jueves, 27 de diciembre de 2012

Disquisiciones navideñas


Estos días había mucha niebla, así que sólo se veía a corto plazo, todo era frío y oscuro, como corresponde a la Navidad. Así que salimos a caminar, al Castillo, a lo más alto.
Desde allí se podía ver todo el mar de vapor de agua, los rayos de Sol eran especialmente cálidos, los picos más altos se lanzaban guiños entre sí, mientras cúmulos de algodón deshilachado cruzaban de un valle a otro.
Al ser un sitio alto estaba lleno de antenas que recibían y retransmitían lejanas y extrañas señales.
Del pueblo, sumido en la oscuridad, llegaban rugidos de motor y el gruñir de la carretera...
Sí, desde allí arriba, iluminados por el sol de invierno, todo se veía mucho más claro.

***************

En estas entrañables fiestas: de vacaciones, de intensa vida social (distendida, antilaboral)... es cuando uno repara especialmente en la mezquindad de la sociedad y del sujeto individual:
No, no existe el hombre bueno, ni honrado, ni modesto, ni austero. Cualquier atisbo de sacrificio, ahorro, valor... se va a tomar por culo en esa vorágine consumista que llamamos Navidad. Litros de alcohol, toneladas de comida, regalos inútiles, drogas, excesos... a costa de terribles desigualdades e injusticias (ocultas bajo huesos de chuletas, papel de regalo, cabezas de langostino, colillas...).
En la más opulenta de las fechas es imposible que el hombre no se crezca y atribuya a sus habilidades y valentía la sonrisa del destino. Se vuelve cruel y despiadado contra los desfavorecidos y contra todo lo que le rodea. Se deja arrastrar por la embriaguez del momento (una embriaguez continuada, justificada y alentada desde todas las capas e instituciones sociales).
Pero en Enero, cuando la Diosa Fortuna le da la espalda... el hombre Ario, el fuerte!, jeje... es devorado por la culpa, echa balones fuera: contra el destino, la crisis, el gobierno, la providencia... y entonces se acuerda de la piedad, la humildad, el sacrificio, las normas morales...

Un ciclo muy simple, pueril, infantil (retener la caca para echarla luego toda de golpe).
A pesar de su simpleza, y ser causa obvia de malestar, es la lógica que rige la sociedad capitalista-consumista: Sufrir-trabajar-acumular mucho durante un período, para luego consumir de forma compulsiva y redimirnos de tanto sacrificio enajenado, sin sentido.

Por eso es “El día de la Bestia” la más apropiada de las películas navideñas. Porque son unas fechas satánicas: de fuego que ya no da calor, que abrasa, arrasa...

***************

Sabía que había pasado el tiempo porque la leña de la lumbre era sólo ascuas y ceniza, la sala se había quedado fría. No le quedaba más dinero, ni leña; sólo unos polvorones resplandecían en la mesa... En el patio, la "estrella anunciadora" parpadeaba epiléptica y la aguda musiquilla de Jingle Bells se repetía una y otra vez, una y otra vez. Tenía que echar algo al fuego, la Navidad le estaba congelando... así que saltó! Fire walk with me!

domingo, 25 de noviembre de 2012

Delfines de ciudad

Sintió una cálida humedad en los pies:
Cuando bajó la vista al firme del salón... quedó absorto en el agua transparente que le cubría hasta las rodillas. Las diminutas olas reflejaban bucólicos rayos de sol. El parquet parecía recién encerado. -¿Cómo había llegado ese agua allí?- Resultaba increíble que un pequeño piso interior, en medio de Madrid, pareciese más una paradisíaca isla del Caribe.
Al mirar hacia el pasillo, pudo ver cómo dos delfines se acercaban felices, haciendo toda clase de cirigonzas, riendo, cantando...
Nadaban a su alrededor como alegres cachorritos. -Ven aquí pequeñín!- Les gritaba y silbaba para que saltasen: -Más alto! Una voltereta!- Eran incansables.
De pronto, cayó en la cuenta de que había demasiados muebles en la sala. -Los delfines podrían herirse.- Pensó.

Se escuchó un gran golpe y, luego, sólo calma: Uno de los delfines se había hostiado contra la mesa más sólida del salón (con diferencia el mueble más caro de aquella ratonera). Flotaba inmóvil. -¿Estaría muerto?-
Su compañero le observaba extrañado, sin saber qué había pasado ni qué hacer. Así que él, el humano, el único ser inteligente y con capacidad de raciocinio de la sala, se acercó al delfín herido y comenzó a zarandearlo, con la intención de hacerlo reaccionar. Y lo hizo! no estaba muerto! sólo conmocionado.
Se alejó para dejarle espacio. Parecía drogado (nunca había visto un delfín drogado, pero seguro que se movía como lo hacía el delfín de su salón).

Aún así, el desasosiego le removía las entrañas: sabía que algo no iba bien, que lo que acababa de presenciar debía tener consecuencias, y que estas serían oscuras y dolorosas... La sala había dejado de ser una apacible isla del Caribe y había vuelto a convertirse en el sucio nido de cucarachas de siempre.
El delfín sacudió bruscamente la cabeza -en un espasmo casi diabólico-. Un hilo de sangre brotó de su hocico. En el agua la sangre resultaba mucho más escandalosa. Después: otro espasmo. Empezó a vomitar sangre, en coágulos y borbotones. Todo se tiñó de rojo.

Tenía que hacer algo! Y rápido! El nivel de agua descendía... Cogió en brazos al delfín herido, el otro le seguía inexpresivo.

En la salida del edificio, el portero charlaba tranquilamente con uno de los vecinos mientras sostenía el cepillo entre las manos (frente a un montón de ocres hojas fruto de un soleado día de otoño). -¡Deprisa!! ¿Puede llamar a una ambulancia? Este delfín está mal herido, hay que llevarlo a un veterinario!- Félix, el portero, no se extrañó lo más mínimo; llamó a una ambulancia, que se presentó a los pocos minutos. Durante la espera hablaron de los escasos veterinarios de delfines que existían en la ciudad. -Antes no era así, antes a la gente le encantaba los mamíferos marinos: focas, cetáceos, nutrias y manatíes... los parques estaban siempre llenos de familias con sus mascotas. Pero con la crisis...-
-¡uuuuh, uuuuh!¡niinoo,niinoo! - Uf! Por fin la ambulancia.- Los operarios montaron al delfín herido en una camilla, el otro permanecía a su lado. No hubo preguntas: la sangre hablaba por sí sola. Les soltaron algunos mensajes tranquilizadores, de esperanza... Y se dilulleron a toda velocidad en el tráfico de la ciudad.

martes, 13 de noviembre de 2012

Huelga general

- ¿Por qué hacer huelga? - Me preguntaba?
Porque es una forma de expresar mi descontento con la situación laboral actual.
Porque creo que la dirección en que está evolucionando la organización del trabajo es profundamente irracional: no responde a los deseos y anhelos de los trabajadores, ni tan siquiera de la mayoría de la población.
Porque muchos de los que quieren trabajar no pueden hacerlo.
Porque aún teniendo trabajo, no existen garantías de mantenerlo: cercenando  planes de futuro, sumiendo a la población en la incertidumbre y el miedo.
Porque los que organizan el trabajo no son sensibles ni conocen las necesidades y problemas de los trabajadores (me atrevería a decir que los consideran otra especie, los que producen, muy por debajo de los que gestionan, los que comercian).

Llevo días dándole vueltas al hecho de que vivimos en crisis, que se pide al pueblo (la clase obrera), cada vez mayores esfuerzos. Como si esforzándonos mucho todo fuese a ir mejor. Pero no parece que el fin sea producir más ¿alimentos, coches, casas..? EL esfuerzo, se dice, es para conseguir mayor competitividad en los mercados globales. Pero si ser más competitivos implica endurecer las condiciones laborales, disminuir las garantías sociales... en fin, adentrarnos en el malestar social, profundizar en las desigualdad de clases... Quizá no queremos ser competitivos, quizá prefiramos esforzarnos por obtener una sociedad más justa, con un reparto racional de las cargas laborales, donde nuestros hijos no vean el mundo como un lugar al que hemos venido a sufrir, para que otros vean satisfechos sus aspiraciones aristocráticas y de lucro.




Sobre la crisis del capitalismo regulado y el paso al capitalismo global:
[...] La filosofía económico-política que deviene hegemónica en la disputa por conducir la crisis es el neoliberalismo. Propugna ajustes estructurales que refuercen las posiciones institucionales del capital y debiliten el trabajo y la ciudadanía. Son políticas: desreguladoras de los mercados internos y externos, en particular, del mercado de trabajo, con el fin de crear excedentes de trabajo y flexibilizar su uso en los mercados y empresas, denunciando los pactos sociales y realizando políticas antisindicales; remercantilizadoras de industrias y servicios estatales, ofreciendo una salida a la inversión de los excedentes del capital, poniendo a su disposición sectores estratégicos de alta tecnología de dimensión oligárquica; recortando funciones y recursos de los estados del bienestar, tildados de ineficientes, caros y totalitarios; y reduciendo la imposición directa sobre los capitales y la propiedad. [...]
Globalización y cambio de las categorías Filosófico-Políticas.  Bernat Riutort Serra

viernes, 26 de octubre de 2012

Preconcepciones y elecciones

Vencer las preconcepciones que tenemos del mundo es tarea ardua. Requiere de práctica, apropiarse de una técnica, sistematizar y aplicarla sin miedo... aún a sabiendas de que el resultado no nos va a gustar, que va a acarrear problemas, replantear teorías, en fin: volver a empezar.
En ciencias, en matemáticas, en ingeniería... es común que esto ocurra: todo está mecanizado, existen unas reglas y unos resultados que te ayudan a detectar el error y, si este no es tolerable, tienes que volver a empezar.
En la vida, en la sociedad, no es tan fácil: uno ha de ponerse a andar. Y, al inicio, lo hace guiado por las ideas que otros han puesto en él, por la tendencia social del momento.
Digamos que existe una cierta inercia, tanto grupal como individual. Sin embargo, el individuo -aunque lleno de miedos y pasiones- dispone de razón, y también de memoria, además puede aprender de las experiencias y el legado de los demás: ¡Esas son sus herramientas para descubrir el error! ¡Para empezar de nuevo si es necesario!
Pero, claro, no es lo mismo garabatear ecuaciones en un papel -o pasar líneas de código a un compilador- y explicar a los demás:
-Mira, me equivoqué: da menos uno, un error, una contradicción-.
Que jugar con tu propia vida y después de varios años decir a todos:
-Mira, me equivoqué: esto no es lo que yo esperaba, ni lo que deseaba, la inercia me trasladó hasta aquí, así que voy a dar unos cuantos pasos hacia atrás para volver al punto que me permita coger el camino que ahora creo es el correcto.
En el segundo caso, las pruebas son totalmente subjetivas y, si van en contra de la inercia, has de tener muy claras las razones, porque nadie comprenderá.

Es ciertamente desconcertante: ¿Por qué no puedes realizar una argumentación concluyente?
-Mira, da error, así que tengo que volver a empezar-.
Y la respuesta es la de siempre: en ciencias, en matemáticas, en ingeniería... las leyes nos vienen dadas, la Naturaleza, el cosmos... es el que es. Mientras que en sociedad, y en nuestra individualidad, podemos elegir lo que queremos ser (aunque siempre hay quien se opone a que los demás puedan elegir).
...Pero las opiniones cubiertas de moho adoptan la forma desproporcionada de los prejuicios cuando se aceptan indolentemente sólo porque la edad les ha dado aspecto venerable, aunque la razón sobre la que se cimentaron deje de serlo o no se descubra.
M. Wollstonecraft, Vindicación de los derechos de la mujer.

PD: Me encanta el CmapTools

sábado, 20 de octubre de 2012

Derechos de autor y software libre: capital y nación percudios de Comunismo universal

Los derechos de autor, las patentes: son acuerdos legales entre los hombres para obtener beneficios económicos a partir de algo inmaterial. En el mejor de los casos, no son más que un incentivo para seguir creando. En el peor, una forma de poner barreras de entrada y ganar una posición privilegiada en el mercado. Los derechos de autor y las patentes no pueden entenderse fuera de un contexto capitalista.
Desde luego, muchos de estos creadores no entendería que la obra no es suya, sino que es fruto de su época histórica, de su educación, su cultura, su contexto social. Que todos participamos de la obra, que todos somos creadores.
Deseamos títulos (copyright, médico, ingeniero, sir, duque...), concedidos por el garante de la propiedad privada (el Estado). Que nos permitan vivir del esfuerzo que un día hicimos, que justifiquen una posición privilegiada frente a los que, como la cigarra de la fábula, se dedicaban mientras tanto a cantar y beber vino... o incluso trabajar.
Detrás de cada creación hay mucha dedicación. Los hay que esperan ser remunerados económicamente, otros esperan no tener pérdidas, quizá divertirse y, por supuesto, también hay quien espera lucrarse.
El creador, el inventor... oficios sin sentido en una sociedad basada en la posesión de lo material. Ahí radica la polémica: ¿Cómo apropiarse de lo inmaterial, de lo que no se concibe si no es compartido por todos?

Por eso me maravilla tanto el software libre: va en contra del más importante principio capitalista o liberal. Es decir: que toda motivación para el esfuerzo viene del deseo de acumular un mayor capital ("bienestar").
¿Por qué evoluciona entonces el software libre? Si no existe el incentivo de amasar fortunas y lo único que conlleva es esfuerzo? Por el reconocimiento? la fama? Porque sirve de lanzadera para hacer software privativo? ¿O quizá porque sirve para poder seguir trabajando en ello, en algo que no es un trabajo alienante? Todas son posibles motivaciones. También porque se espera que el usuario sea parte del producto, que lo entienda y simpatice con él, que se esfuerce en hacerlo funcionar (porque viene a satisfacer una necesidad o un deseo que surge del individuo y no de una campaña de marketing). Así, si no tienes dinero siempre puedes ser paciente y hacértelo tú mismo. En el caso contrario puedes pagar a alguien que lo haga por ti. Te libera de la carga de quejarte amargamente -¿Por qué esta puta mierda no funciona!!! - (O no funciona como yo quiero) - Arréglalo!, cámbialo!, pregunta, investiga, interacciona, reacciona!
Es pura ideología y no podría haber surgido si no existiese un hastío del sistema capitalista de consumo (de una sociedad que fomenta la desigualdad, el elitismo y el usuario tonto que no ha de solucionarlo todo con dinero). Pero también es necesario gente que pueda invertir su tiempo en algo que no sea puramente su "modus vivendi". Porque otra de las desventajas del capitalismo es que no hace un reparto equitativo de las cargas de trabajo, sino que sólo son las élites las que están exentas del mismo (tal como lo conocemos la mayoría). Que además presionan a las clases trabajadoras para que se esfuercen más y más, y sacien su frustración en el consumo de cosas (viajes, coches, ropa, gadjets, software...)
Tampoco se puede negar la importancia de los sistemas de educación pública (universidades). Permitiendo el acceso a estudios superiores de los hijos de las clases obreras (con sistemas de valores y creencias distintos a los de las élites). Profesores-investigadores que reciben un salario por transferir, difundir y generar conocimiento (aquí tampoco lo más importante es hacerse con el capital o ser un ídolo de masas y, sí el ser respetado dentro de la comunidad científica).
Sin internet no habría sido posible: sin la interconexión entre los usuarios y desarrolladores a lo largo del mundo entero, hablando todos un mismo idioma, aunque programen en diferentes lenguajes y habiten Estados o Naciones antagónicas.

Porque además de contradecir los principios capitalistas, el software libre también se opone a otra de las principales ideologías de los dos últimos siglos: el Nacionalismo, el patriotismo... Esforzado en identificar vínculos culturales, idiomáticos, religiosos dentro de un territorio finito, para exaltar a sus gentes y conseguir así, una cierta clase gobernante, el control absoluto de ese feudo.
El software libre busca adeptos en todo el mundo y de hecho acaba fundando comunidades sin fronteras dentro de la red, castillos en la nube, que son de todos, puesto que no hay un ánimo de lucro y todos pueden participar en su construcción.
Hacer software es una tarea compleja. Lleva mucho tiempo tener un producto más o menos estable -y eso teniendo un equipo encerrado en una oficina y amenazóndolo con el despido y ejerciendo coerción para que trabajen largas horas-. Sin embargo, el sofware libre se las arregla para crecer, integrarse y fusionarse con una sociedad mayoritariamente regida por principios opuestos a los suyos, creando una comunidad universal. Un ideal válido universalmente, para todos los individuos y no sólo para un territorio o clase social concreta. Con un fruto del trabajo repartido entre el conjunto de la humanidad y no apropiado por unos pocos.

Es software libre, pero podría verse también como una realización del Comunismo (no en un Estado físico concreto): que conlleva la apropiación por parte de los obreros de los medios de producción, y el reparto del fruto de trabajo entre el conjunto de la sociedad. Un comunismo universal.


https://es.wikipedia.org/wiki/GNU/Linux


Aquí dejo un enlace a un documento sobre los orígenes del software libre:
Richard Stallman: Software y libertad

jueves, 20 de septiembre de 2012

Pantanos

Las lápidas cubiertas de algas, yacían a varios metros bajo la superficie del agua. Ahora servían de refugio a carpas, lucios, cangrejos...


Este pantano será muy importante -Dijeron a los vecinos de las poblaciones afectadas-. Servirá para abastecer de electricidad a toda la comarca e, incluso ¡Se podrá exportar a otras provincias! Permitirá un control más eficiente de los regadíos situados en el siguiente tramo de río; tendréis más y mejores sitios de baño y pesca ¡Es el progreso!
 

Los años habían pasado y a nadie importaban ya los viejos cementerios, o los pueblos y campos labrados con el sudor de muchas generaciones. Nadie los recordaba, eran solo historias de viejos.
El campo es muy duro, hay que estar pendiente todos los días -Era la cantinela con la que siempre había crecido-. Años más tarde, oiría esas mismas letanías referidas a cualquier trabajo. -Así que, todo el mundo se queja...- Pensó.
Había crecido y había aprendido a olvidar. Primero con pequeñas lagunas, de forma casi inconsciente. Más tarde: con saña y premeditación. Como hicieran los ingenieros de aquellos pantanos: sepultando pueblos, cementerios y otros sucios recuerdos de aquellas comunidades aisladas e infestadas de pecados capitales.

Se convirtió en un ciudadano universal: prendió en él la llama del desprecio hacia la ruralidad, sus formas de vida y costumbres. De tanto escuchar -En la ciudad está el progreso y la abundancia. Aquí solo hay miseria-. Empezó a amar, a interesarse por todo aquello que venía de fuera, por todo aquello que estaba más allá de los pantanos. Las enormes masas de agua se le hicieron pequeñas. También la serranía sobre la que se erguía el castillo en ruinas -antaño bastión de beligerantes visires-.
Se fue. A descubrir nuevos mundos y formas de vida. Como un niño al que le están saliendo los dientes: mordía y besaba, en impulsos de amor y rabia, presionando los límites de su estrecho mundo. Hasta que cedieron...

A menudo se veía como un antiguo griego, abandonando la región del Ática, desprendiéndose de los símbolos y creencias de sus predecesores, en busca de razones. Pero en ocasiones dudaba y, como Ulises, intentaba volver a su pequeña patria: abrazar de nuevo los mitos, las leyendas y las encinas centenarias.
Nunca le importó ser contradictorio: albergar un corazón de diminuta guerra era parte de su sentirse vivo, la tensión que empujaba siempre hacia adelante.

Todos se vuelven hacia su comunidad, como todos se quejan de su trabajo. No era algo ligado al territorio. Muchas de las cosas que dicen ser propias de nuestro territorio son una falacia, una estratagema de unos pocos: para mantener sus posiciones privilegiadas -sin mover un dedo, contando con el apoyo y la simpatía de los que tienen demasiado miedo como para arriesgar sus miserias-.

***

Había algo podrido dentro de él. El olor de su aliento delataba un origen pantanoso. No eran solo los mordiscos y dientes amarillentos lo que intimidaba a los demás: eran el odio y desprecio hacia sus creencias (sus ídolos de plástico y metal).
El Dios judeo-cristiano le había marcado con su cruz y corona de espinas. Tanto como todos los moralistas que le rodearon desde su más tierna infancia, empeñados en entrometerse en cada aspecto de su vida, para juzgar y aconsejar, con la envidia y la codicia como únicas guías -Sí, lo fácil es dar consejos a los demás-.

Y aunque había aprendido a olvidar, los recuerdos seguían estando allí. Como las lápidas bajo el cauce -contenido por la grotesca presa que unía las dos orillas en la estrechez montañosa-. Como un torniquete en la rodilla, coagulando la sangre, obstruyendo la arteria de las dehesas.

Periódicamente llegan años de sequía, para exponer al sol abrasador restos deformes de civilización. Los miramos con desprecio, porque están muertos, superados. Mientras, el alma se agita: al comprender que seguimos dominados por supersticiones y cuentos de viejas; que hemos cambiado las gallinas por monedas y petróleo; los dioses por banderas; los reyes por banqueros; los burros por humeantes amasijos de plástico y metal...

Así, también a él le asaltaban veranos calurosos y secos. Aireando sus miserias y el olor a podrido de las falsas creencias.
Se sintió engañado: como aquellas gentes a las que convencieron para inundar sus pueblos, para dejar paso al progreso. Se sintió enfadado, con el ego hinchado, por haber sufrido y haber ganado...


***********************

Como Alfredo Landa en "Las verdes praderas":
-¿Qué piensas?
-En nada.
-No se puede pensar en nada. Eso me dices tú a mí.
-Quién coño me mandaría a mí meterme en La Confianza, estudiar económicas y perder la juventud y la vista en unos libros que no valen para nada.
-¿Y eso?
-Eso. Llevo 42 años pensando que lo que vivía no era importante, porque era como... como provisional, como, como si estuviera esperando destino. Yo creía que iba hacia una vida maravillosa. Y mientras estaba en la cola esperando, trabajaba y estudiaba como un negro porque tenía que ser así, porque más adelante iba a llegar mi vida, mi verdadera vida ¿Y sabes qué pasa? Pues que ya ha llegado.
-Y va, y no te gusta.
-Y va, y no te gusta. ¿Qué me espera?: Ocupar el puesto de Don Enrique, para él, para toda la vida. Casar a los niños tampoco, porque para entonces no se va a casar nadie. Total, tú y yo solos, vegetando todos los fines de semana en esa mierda de chalé, todos los puentes, todas las vacaciones de Semana Santa. Arreglando la calefacción, cortando el césped, limpiando la piscina...
-¿Qué piscina?
-Pues la que terminaremos poniendo.... Y un día te mueres y se te queda esa carita de gilipollas. Y en el último momento te dices, vamos, vamos, vamos... porque es que te han llevado al huerto toda la vida… y nunca has hecho lo que tú querías. Estudia, trabaja, échate novia, cásate, cómprate un piso, un chalet, un coche y trabaja como un burro para pagar las letras, los colegios de los niños, el fregaplatos, la cortadora de césped... Y te das cuenta que has vivido para Seat, para Philips, para Banús, para Zanussi, para el Corte Inglés… para La Confianza y su puta madre.
Después de tanto desearlo no me gusta. Y me paso las noches sin dormir. Me he equivocao
-Jose, a mí tampoco me gusta esto. Esa es toda mi vida
-Pues eso es lo que me pasa a mí... Que m'he equivocao, coño. Que m'he equivocao...



sábado, 1 de septiembre de 2012

La escuela del esclavo

Pensaba en la queja actual de los padres en cuanto a la incompatibilidad de los horarios de trabajo y de los colegios.

En el fondo de esta queja subyacen dos tensiones enfrentadas:
  • Por un lado, a los afanados progenitores, les gustaría proteger a sus criaturas del salvaje mundo en el que ellos mismos se desenvuelven. Ya que, aún hoy, existe un cierto deseo de que los chavales disfruten; lo que resulta incompatible con largas jornadas escolares.
  • Por otro lado, les gustaría proporcionar a sus descendientes más y mejores oportunidades, con la intención de que no padezcan sus mismas penurias. Pero esto requiere largas jornadas escolares/extraescolares. Es decir: sacrificar la felicidad en el altar de la cultura del esfuerzo.

Quizá sea el contexto de crisis, o quizá la cultura del esfuerzo ha calado más hondo ¿A quién le importa la felicidad? La solución que parece imponerse es la de alargar la jornada de los chavales. Después de todo, en nuestras mentes, subyace la idea de que todo esfuerzo tiene su recompensa, aunque quizá no sea en esta vida (como antes se esperaba el Cielo por cumplir los mandamientos). En cambio, lo que obtenemos es el engaño que se viene repitiendo desde hace siglos: los que obtienen las recompensas siguen siendo los mismos, y no dependen de su esfuerzo o de si son virtuosos a los ojos de Dios.

Los padres, embrutecidos por el trabajo, acaban dejándose llevar por las pulsiones sado-masoquistas de muerte. El ojo por ojo: "quiero que tú sufras como yo sufro". Mezclado con la absurda esperanza que en un hipotético futuro estarás menos mal -porque habrás asumido que has venido a este mundo para que otros vean cumplidos sus delirios de poder y riqueza-. Sí, sigue existiendo una doble moral: la del esclavo o emprendedor; y la del señor, empresario, inversor... el que se beneficia de los demás.
Mientras... el ideal de un mundo mejor para todos, de iguales, se diluye en la más pura individualidad.

Las nuevas políticas de recortes en educación y derechos laborales no hacen sino acrecentar esta tensión. Horarios aún más incompatibles, que los padres han de llenar con actividades extraescolares para su prole. Más esfuerzo para los niños y más para los padres, que deberán pagar con sudor aquello que se sale de lo mínimo garantizado por el Estado, cada vez más minimalista.
Justo en un contexto en el que apenas se necesita fuerza humana para el trabajo, donde lo que se habría de hacer es repartirlo: jornadas más cortas que permitan a los progenitores participar en la educación de sus propios hijos (pero eso no sería motor de la economía y además no contribuye a la uniformidad).
Parece que hay un excedente de fuerza de trabajo, del que desde luego no se está beneficiando el conjunto de la sociedad.

La subida del precio de la cultura y de la educación superior nos retrotraen a la antigüedad clásica, donde sólo eran accesibles a unos pocos, justo los que ostentaban el poder y el excedente. El esclavo no necesita la cultura para desempeñar su labor práctica, incluso resulta insultante que pueda saber más de cine, música, historia o filosofía que los ociosos amos.
Sin embargo, a los nuevos esclavos sí se nos allana el camino al encefalograma plano: de los mismos contenidos irrelevantes, en todos los canales a la misma hora, de la pasión por el fútbol, de la religión de los Mercados y la macroeconomía. Censurando a las minorías (como ha pasado con la desaparición del programa "Carne Cruda" y otros de la radio-televisión pública). Y si no se puede censurar: se sube el precio.

El mantenimiento de esta doble moral  tiene su coste (hay que someter y controlar a la masa, uni-formarla): armas, militares, guardias, legisladores, jueces, propaganda, pan, circo... en fin: el aparato represor y adiestrador del pueblo. Pero tampoco importa mucho porque es el mismo pueblo el que lo paga.
Al final los ricos y poderosos están cada vez "más allá del bien y del mal", "por encima de la justicia", muy lejos de "el malestar de la cultura" y muy cerca de "el principio del placer".
Francisco de Goya

domingo, 8 de julio de 2012

Sueños de una tormenta de verano

Llegó la lluvia y sopló el viento desde las montañas; por un día se endureció la arena de la playa y asentó el polvo donde debe estar: en el suelo. Un día sin sudar, un día de descanso, en un verano sin tregua, de los que no dejan dormir ni descansar. El infierno es siempre un lugar cálido. Hay mitos respecto al viento: que vuelve loca a la gente; sin embargo, el calor, parece requisito indispensable para la madurez: de la fruta, del cereal... del tontito al que le falta un hervor.
El calor tiene un lado perverso y oscuro. Y no es sólo por la carne de los cuerpos que se expone sin pudor a los rayos afilados del sol. Además es el catalizador de las pulsiones de muerte, la llave de esas puertas que dejamos mal cerradas cuando preferimos olvidarnos de los traumas infantiles o adultos, para seguir adelante. Porque matar o dejarse morir es malo por igual, aunque las buenas personas prefiramos dejarnos morir...
Costaba entender porqué existía esa veneración incondicional hacia el verano. Porqué todos se dejaban arrastrar por sus instintos más destructores y se lanzaban a un ocio de sol, tabaco, alcohol, temperaturas extremas, comidas copiosas, músicas chillonas, sexo, adulterio, drogas... cáncer. Sufría, sufría por todos ellos, mientras el aire acondicionado le helaba los huesos en aquella oficina gris y oscura, después de un fin de semana de contrastes de temperatura.
Delante de la epiléptica pantalla de ordenador soñaba con vacaciones, en un lugar frío, quizá Siberia, viendo corretear los renos desde debajo de su gorro polar, mientras la nieve golpeaba con furia el grueso abrigo. De pequeño adoraba los cuentos populares rusos, recordaba perfectamente los dos tomos de pasta dura de la biblioteca del pueblo. Había leído cientos de aquellas historias de caballos semi-mágicos, expirando fuego en medio de la estepa helada, ayudando al joven de buen corazón (pero bolsillos vacíos) a conseguir el amor de la hermosa princesa. De pequeño siempre estaba en las nubes, quizá no le había dado lo suficiente el sol, de pequeño...
Odiaba el calor y el aire acondicionado; además tenía un corazón salvaje, como los jóvenes de los cuentos populares: por eso siempre estaba sudando. Quizá su fascinación por Rusia no era algo irracional, ni sus sueños marxista-leninistas... la comunión de bienes.

Una rata gorda y peluda se posó a su lado; con sus manitas pequeñas y desnudas parecía querer decirle algo. No era más que el jefe del departamento de cuentas. -¿Qué cojones querría ahora!-. Esta gente parecía no enterarse que el calor le ponía de mal humor. -De acuerdo- Le espetó -Sin ni siquiera pensar lo que le había dicho (siempre eran pequeños detalles que no le interesaban lo más mínimo)-. Le vio alejarse arrastrando su cola carnosa tras el traje negro. Fijó la mirada en la pantalla: -¡Mierda!- El protector de pantalla se pavoneaba con mil colores, ahora entendía a qué había venido ese ser agorero. Era un Lunes de Julio, después de un fin de semana de cáncer e infarto. Una salida de la autopista de la rutina, tan intenso como desconcertante. Pero el señor rata no sabía nada de eso y prefería importunarle cuando observaba inexpresivo los renos de su amada Siberia.

El infierno está lleno de calor y el mal tiene rabo. El deseo sexual se disfraza de voluptuosidad, el verdadero mal habita en mugrientas oficinas y sobre todo en las de amplias cristaleras. Después de la tormenta siempre llega la calma y le deja a uno tirado en medio de una realidad absurda, extraña, ajena... una especie de Matrix al que todos vivimos enganchados, engañados... como el Buda que no quiere saber de las pasiones.

La psicodelia del protector de pantalla le transportó a la noche del fin de semana, a la oscuridad de un antro en el centro de la ciudad donde se sorprendió mirando sus brazos, repletos de gruesas venas, como raíces de un gran árbol. Se giró para comentarlo a un colega, pero estaba en medio de un grupo que no era el suyo; una chica le preguntó algo, la música siempre estaba demasiado alta, o quizá  era extranjera; le señaló sus brazos, pero no pareció ver nada raro. Todos reían, bailaban y se movían muy rápido, así que pensó que sería el cóctel de drogas; que había llegado el momento de buscar al hombre sin química, aquel que habita más allá de los sueños, al otro lado de las sábanas, en el mediodía siguiente. Se fue a casa, sin despedirse, tampoco sabría de quien hacerlo, todos le resultaban conocidos. Fumando, tosiendo y sudando, con el sol asomándose para verle abrir la última puerta; se quitó la ropa y se metió en la cama, mientras pensaba que había vivido momentos de magia, que había visitado el lugar donde nace el narco iris y juegan los pequeños ponis. El calor y la humedad fueron especialmente insoportables, así que no descansó, sólo de vez en cuando susurraba -Mañana lloverá y arrastrará al mar este onírico malestar, las imágenes ya borrosas y los sentimientos de culpa, por no haber actuado acorde a la prudencia, la razón y el decoro.

El día siguiente amaneció un Domingo de tormentas, un regalo del Cielo. Dios le amaba. Después de todo, no había sido tan malo. Aunque no hacía falta que se lo confirmaran: él sabía que era de los buenos, de los que aman; los que odian prefieren de lunes a viernes: no piensan en la felicidad ni tienen raíces en los brazos y, por supuesto, no sueñan con árboles de vida y muerte.

viernes, 22 de junio de 2012

La caló

En carne viva...
tirados en la arena infestada de ceniza:
Deformes, radioactivos y sedientos;
enterrando sucias colillas
justo bajo el Sol abrasador.

El polvo follando con la bruma, la humedad...
Plástico y medusas al compás de las olas del mar.
En los pies: diminutas lapas de oro industrial.
De fondo: horrendas canciones,
interfiriendo con cuchillos de niño
y parloteo desenfrenado;
olor a fritanga, paella, creps...
La superficie untada de orín y crema solar.

"La gente asándose, 
hambrienta y sedienta 
de obsesivo descanso antinatural"

En el interior de la ciudad:
La vida discurre pesada,
incrustada en el asfalto gelatinoso.
Se hace difícil el respirar;
la atmósfera densa de tubos de escape,
aire de vicio: húmedo y calenturiento.
Cuerpos semidesnudos y marcas de sudor,
huyendo de los motores...
Buscando un aire en condiciones.

lunes, 18 de junio de 2012

La ley natural

La ley natural (logos) es distinta de la ley que gobierna a los humanos (nomos): una obviedad como otra cualquiera. Sin embargo no es difícil escuchar, sobre todo en ciertos entornos como el comercial, empresarial, macroeconómico o político, que la que ha de imperar es la ley de la Naturaleza, la del más fuerte, la libre competencia. El capitalismo, traslada así la ley natural a las relaciones humanas. Y esto lo presentan como un gran avance, una gran revelación alcanzada en la cumbre de la mayor desigualdad social.
Entonces uno se pregunta: ¿Para qué se organizó el hombre en sociedades? La respuesta no puede ser otra que para crear un kósmos paralelo, pero gobernado por unos pocos, en lugar de los designios de los Dioses (o una razón u orden universales) que desafiaban sus apetencias.
Primero fue Heráclito hablando del logos, la lógica universal que rige el kósmos confiriéndole belleza y armonía. Los estoicos continuaron en esta línea, aceptando serenos cualquier revés del destino. Sí, la Naturaleza es sabia y dio al hombre el intelecto y la voluntad para poder elegir.
Si el hombre actuase guiado por la razón, estaría haciéndolo de acuerdo con la Naturaleza. ¿Pero actuamos guiados por la razón? ¿o por los instintos? Además, cada persona es única, no sólo en su circunstancia. ¿Nos conocemos lo suficiente a nosotros mismos como para saber cuando nos guían las apetencias?

Estas argumentaciones siempre me han causado desconcierto:
La Naturaleza es bella: las selvas, las estrellas, los ríos, los animales... Si vivimos según sus leyes, deberíamos alcanzar esa misma belleza y armonía. Es decir, ¿deberíamos regirnos por nuestros instintos y apetencias?: Seguramente así acabaríamos con la propia Naturaleza a un ritmo más desenfrenado. Además este tipo de comportamiento va en contra de todas las ideas de justicia, libertad, sostenibilidad e igualdad, que esperamos para nuestras sociedades. ¿Dónde está el error pues?
El error reside en creer que comportarse de acuerdo con la Naturaleza consiste en imitarla. Pero ya hemos dicho, que el hombre es un ser racional, también social, y actuar acorde la Naturaleza es hacerlo acorde a su propio ser.
 
Las sociedades humanas no son más que un área dentro de la Naturaleza (el kósmos, el universo), pero en lucha: porque la estrategia que hemos elegido para relacionarnos con ella ha sido la del sometimiento, no la del "junco que se dobla pero siempre sigue en pie".

¿Debemos someternos a la ley de la Naturaleza? o ¿Luchar continuamente para cambiarla? ¿Deberíamos no inventar vacunas para las enfermedades puesto que son naturales?
Quizá la pregunta debería ser otra: ¿Cómo vivir en sociedad sin destruir la Naturaleza? Aunque quizá no tenga mucho sentido -si estamos ya pensando en escapar del planeta cuando lo hayamos consumido-.

Después de todo, hemos de satisfacer nuestras necesidades. Estas son cada vez mayores y van más allá de lo fisiológico. Podría decirse que hemos conseguido cubrirlas independientemente de la Naturaleza: Sintetizamos alimentos en extravagantes lugares; tenemos experiencias sexuales de lo más bizarras; la esperanza de vida es más alta que nunca... Entonces ¿Por qué seguimos progresando, creciendo?: Porque nuestra Naturaleza nos impone otras necesidades que las meramente fisiológicas. Y aquí es donde entran en juego la libertad, la voluntad, los placeres y la razón.
Hubo un tiempo (clasicismo y helenismo ) en que se pensaba que la dirección a seguir estaba marcada por la Felicidad. Pero con la disolución de los órganos de autogobierno (polis) y la concentración del poder en cada vez menos manos y más arbitrarias, surgió la idea de que era imposible conseguir la felicidad en la vida terrena: Se intentó alcanzar después de la muerte.
Cuando la ciencia alzó la voz y empezó a sospecharse que después de la muerte no había nada, que hasta el mundo de ultratumba se había poblado de especuladores y mercaderes; entonces nos dijimos que la felicidad era el dinero: tener cada vez más, crecer, progresar... Pero crecer es siempre a costa de algo o alguien: la Naturaleza; otros pueblos; el espacio, cada vez más corto; el tiempo, cada vez más acelerado...

No tenemos mesura, ni moderación, galopamos a cojón sacado en busca de nuevas conquistas, del progreso. Y este último parece estar íntimamente ligado a la destrucción de la Naturaleza y la polarización de las sociedades, cada vez más injustas. Sí, nos hemos empeñado en unificar la ley, en someterlo todo a una sola voluntad. Y no hemos unificado sólo la ley, también hemos hecho coincidir placer y deber: El deber es hacer dinero y a la vez fuente de placer.

Esa es la verdadera crisis: la de valores morales y éticos.  Las costumbres y leyes orientadas al crecimiento y no a la felicidad de los pueblos. Nadie se preocupa por cómo ha de ser un buen gobernante, y cuando se habla de formar ciudadanos siempre subyace la idea de entrenarlos para el mercado de trabajo... El trabajo, esa pesada carga que iba a desaparecer -o al menos disminuir progresivamente- con el avance de la tecnología; otra víctima y colaboradora del crecimiento...

miércoles, 2 de mayo de 2012

Conservador

Los viajes largos dan para: escuchar música, oír la radio, observar el paisaje y hasta reflexionar. Mientras pisas el acelerador en la monótona autopista. Así, me pregunté:  -¿Qué es ser conservador? y ¿Por qué lo es  la mayoría de la población del país, europea o incluso mundial?- Políticamente hablando.
Conservador es el que quiere quedarse como está, que la situación y el contexto en el que vive no se alteren. Ahora vivimos en un contexto de "crisis" y la "mayoría" sigue siendo conservadora. -Absurdo, ¿no?-

Entrecomillo lo de "crisis", porque cansa su uso abusivo. Parece algo inevitable, una especie de glaciación que debe ocurrir de forma periódica y que afecta a todo y a todos. Lo cierto es que hay colectivos a los que les ha venido muy bien la crisis, a otros no le ha afectado lo más mínimo y otros tienen infinitos recursos para eludirla (bancos, políticos, grandes empresas, familias que mantienen su empleo...). Hay sectores que se han hundido (construcción) y han arrastrado a otros. Lo lógico sería tomar medidas para que algo así no vuelva a ocurrir, como por ejemplo: cambiar de modelo productivo y económico por algo más sostenible y no basado en el crecimiento continuo en un espacio finito.
Muchos de los conservadores no quieren permanecer en el estado de crisis, sino que quieren que las cosas vuelvan a ser como antes y tener su oportunidad de crecer y prosperar económicamente.
¿Para qué preguntarse nada? ¿Para qué hacer autocrítica? - Me aguanto como estoy, que no estoy tan mal, y ya vendrán tiempos mejores - . Viven su presente un poco pasado, no les va lo de las vanguardias.

Las comillas de "mayoría", vienen, porque vivimos en democracia, y los gobiernos los eligen las mayorías. Pero existen elevados índices de absentismo, y muchos de los que votan no les importa lo más mínimo la política  y votan guiados por los sentimientos mediatizados de masas.


Por tanto, tenemos al conservador acomodado, que ya le van bien las cosas tal cual están; el oportunista, que espera que todo vuelva a ser como antes; y el mediatizado, el que se guía por sus sentimientos (miedo, simpatía...), o que no tiene los recursos suficientes para desprenderse de sus creencias irracionales.

Seguramente se puedan establecer otras clasificaciones, pero estas son lo suficientemente genéricas, y abarcan todo el espectro de lo que, en mi humilde experiencia, he podido observar.

Hay algo común a las categorías de "conservadores": lo limitado de la comunidad a la que desean que participe del bien, las ganancias, la prosperidad. En la mayoría de los casos: ellos mismos o su familia, no más allá de los de su clase o los que están por encima de ellos (y sólo porque esperan obtener algún rédito o favor). Esto es, una actitud egoísta, competitiva, agresiva... en contra del Otro, el que no me importa mientras ande yo caliente, y al que puedo odiar, culpar o utilizar, en caso de que pase frío.

- ¡Ya está!: Los de "derechas" son conservadores, entonces egoístas, mezquinos, avariciosos y, por tanto, malos -.
Pero existen colectivos a la "izquierda" que también son conservadores, egoístas, mezquinos, avariciosos y, por tanto, malos.
Por eso mismo se encuentran confrontados, porque representan a grupos diferentes, y no necesariamente de clase social o ámbitos diferentes. Circunstancia extraña, que no lo es tanto si tenemos en cuenta que cada uno busca su propio interés, que puede depender de la persona concreta en el poder, o que está influido por medios de masas, por la tradición, por las creencias, esperanzas... Equipos que agrupan colectivos, de forma más o menos aleatoria, y cuyo único vínculo es un odio irracional a los otros. ¡Eso es la afición futbolística hoy día!... Perdón,  quería decir: la política.

Algunos mantenemos particulares creencias y esperanzas.  Tratamos de extender nuestra comunidad cada día un poquito más, a todas las personas, a las plantas y los animales -¿Por qué no?- Un mundo sin competición, sin odio, más colaborativo, bello... A eso me refiero cuando digo comunismo: Comunidad Global, el Uno Todo...
Para conseguirlo es necesario un cambio, que no tiene por qué ser brusco ni violento y que comienza por otorgar recursos suficientes a toda la población, para tomar decisiones racionales y justas, no basadas en el miedo, la simpatía o el egoísmo.

domingo, 22 de abril de 2012

Hoy solo tenía imágenes


Fantasmagóricas, de miedos y anhelos...
atrocidades y experimentos.
Dioses que nos dan la espalda,
mientras atendemos a la farándula y
hasta nos arrancamos los ojos,
evitando fijarlos en la hemorragia.

Gallos de pelea que no quieren más guerra.
El pueblo suplicando recomponer sus tripas
y un tiempo para cerrar las heridas.
¡No más banderas marcando la tierra!

La Naturaleza decapitada...
está que hecha chispas.
Condescendiente e inocente
nos regala corazones,
flores, frutos y formas 
de los más variados colores,
travestidos cordero-dragones
libélulas taurino-depredadoras...

Pero los sapos-reyes,
los vampiros de corbata:
erre que erre
- Que no se descansa!
¡lucha y trabaja! -


lunes, 16 de abril de 2012

Retales

Sobre la crisis actual: "Quizá antes no estábamos tan bien como creíamos que estábamos y ahora no estamos tan mal como nos dicen que estamos". - Oído en "la nube" de TVE2 -

"Al no existir ideales, como en el siglo anterior el Anarkismo, Comunismo, Socialismo... Los movimientos sociales, como el 15M, solo denuncian pero no avanzan en ninguna dirección, solo comparten su rabia" - Oído en "Carne Cruda", entrevista con Vicente Verdú autor del libro "la hoguera del capital". -

La denigrada "crisis", ha conseguido poner en práctica una idea que, aún hoy, a la mayoría le parece una locura: el decrecimiento económico. Ha lanzado a muchos a conseguir sus sueños, empresa que de otra forma, desde una posición de seguridad, no habrían iniciado. Ha proporcionado una justificación al "no hace falta gastar tanto", sin que te tachen de agarrado. La estrategia empleada ha sido la del miedo y, como daño colateral: el incremento de la desigualdad social.

El otro día la señora X, conservadora, pero no adinerada, me comentó con tono grave y cierta preocupación:
-¡Qué vándalos aquellos chavales en la manifestación! ¿Qué culpa tiene el pobre tendero que intenta ganarse honradamente el pan?
Ante semejante apelación, no pude contenerme y le contesté -en tono igualmente grave- algo que intuía no le iba a parecer razonable:
- Pero lo que quemaron fueron bancos y grandes superficies.
La verdad, no sé que respuesta esperaba yo obtener ante semejante afirmación. Pero me sorprendió cuando, con tono aliviado, dijo:
- ¡Ahhh! Entonces, si eran bancos y grandes superficies, es otra historia.
Mi cara se iluminó: -Por fin, algo está cambiando...

Sobre las normas del lenguaje: 
Cuando vivía en el pueblo, me decían que hablaba mal el Castellano. De mayor, que hablaba mal el Inglés. Ahora, que vivo en Barcelona, hablo mal el Catalán. A veces, uno se cansa de que le digan que lo hace todo mal, y que sean siempre los mismos acomodados los que nos dictan la norma.

Mientras el cuchillo atravesaba su cuello, la sangre pintaba de rojo la pueril lana y la tierra seca del suelo. Le miré a los ojos, se le escapaba la vida, de forma silenciosa, porque la mano decidida  de mi padre no le permitía abrir la boca. Hizo amago de levantarse, pero yo le sujetaba las patas, impidiendo que escapara, con fuerza. -¡Qué hermoso está! ¡Este va a tener buenas chuletas!-
El untuoso olor a borrego se mezclaba con el de jara y tomillo. La madre no percibía la tragedia, no lo haría hasta horas después.
En los últimos espasmos, con la mirada ya serena, tranquila, vacía... pensé en la expresión "mirar con ojos de cordero degollado" y en la experiencia de crecer libre en el campo, acarrado bajo las encinas, arrodillado mamando de las ubres de una vieja y cansada madre.

jueves, 12 de abril de 2012

El orden natural

Hubo un tiempo en que los hombres creían que existía un Orden Natural, un lógos, un nexo, una ley que regía el kósmos, el Todo ordenado -la Naturaleza-, dotándolo de belleza y armonía. Estoy pensando en la Grecia clásica.
Hoy día resulta casi imposible una concepción así: nos hemos lanzado al sometimiento de la Naturaleza e invertimos tremendos esfuerzos en sublimarla, en utilizarla como un medio, como una materia prima de la que obtener nuestros sofisticados productos.

Hace unos días, mientras salía de la gran ciudad, me di cuenta de lo difícil que resulta observar la Naturaleza como algo cotidiano o normal. Podría decirse que ha quedado como un adorno, un parque temático, un residuo o campo por explotar...

Al hombre moderno no se le ocurriría decir que "la Naturaleza es sabia". - ¡No! La Naturaleza es algo aleatorio, impredecible, sucio, molesto... y necesitamos la tecnología para evitar cada uno de sus inconvenientes - .

Lo cierto es que la Naturaleza es bella y compleja, hasta los más pequeños detalles, hasta la más insignificante de las células. Quizá eso nos causa desconcierto, no poder alcanzar su perfección, la facilidad con la que todo parece surgir: las aves elevarse en los cielos; las plantas brotar, a su ritmo, pausado; los peces surcando el mar; nuestro propio cuerpo, que intentamos reconstruir con silicio y plástico. La envidia nos corroe: también queremos ser creadores. Y nos decimos que "la Naturaleza es cruel": porque asesina y come carne cruda, porque sus leyes no las dictamos nosotros. Tenemos tremendo miedo al dolor y la muerte, no soportamos tenerlos cerca. Nos refugiamos en nuestras junglas de asfalto y de metal, esterilizamos las superficies y ocultamos la crueldad en cualquier otro lugar.

Por supuesto, tampoco necesitamos dioses que nos sean favorables, contrarios, o creadores. Nosotros somos dioses: científicos, economistas, tecnólogos... los verdaderos creadores. Vivimos en nuestro propio mundo, ya que la naturaleza permanece oculta y no es más que una enorme fuente de materias primas y alimentos. Y ahí es donde ejercemos nuestra violencia: contra la Naturaleza, que ha quedado relegada al "otro" lugar; contra los "otros" que quedan más allá de nuestro progreso; y, cuando hay escasez o "crisis", contra los "otros" que no son de nuestra clase social.
Si no se ve, no hay remordimiento ni culpa. Y, después de todo, somos dioses: podemos ser crueles, caprichosos, furibundos, libidinosos...
Quizá no nos queda más remedio que ser eso, diosecillos. Después de renegar de la armonía, luchar y esforzarnos por destruirlo todo, guiados por la ambición de unos pocos, por consumir más, ganar más, llegar cada vez más alto, más lejos y más rápido. Ya no podemos recrearnos en la belleza natural, en el nacimiento y la muerte, en esa extraña armonía que permite la existencia de contrarios.

El invierno trae los fríos; hay que enfriarse. El verano trae calor; hay que sudar. La destemplanza del clima pone a prueba la salud; hay que enfermar. Una fiera nos saldrá al encuentro en un lugar y un hombre más dañino que todas las fieras. Algo nos quitará el agua, algo el fuego. No podemos cambiar esta condición de las cosas, pero podemos adquirir un ánimo grande, digno del varón bueno, con el que padezcamos con entereza lo fortuito y vayamos de acuerdo con la naturaleza. - Séneca

Demasiado aferrados a la pureza y perfección de nuestras propias creaciones, nos olvidamos de disfrutar sin más.

Copa de Esequias (h. 530 a. C.). Antikensammlung. Munich. Viaje maravilloso de Dionisio en el mar del vino. En torno al mástil crece una vid fecunda. Los delfines saltarines, contagiados por la presencia de Dionisio, auguran una travesía venturosa.

miércoles, 28 de marzo de 2012

Sangre de TIC

En el navegador siempre había una pestaña en blanco. Como en sus cuadernos, de los que no le gustaba utilizar la primera hoja. Tenía la extraña manía de no dejar nada del todo cerrado. Le causaba desasosiego no ver alguna puerta abierta, la claustrofobia de estar atrapado en el momento presente, en el lugar de siempre.
Hasta que un día, aquella pestaña comenzó a sangrar, sangre de bits, rojo sobre fondo negro. -¿Y por qué no?- Se preguntó mientras observaba impávido aquellos regueros de sangre. -Llevo tanto tiempo aquí sentado, yendo de un sitio a otro, del facebook al correo, a noticias que nunca leo completas, a pequeños pedazos de cosas que pasan fugaces por mi electrizada cabeza. ¿Por qué no se va a empañar la pestaña con sangre de TIC?-.

Y, cómo no... empezó a rascar con el dedo. Por fin algo interesante en la pantalla de su ordenador, más incluso que el fondo azul y caracteres blancos de aquel sistema operativo que un día tuvo, güindous lo llamaba. -¡Puto virus!- En su nombre había sacrificado cientos de teclados, a base de violencia mal contenida.

Al rascar, también la pantalla se puso a sangrar, su dedo se rompió y borbotones de palabras hicieron charco en su escritorio. Por un momento le invadió el miedo: Alguna vez le habían dicho que podían salir las tripas por cualquier herida. Y siempre se lo había tomado a broma, sólo que ahora, mirando el charco del escritorio, de palabras escatológicas y bits herrumbrosos vio peligrar sus entrañas. De alguna manera ya estaban allí, en aquel charco rojo oscuro de bits, caracteres, palabras... tripas. Eso era él: un destripador sanguinolento, un asesino de pasados siempre mejores y futuros estables.

Se desvaneció, uno no puede sangrar eternamente, ni estar asomado al fondo de un abismo sin acabar demente. De la demencia al desvanecimiento. -¿Quién va a rescatarme de este pantano de bits y sangre! Las palabras se han escurrido entre mis dedos y soy prácticamente un saco de muerte. ¡Tengo frío! ¡Tengo miedo! La culpa es mía por rodearme de seres inertes-. Mientras se lamentaba en el fondo de su abismo, la pestaña sangrante recuperó la cordura, otra vez en blanco y la barra del navegador impoluta ¿Qué nuevos mundos le aguardaban? ¿Qué nuevas fantasías y pornografías habría más allá del píxel en blanco?
El charco se coaguló en un pesado bloque de bits y palabras vacías, su dedo se reparó. Pero ahora el brazo derecho era más ligero, estaba fuera de control. Así que se acordó de David Lynch, de Laura Palmer y del acto de masturbación. Se sentía más violento, más humano. De repente, quería buscar trabajo, ganar más dinero y actualizar su facebook solo con casos de éxito. Así que navegó, siempre en la misma pestaña, con un objetivo entre las cejas. Sin el peso de las letras o las tripas... sin el calor de la sangre, se posó en la cima de La Montaña de cadáveres.

jueves, 22 de marzo de 2012

Apuntes sobre educación en tecnología, más allá de la construcción cultural del género

- ¿Por qué crees que ciertos adjetivos como tierno, hermoso, dulce... se asocian a lo femenino?  ¿Y otros como zorra, histérica, bruja.. tienen connotaciones negativas sólo en femenino?

Creo que existe una idea preconcebida de los roles masculino y femenino, que viene modelada de forma histórica. Y, aunque la situación histórica ha cambiado, estos modelos aún no lo han hecho.

Haciendo una burda simplificación de la historia de la humanidad, desde la perspectiva etnocéntrica de occidente: los hombres ocuparon las posiciones de poder en la esfera pública, basándose en su rol de guerreros (posiblemente motivado por su mayor fuerza física, en una época pre-histórica). De tal manera que, la mujer, ha quedado relegada de forma tradicional al hogar, a su economía y el cuidado de los hijos. Mientras, los hombres han ido construyendo y dominando estructuras de poder en la sociedad, como: el ejército, el gobierno, la cultura, la tecnología, la religión...

Si a todo esto sumamos la concepción judeo-cristiana de las relaciones entre hombres y mujeres, que observa a la mujer como un ser “impuro”, tendremos el porqué ciertos adjetivos se asocian de forma directa a la mujer, y no solo en el subconsciente colectivo, sino que es el propio lenguaje quien les asigna el género femenino.

Los tiempos han cambiado, en una época en la que toda tarea física se hace mediante alguna tecnología, cualquiera puede ser guerrero. Aunque todos deseemos la paz.
Además, hace siglos que declaramos la muerte de Dios y el rechazo de las ideas cristianas. Supuestamente vivimos en una sociedad laica, pero la mayoría de sus prejuicios y supersticiones continúan arraigados en nuestras instituciones, lenguaje, arte, negocios, publicidad...

Tampoco quería dejar de resaltar el flaco favor que ha hecho el modelo capitalista-consumista sobre la mujer. Transformando su imagen en un reclamo publicitario, potenciando la idea de que al igual que los anuncios ellas deben ser seductoras y el hombre exitoso.

- ¿Crees que es necesario intervenir desde el sistema educativo en contra de esta división sexista de la sociedad?

Sí, lo creo. Todos los chavales están en contacto continuo con internet, videojuegos y medios de masas. Que se encargan de difundir de forma repetitiva la imagen de la mujer como objeto de deseo y del hombre como luchador exitoso. Además, está el resto del entorno social que les envuelve, que será más o menos acorde a ese mismo modelo.

La escuela es un lugar donde los niños y niñas siguen siendo niños, y donde acaban convirtiéndose en hombres y mujeres. Es un momento ideal para que reflexionen sobre lo que realmente son, lo que pueden llegar a ser y lo que las pre-concepciones del pasado pretenden que sean.

- ¿Crees que los videojuegos son sexistas?

Los videojuegos no son sexistas, ni violentos o clasistas, por sí mismos. De hecho, existe oferta de videojuegos educativos, colaborativos, ambientados en épocas históricas... Es el hecho de someterlos a las leyes del mercado, gobernado por las tendencias de masas, el que ha dado mayor relevancia a los juegos sexistas y/o violentos. Supongo, que los sicólogos del marketing, habrán descubierto alguna ley estadística por la que es más fácil vender productos violentos, pornográficos y sexistas.

Creo que, si toda nuestra sociedad gira en torno al consumo y a aumentarlo, es normal que a la hora de elegir un producto u otro, primen las decisiones irracionales. Más aún en la adolescencia y la infancia, cuando se es más impulsivo. Además, ningún inversor querrá ver reducidas sus ganancias arriesgándose a crear un juego no sexista, a sabiendas de que resultará menos atractivo al público general y, en el caso que arriesgue, la inversión será menor y el producto de peor calidad.

De hecho, me atrevería a decir que se ha perdido la fe en racionalidad humana. Prueba de ello es que el lenguaje del día a día se puebla de términos como: atractivo, seductor, apariencia, estadística, relativo, tendencia... El triunfo del principio del placer y el ocaso del deber.

-  Las titulaciones tecnológicas tienen un porcentaje muy superior de hombres que de mujeres. ¿Crees que es necesario hacer algo para invertir esta tendencia? 

Creo que una mayor diversidad de opiniones y sensibilidades dentro de cualquier ámbito es siempre enriquecedor. Y debido a los prejuicios históricos que arrastramos y a la educación recibida, las mujeres pueden aportar puntos de vista distintos al de los hombres.

Por otro lado, creo que el mundo tecnológico es un mundo creado por hombres y para los hombres, con lo que en ocasiones las mujeres acaban adaptándose a esta estructura, perdiendo entonces cualquier riqueza en cuanto a diversidad.

En general, el mundo tecnológico es rudo, frío, eficiente, competitivo, duro, demandante de sobre esfuerzos... un subproducto de la guerra-hombre. No es de extrañar que no sea atractivo para las mujeres.

Esta pregunta podría contestarse con una contrapregrunta: En el mundo de la prostitución hay más mujeres que hombres ¿Sería necesario atraer a los hombres al mundo de la prostitución? O, la pregunta correcta: ¿No sería mejor acabar con la prostitución tal como la conocemos hoy día, hacer de ella otra cosa más humana, menos violenta y denigrante?

Mirar a la tecnología desde el punto de vista del ingeniero hombre, nos hace verla como algo bueno, y por tanto, pensar que lo que hay que hacer es  atraer a las mujeres hacia ella, porque esta ya es perfecta en sí misma.

- ¿Crees que existen diferencias cerebrales o fisiológicas que motivan el que las mujeres se sientan menos atraídas por la tecnología?

NO. Creo que se puede entrenar a cualquier ser humano para que desempeñe cualquier tarea, e incluso condicionar su pensamiento y gustos para que se sienta atraído por cualquier área. Si existe alguna diferencia cerebral entre hombres y mujeres no creo que sea tan importante como para determinar una carrera profesional.

En las sociedades de clases, como la nuestra, ha existido siempre un interés especial por sustentar las desigualdades sociales con evidencias físicas o fisiológicas. Se ha hecho durante siglos, con los gobernantes, los esclavos, las “razas”, el sexo... Y se continua haciendo hoy día, aunque de forma menos notoria.
Con la democracia hemos conseguido la igualdad ante la ley, pero en lo político, económico, cultural... siguen existiendo esas desigualdades. Simplemente, me parece grotesco buscar evidencias científicas para sustentarlas.

El que la tecnología sea un mundo de hombres, responde a esa desigualdad entre géneros (como construcción sociocultural en torno al dimorfismo sexual). Es un mundo creado por hombres y para hombres, con todas sus preconcepciones, derivadas de la ocupación de las posiciones de poder en la esfera pública y en la guerra. Prueba de ello es, que las Ingenierías se jactan de ser las más duras, en una especie de entrenamiento espartano, al que sólo sobreviven los más fuertes y los más listos.

- ¿Crees que hay diferenciación en las tareas y focalización de intereses entre alumnos y alumnas ? ¿Y entre profesores y profesoras?

Creo que ha edades tempranas apenas existe diferenciación de intereses entre sexos, es a medida que los alumnos crecen que empieza a hacerse patente el condicionamiento social y, las alumnas se dirigen hacia áreas tradicionalmente femeninas o socialmente aceptadas como femeninas, y los alumnos hacia áreas masculinas. Por esta misma razón, profesoras y profesores se sitúan en áreas diferentes del saber, porque han crecido bajo ese paradigma.

Aún así, creo que el mundo de la educación, al menos en las escuelas e institutos públicos, es un lugar privilegiado. Porque, en general, existe una gran sensibilidad respecto a las desigualdades sociales, culturales, de género... Quizá porque cuando se percibe su influencia en menores, resulta más impactante. O, porque, gran parte de su esfuerzo educativo se centra en las bases de la cultura y es más fácil ser crítico cuando las tienes presentes, antes de perderte en las ramas de la especialización.

- ¿Sufren los niños en la escuela debido a la desigualdad entre sexos?

Tanto niños como niñas han de desarrollarse y diferenciarse en binario: hombre o mujer, asumiendo los modelos que les vienen dados por la sociedad en la que viven. El sufrimiento vendrá dado por cuanto ellos no se ajusten al modelo en los tiempos establecidos, o decidan no ajustarse, con el consiguiente rechazo de los demás. Ir a contracorriente es más complicado, pero se puede intentar.

- ¿Estar a favor de la separación en colegios sólo de niños y sólo de niñas?

No, aunque existan estudios que digan que las niñas desarrollan antes que los niños. Creo que los daños de separarlos (crecer en un ambiente donde la distribución de la población está artificialmente alterada respecto a la realidad que después les tocará vivir) son mayores que los posibles beneficios (que adquieran más conocimientos o habilidades más rápidamente, al estar rodeados de otros de su mismo nivel de desarrollo).

- ¿Algunas referencias bibliográficas?

  • La noche temática “el tercer sexo”: Serie de dos documentales sobre intersexuales.
  • Conrad Philip Kottak “Antropología Cultural” capítulo 11 “el género”
  • Verena Stolke “¿Es el sexo para el género lo que la raza para la etnicidad... y la naturaleza para la sociedad?”
Estas tres referencias se centran en derrumbar los prejuicios que existen en la concepción de lo femenino y lo masculino. No niegan que exista un dimorfismo sexual, lo cual es obvio a la vista de cualquiera, pero eso no justifica diferentes capacidades intelectuales entre hombres y mujeres o predisposición hacia una carrera profesional u otra, ya que no son decisiones que se tomen de forma irracional o instantánea, sino que son algo meditado y dirigido por el entorno social que nos rodea.

En el caso del “tercer sexo”, se muestran ejemplos de cuan condicionado está el dimorfismo sexual, tanto mental como físico, a la educación y al entorno social. Estas personas, que no nacen con un sexo claramente definido, se las educa e incluso se las medica para que se desarrolle dentro de una identidad sexual u otra.

El manual de Kottak, analiza los roles femeninos y masculino desde un punto de vista antropológico, contrastando diferentes culturas y el papel que juegan dentro de cada una de ellas la mujer o el hombre, de forma que puede verse como ciertas actividades y habilidades que son comúnmente desarrolladas por hombres en unas culturas son desarrolladas por mujeres en otras.

El texto de Verena Stolke habla sobre "cómo se construyen y legitiman la desigualdades sociales y de género, atribuyéndolas a los supuestos "hechos biológicos" de las diferencias de raza y sexo"

miércoles, 7 de marzo de 2012

Extremo-Corcobado-DoctorDeseo-AlbertPlà-duro



Quizá sean colegas o conocidos, no lo sé. Todos llevan muchos años haciendo música en el territorio nacional. Lo que los une: Ser grupos que me gustan. Son el referente a la hora de definir mis gustos musicales. Si tuviese que narrar mi relato estético-sonoro, estas bandas, serían el tronco a partir del cual surgen el resto de ramas que también forman parte de mi cosmología musical.
Son grupos consolidados, con bastantes discos a sus espaldas... aquellos que uno nunca se cansa de escuchar, aunque tengan 20 años o más, o suene a cassette que corre mal.
Son raros, si asumimos como normal lo que más suena en los medios de comunicación de masas, o en la mayoría de garitos. Pero también son raros por su empeño en experimentar, en jugar. Un ingeniero o un tecnócrata diría que son innovadores, y entonces es cuando el arte pierde su gracia, cuando lo sometes a la racionalidad científica. Así que, lo que hacen es jugar, experimentar e incluso molestar, ya sea con sus letras, sus ritmos o arritmos, mezclas o purezas, ruidos... Ciertamente, uno tendría problemas para etiquetar la obra completa de estos irreverentes artistas dentro de un estilo concreto.
La letra tiene un gran peso, y creo que cantarlas, poder pronunciarlas en voz alta delante de una gran audiencia, desgarra algo dentro de uno, esa membrana que se encarga de contener todas aquellas apetencias e ideas que transgreden el buen gusto: Amor, Puta, Coño, Muerte, Droga, Sexo, Dolor, Lágrimas, Pereza, Locura, Policía, Libertad, Borracho...
Esta transgresión, e ir contra la uniformidad, limita sus posibilidades de promoción mediante publicidad masiva, y alcanzar, la que parece ser la meta de todo grupo de música: Ser una gran estrella, vender millones de discos y girar internacionalmente. Aún así, son grupos conocidos, que gozan del respeto y reconocimiento de compañeros y público.
Quizá Extremoduro es el que tiene mayor poder de convocatoria, capaz de reunir gente con gustos de lo más diversos y llenar estadios con sólo poner un aviso en su web. Como si en lo más profundo de las almas de sus seguidores existiese un sucio monstruo latente, esperando a ser despertado con cada nuevo disco o gira para dar rienda suelta a su instinto animal.
Corcobado, es desconcertante, con un estilo personal elegante, pero con palabras, gritos y ruidos desgarradores. Conoce la musicalidad y la armonía, pero con la tendencia a destrozarlo todo, a pintarrajear por encima y molestar. Oscuro e histriónico, profundo y sangrante. Un gran jugador con los sonidos, las letras, las historias y los libros. Es siempre sorprendente, aún cantando canciones de sobra conocidas (versionando).
De Doctor Deseo, lo que siempre me ha atraído, son sus ritmos, ese empezar a arrancar y contenerse... te voy a poner el caramelo en la boca pero no te voy a dejar cogerlo. Ambigüedad, lascivia y amor. Rock del norte, de Bilbao, de estética setentera, pero tan universal como las letras de sus canciones.
Albert Plà: lo suyo es puro teatro, diversión y descontrol... tragicomedia. Siempre provocando, haciendo lo que no se espera de él, matando moscas con el rabo. Mezcla sin fusión, un ente del "más allá", huyendo del territorio y el tiempo que intentan ganarlo para cualquier causa. Quizá la peor voz, cantando desde el culo la mierda que muchos se empeñan en camuflar.
Todos tienen su propio estilo, de lo más original, de lo más sincero. Que brota de una cosmovisión de ningún lugar, creando un imaginario alejado de la irrealidad y la violencia que nos ofrece la cara lavada y maquillada del progreso occidental. Y, es que, en su aparente irracionalidad existe la coherencia de querer construir algo nuevo, acorde a una idea del mundo más humana. El mundo del artista, la musicalidad, el amor al trabajo no mecanizado, no sistematizado, no codificado... construir desde la belleza y la estética.

martes, 14 de febrero de 2012

Filosofía postmoderna, el camino de la estética hacia futuros pasados

El otro día, estaba escuchando uno de los seminarios que imparte la profesora Teresa Oñate, en la UNED, sobre historia de la Filosofía. Es verdad que también había leído sobre algunos de los clásicos: Parménides, Pitágoras, Platón... Así que, poco a poco, fui descubriendo que yo estaba lleno de prejuicios, prejuicios que se habían ido forjando desde hacía más de 2000 años. Y, no sólo eso, comprendí que mi concepción del mundo estaba basada en "Creencias", esas de las que decía haberme desprendido cuando dejé a Dios tirado en cualquier cuneta. Fue un desgarrarse de la realidad, todas aquellas cosas que Nietzsche decía sobre la muerte de Dios, la moral del esclavo... empezaban a salir de entre la niebla y eran cada vez más nítidas.
Vivimos en una sociedad muy violenta, no hace falta más que mirar los noticiarios, o incluso echar la vista alrededor, reparar y fijarse: guerras, delitos, desigualdad, discusiones, opresión... Nuestro lenguaje está lleno de violencia, y no sólo las palabras, sino también el discurso con que construimos el esquema de nuestra realidad y de la historia: batallas, dominaciones, revueltas, revoluciones... Incluso nuestra ciencia y tecnología: sumisión de la Naturaleza, alteración del paisaje, exterminio... Realmente, no debería sorprendernos la injusticia o la tiranía de los más fuertes, o los más ricos. Seguimos siendo esclavos y hablamos como esclavos, hablamos el lenguaje de nuestros señores, el lenguaje económico, el lenguaje técnico.

Es curioso, cómo estamos atrapados dentro de un presente que no nos gusta y nos remitimos al ideal, al futuro, ese que nunca se hará completo: Cuando acabe la crisis todos tendremos dinero y trabajo, pero sólo hasta la siguiente crisis y no todos... ¡Pedazo de ideal!! Sí, creo que hasta nos han robado la capacidad de soñar, que estamos en una sociedad que sólo espera estar como está, con más dinero y más consumo cada vez. ¿Y la injusticia, la desigualdad, el hambre, el abuso? El ideal cristiano al menos te prometía el Cielo a costa de ser bueno. Ahora hay que ganar dinero para tener mucho. Qué decepción! Realmente, Nietzsche fue demasiado optimista al pensar que seguíamos manteniendo la moral cristiana a pesar de no creer en Dios. Pero ha sido peor, no creemos en Dios, no tenemos ninguna norma moral y no tenemos un objetivo como sociedad. Quién iba a pensar que el capitalismo y el consumismo iban a tener tal efecto?

¿En qué momento elegimos el camino que nos llevaría a la situación actual? La filosofía postmoderna señala algunos de los problemas. Uno de ellos es nuestra propia concepción de la historia como una historia de superación, de avance. De forma que todas las sociedades anteriores, o las que viven como lo hacían las anteriores, son primitivas, no tienen nada que aportar, están obsoletas, superadas, muertas. No hay opción a decir - ¡Uy! Aquello que decía Heráclito no estaba tan mal. Deberíamos probar a coger ese camino y ver qué pasa? - Pero eso es imposible, porque elegimos el camino del Platón pitagorizado y, ahora, lo demás es incorrecto.
Otro problema que señala, es el haber aplicado la racionalidad científico-técnica a todos los ámbitos del vivir: política, moral, teología... Y esta racionalidad no tiene como fin el conocimiento, la diversión, la felicidad o cualquier cosa agradable, sino, la dominación y el sometimiento de la Naturaleza a la arbitrariedad humana. ¡Ahí está la raíz de la violencia!

A partir de aquí, es más fácil entender por qué algunos autores como Foucault, reclaman el hacer de la vida una obra de arte. El pensar la vida desde el discurso del arte. Porque la forma en que nos organizamos los humanos es algo elegible, aunque estemos acostumbrados a verlo como algo dado.
Sólo la naturaleza es así y no puede ser de otra manera, por eso funciona tan bien en ese ámbito la razón práctica, el método científico.

En contra de lo que decían los científicos de la 3ª cultura, su lenguaje es el que ha dominado la historia. El arte, la literatura, han quedado para los Domingos, para el tiempo de no trabajo.


Por eso reclamo ser torero
de los que pasean por las plazas de los pueblos,
capote en mano y en la cabeza un sueño.
Con la muerte en los talones
y la amenaza de las tripas al suelo.

Quizá flamenco,
rock-star quijotesco,
o gurú de lo esotérico,
pero siempre cerca de lo bello.

La locura del que no le importan los galones,
del soñador por un puñado de dólares,
del esteta hacia su perfección y grandeza.
Lo terrible y doloroso en conspiración manifiesta,
contra una sociedad que se mutila en el altar de la violencia.


"Aquello con lo que más trato tienen continuamente, el lógos que lo gobierna todo, de eso se apartan, y aquello con lo que se encuentran cada día, eso les parece extraño." Heráclito de Éfeso

sábado, 28 de enero de 2012

La tercera cultura, la lucha entre: “ciencias” Vs “letras”. Y la tecnología

Después de leer un poco acerca de esta “tercera cultura”, le queda a uno la impresión de que no es más que el campo donde dirimen sus batallas los tradicionales dos ámbitos de las “letras”/“humanidades” y los “números”/“ciencias”.
Los dos luchan por alzarse con el reconocimiento de la sociedad como el valor más alto de la cultura. Todos quieren participar en el proceso de divulgación popular y, por supuesto, quieren que su área sea la más relevante.

Hubo un tiempo en que esta separación no existía, todo era Ciencia, saber, conocimiento acerca del Mundo. Con la invención de la escritura, el saber podía almacenarse y guardarse, con lo que este se ha ido incrementando generación tras generación, a lo largo de cientos de años. Y claro, ahora es imposible saberlo todo de todo, así que bajo el paradigma de “divide y vencerás”, las distintas ramas del conocimiento se han ido separando e independizando unas de otras. Hasta llegar a la situación actual, donde podemos distinguir dos grandes bloques: Las ciencias que versan sobre el mundo físico (lo que es así y no puede ser de otra manera) y las letras que lo hacen sobre la producción humana (lo elegible).
Los científicos reprochan a los humanistas el haberse apropiado durante siglos de la palabra “intelectual”, de tal manera que un científico no podía considerarse “culto” por no conocer a los clásicos: Aristóteles, Shakespeare, Cervantes... En cambio, un humanista podía considerarse muy culto sin tener ni idea de conceptos matemáticos.
Desde la otra perspectiva, los humanistas podrían reprochar a los científicos el haberse apropiado de la palabra “Ciencia”, de forma que su conocimiento no sería un conocimiento verdadero, porque no versa sobre el mundo físico, sino sobre productos del desarrollo humano en sociedad. Pero la literatura, la política, la antropología, la historia... hablan de la realidad, pasada o futura y, quizá, la única diferencia radica en la sistematización y precisión que se puede alcanzar en el ámbito de las humanidades y el de las ciencias.

El término de “la tercera cultura” fue acuñado por Charles Percy Snow. En su última obra al respecto vaticinaba el surgimiento de una tercera cultura que dialogaría con las otras dos... Pero esto no ocurrió. Y, en un efecto acción-reacción, lo que ha ocurrido es que desde el ámbito científico ha comenzado una labor divulgadora, de manera que, hoy día, podría decirse que el reconocimiento social es para el ámbito de la ciencia en detrimento de los humanistas. Así, numerosos científicos escriben libros para el público general con una amplia aceptación.

Uno no puede dejar de ver tintes materialistas en esta inversión de las tornas, que tampoco creo que sea tal. Más bien, lo que a ocurrido es que a partir de la revolución industrial, con la fabricación en serie, se han ido incorporado al hogar cada vez más complicados aparatos tecnológicos (coches, lavadoras, ordenadores, móviles...). Y estos nuevos aparatos no sólo han sido incorporados para satisfacer necesidades, sino que invaden además nuestro tiempo de ocio. Al ser productos de comercio mundial tienen enormes repercusiones en la economía y todos los inversores quieren estar al corriente de los diferentes avances en ciencia y tecnología. Creo que estos dos factores: la incorporación de la alta tecnología al hogar y la repercusión económica, son fundamentales en la revalorización de la cultura de las ciencias.

¿Qué valor puede tener la literatura frente a una película de ciencia-ficción 3D y 7 canales de audio envolvente? Porque en el cine y las demás artes también puede percibirse este interés creciente por las ciencias.

Por tanto, la profecía de Snow no se cumplió y los intelectuales de “letras” se han convertido en seres improductivos que se dedican a tareas de lo más freak. Sin embargo, las humanidades y la tecnología no son tan diferentes: ambas tienen como objeto de estudio alguna producción humana. En algún momento de la historia la tecnología dejó de ser meramente una herramienta de producción, de arte o de guerra y pasó al servicio de la ciencia, que la revistió con su halo de necesidad. Con lo que parece que la tecnología es así y no puede ser de otra manera, es la mejor posible. Cuando, realmente, es fruto de las elecciones humanas, de lo que han decidido investigar, conocer, de lo que se podía vender, lo que podía curar o lo que podía matar. Más tarde, la tecnología se incorporó al hogar, al ocio, y dejó de ser un medio para convertirse en un fin, la tecnología por la tecnología.

En el mundo del arte es reconocido que con el Impresionismo hubo una ruptura en lo que había sido la representación de la realidad, la “mímesis”. Quizá, en el mundo de la tecnología, ocurrió algo similar con la Revolución Industrial (curiosamente en la misma época), la producción en serie y los mercados globales. Fijando el concepto de progreso como desarrollo tecnológico y crecimiento económico. Obviamente las rupturas no son nunca tales, son siempre un proceso. Y tampoco ocurren rupturas de forma aleatoria, sino que suele haber fuertes interdependencias entre las diferentes áreas en las que, de forma artificiosa, los humanos hemos dividido el conocimiento. En este sentido, me parece que la tecnología y sus estudiosos, los ingenieros, podrían jugar un importante papel llenando el vacío entre el campo de las ciencias y las letras. Haciendo de mediadores e integradores, quizá construyendo esa tercera cultura de la que hablaba Snow, siempre y cuando consigamos vencer el prejuicio de las humanidades como algo improductivo y fuera de la realidad.
Algunos ya han dado este paso como Thomas Khun con su teoría de los “cambios de paradigma científico”. Un cambio de este tipo está enmarcado dentro de un contexto social e histórico y no puede ocurrir de forma abrupta por muy científicas que sean las pruebas.

Vivimos en una sociedad altamente especializada y, aún los que hemos dedicado muchos años a estudiar, tenemos enormes carencias en todo lo que se sale de nuestro ámbito. Aceptar esto es duro, así que preferimos refugiarnos en lo nuestro, que siempre es lo más difícil y mejor, restamos importancia a lo demás, incluso lo negamos:
«Soy una persona culta», se dicen, «y no puedo encontrarle sentido a esto. Por lo tanto tiene que ser absurdo.» - Paul Davies

Yo, lo único que he aprendido en estos años es que todo es susceptible de aprehenderse, que la dificultad la ponen la falta de tiempo, de información y de voluntad. Decir que lo que otros han hecho o piensan es absurdo, que no tiene sentido, que está mal... es la solución fácil. Echar por tierra el trabajo de los demás para que el propio cobre protagonismo es sólo un ejercicio de soberbia.


Claro que: yo soy de los que procuran no hacer nunca lo que deben y lo contrario de lo que le dicen.

domingo, 8 de enero de 2012

Estado de Malestar


-El paro, la crisis... Obviamente lo que está fallando es el Estado de Bienestar- Dijo un tipo el otro día en la tele. Y se quedó más ancho que largo.

Ese discurso se ha grabado en la mente de la mayoría de la gente y no importa que sean beneficiarios del Estado de Bienestar, o capitalistas usuarios del sistema privado. La maquinaria de los mass media ha unificado su pensamiento. En el transcurrir de los 3 o 4 años el discurso del miedo, de la catástrofe económica que cada día se cierne sobre nosotros, ha minado la conciencia de la sociedad. Ahora el trabajador sólo quiere trabajar y no importan las condiciones.

Nos han convertido en expertos en macroeconomía: inflación, primas de riesgo, deuda de países y comunidades autónomas... A partir de esas premisas es como se justifican los recortes de derechos de los ciudadanos, trabajar más y cobrar menos, pagar más impuestos y tener menos servicios. Esas son las medidas para salir de la crisis, crear el Estado de Malestar, el infierno en la tierra. 

Por todos lados se oyen voces que despotrican contra el funcionario medio, esos odiados seres que tienen condiciones dignas de trabajo. -¡Que los echen!- Si no a todos, al menos un porcentaje alto. -¡Que les obliguen a trabajar más!- ¡Que les bajen el sueldo! Si estallase la revolución, nadie asesinaría al empresario, al banquero o al político (bueno, al político quizá sí). La masa enloquecida acabaría con los servicios públicos y se los darían a un capitalista para que los explotase de forma más eficiente, para que exprimiera a sus trabajadores con la amenaza del despido.

Si aumentas la jornada laboral, la consecuencia directa es la reducción de puestos de trabajo.
Si suprimes los servicios públicos reduces puestos de trabajo. 

¿O acaso un empresario va a contratar más personal del estrictamente necesario?, ¿o se va a esforzar en cumplir unos determinados criterios de calidad si no se los imponen desde fuera? Sólo si hay competencia se esforzará en seducir, en transmitir sensación de calidad.

Obviamente el paro es una lacra, pero el discurso macroeconómico que escuchamos todos los días no tiene la intención de acabar con él, así como tampoco tiene la intención de generar mayor calidad de vida para los ciudadanos. El Mercado sólo quiere crecer y no importan los medios.

Nuestros gobernantes ya no lo son, son expertos en economía, son gestores del capital y realmente ni siquiera tienen ideas políticas, sólo tienen un plan mejor para gestionar la economía. Son expertos comunicadores apoyados por grandes empresas, que se encargan de financiar la difusión de sus mensajes.

Hubo un tiempo en que no se cansaban de decir que, como la población era cada vez más vieja, el Estado de Bienestar sería insostenible porque no habría suficientes trabajadores para cotizar. Hace años que no escucho ese argumento.

Existe una crisis, pero es una crisis de valores, de valores morales, de argumentos... En otro caso no se entiende que la población acepte de tan buen grado recortes en sus derechos. Por algo tan ajeno, tan etéreo, como es la crisis de los mercados. Así como tampoco se entiende la polarización de la población en una clase dirigente extremadamente rica que exige sacrificios a una mayoría cada vez más pobre. 

Sí, en el sistema actual existen tremendas contradicciones, algo está fallando... pero no es el Estado de Bienestar. Me parece correcta la posición de las clases altas, dirigentes, capitalistas, de querer acabar con el Estado de Bienestar y repartirse los impuestos recaudados al pueblo, acabar con sus derechos para tener un mercado laboral más flexible. Es una postura coherente: Igual que existe inmediatez y deslocalización en los mercados financieros con movimientos instantáneos de grandes sumas de dinero de un lugar a otro del mundo ¿Por qué no hacer lo mismo con el mercado laboral? 
Lo que no me parece correcto es que los miembros, o posibles miembros de ese mercado laboral, apoyen su modelo. Porque es un modelo en contra de las personas. Se pueden manipular las ideas y los sentimientos de la gente, pero existe un instinto, o una tendencia, gregaria: buscar una estabilidad, unos vínculos sociales... Las personas aunque sean pobres, no son cosas, no son mercancías, no son monedas y desde luego que se las puede tratar como tales, pero no seamos tan necios de darles nuestro consentimiento para que lo hagan.