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sábado, 1 de julio de 2017

Parkinsonia aculeata, Palos Borrachos y las actividades que se realizan por placer durante el tiempo libre

No recuerdo cuando comenzó mi extraña afición por plantar árboles... Más o menos, cuando supe que Sophia iba a nacer... creo...
De lo que sí estoy seguro es de  que vivía en Barcelona.
"Tener un hijo, plantar un árbol y escribir un libro.": - Fácil ¿no? Lo difícil es criar la hija, que el árbol te sobreviva y que alguien lea el libro.

Recuerdo pasear por las calles y parques de la Ciudad Condal, acercándome disimuladamente a los árboles y, en cuclillas, mientras saboreaba los aromas del ocre orín de los perros, iba recogiendo semillas que más tarde sembraría en casa, con la ilusión de que germinaran. En las ciudades hay gente muy rara, realmente en todas partes, pero en la ciudad, con la careta del anonimato, nos exponemos más.

Quería un "Palo Borracho", me encanta ese árbol, con su tronco inflado y lleno de pinchos.
Palo borracho - Málaga 2016

Pero recogía semillas de cualquier especie que me resultara atractiva. Y así fue como las semillas de Parkinsonia acabaron en mi bolsillo.

Nadie lo pregunta, pero si lo hicieran... No sé porqué lo hago. No tengo una respuesta clara y contundente. Me gustan los árboles, me gusta que los demás reparen en ellos. Por eso, siempre que puedo, hablo de árboles, o pregunto sobre árboles -porque no tengo ni puta idea de árboles, ni de plantas-, no investigo sobre ellos, sólo sé lo que me voy encontrando, lo que otros me cuentan...

Mis aficiones son todas así: sin una finalidad clara, sin una metodología sistemática (son aficiones, no profesiones).
Esto del blog, por ejemplo: ¿Lo hago porque me gusta? ¿Porque necesito liberar mis patacabras? ¿Como práctica para mi futuro como escritor?
Me gusta pensar que es por ordenar los pensamientos. Porque, cuando escribes -más que cuando hablas-, haces una selección, te tomas cierta molestia por verificar datos, profundizar, la estética... Me gusta también pensar que lo hago por dejar un rastro, que el cambio sea observable. Para liberarme del ostracismo y llenar de contenidos poco prácticos la web, ese sitio en el que buscamos siempre cosas útiles o entretenidas. Porque me gusta adornar las cosas que me rodean y, la web, es una de ellas.

La fotografía es otra de mis aficiones que sigue este patrón de lógica difusa... Tomar fotos, pulir, publicar, crear un relato... Con los nuevos medios de comunicación, la imagen llega a más gente, aunque no quieran, porque ver una imagen no cuesta nada, si te la encuentras.
Al igual que me pasa con los árboles, me resulta agradable que las fotos estén presentes, que otros vean lo que yo miro. Como esas canciones que, al escucharlas, nos ponen los pelos como escarpias y nos gustaría que nuestros amigos participasen de esa misma emoción.

Los Palos Borrachos germinaron y también la Parkinsonia. Sophia comenzó la guardería. Los árboles se hacían grandes, demasiado para sus macetas. Así que llegó el momento de liberarlos.
Depende mucho del árbol pero, si se trata de especies exóticas que crecen rápido, suelo esperar al menos dos años. Si los trasplantas antes, es fácil que mueran -porque el clima de aquí es extremoYduro-. Es fácil que mueran igualmente, el campo está lleno de peligros: herbívoros, calor, sequía, heladas, insectos... Si esperas demasiado, las raíces se enroscan en la maceta y, a la hora de dejar libres, no saben serlo.
Con los Palos Borrachos no estoy teniendo mucha suerte, no son como la Encina o el Quejigo -perfectamente adaptados al medio-.
Los siembro en un terreno de mis padres donde tienen ganado. Así que, además de buscar un lugar apropiado -lo menos extremo posible-, tengo que protegerlos de los ataques de las pérfidas ovejas: Alambres, protectores, estacas, bidones, palos, ramas secas... intento aprovechar lo que tengo a mano. Me gusta todo eso: los experimentos de protección, hacer agujeros, estercolar, regar, clavar estacas... Resultan muy gratificantes los trabajos manuales, artesanales...

Tener hijas también requiere muchos cuidados y atenciones. Las puedes buscar un buen sitio de partida, allanarlas el camino y hacer cierto seguimiento. Pero, al final, hay que liberarlas y, el que se hagan grandes, escapa a tu control. Querrías siempre verlas plenas, fuertes, floridas, felices, acogiendo todo tipo de vida... Por una cuestión estética no más.

Así que, a pesar de mis preferencias y prejuicios, de la primera remesa de semillas de árboles, la Parkinsonia aculeata prosperó mucho más que los Palos Borrachos o las Palmeras -otro de mis árboles fetiche, aunque no sean propiamente árboles-.
Y, este verano, echó sus primeras flores: con apenas cuatro anillos ya ha alcanzado la madurez sexual...

Flores de Parkinsonia aculeata - Sibera extremeña 2017

A pesar de que ya no germino semillas
ni me arrastro por los suelos de parques urbanos,
esquivando borrachos y ancianos,
sigo luchando con estacas y alambres
contra el ganado manso.
 
Replicando pedazos de vida
adornando mi contexto humano.

domingo, 14 de marzo de 2010

Nuevos esclavos

Hoy eran las estructuras de poder y como entretejen sus redes de influencia para no caer nunca, para apoyarse los unos a los otros. Mientras la clase media es mezquina consigo misma. La pobreza y la mediocridad nos vuelve mezquinos y la mezquindad refuerza la pobreza y la mediocridad.
Los poderosos ven una oportunidad en ayudar a uno de su misma clase en apuros, nosotros sentimos engorro y, muchas veces, impotencia.
Si hacen "mooving" a uno de tus compañeros en el trabajo te callas como una rata, incluso serías capaz de darle la razón al agresor, si se trata de tu jefe, para caerle en gracia.
Se nos vende la ilusión de libertad, de que podríamos hacer lo que quisiéramos, incluso ser presidentes. Pero a la hora de la verdad, todo es trabajo enajenado, horas extras, la amenaza del despido, la crisis, el deporte y el ocio obligados..
Aunque el poder fuese necesario, ¿Qué poder es el que tenemos, que sólo piensa en exprimir al pueblo y en sus ansias de mayor poder y riqueza? En el fondo seguimos viviendo en una sociedad feudal. Y realmente hemos perdido el norte. La economía no es un fin, debería ser sólo un medio para vivir mejor.
Realmente es absurdo e imperceptible cómo una persona acaba convirtiéndose en un proletario, un asalariado, y cómo, el gran avance tecnológico no ha servido para impedir que el hombre siga explotado por el hombre.

Los nuevos esclavos, los mileuristas, eternos asalariados, los que no tienen excedentes, los que están deseando que llegue la paga para comprar chucherias, tecnología, viajes, ocio y tiempo libre.
Tengo la sensación de formar parte de un extraño experimento, siento el malestar en la cultura. Atrapado en un mundo hormiguero, donde siempre se siente que alguien te pone el pie encima.
Trabajo y más trabajo, sociedad infantiloide, banal, sociedad del placer, vida más larga, vejez marchita, miedo a la muerte y al dolor, enfermedades mentales.

Me resulta difícil, imposible quizá, admitir que vivimos en una sociedad del bienestar, o donde impere la razón o el bien común. Por cada uno que tiene un proyecto de vida bueno, hay 10 que sólo ven medios en las personas para conseguir sus fines, fines oscuros, determinados por ciertos complejos sociales, deseos y apetencias personales. Por cada uno de esas 10, que podríamos denominar malas personas, hay 1000 cuya voluntad ha sido anulada que han sido dispersados por la supuesta sociedad del bienestar, del placer, la tecnología, la información...

domingo, 21 de septiembre de 2008

Gilles Lipovetsky - “El ocaso del deber”

Interesante libro que defiende vivimos en una era post-moralista o del post-deber.

En el libro no hay diferenciación entre ética y moral, tal y como se definió en el post de este blog. A efectos prácticos son la misma cosa. Aunque podría identificarse la ética con los “valores humanistas” que se mencionan a menudo en el libro.

Con el término “moral” hace referencia al conjunto de principios e ideales que las sociedades adoptan con diferentes fines y causas. Y es que, en el escenario planteado por el autor, la sociedad post-moderna, la actual, no existen los valores supremos y, si existen, nadie está dispuesto a sacrificarse por ellos (o solo ciertas minorías).

¿Por qué ahora no hay moral? Sí que la hay, solo que es una moral utilitarista, que únicamente sirve al placer, a la búsqueda del máximo bienestar. En cierto modo es capitalismo aplicado a la moral: maximizar el placer (beneficio). “Si todos buscamos el placer (generar el mayor capital), todo el mundo se beneficiará, activa o pasivamente.” El máximo beneficio no es siempre lo más útil, o lo más eficiente, o lo más justo; así, el máximo placer no tiene porqué repercutir en la máxima felicidad, utilidad o justicia.


Analiza temas de candente actualidad (aborto, eutanasia, drogas, sexo, caridad) y cómo se relacionan con esta transvalorización de la moral.


La moral es solo un conjunto de normas que una sociedad adopta para favorecer las relaciones entre sus miembros y el ambiente que los rodea. ¡Qué importa si esas normas se han fijado en base a unos ideales o en base al máximo placer? Ambas formas de crear valores tienen su lado oscuro.


Los placeres son muy personales, muy dependientes, de la genética, la infancia, la educación... Sin embargo, a la hora de la verdad, están socialmente muy limitados. Quizá la seducción del placer a corto plazo nos impide ver la dictadura de la masa.

¿Somos superhombres que crean sus propios valores morales!


La moral actual va más allá del individuo, es una moral donde todo está justificado si con ello se obtiene placer, una moral que rechaza el sacrificio, el deber, que no cree en las prohibiciones, sino en las recomendaciones, en la higiene y la salud.

En el inicio del individualismo, el hombre era lo más importante y cada uno debía luchar y sacrificarse por mejorarse así mismo y la raza humana, acorde a unos principios humanistas o éticos.
Ahora ya no se cree en esos principios clásicos humanistas de conocimiento, caridad, sacrificio...
Ahora todo es más light, ahora no se redactan pecados, leyes o prohibiciones en base a esos principios, ahora todo se justifica con la reducción del gasto público, una vida más saludable, más higiénica, más cómoda, más útil, más segura... Los Estados se han dado cuenta de que esta técnica es más eficaz que no las leyes prohibitivas, los grandes castigos...

Y, así mirado, no parece un asunto tan malo, de un plumazo nos hemos librado de la posibilidad de una dictadura, mientras la sugestión siga funcionando mejor que el castigo y la prohibición... Los radicalismos e integrismos siguen existiendo y agitan la sociedad, pero es una agitación superficial que no altera el orden despreocupado, cómodo, pasivo...


¿Y la libertad? Ese objetivo se ha perdido arropado por la voluntad de masas. Se ha pasado de los ideales de “liberté, igualité y fraternité”, a una vuelta a valores más conservadores, eso sí, eliminando todo posible elemento de sufrimiento (Matrimonio sí, pero solo mientras dure el amor; Suicidio no, pero eutanasia y aborto sí; Trabajo duro, siempre que sea algo que nos guste;...)


Son muchos los autores que achacan la inexistencia de cohesión social, que ya no hay grandes movimientos, revoluciones... La búsqueda de placer es la vacuna. No, no existen ideales, hoy, más que nunca, no existe la esfera ideal de la que hablaba Platón. Solo existe lo inmediato, y se percibe en la forma de vivir, en la rapidez, en las nuevas enfermedades: estrés, ansiedad, anorexia, en el cine, el arte... Hemos dejado atrás la histeria del sentimiento de culpa.


Vivimos en un estado de bienestar, pero es solo eso, no hay felicidad, ni sueños... solo un extraño vacío inquieto.
 

 

viernes, 3 de junio de 2005

Un bicho

Ella se marchó, pero le dejó un bicho dentro que poco a poco le iba royendo el corazón. Sin duda estaba enfermo, había entrado en su círculo vicioso, en una cadena de pensamientos que no le conducían a ningún lugar.
Secretamente la había deseado siempre, pero se acostumbró a vivir la vida resignado y, aunque mantenía la esperanza en un giro brusco, ahora estaba asustado. Lo quería todo y lo quería de golpe. ¿Y si fracasaba y se quedaba otra vez colgado? Sería sólo eso, un fracasado, un estúpido soñador al que su soledad había empujado a un mundo de irrealidad, de sueños y fantasías. Un Don Quijote sin su Panza, un montón de secretos mal acumulados que a nadie interesaban. Hay cosas para las que uno nunca está preparado, cosas que nadie te puede enseñar porque nadie las sabe y, cuando esas cosas ocurren, tampoco sabes a quien culpar, quizá a la obcecación por cometer tus propios errores.
Irónicamente la vida seguía igual, a pesar de que su mundo había desaparecido en la más grande explosión. La agenda mantenía su curso, ajena a la transformación de su alma, a la destrucción de las cosas en las que creía. A veces su mente se habría, veía el camino, pero no tenía fuerzas para avanzar y se pudría delante de sus libros, ejecutando obligaciones, cumpliendo plazos.
El pasado que nos agarra de los pelos, que se convierte en futuro y presente. ¡Qué estupidez pensar que el tiempo lo arregla todo, que si se rompe un vaso se pone otro en su lugar, que si cambias algo de sitio nadie lo va a notar! Y que hagan falta años para darse cuenta de eso, que puede que haya gente que nunca lo descubra y vivan dichosos en ese limbo que es la ignorancia.
Tomó una decisión: -Venderé mi alma al Diablo. -Él es muy listo, sabrá lo que hay que hacer y, de todas formas, mi alma ya no me pertenece, es del bicho que ella me metió dentro.
El Diablo acudió rápido, ávido de almas, y más sabiendo que podía ganar dos por el precio de una.- Lo que me pides es fácil, no vale un alma, ni tan siquiera media, guárdala para otra ocasión en que me haga más falta. – Jeremías se quedó atónito: -¿Qué tipo de Diablo eres tú que desprecias mi alma? ¿Acaso no es lo suficientemente casta y pura? – A lo que él le respondió: - No es ni tan siquiera tuya, además está enferma y sucia. Date el placer de curarla, que lo malo llega sin esfuerzo, pero el placer hay que buscarlo. –Y, en diciendo esto, desapareció.
- Más sabe el Diablo por viejo que por diablo, pero yo soy joven todavía, estoy confuso y lo único que tengo es un montón de energía contenida que no sé adónde dirigir. Voy a dejar esta ciudad. ¿Me voy lejos, o cerca de ella? Me iré lejos, al campo, me perderé entre las malezas, hasta que me consuma este bichito, a ver qué pasa cuando ya esté hueco. Que no soy hombre de esos que se rigen por sus pasiones y no dominan sus instintos, y si lo soy… los mataré con whisky por la mañana y cerveza por la noche, hasta olvidarme de su pelo, sus besos, su olor,… Pero, ¿y ella?, ¿estará bien sin mí? Ella me desea, lo he visto en sus ojos, lo he visto escrito en la Luna, el Diablo dijo que era fácil. La secuestraré, nos encerraremos en un cuarto oscuro hasta que queden limpias nuestras almas de tanto frotarnos y podamos fundirnos como figuras de cera en nuestro propio infierno.