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domingo, 11 de junio de 2023

Irene Montero y la educación sexual

En el cole impartieron unas cursos de "Educación Sexual" para niñas y niños desde los 4 años en adelante... Parece que alguna gente se escandalizó: -¡Qué les enseñan a nuestras hijas en el cole?! Nos deberían avisar: como cuando empiezan con la raíz cuadrada, como cuando va la Guardia Civil a enseñarles sus pistolas, o los bomberos sus mangueras.

Supongo que el título de "Educación Sexual" es muy rimbombante, muy escandaloso. Alguien podría pensar que enseñan a los niños a follar -seguramente a follar con otros niños- y a las niñas a masturbarse -unas a otras-... Esos bulos o mitos urbanos se han escuchado por ahí: hordas de gays, lesbianas y transgenéro espoleadas por Irene Montero van a los colegios para adoctrinar a les niñes en bizarras formas de sexualidad.

Por curiosidad me puse a averiguar de qué iba la cosa -tampoco mucho: preguntar a las niñas y mirar las publicaciones del cole en redes sociales-: parece que el curso lo había impartido el personal de la oficina de igualdad de la mancomunidad de municipios de la comarca. A los niños más pequeños les habían hablado de las partes del cuerpo -también de los genitales, por si no se habían fijado ya ellas en que tienen vulva y los otros pene-. Les hablaron de las partes que se pueden o no enseñar, de lo que no te deben tocar... 
Que ya somos perros viejos y hemos oído y/o vivido experiencias más o menos traumáticas de curas, maestros, entrenadores... que se dedican a manosear y abusar de niños y niñas ¿Cómo a nadie se le había ocurrido antes que hablar de esto a lxs niñxs podría ayudarles a estar alerta ante esos abusos?

Y, bueno, sí... resulta que la cosa iba de sexualidad, pero no como en esos mitos urbanos que se difunden desde los sectores ultracatólicos y el conservadurismo más rancio. Sino que era algo mucho más sensato y necesario. Ya empezaba a cuadrar más la cosa... porque el claustro de profesores de nuestro cole está ya entrado en edad: podría considerarse conservador y con gran ligazón con la comunidad eclesiástica del pueblo. Son funcionarios del Estado, así que no iban a jugársela saliéndose del guion. Vamos, que no iban a llamar a Susana Estrada para que hablara a los niños de la época del destape y la libertad sexual.

 

Al final parece que sí: que las estrategias de desgaste político mediante relatos que pretenden movilizar a las masas tienen también su impacto en las distancias cortas, en nuestra vida cotidiana. Y, sinceramente, no creo que aquí nadie pretenda apuntalar esas estrategias de desgaste, que ni nos van ni nos vienen. Nos puede caer mal Irene Montero, incluso nos puede parecer una payasada su ministerio, pero la vida, costumbres, creencias y tradiciones del pueblo es un filtro muy difícil de traspasar. Más bien parece que el desconocimiento, alimentado por esos relatos interesados, lleva a las personas a montarse tremendas películas y pajas mentales, delatando miedos y complejos para encauzar afinidades hacia ciertas opciones políticas.

Irene Montero y muchas medidas del ministerio de igualdad son ,seguramente, criticables -de hecho, se critican y mucho-. Pero como cualquier político o ministerio son criticables. El caso es que esta señora ha sido sometida a una caza de brujas y una ridiculización que, cuanto menos, llama la atención.

miércoles, 25 de noviembre de 2020

Purificadores de aire con filtros HEPA en las aulas: ¿Sí? ¿No? ¿Ninguna de las anteriores?

Hace un par de semanas se comentó en el cole la posibilidad de poner purificadores de aire con filtros HEPA en las aulas. Soy miembro de AMPA del cole, me he implicado en el tema, así que, he pasado un tiempo buscando información sobre qué carajos era eso, su utilidad y sus precios.

Creo ya tener una opinión bastante bien formada sobre esos "filtros HEPA". La verdad que me parecen útiles. Seguramente lo son: por eso se emplean en quirófanos y en aviones. ¿Por qué se oponen todas las administraciones y expertos a incluirlos en los colegios? Básicamente porque son muy caros y, en principio, sólo van a resultar útiles mientras haga frío durante este curso del Coronavirus. El resto del año se pueden abrir puertas y ventanas -sin miedo ninguno- porque ya no hace frío. Y la ventilación de los espacios cerrados es mucho más eficiente que esos filtros.

Clases al aire libre en los Países Bajos con alumnos envueltos con abrigos y mantas en 1918. / Nationaal Archief. Imagen extraída de Guía para expulsar al coronavirus de las aulas (Maldita.es)

En algunos coles, padres y madres se han puesto de acuerdo y han comprado los aparatos para las clases de sus hijos. En nuestro cole también se ha planteado la posibilidad. No sé si se llevará a cabo. Estamos pendientes de que nos hagan llegar presupuestos y ver qué cantidad tendría que aportar cada familia. Veo difícil que prospere el asunto, sin el apoyo económico de ninguna administración pública.

El nuestro es un cole de pueblo, el único en la localidad. Aquí convive gente que tiene una piscina en el jardín, dos o tres coches y un apartamento en la playa, con gente que sobrevive prácticamente a base de subvenciones, ayudas y economía sumergida. No es lo mismo pedirle 50 o 60 euros a una familia que a la otra. 

Así que, sí: las aulas serían más confortables y seguras con unos purificadores de aire que reunieran las especificaciones técnicas recomendadas por las administraciones en los diferentes documentos que han elaborado para mantener una calidad óptima en los espacios cerrados.

Pero, en nuestras sociedades actuales, todo tiene un precio. También la salud, el confort e, incluso, la educación. Y, ese precio, no siempre está al alcance de todos. Por eso existen las clases sociales, los coles y la sanidad privadas.

Por eso hay gente que utiliza todoterrenos de gran cilindrada para llevar a los niños al cole los días de lluvia, mientras otros andan remendando paraguas. Por eso hay gente que puede quemar 3000 o 4000 litros de gasoil para mantener caliente su casa durante el invierno, mientras otros ponen tumbada la bombona de butano -para arañarle unas horas más al brasero-.

Gráfico extraído de https://www.ciencia.gob.es/stfls/MICINN/Ministerio/FICHEROS/version3_de_la_guia_actualizada_10_de_noviembre_de_2020.pdf

El escenario más seguro sería que los niños permanecieran en sus casas encerrados, asistiendo a clase telemáticamente. Menos seguro sería que dieran clase al aire libre, en medio de la Dehesa. Menos seguro aún, meterlos en un edificio cerrado... Y así, poco a poco, se pone en riesgo la salud a costa de otros beneficios. Algunos pueden reducir los riesgos comprando purificadores de aire y, otros, abriendo ventanas y abrigando mucho a los niños.

Por eso me hace mucha gracia cuando la gente comenta que los políticos, o los altos cargos de empresas, cobran mucho porque tienen grandes responsabilidades y asumen muchos riesgos. Cuando resulta obvio que los que asumen más riesgos son siempre los mismos: los que menos tienen. Los que se juegan la vida poniendo tumbada la bombona de butano, los que hipotecan su casa para levantar un pequeño negocio, o los que no les queda más remedio que llevar a sus hijos a unos servicios públicos cada vez más exiguos.

********************

Para mí, una de las cosas que ha puesto de manifiesto esta pandemia es que vivimos en una sociedad absolutamente desigual, donde hay unos pocos que no están dispuestos a ceder ni uno solo de sus privilegios. Y que, nuestros Estados, son básicamente una herramienta de control que no tienen la más mínima capacidad para atender las necesidades de su población.

Quizá, lo más sangrante fueron los primeros meses: con las discusiones de "mascarilla sí" o "mascarilla no". Inicialmente no eran necesarias, era algo opcional, porque los Estados no podían garantizar el abastecimiento a toda la población. Incluso llegaron a pagarse precios absurdos por ellas. No sé, quizá habría que valorar nuestros modelos de Estado -y la forma en que participamos en ellos-, cuando estos no tienen la capacidad ni de fabricar unas simples mascarillas. Sólo sacar policías y militares a patrullar las calles.


Algunos enlaces de interés

Un salón, un bar y una clase: así contagia el coronavirus en el aire --> Artículo que explica de forma gráfica cómo se contagia el Coronavirus a través del aire

VENTILACIÓN AULAS. Los padres ven con preocupación la llegada del frío --> Artículo generalista sobre las preocupaciones de padres y madres por la llegada del frío y la ventilación

Documentos del CSIC con recomendaciones sobre la ventilación en las aulas:

Servicios de Salud y Riesgos Laborales de Centros Educativos --> Documentación de la Junta de Extremadura sobre prevención de contagios del Coronavirus en centros educativos

viernes, 29 de mayo de 2020

Ruralidad, trabajo y vuelta al cole en tiempos de coronavirus

Quizá todos esperábamos más de esta pandemia: más muertes, más destrucción...
Los primeros días seguíamos la evolución de los datos con gran interés: miles de casos que eran susceptibles de convertirse en millones, hay que aplanar la curva, un rebrote en nosédónde, nuevos miles de muertos no contabilizados en tal o cual comunidad autónoma...

Pasadas las semanas, empezamos a poner las cifras en su contexto. Y es que somos más de 7000 millones de habitantes en el planeta. A mí, personalmente, a partir de 1000 unidades me cuesta mucho contextualizar las cifras, ya sea en dinero, habitantes o seguidores en twitter.
Claro que... yo soy de pueblo chico. No controlo de economías de escala. Las cosas se ven diferente desde aquí. Donde el aislamiento social es mucho más habitual que la masificación o las grandes concentraciones de personas.

Ahora que empezamos a tener datos fiables del número de fallecidos totales en los meses de mayor contagio... No sé, parece que hemos capeado bastante bien el temporal: De 40.000 fallecidos en marzo-abril de 2019 a 68.000 este año
Ha habido muertes, que siempre habrá que lamentar -y pudieran haber sido muchas más, si no se hubieran tomados medidas-. Es cierto que los sistemas sanitarios de las grandes urbes llegaron a colapsarse. Sí, las consecuencias han sido graves. El virus golpeó rápido y nos pilló con las defensas bajadas.

Bueno, ahora estamos alerta. En los pueblos estamos deseando volver a la normalidad de nuestro aislamiento.
Así que, hay una pregunta muy directa flotando en el ambiente: ¿Deberían comenzar las clases en los colegios?
A la vista de los datos, no parece una idea descabellada. Al menos, en ciertas zonas libres de casos.
Para lo bueno y para lo malo, somos una comunidad inhóspita y, en comarcas como la nuestra -la Siberia-, podría decirse que vivimos en una permanente cuarentena. Sería fácil mantener la zona libre de focos de infección con un mínimo control sobre los desplazamientos.

Hay gente que se escandaliza un montón cuando escuchan este tipo de ideas -en algunos grupos de whatssap te pueden linchar por decir cosas similares-. Muchas veces, se utilizan argumentos emocionales -con casos aún calientes-: -¿Qué pasaría si hubiera un infectado en el colegio? ¿Y si muriera alguno de los ancianos abuelos?
Y, es verdad: son argumentos incontestables... Menos aún, recurriendo a fríos datos o modelos probabilísticos. Pero estamos hablando de servicios que consideramos esenciales en nuestras sociedades -no de asistir a un concierto de Taburete-.
No sabemos cómo se volverá al cole en el curso que viene, ni si volverán a surgir rebrotes que nos vuelvan a confinar en casa. Afortunadamente, ya se empiezan a ensayar soluciones para volver a ocupar el espacio físico de las aulas: asistencia de pocos alumnxs, en días alternos, los que de menos medios electrónicos dispongan, los que necesiten más apoyo...

Es esta una pandemia que, desde el principio, se ha abordado con un lenguaje macro: con todo tipo de estadísticas, gráficas, datos aportados desde hospitales, estados, comunidades autónomas... Creo que únicamente con las elecciones se hace un análisis tan pormenorizado -a nivel de población general-.
Con toda esa información, vemos que los números se distribuyen de forma irregular por los diferentes territorios, y que existen ciertos focos de infección más o menos localizados.
Afortunadamente, los gobiernos se han dado cuenta de esto y ya existen territorios con diferentes niveles de alarma.

Los Estados son autoritarios, burocráticos, centralizados... Pero, aún así, son capaces de entender que puede resultar más ventajoso -en lo económico y en réditos electorales- conceder ciertos privilegios y diferenciaciones a las Autonomías. El problema es que, dentro de las Autonomías, aún existe una tremenda diversidad, en cuanto a necesidades, oportunidades y riesgos -que, por ejemplo, son muy diferentes en las vegas del Guadiana y en las de zonas despobladas del resto de la provincia de Badajoz-.
Es esta una cuestión que ya se ha puesto de manifiesto en muchas otras ocasiones en territorios como el nuestro. Donde podemos sentirnos más identificados con los problemas y necesidades de ciertas zonas de Teruel que con las demandas que puedan surgir desde Badajoz capital -el binomio estado nación que se nos impone, incluso en territorios donde carecemos de identidad nacional-.

Mapa de riesgo de infección por coronavirus. Extraído de https://covid-19-risk.github.io/map/spain/es/. Aparecen con una granuralidad bastante fina las zonas de mayor riesgo de contagio (basado en algún modelo estadístico). Una distribución que nada tiene que ver con una separación artificiosa por autonomías o provincias. Los datos son del 18 de Marzo de 2018.

Uno de los riesgos que corremos al estar vivos es que podemos palmarla en cualquier momento. Los que se creen inmunes también se mueren.
Todos preferiríamos tener una fórmula matemática exacta para decidir cuándo volver a la normalidad -algo como " el cuadrado de la hipotenusa es igual a la suma de los cuadrados de los catetos"-. Pero, en la Naturaleza y la sociedad, nos vemos obligados a guiarnos por aproximaciones y estadísticas para manejarnos con algo de confianza.


Hay personas a las que la situación de confinamiento ha venido bien: han seguido teniendo ingresos, o las han enviado a trabajar desde casa -y les ha gustado la experiencia-. Para muchas, la situación es insostenible. A otros, simplemente, no nos gusta y vemos cierta posibilidad de mejorar la situación. Recuperar aspectos de nuestra sociedad que estaban bien. Por ejemplo: que los niños y niñas vuelvan al cole a relacionarse con sus compis, los profes, a jugar, aprender... El cole se plantea como una necesidad imprescindible en unidades familiares en que trabajan los dos progenitores -y, los salarios o jornales de hoy día, requieren que ambos progenitores trabajen-.

Hay un lema que repiten mucho maestras y profesores: "Las escuelas no son guarderías para dejar a los niños". Y está bien, es un lema que tenía todo su sentido en la situación previa al confinamiento. Para destacar que, en el cole, lxs niñxs hacen muchas cosas: socializan, adquieren conocimientos y disciplina, juegan, aprenden normas, a sublimar sus pulsiones...
Pero, con esta situación, hemos reparado, especialmente, en que los colegios también cumplen la función de guardar a lxs niñxs. Y, durante el tiempo que estaban en las aulas, padres y madres podíamos trabajar o dedicarnos a nuestras labores, con la tranquilidad de que estaban en buenas manos. Vamos, que echamos de menos la función de guardería de los coles -y demás centros de educación-.

Con todo, lo que vemos en la tele son ideas para recuperar el turismo, volver a los hoteles, los bares... Como si se nos olvidara que las hordas de turistas fueron los que se encargaron de expandir el virus por todo el planeta.
 ¿Qué tipo de sociedad hemos creado cuando la estabilidad de la misma se basa en mantener la oferta de ocio y turismo? Un ocio y turismo, bastante destructivos, por cierto: un salir a consumir por consumir, para evadirnos del estrés y la presión que nos suponen nuestro quehacer diario.

Muchos hemos descubierto, con esta situación, que preferimos trabajar desde casa y que, además, es una alternativa viable. Otros, quizá se hayan dado cuenta que su curro no era tan malo, que lo que lo hacía malo es el verse apremiados a echar muchas horas -y cobrar poco, o no cobrar-.
Yo no soy muy optimista en cuanto a que vayamos a salir mejores de esta crisis, pero creo que ha servido para visibilizar ciertos trabajos y determinar cuáles son necesarios y cuáles accesorios. Ojalá sirva también para mejorar el reparto de las cargas y las condiciones -"que nadie escupa sangre para que otro viva mejor"-. Porque, una sociedad mejor, no puede surgir de trabajadorxs embrutecidxs -y achicharradxs 15 días en la playa- frente a cada vez más personas sin ingresos.

jueves, 14 de noviembre de 2019

Hazte socia de la AMPA de tu colegio

Tuve un arrebato de padre responsable e implicado en la educación de sus hijas y me hice miembro de la AMPA (Asociación de Madres y Padres de Alumnos) del colegio.
Mi mujer es maestra en ese mismo cole, así que yo estaba totalmente despreocupado. Ella lleva a las niñas y está al tanto de todo. Yo no tenía que responsabilizarme. Ni siquiera pisaba el edificio.

En mi afán presuroso por implicarme -y también por despiste e ignorancia- acabé metido en el Consejo Escolar... Que también está guay para enterarse de lo que se cuece en el colegio. Pero me sentía -y me siento, porque aún sigo ahí metido- como un intruso. Las familias me designaron en unas elecciones democráticas. Pero yo no me creo legitimado para erigirme en representante de nadie. Tampoco existen canales de comunicación para ejercer de vínculo entre el conjunto de familias de alumnos y el resto de la comunidad educativa.
Supongo que una sensación así debe asaltar a muchos políticos: que les han puesto ahí por haber ganado unas elecciones -en lugar de un concurso de oposición, por ejemplo-.

Después de diversos avatares, conseguí unirme a la AMPA. Gran parte de las antiguas miembro dejaban la asociación porque sus hijos pasaban al insti y había que llenar ese vacío.
Hay muy buen royo. Es una asociación. Algo relativamente informal: un grupo de gente que quiere hacer cosas por el cole, por los alumnos y por sus propios hijos. Sin jerarquías -más allá de las que exigen las instituciones para ser interlocutor para con ellas-.
La verdad que llevan acabo bastantes actividades, colaboran con los profes y ayudan al cole donde la burocracia y el dinero de las instituciones no llega -o llega tarde-. Se hace lo que se puede, teniendo en cuenta que es una asociación con pocos miembros, que los medios materiales son bastante limitados y que funciona con padres, y sobre todo madres, que tienen sus propias obligaciones y ceden de forma altruista su tiempo en estos menesteres.

La principal fuente de financiación de la AMPA son las cuotas de socios. Y, por desgracia, no hay muchos...
Tener ideas está guay pero, para materializarlas, se suele necesitar pasta. Puedes tirar de voluntarios -y la verdad que padres y madres se implican muchísimo-. Pero para actividades con grupos grandes se necesita material en cantidades industriales. Además puede resultar un tanto violento o abusivo que siempre colaboren las mismas personas sin recibir nada a cambio -más, teniendo en cuenta que todo el personal del cole y de la administración cobra su salario- y que quien suele colaborar son precisamente las personas que no tienen empleo -por los horarios lectivos-. Padres y madres lo hacen encantadas: porque pasan el rato cerca de sus hijos y compañeros en un ambiente diferente a la familia. Pero cuando hay que recurrir a personas que no tienen vínculo con el cole...
Hacer cosas por los niños está bien, pero vivimos un mundo globalizado, con terribles desigualdades y miserias: uno no puede implicarse en todas las luchas.

Otra fuente de financiación son las subvenciones. Las instituciones, que recaudan los impuestos a los más ricos, los revierten al conjunto de la sociedad en forma de ayudas económicas. Pero las subvenciones son también pequeñas trampas: porque se conceden para realizar acciones en la dirección misma que apuntan esas instituciones. Muchas veces son solo una forma de sacudirse la responsabilidad y hacerla recaer sobre el receptor de los fondos: 
-Hay que hacer esto, toma el dinero, hazlo tú y gástalo sólo en eso. 
-No, mira... es que necesitamos el dinero para esto otro.

 
En los últimos años, asistimos a una cierta dejadez de los servicios básicos por parte de las administraciones públicas. Lo que redunda en una peor calidad de los mismos.
Los que pueden permitírselo demandan mejoras y crean la ocasión para que servicios como la educación y la sanidad acaben siendo privatizados... Que no está mal, pero el problema es que, además de pagar el cole, vas a tener que seguir pagando impuestos -y sabemos que hay familias que no pueden afrontar gastos extras-.
Las AMPAs, y otro tipo de asociaciones, pueden ayudar a paliar esta tendencia, además de implicar en la solución a los afectados por el problema. Es una lucha desigual, porque las asociaciones no tienen poder ni medios... Pero es moralmente necesaria. 

El movimiento asociacionista vive malos tiempos. Los estados y sus instituciones se han hecho con el control de todos los ámbitos, también los culturales y lúdicos. Eso ha restado autonomía a las asociaciones, que tienen una gran dependencia de la administración.
Las zonas rurales y marginadas no resultan atractivas para la inversión privada, y la escasez de población hace difícil el asociacionismo para causas concretas. Así que nos hemos acostumbrado a que cualquier iniciativa provenga de ayuntamientos, autonomías... y la población acabamos por volvernos objetos pasivos, despreocupados o, a lo más, críticos con las iniciativas públicas -después de todo, es su trabajo, cobran por ello de nuestros impuestos y tienen que hacerlo bien-.
Quienes dirigen las instituciones lo hacen inmersos en sus creencias, sus ideales, sus fantasías... Tienen los medios, la autoridad y el tiempo para llevarlos acabo. Eso determina que toda iniciativa parta de estas clases gobernantes. Y la dirección que apuntan y apuntalan no tiene porqué coincidir con las inquietudes e intereses de la población general.
No son iguales las iniciativas que brotan desde la población que las que salen desde las administraciones. No son lo mismo en las formas, ni en los medios, ni en los contenidos.

Los estados te pueden obligar a pagar los impuestos. La AMPA no te puede obligar a que pagues la cuota de socio -puede constituir una obligación moral, pero no es una obligación legal-.
Para mí eso es lo maravilloso de la AMPA -y en general de cualquier asociación sin ánimo de lucro-:
-¿Quieres colaborar y abrir un camino que vaya en cierta dirección?
- Sí.
-Entonces: asóciate, haz propuestas, implícate... No esperes a que tu candidato favorito salga elegido presidente del gobierno.


Le educación es obligatoria. Los estados apremian y aprietan para que escolarices a tus hijos. ¿Vas a dejarlos en manos de burócratas y funcionarios de carrera sin preocuparte lo más mínimo de lo que se les inculca?
Niños y niñas necesitan referentes diversos. Porque ser conscientes de la diversidad y de las infinitas posibilidades que tenemos nos hace más libres, más felices.
Los colegios siguen siendo órganos del aparato de control de los estados, es comprensible que profesores y gestores no consigan pensar la diversidad más allá del marco normativo que los rige.
Alguien debió darse cuenta de estas limitaciones y, en algún momento, se decidió que las familias, y el conjunto de la sociedad, debía colaborar en esa tarea de control que supone la educación pública para, de alguna manera, contribuir a su legitimación: surgieron las AMPA, los consejos escolares y otras herramientas de colaboración.
Gracias a todo eso, la educación ha cambiado mucho en las últimas décadas: ha pasado de ser algo exclusivo de clases adineradas a extenderse al conjunto de la población. De utilizar métodos punitivos y represivos a otros más motivacionales y de refuerzo positivo. De estar controlada por la religión a estarlo por los estados y los poderes económicos.
Su función de control social se sigue manteniendo, pero incluso los que somos conscientes de ello, lo creemos necesario -aunque sólo sea en un sentido socialmente práctico-. Eso sí, tiene que ser permeable a las demandas e intereses de la población.

Es un camino difícil -el del asociacionismo-, todos tenemos nuestras propias ideas, creencias... Hay que transigir en muchos aspectos. Pero es un escenario acotado a la educación de nuestra prole. Es posible llegar a acuerdos porque todxs queremos lo mejor para lxs niñxs: que disfruten de su infancia y se les permita llegar a donde elijan ir.

Con hacerte socio y colaborar con la AMPA no vas a salvar el mundo, pero en el cole pasan mucho tiempo lxs niñxs, así que, no parece mala idea contribuir a su bienestar y abrir su abanico de referentes.

I want you for AMPA
Escultura egipcia señalando a lxs socixs de la AMPA. Neues Museum (Museo Nuevo) - Berlín - Noviembre de 2018


lunes, 16 de septiembre de 2019

Del colegio ruinoso a la venta de los servicios públicos

La semana pasada, desde la dirección del colegio, nos comunicaron a padres y madres que había una pared que corría riesgo de desprenderse de la estructura del edificio. Habían vallado un perímetro de seguridad en el patio al que daba esa pared y, adicionalmente, se había prohibido a lxs chavalxs utilizar dicho patio.
El edificio no es viejo -unos 50 o 60 años-. Pero se encuentra en unas condiciones ruinosas: mal aislado del frío y el calor, goteras... Y, ahora, con paredes que se desprenden. 
No es precisamente lujoso, más bien todo lo contrario: austero y funcional. Porque no hay que convencer a nadie para que escolarice a sus hijos ahí -es la única opción en el pueblo-. 


Uno no deja de escuchar voces que advierten de que el Estado está en venta, que cada vez es más pequeño, que todos los servicios se externalizan (privatizan). Y, de cuando en cuando, aparecen artículos como este: "Educación concertada: una apuesta por la desigualdad". 

No tengo nada en contra de lo privado -ni a favor-. El que tenga un alto poder adquisitivo es muy coherente en llevar a su prole a colegios caros y lujosos. Para que interioricen esa normalidad y se relacionen con otras personas de su misma escala social -o superior-, que sus referentes sean gentes ricas y poderosas. 
Pero en el pueblo, lxs hijxs de la boticaria, del notario, del albañil, de la apicultora, de lxs paradxs... tienen que convivir en los mismos espacios. Lo hacen por necesidad -no por gusto- porque la alternativa privada no está interesada en las zonas rurales -no obtendría lucro-. Quizá la concertada sería posible, siempre que la administración pública asumiese los costes. Pero en este pueblo nunca se han planteado esas opciones.
Así, nos encontramos con ciertos servicios públicos que parecen intencionalmente abandonados, dejados: colegios, institutos, hospitales... Servicios básicos y de obligada prestación -según nuestra Constitución- que se ofrecen en espacios ruinosos. Mientras vemos que nuestros impuestos -el fruto de nuestro trabajo- se invierte en otras estructuras: salones de actos, plazas, instalaciones deportivas... Susceptibles de ser publicitados en los medios de comunicación y que, curiosamente, son utilizadas por los gestores de lo público en la celebración de pomposos y multitudinarios eventos.
Gestores de lo público -políticos y altos funcionarios- que constituyen en sí mismos sumideros de nuestros impuestos. Que viven lujosamente y utilizan los servicios privados y concertados para escapar de lo toscos y rudos servicios públicos.
No es esto un alegato en defensa de la educación pública, ni su retorcida burocracia -que ciertos sectores pueden saltarse alegremente para acelerar sus decisiones y que, también, puede utilizarse para poner trabas a las demandas de otros colectivos-. Es un intento de clarificar una estafa que se nos va imponiendo lenta y silenciosamente.
Si admitimos la idea, un tanto naíf, de que el Estado se basa en el "contrato social", podemos pensar que alguien no está cumpliendo su parte del contrato. Y que, además, el fruto de nuestro trabajo -los impuestos- no sólo se está empleando en el lucro de políticos y gestores, sino también de los grandes beneficiarios de la externalización de los servicios públicos.

La alternativa privada o concertada no es rentable en las zonas rurales. Pero puede llegar a serlo si nos vemos instigados a elegir entre trabajar de sol a sol para pagar la educación  de nuestrxs hijxs o correr el riesgo de que les caiga una pared encima.
En nuestras sociedades globales y masificadas, la política funciona así: en base a estadísticas, que nos dicen que bajar la inversión pública en ciertos sectores atraerá la inversión privada para cubrir ese vacío. Pero en los pueblos no viene nadie a tapar las grietas y sólo va quedando el vacío... solo.



jueves, 20 de octubre de 2016

El plan educativo del centro y las gallinas muertas

La educación puede verse como una herramienta de los Estados para reproducirse a sí mismos, sin variaciones, manteniendo la pirámide de poder y sometimiento.
Los Estados son administrados por funcionarios y militares de carrera, gente que obedece órdenes, que sigue una disciplina, a cambio de un salario. Están al servicio de los grupos de poder que dirigen la política, la comunicación y la economía. Así, la maquinaria del Estado, se esfuerza con violencia por encajar la Sociedad y al Individuo en su rígida estructura... desde nuestra más tierna infancia...
La Sociedad somos complaciente con este esquema: porque son las clases de poder las que disfrutan del excedente, de una mayor libertad y del sadismo de oprimir a la gran mayoría. Porque, con el pasar los años, todos somos conscientes de ir ganando posiciones. - Y por supuesto que no queremos ceder ni un centímetro de terreno! Nos costó mucho sacrificio, esfuerzo y penurias llegar a nuestra ridícula posición social.

Con los niños se usa a menudo la metáfora del árbol: el árbol hay que podarlo y guiarlo para que adquiera la forma y dimensiones que nos resulten útiles. Así, el árbol, no es más que un medio para conseguir otros fines, y el niño no es más que un objeto a moldear.  Muy pocos se atreverían a dejar crecer el árbol sin más, olvidar la creencia de que el árbol necesita nuestros cortes, moldes, represión, recompensa... Muy pocos dejarían al niño aprender sólo, muy pocos confían en que el entorno en que vive el niño sea motivador: Un Mundo lleno de guerras, corrupción, violencia, droga, sexo, música, juegos...

Guiar, podar, acotar, encasillar... también deja sus traumas, cicatrices, heridas...

Me indignó leer "el plan educativo del centro" (carta de servicios educativos, compromiso de la familia y plan de convivencia): sus normas, leyes, el modelo de ciudadano demócrata a conseguir. Eso sí: no sólo usando la represión... también la motivación! Para que los niños se sientan atraídos por un cierto estilo de vida que premia con dinero y ocio el sometimiento a sus preceptos: el trabajo duro, reinvertir el capital, relacionarse con los de su estrato social o superior, cumplir la ley... formarse para conseguir un empleo. -¿Quién no quiere un empleo hoy día? Una paga, una seguridad, un piso con televisión e internet...

Y no deja de ser paradójico que, en una sociedad tan individualista como la nuestra -que confiere tanta importancia al individuo y su "libertad"-, se reprima, castigue y dirija al niño desde su más tierna infancia. Quizá porque lo importante no es tanto el individuo como el que permanezca individuado, aislado. Con la intención de que no surjan otros grupos, asociaciones o bandas, al margen de las instituciones.  La organización predominante debe ser capitalista, las leyes de los diferentes Estados deben garantizar la seguridad de las transacciones y cubrir los vacíos del Mercado. Aún así, el Individuo goza de un cierto margen de libertad: lo llamamos ocio.

Adoctrinamos a los niños para que amen nuestro mundo, desarrollen una profesión y puedan integrarse en el sistema de trabajo/ocio. Así que nos esforzamos por matar su imaginación, reprimir su búsqueda del placer e inculcamos lo que nos hemos visto obligados a aceptar por la fuerza. Nos asusta y nos contraria que no sigan nuestras órdenes.
Les entregamos a las instituciones, con sus ejércitos de docentes que: saben exactamente dónde están los límites, las actitudes que hay que fomentar, ignorar y reprimir... En una visión cartesiana del humano, el humano-máquina, el obrero, comerciante, emprendedor...

No solemos hablar de felicidad... de otros Mundos posibles... mejores...
Hablamos de trabajar por proyectos... pero los proyectos vienen dados... desde la editorial... desde el funcionario... hay que respetar el timing, el dead line, los objetivos...

Era el plan educativo del centro de mi hija, pero podría ser el de cualquier otra entidad. Porque también las familias somos como describía ese plan: unas tienden a ser motivadoras y, otras, más bien represoras -sin llegar a la violencia física, que también las hay-. Todos tenemos nuestra idea de bien, un puñado de modelos en los que encajar a las despreocupadas criaturas, unos límites que no les permitimos atravesar, unas cuantas cosas que queremos que aprendan... Todo eso que forma parte de nuestro Ser en el Mundo, de nuestras vivencias y experiencias... todo aquello que nos gustaría transmitirles...

Pero los expertos en educación se llevan nuestros hijos al colegio, para que aprendan lo que dicta el plan educativo, para que los chavales estén entretenidos mientras los progenitores trabajamos... Si tienes que invertir la mayor parte de tu tiempo trabajando, entonces es que no has sabido desarrollarte socialmente y no estás preparado para hacerte cargo de la educación de tus hijos.


Será la pereza, la vagancia, que nos impide tomar las riendas de nuestras vidas?
Pero el árbol no tiene pereza, él va creciendo, sin prisa. Donde germine se irá haciendo hueco. Como la higuera de la imagen, que ya ha sobrepasado la altura de las cabras y ovejas, a las que ahora da sombra a pesar de que se lo agradecen mordisqueándola.

Además de leer el "plan de educación del centro", hacía unos días que había visto el documental "La educación prohibida"... Mientras escuchaba "Los niños del parque":


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Cuando bajé al cercado de las gallinas me encontré un gallo muerto.
- Vaya! - Pensé contrariado. - Justo el que más me gustaba para dejar como semental.
Lo moví con un palo para averiguar la causa de la muerte... Estaba tieso y frío, debía llevar muerto al menos un día. Tenía la cabeza magullada, quizá se había peleado con el otro gallo -el que pensaba matar para hacer un arroz-.
Pasaron un par de días y volvió a aparecer una gallina muerta. Esta aún no estaba tiesa. No era normal tanta muerte en tan poco tiempo. Fui más exhaustivo en la autopsia. Tenía un pequeño orificio entre el muslo y el estómago, parecía de un balín de plomo. - Lo que habrá sufrido la pobre antes de morir - Me dije entristecido.
Así que empecé a atar cabos: unos días antes había visto unos niños, de entre 9 y 12 años, con una escopeta de plomos... - Estarán cazando pájaros - Y no le di más importancia.
- Qué difícil es matar los pequeños y rápidos pájaros con una escopeta de balines. Pero... ¡Las gallinas no tienen la culpa de vuestra mal calculada ambición!