseria y justificar a los ricos y poderosos como los más aptos.

Si miramos a la naturaleza, nos puede parecer cruel y despiadada en muchas ocasiones, pero la mayor parte del tiempo la observamos como algo armonioso, interdependiente, donde se escenifican numerosas relaciones de apoyo mutuo y donde la selección de los más aptos no apunta tanto a los más violentos, fuertes o astutos, como a los que cuentan con más "amigos", son capaces de adaptarse mejor a las épocas de escasez, o afrontar los diferentes contratiempos ambientales. Esta era la visión de científicos rusos como Kropotkin. Científicos que habitaban un extenso territorio, prácticamente vacío, con frecuentes inclemencias meteorológicas, escasamente industrializado, con gran parte de la población en territorios rurales... Así que les costó encontrar ejemplos de esa escasez y lucha malthusianas que Darwin había incluido en sus teorías.

La interpretación que hizo Darwin de sus observaciones tenía un sesgo ideológico. Y se utilizó por esa ideología para justificarse a sí misma. 

Algo así ocurre con la ciencia actual, financiada por el capital para desarrollar tecnología que aumente ese mismo capital. Y, en tanto la ciencia se alza como el único saber verdadero, reviste a su socio -el capital- de ese halo de determinismo y repetibilidad -que son los objetos de estudio de la ciencia- y nos convence de que el mundo es así y no puede ser de otra manera, nos somete a su yugo mientras devalúa el resto de saberes -justo los que deberían guiarnos en el ámbito de lo elegible-.

martes, 16 de noviembre de 2021

La fiesta de la democracia y el pleno infantil

Nuestra Democracia no es una democracia plena -es una democracia en minúsculas-. Hay colectivos que quedan excluidos incluso de depositar el voto en la urna. Como es el caso de migrantes en situación irregular, o los menores de edad.
Ir a votar cada 4 años es la forma que tenemos de participar en el gobierno. Pero a eso no podemos llamarlo participar en la vida política. A poco que rasquemos, nos daremos cuenta que participar de la política requiere dedicación, comunicación, reuniones, discusiones... Conflictos y resolución de los mismos. Por ello, sólo ciertas élites liberadas de las cargas del trabajo y cuidados, están llamadas a formar parte activa de la vida política.
Esto ha sido así siempre. También desde los inicios de la democracia: primero los que participaban eran los hombres BBVA -Blancos Burgueses Varones Adultos- y, con el avanzar de la historia, se han ido incorporando cada vez más colectivos a la fiesta... Pero el núcleo donde se hace la política sigue siendo elitista -burgués-.
Y, esto, en el mejor de los casos. Porque, lo que más a menudo vivimos en nuestras democracias, es la ocupación del poder por las facciones más agresivas de la burguesía, que consiguen legitimarse a través del voto -con tácticas de guerrilla, propaganda y militancias de partido-.

Hace unos días, nos anunciaron que el ayuntamiento del pueblo iba a organizar un pleno infantil. La verdad que la idea nos pareció súper revolucionaria: un colectivo -la infancia- que no tiene voz ni voto, se iba a presentar en el lugar donde se planifica y dirige la vida pública del pueblo para plantear sus inquietudes, exponer sus problemas, debatir y tomar decisiones vinculantes -que se materializarían en la forma de organización del pueblo y sus infraestructuras-... Bueno, lo reconozco, me estoy flipando :-)
Realmente no creo que sea posible la participación política en esos términos. No porque no dispongamos de las capacidades y potencialidades, sino por la mochila cultural y experiencial con la que cargamos. Por ejemplo: con mucho esfuerzo, después de décadas de medrar, se consiguió la ruptura del bipartidismo; con el auge del feminismo empezamos a ver mujeres en las posiciones de poder y, poco a poco, se atisba cierto diálogo y negociación en los debates políticos a nivel nacional -con gobiernos de coalición-. Ya digo, con décadas y, en muchos casos, generaciones de lucha desde abajo. Pero, en la política local y regional -lejos de los grandes núcleos poblacionales-, estamos a años luz de una situación así. Ya lo hemos comentado en otras ocasiones en este blog, a raíz de la similitud política de nuestra localidad con la China del partido único: el Amado Líder tiene la última palabra y no sirve razonar la conveniencia o no de satisfacer los deseos y necesidades de otros colectivos, sólo los que se alinean con los del hombre BBVA.

Venimos de 40 años de dictadura y otros tantos de alternancia de los dos partidos dominantes -haciendo y deshaciendo en favor de los grandes grupos económicos que los ponían en el poder-. Así que, tenemos muy interiorizada la idea de que el poder no puede ser compartido, sino que debe ejercerse de arriba hacia abajo -y ese arriba se configura en torno a la posesión de la riqueza y el control de la economía-. Incluso nuestras instituciones públicas y privadas están diseñadas para satisfacer esa estructura: con una cabeza visible ante la que deben responder el resto de subalternos. Todo ello resulta en un completo analfabetismo político: no conseguimos organizarnos, no sabemos dialogar, negociar... En el mejor de los casos, nos imponemos por la fuerza, o nos sometemos a la violencia de los votos. 

Los procesos de diálogo y negociación son lentos, pero los tiempos que corren exigen aceleración: hay que planificar y ejecutar, llegar a una solución aceptable y comprometernos con ella. No es un problema de este pueblo, de este alcalde, o de cualquier otro. Es estructural. Sostenido en la desigualdad de gobernantes sobre gobernados. La desigualdad de los que materializan su idea de sociedad sobre las masas de trabajadores -remunerados o no- que se encargan de realizarla.

En algunas ocasiones, nos referimos a los días en que se va a votar, como la fiesta de la democracia... Y de eso se trata: de organizar una gran fiesta! Recaudar el excedente, ponerlo en común y hacerse con todo lo necesario para construir ese ambiente que nos permita satisfacer nuestros deseos. 

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Nosotros tenemos un grupo de amigos bastante grande. Organizamos fiestas frecuentemente. Lo pasamos bien, pese a los conflictos y el trabajo que acarrean. Pero, en esta fiesta de la democracia, uno tiene la impresión de que sólo unos pocos lo pasan bien -a costa del malestar de muchos-.

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Se celebró el pleno infantil. Lxs niñxs llevaban escritos unos discursos y manifiestos que parecían preparados por adultos. Todo era muy serio. Incluso quienes asistíamos como público permanecíamos en riguroso silencio. Entre las preocupaciones de la infancia estaban la falta de pistas polideportivas gratuitas y parques -o su mal estado-. Querían más papeleras y mejor iluminación en las calles, más actividades, torneos... Les preocupaba el medio ambiente, el civismo, el reciclaje, el desarrollo sostenible... y, a lxs pobres, les habían plantado delante unas botellas de agua de plástico, de esas de un sólo uso.

Lxs voluntarixs del Pleno Infantil. Todxs con su botellita de plástico... ¿Todxs? ¡No! Una aldea poblada por irreductibles galos resiste, todavía y como siempre, al invasor. Imagen extraída del perfil de Facebook del Ayuntamiento de Herrera del Duque
 

Después, el alcalde, habló mucho rato de proyectos que ya estaban en marcha para satisfacer las demandas que le acababan de plantear lxs niñxs. Todos proyectos costosos, a largo plazo...

Bueno -pensé-: ya hemos vuelto a silenciar las voces de lxs niñxs y les hemos hecho caminar por los senderos que tenemos bien trillados. Entonces... Un niño alzó tímidamente la voz -justo cuando ya nos habíamos levantado para largarnos de allí-.
-Se me acaba de venir... Podrían abrir las pistas del cole y el insti por las tardes? Cuando no las utiliza nadie.
Apenas se le escuchó. Así que, algunos adultos trataron de traducir lo que el niño acababa de decir. Y, aquella intervención, fue lo mejor del evento -quizá lo único auténtico-. Supongo que el chaval pensó lo mismo que estábamos pensando todos: Que esto se acaba y salimos de aquí con las manos vacías -sólo promesas vanas, a largo plazo, de proyectos muy cuquis-. Queremos sitios para jugar y los queremos ya! Los vemos todos los días, vacíos, desaprovechados...

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En el pleno infantil el Alcalde comentó que estaban pendientes de resolver unos temas legales con la Iglesia, por la remodelación del entorno en que se asienta la parroquia. También nos dijo que andaban adquiriendo terrenos para hacer parques y zonas verdes. Uno de esos terrenos es donde se asienta la más antigua de las cooperativas de la localidad. Al parecer, habían aprovechado un pleno para declarar el terreno como dotacional -los cooperativistas se enteraron más tarde, cuando se publicó en el Boletín Oficial-. Es una práctica habitual en los ayuntamientos de la zona, aprovechar los plenos para desencadenar la maquinaria burocrática que lleve a los vecinos de cabeza hasta que asimilan el cambio -la imposición-.
Aún siendo los plenos algo público y de libre acceso, nadie asiste a los mismos -porque son un tostón-. Yo alguna vez he intentado ver alguno. Normalmente utilizan un lenguaje críptico y oscuro, enrevesado y lleno de acrónimos. Vamos, que resulta muy difícil enterarse de lo que se está hablando, a menos que lo hayas preparado a conciencia. Ocurre, además, que el partido en el poder tiene mayoría absoluta, así que no tiene mucha importancia lo que cualquier opositor tenga que decir -tendría voz, pero no voto- y creo que ese es el principal motivo por el que nadie asiste. 

Esto de pretender desplazar de lugar los edificios de la cooperativa es la última comidilla del pueblo. Un hecho tan aparentemente insignificante como llevar más a las afueras una asociación de ganaderos y agricultores que, además, huele a pan recién hecho -también es panadería-, se me apareció como un intento de eliminar toda ruralidad del pueblo -este es un pueblo moderno y no puede mancillarse con los olores del campo-. Y se me ocurrió pensar el ayuntamiento como un organismo agresivo que arremete con virulencia contra la Iglesia, contra la cooperativa, contra los vecinos de Peloche -a los que tiene en pie de guerra por su empeño en cobrar por acceder a la playa de cemento-... El ayuntamiento como una fuente de malestar y discordia, un organismo que se dedica a sembrar la crispación entre la población, dividirla, con la intención de imponer un modelo de localidad que, no sólo nadie ha pedido, sino que muy pocos desean. Un modelo urbanita, generalista, turistificable, impersonal, amable con el visitante y segmentado en zonas de: ocio, industria, patrimonio, cultura, deporte, consumo, vivienda... En fin, un modelo en el que no cabe la ruralidad y en el que no entran los vecinos -si no es como usuarios o trabajadores-. Un modelo alineado con los intereses del hombre BBVA: con el movimiento de la economía, el gasto como inversión -sobre todo si es con el dinero de otros-, la foto del calendario, lo suntuoso, la repercusión en las esferas de otros hombres de negocio...

Cualquier atisbo de proyecto común, de organización colectiva, pacífica, en busca de un buen vivir, queda así arrollado por esta maquinaria de hombres BBVA. Y poco importa si son hombres o mujeres, si están al frente de instituciones públicas o privadas.

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Aquel pleno tenía poco de de infantil -sólo la presencia de niñxs-. Se trataba realmente un marcaje de límites y fronteras -un aleccionamiento-. -Sí, podéis venir aquí a hablar y expresar vuestros anhelos e ilusiones. Pero sólo serán satisfechos en la medida en que se alineen con los intereses de los que tenemos el poder: los adultos serios, los hombres de negocios...

martes, 2 de noviembre de 2021

Alberto Rodríguez y el odio visceral

Compartí no sé qué noticia apoyando a un diputado de Podemos que tiene rastas... Y, curiosamente, hubo gente de mi entorno que reaccionó visceralmente. Como si le fuese la vida en ello, como si el tipo con rastas fuera el mismo demonio. Una noticia que, además, nos resulta bastante lejana: un diputado de Canarias que es condenado por propinar, supuestamente, una patada en la rodilla a un madero, en una manifestación hace siete años... Vamos, que no es ningún vecino de nuestro pueblo y refiere a hechos remotos y poco relevantes.
No sé, yo he estado en algunas manifestaciones y, los maderos que envían a esos eventos, los envían para repartir leña. Sobre todo si la mani es protagonizada por jóvenes que se identifican con cualquier movimiento de izquierdas y tienen pintas estrafalarias: pelo largo, rastas, piercings, tatuajes... Eso es lo que me llamaba la atención de la noticia: que ponía de manifiesto el sesgo ideológico del aparato represor del Estado. La gente que se identifica con la derecha se sentía orgullosa compartiendo una imagen del condenado sentado frente a una hilera de jueces perfectamente uniformados -como riñéndole, como si fueran a fusilarle-. Yo ya soy viejo y la policía pasa de mi, pero recuerdo que, en mi adolescencia y juventud, era el sospechoso habitual por tener el pelo largo... Vamos, que me resulta mucho más fácil empatizar con el de las rastas de Podemos que con el madero supuestamente agredido. 

Me cuesta mucho comprender por qué Podemos inspira tanto odio. Yo me muevo en un entorno de clase media o baja. Un entorno que, objetivamente, estaría alineado con los intereses políticos de Podemos. Pero eso no ocurre y, al cambio, veo que muchos prefieren identificarse con cierta idea de patria, las ventajas fiscales de la patronal y una jerarquía social que los perjudica notablemente: cortando sus libertades, restringiendo sus oportunidades, degradando los servicios públicos... En una especie de pose que parece decir: -Pobre lo serás tú. Yo soy español y eso me va a salvar de tu puta miseria. Porque me voy a hacer un seguro privado, un plan de pensiones y a mis hijos los he apuntado a clases particulares por las tardes

También vox inspira sentimientos similares entre la gente de izquierdas o de centro derecha. Está claro que a los dirigentes de vox y a sus seguidores les gusta soltar patacabras para provocar, que van siempre a por los más débiles: inmigrantes, trabajadores poco cualificados, parados, mujeres... Es verdad que me resultan un tanto repugnantes por ello -también porque empatizan más con la patronal y el madero supuestamente agredido-.

2 fotos independientes pero, de alguna manera, relacionadas. Imagen extraída del perfil de 2 FOTOS

Supongo que a todos nos cuesta deconstruirnos y aceptar los argumentos racionales que se oponen a nuestros gustos, o a nuestra idea de cómo nos gustaría que fuera el mundo. Nos cuesta mucho hacer análisis y reconocer que somos parte del problema. Nos cuesta mucho hacer autocrítica: -No me han invitado a la fiesta ¿No será que no me he portado del todo bien o que resulto repelente en el trato con los demás? Eso lo hacen mucho los salvapatrias de Podemos: nos deconstruyen a nosotros y a nuestras instituciones, mientras ellos se insertan en posiciones privilegiadas dentro del sistema... El sistema desconfía de ellos porque los considera intrusos, les marca sus límites y les proyecta el odio de la población -que tampoco los reconoce como de los suyos-. Devienen la paradoja del emigrante: en Catalunya me llaman el extremeño y en Extremadura el catalán.

La maquinaria del Estado acoge a Podemos, y también lo maltrata en casa... No es sólo el capitalismo salvaje defendiéndose del reparto de la riqueza. No es sólo la desconfianza de la sociedad en políticos e instituciones. Es una sociedad reaccionaria que persigue la diferencia y no acepta la deconstrucción -la crítica-: todo está bien en el mejor de los mundos posibles -y no va a venir un rastas de estos a decirme que estoy equivocado-. 

Una sociedad que no acepta el cambio si no está fundamentado económicamente. Y se nota en el uso que hace de Podemos el gobierno actual: permitiéndole llevar a cabo propuestas "arriesgadas" para la ideología dominante -neoliberal-. Como puede verse en la relevancia que se le otorga ahora a la ministra de trabajo Yolanda Díaz -se la deja hacer porque sus iniciativas tienen éxito-. O el bombo que se le da a las medidas del ministro de consumo Alberto Garzón -medidas que todos podemos intuir como necesarias o deseables, pero que se ridiculizan por venir de estos friki pijos outsiders-.


martes, 29 de junio de 2021

Ideología y ruralidad: lo comunal, la propiedad de titularidad pública, el Paseíllo, la playa de Peloche y los cercamientos

En Marx, la ideología viene determinada por las condiciones materiales y las relaciones de producción establecidas entre los miembros que comparten esa ideología y el resto de la sociedad. Vendría así Marx a oponerse a la tendencia por la cual pensamos las personas elaborando teorías racionalmente y trabajando para materializarlas. Una tendencia, esta última, más en sintonía con la filosofía de Hegel, para el que la Historia es una progresión en el autoconocimiento del Espíritu -como si ese autoconocimiento fuera el que permitiera llegar a estados cada vez más perfectos de la sociedad, en un proceso lleno de avances, lucha, retroceso, contradicciones y resolución de las mismas-. 

Marx se centró en un contexto social e histórico muy concreto y abrió así la vía para un análisis de la historia basado en las condiciones materiales de las sociedades y en las relaciones de producción que se establecían dentro de ellas. Hegel estaba aún demasiado cerca de la tradición cristiana y, seguramente, le costara pensar una historia sin finalidad, sin un punto de perfección al cual tender, un Cielo al que aspirar. 

La perspectiva de Marx nos da miedo porque, si nuestra ideología -nuestro repertorio de pensamientos y acciones mecánicas o poco meditadas y debatidas- está determinada por las relaciones sociales y por las formas de producción, parece que vayamos a precipitarnos por el abismo: toleramos y justificamos sin reparos el que haya ricos y pobres, que unos gobiernen sobre otros y consuman la mayoría de recursos mientras a otros les cuesta encontrar qué llevarse a la boca...

Sí, todos tenemos una ideología acorde a nuestra clase social -dentro de nuestro primer mundo occidental-. Y dirigimos nuestras acciones en base a esa ideología -que nos proporciona ciertos automatismos sobre lo que está bien o es deseable-. Por ejemplo, en las clases medias y altas, estaría orientada al placer -el ocio, los viajes, el consumo, el chalet con piscina...- y la acumulación del capital -para asegurar el bienestar de las generaciones futuras- combinados con cierta conciencia social o caridad. Las clases desfavorecidas estarían más condicionadas por la necesidad: la obtención y aseguramiento de la vida, trabajo, casa, comida... Y su ideología se ceñiría a poco más que tácticas de supervivencia. A esto alude el Marxismo cuando dice que es necesario tomar consciencia de clase: forjarse una ideología y un repertorio de acciones que nos permitan suavizar o eliminar estas desigualdades.

-Ya! pero todo esto de la ideología, la conciencia de clase... son cosas del siglo pasado, de sociedades industriales...
-Sí, el análisis de Marx es incluso anterior al siglo pasado, pero muchas de sus categorías y conceptos son perfectamente útiles hoy día.


Hace unos años, en El Paseíllo del pueblo, el ayuntamiento llevó a cabo una gran reforma de la zona e instaló allí una maravilla de toldo -colorido, resistente, transpirable...- para dar sombra al cruce por donde pasan los coches, ya que, en grandes festejos, se corta el tráfico y se montan ahí escenarios para diferentes espectáculos. Dando al lugar un aire moderno y atractivo -como de centro comercial-. Ya hemos abordado el asunto en otros posts de este blog: Del decaimiento de la dehesa a ideologías que "no nos representan" y en Urbanismo: directo al campo desde la ciudad
Recientemente, el cole, con la colaboración de las familias a través de la AMPA, instaló unos pequeños y modestos toldos para proporcionar algo de sombra en el patio y las aulas.

Dos intervenciones en el espacio público conectadas por una misma finalidad: proporcionar sombra en momentos muy concretos -los espectáculos Vs los meses de calor-. Dos intervenciones que responden a motivaciones muy distintas y con presupuestos muy dispares. Los toldos del cole son una necesidad que se percibe desde abajo, mientras que la remodelación de El Paseíllo, y su estructura de sombra, son pura ideología que responde a cómo las clases dirigentes les gustaría que fueran las cosas: como un gran centro comercial -un lugar por donde deambular, comprando y consumiendo; un lugar donde no caben la conflictividad social ni la apropiación cultural; un lugar universalmente reconocible y aceptable; un no lugar-.

Pienso que es este un ejemplo palpable de cómo la ideología está asociada a clases sociales -distribuidas sobre el conjunto del territorio- y tendría poco que ver con lo que tal o cual partido político lleva en su programa. Seguramente podríamos decir que las clases dirigentes de los principales partidos -PPSOE- comparten ideología, que sería diferente a la que comparten sus bases y diferente a la que manejan las grandes masas de desposeídos, trabajadores precarios y demás equilibristas. 

Las clases altas gestionan recursos y personas para maximizar ciertos parámetros económicos. Y esto vale para lo público y lo privado, no hay decisión que pueda justificarse si no es por el beneficio económico -ni tan siquiera el desarrollo de una vacuna-. En esa relación de "producción" que establecen con el resto de la sociedad, la sociedad es un mero recurso y eso condiciona absolutamente el tipo de acciones y medidas que toman los dirigentes.

La ideología dominante en nuestras sociedades capitalistas emana de un sistema productivo basado en el consumo y unas relaciones de trabajo fragmentarias -donde se nos insta a competir para realizar un proyecto de vida- bajo la continua amenaza de la exclusión y el paro. Esa ideología dominante se sustenta sobre la desigualdad, los trabajos no remunerados -como los cuidados- y la explotación de recursos naturales y humanos. 

Lo comunal se menosprecia, se ensalza lo privado como lo más eficiente a la hora de satisfacer los deseos de los individuos. Incluso las instituciones públicas se ponen al servicio de esta parcelación y privatización de la vida, como una suerte de mediadores entre los recursos y las empresas que los explotan. Hasta el punto de que no identificamos lo público como algo nuestro, sino como otra empresa, quizá con una visión más social -ya que las juntas gestoras tienen que someterse al examen de la población cada 4 años-.

Hablamos de propiedad de titularidad pública y no nos chirría. Todo es propiedad de alguien: asumimos sin tapujos que al final de la pirámide hay alguien que de forma arbitraria toma la decisión, que no es muy diferente de quien la toma sobre la propiedad privada. 
Sin embargo, no hace tanto, existían otras formas no autoritarias de gestionar los recursos. Lo que viene en llamarse los comunes, lo comunal: dehesas, cooperativas, montes... Donde una comunidad conseguía, con mecanismos diversos, llegar a acuerdos y regular el acceso a los bienes.
Pero la gestión pública se ha ido haciendo cargo de esos espacios, como una forma más eficiente, acorde a los repertorios que exige el capital: punto centralizado de negociación, rapidez, universalización y beneficio.

En el pueblo siguen existiendo ciertos ámbitos donde opera lo comunal: la Iglesia, las cooperativas, asociaciones... Pero, o bien se trata de ámbitos que van perdiendo relevancia social -Iglesia o asociaciones-, o bien, como las cooperativas, operan al servicio de los mercados y están fuertemente intervenidas por la administración pública a través de subvenciones y ayudas.

En los pueblos, esta ideología privatizadora -o de gestión pública de la propiedad-  se hace fuerte, tanto o más que en las ciudades: porque los pueblos han perdido su autonomía y son especialmente dependientes de productos e inversiones externas.
Hace unas semanas, el ayuntamiento del pueblo tuvo a bien pintar unos parcelas para aparcar y poner un vigilante o socorrista para controlar el acceso a la playa de Peloche, apelando a la seguridad sanitaria por la pandemia de Coronavirus -ya en sus últimos estertores-. Una playa de libre acceso donde la gente va a disfrutar sin consumir se parece muy poco a un centro comercial -le ocurre también a los parques infantiles, de los que ya hemos hablado en este blog-. Pareciera que a los gestores de lo público molestara este tipo de infraestructuras que se oponen a la lógica de monetizarlo todo. Se pierde el sentido de lo público como proyecto común, como la provisión universal de servicios de calidad que permitan a cualquiera -por pobre que sea- tomar un baño o que sus hijos puedan jugar en entornos enriquecedores y seguros. En una estrategia que sugiere: -Trabaja duro para comprar el chalet con piscina y pista de pádel porque lo público va a quedar como un sistema de asistencia para pobres y para cubrir los servicios que las empresas privadas no están dispuestas a ofrecer. Lo público perfectamente parcelado y atribuida su titularidad, perfectamente empaquetado para su venta, cierre o acceso en exclusividad.

Delimitación de las plazas de parking en Peloche por el ayuntamiento de Herrera del Duque - Junio de 2021

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Escuchaba, en una entrevista radiofónica, al máximo representante del ayuntamiento decir que había que acabar con la autogestión de la playa de Peloche y establecer un punto de control (aplicación web + socorrista). Además se hacía necesario cobrar una pequeña cantidad a los usuarios porque se habían realizado ingentes inversiones en el área. Como si esas inversiones las hubiera realizado un particular para obtener un beneficio (y el ayuntamiento no fuera el pueblo, ni tuvieran nada que ver el uno con el otro). Tan fuerte ha calado la ideología neloliberal (también entre las clases medio-altas aspiracionales).

Esta sería la explicación materialista (marxista) de aquel dicho de "el poder corrompe": cuando se da el salto a la política, ocurre que cambian también las condiciones materiales de esos individuos y se les allana el camino para abrazar la ideología de las clases altas. Podríamos pensar que eso sólo le pasó a Pablo Iglesias cuando se compró el chalet pero, realmente, abarca un espectro mucho más amplio. Y es donde cobran sentido todas las teorías políticas que hablan de rotación de los poderes, elecciones por sorteo, democracia directa...


jueves, 6 de mayo de 2021

Pablemos

La moción de censura en Murcia, que tuvo como consecuencia la convocatoria de elecciones en Madrid -y la salida de Pablo Iglesias de la vicepresidencia del gobierno para presentarse como candidato por la comunidad-, finalizó con Pablo fuera de la política.

Realmente, el resultado de Podemos en las autonómicas no fue tan malo -pero Pablo esperaba más-. Muchos votantes de izquierda ya lo veían venir: se comentaba su giro al centro, su excesivo protagonismo -era común referirse a su partido como Pablemos-, la disolución del núcleo inicial... 

Dejó mucho decepcionado en ese camino meteórico que comenzó con la canalización del descontento del 15M en una salida institucional -entrando primero en el parlamento europeo, después asaltando las municipalidades, hasta convertirse en un partido clásico que ha conseguido formar parte del gobierno-.

Leía una cita de Antonio Escohotado en la que decía "La casta política es el peaje que debemos pagar por la democracia".
La cita es abiertamente provocadora -Escohotado e Iglesias tienen sus rifirrafes intelectuales-. Pero creo que es difícil negar que Podemos se ha convertido en "casta" -de hecho, hace años que sus miembros no utilizan ese término-. Pero, además, se pagan otros peajes: el acotamiento de acción de los gobiernos, o unos discursos simplistas y campañas centradas en lo simbólico -más que en las condiciones materiales reales-.

Así, a medida que se adentraba en las instituciones, el programa de Podemos se fue aproximando al centro representado por pp-soe, aunque con alto componente social y énfasis de lo público.

Ya asentados, su discurso se enfocó en acabar con la corrupción y el establecimiento de mecanismos de transparencia. Quizá sea este uno de sus mayores logros -junto con la ruptura del bipartidismo y la alternancia de poder-. Pero, una vez solventados esos problemas: su relato se acabó. Se convirtió en una opción política más -diría que eso ocurrió en el momento mismo en que decidieron entrar en el gobierno-.

 

Sin duda, la irrupción de Podemos en la escena política, ha beneficiado a nuestra democracia representativa. Seguramente sus logros nos parezcan ínfimos, si los comparamos con la ilusión inicial de alcanzar una democracia real. Pero no hay que olvidar que Podemos surgió de la nada, del proyecto imaginado por gente de a pie, gente que trabajaba para ganarse la vida.
El sistema se puede cambiar desde dentro, pero hay límites que no te va a dejar traspasar. Otro de los logros de Podemos ha sido presionar esos límites y ponerlos en evidencia.

A mí me parecen legítimas estas críticas que se hacían a Pablo Iglesias y su partido. Supongo que, cuando estás en el poder, debes aprender a encajarlas e ignorarlas: es el precio que pagas por convertirte en "casta". 

Pero una cosa son las críticas en aspectos morales, formales o políticos y otra cosa es el acoso a que se le ha sometido desde que entró en el gobierno. Un acoso en lo personal que, desde luego, va mucho más allá de su dimensión política. Sí, es una persona que genera odio entre la derecha española -tanto como lo hace el lenguaje inclusivo-. Una actitud que recuerda mucho al bullying que los niños reproducen en los colegios contra otrxs niñxs. Supongo que responde a ese rechazo tan español hacia quien asciende meteóricamente: -No puede ser. Tú eres un comemierda como nosotros. No te puedes codear con el presidente. Vuelve a tu agujero en la universidad!

Imágenes extraídas de internet. Del primer Pablo Iglesias, a la caricatura grotesca que se representaban sus haters

 

Seguramente, Pablo Iglesias no debería haber entrado en el juego de vox, ni en esa dialéctica de la clase obrera enfrentada a cayetanos y fascistas -ya sabemos que están ahí, no hace falta señalarlos todo el rato-. La gente no quiere oír hablar de eso. Vivimos en una sociedad líquida, postmoderna, sin hilos que guíen el relato de la historia. Preferimos que nos regalen los oídos con la terracita, la cervecita, el centro comercial... mientras el resto del tiempo estamos jodidos trabajando, chupando atascos, sin proyecto de vida, sin ilusión... Pero que no nos llamen pobres de mierda -como poco: clase media-.

La campaña madrileña ha sido bastante repugnante. Una especie de gallinero donde todos intentaban cacarear por encima de los demás. Retorciendo los argumentos, tratando de culpar al otro de lo mismo que lo acusaban -Rebota, rebota y en tu culo explota-.
Supongo que, cuando el ayusismo rompió el tabú sobre vox y lo puso en el tablero político -en igualdad de condiciones-, vox decidió que podía jugar también a los memes y a ridiculizar la figura de Pablo Iglesias -para que no se escuchara su voz-.
En algo que recordaba a aquella ocasión en que los diputados del pp no dejaban hablar a Labordeta y no tuvo más remedio que increparles:

"Ustedes están habituados a hablar siempre porque aquí han controlado el poder ustedes toda la vida. Y ahora les fastidia que vengamos aquí las gentes que hemos estado torturados y reprimidos por la dictadura a poder hablar. ¡Eso es lo que les jode a ustedes! ¡Coño! Y es verdad, ¡Joder!"

La dictadura ya nos queda lejos. También esa retórica de rojos y nacionales. Pero es verdad que les jode. No les jode que lxs hijxs del obrero tengan estudios, diseñen sus edificios, sus programas informáticos, que hagan cine, o den clases a su prole en la universidad... Lo que les jode es que se metan en sus instituciones, les hablen de igual a igual y que, además, las gestionen mejor que ellos ¡Coño! Y es vedad ¡Joder!


Se ha retirado con dignidad, consciente de que la sociedad lo tenía enfilado y se había convertido en un lastre para su propio proyecto. Estoy convencido que volverá, estaba demasiado metido en la actividad política, le vendrá bien tomar posiciones en lo teórico, pergeñar nuevos proyectos... Y, como cantara Julio Iglesias

"Al final las obras quedan las gentes se van.
Otras que vienen las continuarán.
La vida sigue igual.
"


miércoles, 28 de abril de 2021

Fascismo fascista

"Fascismo" es un término contundente, un arma arrojadiza afilada por todos sus extremos... Una palabra que llama la atención desde lejos, como una imagen saturada de color, o un texto en mayúsculas, negrita, subrayado y con parpadeo -un grito desesperado para llamar la atención-.
Sí, creo que se abusa mucho del término. Ahora todo es fascismo: la derecha es fascista, la izquierda es fascista, los medios de comunicación, el gobierno, las feministas... Y, claro, si aplicas a todo la misma categoría, esa categoría deja de ser relevante a la hora de clasificar.

Así que, circulan por internet un montón de explicaciones sobre el fascismo: tratando de acotarlo y encajarlo en su uso actual... Una tarea compleja, porque el fascismo es lo de benito mussolini y todo lo demás son paralelismos entre ese régimen y las características que queremos denunciar en el rival al que arrojamos el arma.

La campaña electoral en la capital del reino está en pleno auge y, las izquierdas, despliegan sus consignas: vox es fascista y el pp, que quiere pactar con ellos, también. En una acrobacia para invertir el lema del ayusismo de "libertad o comunismo" a "democracia o fascismo". 
Vale que los de vox son racistas y supremacistas, que disfrutan creando polémica, que desearían instaurar un nuevo orden enfrentado al consenso actual -el consenso progre-... Sí, seguramente se puedan establecer muchos paralelismos con el fascismo pero, de momento, siguen jugando a la democracia. Y la democracia tiene ese cruel defecto: gana el que más votos consiga -sin importar los métodos que utilice para convencer-. Quizá habría que preguntarse ¿Qué tipo de sociedad está creando el sistema actual para que este tipo de propuestas políticas tengan éxito?

A muchos nos preocupa que tengan tantos votantes -nos aterroriza que consiguieran hacerse con el poder democráticamente, o no-. El nacismo, el fascismo y movimientos similares, empezaban siempre jugando la democracia y, cuando se veían una mijina fuertes... ¡Zas! Asaltaban el poder por la fuerza. 

Pero, es sólo una posibilidad. El mismo miedo podrían tener los de vox al "comunismo" de Podemos. Hay historias de violencia por todos los bandos.

 

Había costado mucho alcanzar el consenso "progre". Y, ahora, los de vox, con su actitud antisistema, han conseguido poner en las mesas de los debates temas ya superados.
Como dicen sus simpatizantes: "están dando la batalla ideológica". Y, seguramente, tengan razón. Está bien tener diferentes puntos de vista, diferentes prioridades... Pero a mí me da la sensación de que su estrategia consiste en decir que todo lo que hacen los otros está mal... Y que, cuando ellos lleguen al poder, lo harán bien... Realmente, eso es así en todos los partidos políticos: -Os decimos lo que queréis oír y, luego, cuando estemos en el poder ya vemos lo que podemos hacer. El problema de dar el poder a vox -en lugar de a otro partido- es que estás entregando el poder a gente racista, misógina, clasista... que además se siente orgullosa de serlo. Y es fácil que traten de instaurar ese tipo de convivencia en la sociedad que gobiernan -pueden hacerlo, hasta cierto punto, porque controlarían los medios materiales e ideológicos-. 

Los centros de Menores Extranjeros No Acompañados pueden ser un problema en algunos barrios: -Vale, no problema, aceptamos barco -como animal acuático-. Pero es que la actitud de vox, en lugar de apuntar a una solución humana, es señalar y criminalizar a esos niños -para ¿Eliminarlos? ¿Expulsarlos? En fin... que desaparezcan... que se vayan y cierren al salir-. No hace falta ser buen cristiano para darse cuenta de que todos formamos parte de la misma humanidad, que llegamos desnudos al mundo, que lo que nos hace mejores o peores es el ambiente que nos rodea...

Porco Rosso es una película de animación del Studio Ghibli que transcurre en la Europa de entreguerras. Imagen extraída de Pinterest

Fascista se lo puedes llamar a cualquiera que intenta imponer su voluntad sobre la de los demás -recurriendo a la fuerza, o al terror-. También a quién cree que existen clases sociales que deben estar sometidas a otras.

Salvando la violencia, contra la que afortunadamente existe un consenso unánime, todos los partidos han incurrido, en mayor o menor medida, en actitudes fascistoides -al final, votamos para que un grupo nos gobierne según su criterio durante cuatro años, lo que en otras ocasiones hemos llamado en este blog fascismo 2.0, fascismo votado-. El problema de vox es que incurre en esas actitudes de forma sistemática. Ha cogido las peores triquiñuelas del resto de partidos y las utiliza para sus enfrentamientos dialécticos. Son los abusones del colegio, los que van buscando al más débil para lanzarse en piña sobre él: los niños migrantes, los colectivos LGTBI, las mujeres... Generan crispación y polarización, porque sólo en ese estado de sentimientos convulsos y contradictorios, conectan con nuestro yo más ruin. Son una parte de nuestra sociedad que existe pero, a poco que hagamos examen, la percibimos como algo desagradable. Quizá podamos tolerarlo en lo minoritario y lo underground -la falange y partidos similares se han presentado a las elecciones en numerosas ocasiones-, pero la cámara de los medios de comunicación se ha hecho eco de sus barrabasadas, ha amplificado el alcance de su discurso y... ya no hacen gracia. 

No creo que estén dando ninguna batalla ideológica, sólo están en contra de todo lo que huele a acabar con privilegios, todo lo que huele a tratar al ser humano como un fin, nunca como un medio.

viernes, 19 de marzo de 2021

La política como espectáculo y las elecciones madrileñas

La política, en tiempos pandémicos y de aislamiento social, se ha convertido -más que nunca- en un espectáculo. No hay conciertos masivos, apenas representaciones teatrales... Todo ocurre en las pantallas -la política también-.
Y la política tiene tramas rocambolescas, giros inesperados de guión, personajes de lo más variopintos... Un reality transmitido en todas las televisiones, radios, redes sociales y periódicos en prime time.

Hay quien denuncia que la política se encuentra cada vez más vacía de contenido. Y es verdad. En el escenario político apenas se dirimen cuestiones relevantes sobre la organización social y del trabajo. Los gobiernos -a cualquier nivel- se limitan a actuar como gestores de lo público, como un comité de empresa parlamentario, encargado de hacer crecer la compañía. El modelo capitalista de consumo no es cuestionable. Las directrices a seguir se marcan desde organismos supranacionales -Bruselas y el Banco Central, en el caso europeo-, para configurar una estrategia eficiente en el tablero global de los bloques económicos y áreas de influencia: China, EEUU, Rusia, América latina...

Así que, la política nacional española, juega su partida en el plano de lo simbólico -la pose-: unos se dicen socialistas, otros comunistas, otros nacionalistas... Haciendo referencia a los grandes movimientos del siglo pasado. Movimientos que realmente canalizaban el deseo y las pasiones, con enorme potencial transformador -y capaces de desatar tremenda violencia-. Parece que el precio pagado por no padecer guerras ha sido el vaciamiento de la política y su transformación última en espectáculo.

 

Una moción de censura en Murcia acabó con la convocatoria de elecciones en Madrid y el abandono de la política nacional de Pablo Iglesias para concurrir como candidato autonómico -ni los guionistas de Breaking Bad, oye-.

La gran favorita en esta interesante competición por hacerse con el gobierno de Madrid es Esperanza Ayuso -no, Isabel... creo que se llama Isabel-. Al principio de su mandato estaba algo insegura, cohibida... Pero ahora está en la cresta de la ola, se encuentra muy a gusto en sus posiciones neoliberales en lo económico y burgueso-patronales en lo moral. Le encanta provocar y dar titulares, las mofas de la izquierda no hacen sino fortalecerla. En uno de los últimos titulares que nos ofreció -ante el golpe de efecto de Iglesias- decía: "Pablo Iglesias está acabado...". Lo peor de todo es que, seguramente, tenga razón 😅

Imagen extraída de El Mundo

Ayuso representa al jugador que apuesta, arriesga y derrocha. La actitud fanfarrona del -¡A que no hay huevos! -Que no hay huevos... ¡Venga! Sujétame el cubata!
A los castizos -esos provincianos que viven en Madrid y creen que Madrid es España "dentro de España"- les encanta esta esta actitud y jalean su boca chancla. Les hace gracia todo aquello que demuestre que el éxito en lo académico no conlleva éxito en lo económico -o en lo político- ¿Qué importa si no se expresa con propiedad o la caga cada vez que habla? Lo que importa es que defiende sus intereses -reales o imaginados-. Haciéndoles soñar con la posibilidad de ser libres y ricos -aunque sus condiciones materiales sean más acordes a las de un esclavo-. 

Ante el ayusismo, el Podemos de Pablo Iglesias da bajón. Es gente con pintas estrafalarias que hace una política seria -como debe ser-, teniendo en cuenta todos lo sectores y poniendo el foco en los más desfavorecidos. Buscando un equilibrio dentro del capitalismo de consumo que no deje a nadie sin los recursos más básicos para la vida. Si el lema del PP de Ayuso es: "Primero libertad y luego todo lo demás". El lema de Podemos sería justo lo contrario: Primero las necesidades básicas de todes y luego lo demás. 

Hace unos años, después del 15M, Podemos tenía el potencial transformador y revolucionario. Permitió hacer soñar a la gente con otro mundo posible, más colaborativo, menos competitivo. Entonces canalizaba el descontento y los deseos de la gente. Y consiguieron grandes cosas: de la nada se abrió paso en las instituciones y rozó ciertas cotas de poder. Creían que podían cambiar el sistema desde dentro -es cierto que el sistema permite margen de maniobra- y presionaron sus límites. Pero el sistema tiene sus propios mecanismos para protegerse y fagocitar. Y Podemos ya está fagocitado, forma parte del espectáculo. Ha llegado hasta donde le estaba permitido llegar. Ahora sólo puede luchar por mantener sus posiciones de multipartidismo, procesos participativos y transparencia -un imaginario triste, como el ocio con toque de queda y mascarilla-.

Mientras, el ayusismo irresponsable se ha marcado un lema muy chulo: "Comunismo o libertad". Una burda transformación del clásico "Socialismo o barbarie". La barbarie que nos remonta al mito imaginado por una suerte de darwinismo que se utilizaba para justificar el libre mercado. Una barbarie donde el individuo lucha con todas las artimañas posibles por su supervivencia. Esa es la libertad que defienden las derechas: la renuncia a que los humanos podamos superar el individualismo, coordinarnos, cooperar y canalizar el deseo hacia otros mundos posibles. Esa libertad del pelotazo es el nihilismo del sálvese el que pueda y el que más pueda se salve más. La libertad de la sociedad del riesgo. Y han conseguido vestir de revolucionario ese discurso trasnochado de capitalismo salvaje que lleva produciendo crisis, guerras y miseria desde hace varios siglos.
Vamos, que ni la caricatura más grotesca de Podemos se acerca al comunismo, ni en los mejores sueños del PP hay atisbo de libertad.