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sábado, 29 de abril de 2023

La política no es nada serio

Este año tocan, otra vez, elecciones locales y autonómicas. Y, la verdad, dan bastante bajón. 

En las autonómicas hay algo de variedad: se presenta Podemos, que, a pesar de su imagen "freak", a mi entender, maneja una visión de la ruralidad extremeña desde la base, con ideas de sostenibilidad ligadas a un reparto más justo de la riqueza y con la tímida intención de hacer partícipe del progreso al conjunto de la sociedad. Luego están el pp-soe con su centralismo provinciano y los favoritismos a grandes poderes económicos, revestido de progresismo, seriedad, caspa y esa idea generalizada de que, si le va bien a los empresarios, acabará goteando hacia abajo.

En las locales tenemos un señoro que lleva gobernando con mayorías absolutas desde 2007 y que continúa extendiendo su poder por diferentes instituciones comarcales y provinciales. En Extremadura el imaginario que asocia el psoe a la izquierda, la chaqueta de pana y los vencidos de la Guerra Civil, tiene mucha fuerza. Tanta que, su candidato en el pueblo, saldrá elegido otra vez.

En el partido de la oposición se ha puesto al frente un chaval joven -igual no tan joven, pero más joven que yo-. Se llama Cristian, tiene pendiente, no sé si tatuajes y es del pp -resulta curioso este intercambio de lo antisistema entre la izquierda y la derecha-. Pero, claro, aquí la gente es bastante conservadora, clásica, no gustan de estas paradojas. Se maneja un imaginario de la política aburrido, concienzudo, calculador, burocrático... Se confunde un poco con el funcionariado -no se sabe muy bien donde empieza lo uno y acaba lo otro-.

Luego miras lo que se hace desde la política seria y no aparecen los cálculos ni la burocracia por ningún sitio. Sólo ves pendejadas y golpes de efecto: regadíos en la Dehesa, toldos multicolor en los cruces, plataformas flotantes, Valdecañas, Elysium, reformas recurrentes de espacios simbólicos para adaptarlos a gustos cambiantes y macroeventos puntuales... Y, luego, si eso, ya se va a cubrir las necesidades de la gente: arreglar calles, caminos, parques, alumbrado, colegio... 

Algunos dicen que las pendejadas están bien, que dan trabajo y mueven la economía. Yo no tengo nada en contra de esa argumentación. Las pendejadas están bien, molan, dan que hablar y, desde luego, avalan lo que quiero defender en este post: la política no es nada serio. 

Lo malo de las pendejadas es que acaban materializando la visión del mundo de estas personas en el poder. Una visión que no deja de ser la de un poder y control absolutos y una idea de progreso económico personalista e individual que sólo busca perpetuarse -aunque, afortunadamente, tenga que someterse a la legalidad y al aval del voto-. 

Circula por ahí una teoría política que viene a decir: mejor que la democracia representativa, sería un gobierno por sorteo y rotativo. Desde luego, en nuestro ámbito local parece una idea más que brillante: porque cuesta mucho encontrar personas que quieran dedicarse a la política y, al final, el que lo hace, se acaba viendo obligado a quedarse y convertirse en algo que quizá no quería.


jueves, 16 de marzo de 2023

Peloche y la independencia

Buscaba información de Peloche y me encontré con esto en la Wikipedia 

"En el año de 1939 este municipio desaparece porque se integra en el municipio de Herrera del Duque..."

Una frase lapidaria: el municipio desaparece, deja de existir... Antes era un pueblo, con su ayuntamiento y sus movidas y, de repente, se convierte en un barrio residencial, o una suerte de resort turístico y reserva de exótico folklore -porque, si buscas en internet, se nos desvela como un destino de playa de agua dulce y sus tradicionales danzantes en la festividad de San Antón-. Internet se nos ofrece siempre raudo y veloz a proporcionar su particular visión de las cosas, una visión fresca, actual y atractiva -para los de fuera, porque internet nos muestra la realidad siempre desde fuera, desde un universo exterior virtual-. Pero, en lo que concierne a lo real, a sus vecinos: ¿Cuándo desapareció Peloche?

No parece que fuera algo repentino. En los últimos años de su historia ha sido  como el río que baña sus inmediaciones, el Guadiana: que aparece y desaparece y que, ahora, se encuentra oculto bajo los turbios pantanos apuntalados durante la dictadura.

Peloche tiene su iglesia, sus tradiciones, sus bares, su cementerio y su propia identidad. Salta a la vista que es un pueblo en sí mismo. Aunque haya sido desposeído de sus órganos de gobierno y de su territorio -con la disolución de su término municipal en el de Herrera del Duque y la construcción del pantano que inundó sus mejores tierras-.


La primera desaparición de Peloche que he encontrado documentada ocurre 

"En cumplimiento de una Real orden de 23 de octubre de 1867, la Diputación de Badajoz presentó el día 2 de enero de 1868 un anteproyecto para suprimir algunos distritos municipales y pueblos menores de 200 vecinos, según el censo de 1860.

Estas uniones se harían respetando el partido judicial y la diócesis a la que pertenecía cada pueblo. Dentro del partido de Herrera del Duque, Peloche, que tenía 137 vecinos*, se agregaría al ayuntamiento de Herrera (Comprendía el término municipal de Peloche 16 kilómetros y medio de circunferencia y 6 aproximadamente de diámetro. Tenía mancomunidad de aprovechamiento de pastos con Herrera, y un pósito con 400 fanegas de trigo. Los productos de los pastos que le fueron señalados, cuando se separó de Herrera, eran suficientes para cubrir sus presupuestos.)

Del capítulo Propuesta para hacer mancomunidades y suprimir ayuntamientos menores de 200 vecinos. Calderón López, Fernando (2021). La Siberia Extremeña. Crónicas del Siglo XIX. Gráficas Diputación de Badajoz

*Aquí, "vecinos", quiere decir unidad familiar o cédula de inscripción (Peloche tenía según el censo de 1860 137 vecinos que, en realidad eran 482 habitantes)


Más tarde, la Ley Municipal de Términos Municipales y de sus Habitantes de 20 de agosto de 1870 elevaba a 2000 el mínimo de habitantes para constituir un municipio. Y hasta 1924 no apareció una ley que eliminara la limitación de habitantes para constituir ayuntamiento*.

*Según el documento: Pons-Portella, Miquel (2016). Población mínima de los nuevos municipios: estado de la cuestión tras la Ley de Racionalización y Sostenibilidad de la Administración Local. Revista De Estudios De La Administración Local Y Autonómica

 

Así que, desde 1868 hasta 1924, la legalidad estatal no fue favorable a la independencia de Peloche. Sin embargo, parece que los pelochos se las ingeniaron para funcionar como municipio después de ser subordinados a Herrera del Duque en 1968. Ya que no parece que la anexión de Peloche a Herera llegara a hacerse efectiva o, si lo hizo, debió ser durante un período muy breve de tiempo. por lo que comentaremos en los párrafos siguientes y por los datos del INE.

Evolución de la población de Peloche según el INE. No aparecen datos en 1842, pero tampoco he encontrado indicios que apunten a que Peloche no fuera un municipio en sí mismo en esa fecha y fechas anteriores. 

 

En la Gaceta de Madrid número 34 del 3 de Febrero de 1934 se habla de 

"que la Diputación provincial de Badajoz dictó en 4 de Noviembre de 1898 suprimiendo el Ayuntamiento de Peloche [...] manifestándose en la Real orden de 1924 que el acuerdo de supresión que se confirmó en 1899 no se había cumplido hasta la fecha [1934] por el Gobierno civil de Badajoz.

Vamos, que en 1898, Peloche era, de facto, independiente y había seguido funcionando con autonomía, al menos hasta 1934 (porque la orden confirmada por la Diputación de Badajoz en 1899 de anexionarlo a Herrera no se había ejecutado).

De todas formas todo este período parece bastante turbulento, como confirma otro párrafo del texto de la Gaceta de Madrid número 34:

"La confusión sobre la existencia o no del Ayuntamiento de Peloche era general y alcanzaba a las Autoridades que con su actuación daban motivos para dudar de ella. Asimismo en el Censo del Instituto Geográfico ce­rrado en Diciembre de 1930, aparece el pueblo de Peloche constituyendo Ayun­tamiento, y el propio Gobernador civil convocó a elecciones de Concejales del Ayuntamiento de Peloche para el 12 de Abril de 1931".

 

De los años posteriores a 1934 sólo he encontrado esta nota al pie de página en el artículo La Siberia extremeña (1927-2017) de Juan Rodríguez Pastor:

"[...] el 15 de enero de 1937, en Castuera, el alcalde de Peloche, Benito Calderón, consiguió una orden del Gobernador concediendo a Peloche su independencia de Herrera (tras la guerra se deshizo la acción)".

La guerra empezó en el 36 pero las tropas del militar golpista no se hicieron con el control de Herrera y Peloche hasta prácticamente terminada, en 1939, momento a partir del cual Peloche nunca recuperó su independencia. Con franco todo quedó "atado y bien atado".


Con la democracia los pelochos realizaron algunos intentos de recuperar su autonomía, pero fracasaron. 

 ***************

Van ya varias generaciones que nos hemos criado con la cantinela de que Peloche es una pedanía de Herrera -y la de que, el lema "Peloche manda", es una chiquillada-. Sabemos que resulta un tanto incómodo para los pelochos, así que, los de Herrera, no nos jactamos de ello. Y no es sólo por respeto hacia nuestros vecinos, es porque sabemos que el poder político se ejerce de forma arbitraria, que responde a intereses diferentes a los de la población, que nadie está libre y que, si Herrera tiene su autonomía, no es porque la gente de Herrera sea más fuerte, más lista o haya luchado más, es porque otras instancias superiores -Diputación, la Comunidad Autónoma, el Estado...- así lo han decidido, o lo han estimado oportuno para sus intereses.

Peloche en 1957 y en la actualidad. Imagen extraída del portal Infraestructura de Datos Espaciales de Extremadura

 

En los últimos dos o tres siglos -en los que empezaron a conformarse los Estados modernos- el poder se ha ejercido siempre desde arriba hacia abajo, tanto en democracia como en dictadura -al capital no lo importan mucho los detalles de cómo se acceda al poder, mientras ese poder se ejerza y haga seguras sus transacciones-. Es sintomático cómo este tema de la independencia de Peloche continúa siendo en la zona una suerte de tabú del que nadie habla, permanece oculto, cancelado, como si no fuera relevante para nadie... Quizá, porque si se hablara, habría que actuar y, en nuestras democracias, los que actúan son los que están en las instituciones... Hasta eso nos han robado: la posibilidad de hablar, de organizarnos, de negociar y llegar a acuerdos.

Podemos afirmar, sin mucho problema, que la historia del capitalismo va de la mano de la historia de los Estados modernos, no se entienden los unos sin el otro. Y es esta una historia de desposesión. Desposesión de la autonomía de las gentes, acumulación de riqueza, monopolio -de los medios de producción, de la violencia, la cultura...-. Peloche es un ejemplo de todo esto: de acumulación y centralización de poder político, ordenación del territorio y construcción de mega infraestructuras para sostener el entramado Estado-Capital. 

Ahora Peloche tiene 257 habitantes... Y bajando. Como le ocurren a Herrera y el resto de pueblos de la comarca. No es la España "vacía", es la España "vaciada", desposeída y sacrificada para lubricar los nodos y vías por las que fluye el capital. Que no nos resulte extraño que, los mismos que se encargaron de vaciarnos -capital e instituciones-, se alíen ahora para llenar esto de cualquier cosa: minas, turistas, casinos o plantaciones de placas solares.


PD: gracias a las pelochas Isabel y Maripaz que me proporcionaron material e hilos de los que tirar.


sábado, 9 de julio de 2022

Relaciones de poder y ruralidad

Señalaba Foucault que el poder se ejerce sin violencia, de forma sinuosa. En cuanto se utiliza la violencia ya no hablamos de relaciones de poder, serían relaciones de sometimiento, esclavitud... Pero lo más importante en estas relaciones de poder es que se distribuyen ampliamente por los diferentes ámbitos y capas de nuestras sociedades: familia, asociaciones, instituciones educativas, gobiernos... De alguna manera, las relaciones de poder son inherentes a nuestra vida en sociedad. Como para Freud era inherente el que existiera cierto malestar -tenemos que retener y sublimar nuestras pasiones y deseos: no podemos estar fornicando con todo lo que se cruce en nuestro camino-.

Pero el que sean necesarias no quiere decir que todas las relaciones de poder sean positivas -de la misma manera que para Freud un mal equilibrio en la sublimación y represión de las pasiones llevaba a la histeria, la enfermedad o el rechazo social-. Quizá, ahora, que somos muy dados a señalar relaciones tóxicas, tenemos más fácil identificar esas otras relaciones de poder que no son las que se han documentado en los libros de historia: el poder ejercido desde los gobiernos.

El poder ejercido desde los gobiernos es quizá el más espectacular, por sus consecuencias transformadoras: en los paisajes que habitamos y, también, en nuestros comportamientos y relaciones con los demás. Es un poder que, además, puede tirar de violencia -leyes, policía, inspectores...- y represión -cárcel, palizas, multas...-. Es más que un poder y, como dijo el Tío Ben a Spiderman: -Un gran poder conlleva una gran responsabilidad.

Con la democratización de nuestras sociedades, se ha intentado ir reduciendo la intervención de la violencia en las relaciones de poder que se ejercen desde los que ostentan los cargos públicos hacia la población general. El primer paso es hacer responsables a los ciudadanos de la elección de quienes les gobiernan y, en general, hacerles partícipes de las decisiones de gobierno -casi siempre de forma anecdótica, no vinculante o controlada-. Se trata más bien de crear una imagen o apariencia de participación, estabilidad, altos niveles de consumo, bienestar... Que eclipsen la conflictividad social.

Pero la conflictividad existe. Y se hace patente cuando el poder tiene que recurrir a la violencia para materializar, por ejemplo, sus proyectos urbanísticos. Unos proyectos que, como ya hemos comentado en otros posts de este blog, están determinados por cómo ven el mundo las capas dirigentes y cómo les gustaría que fuera. Un mundo que ven desde los despachos, las reuniones, los viajes, el lujo... Un mundo universal, globalizado, en el que todos somos turistas y visitantes de cualquier lugar. Con todas las connotaciones de clase y exclusión que tiene ese universo turistificado y tecnificado.


Siguiendo en la línea de higienización y modernización del entorno rural, el ayuntamiento de nuestra localidad decidió cepillarse un montón de árboles para remodelar el camino de bajada al cementerio -unos 50 árboles que contaban con unas décadas a sus espaldas y que habían conseguido, a duras penas, adaptarse al entorno y a las podas absurdas que se les realizaban-. Quizá, previendo que también los gobernantes pasarán por ese camino al más allá, como los faraones del antiguo Egipto se cuidaban de construir una gran pirámide, los de ahora se cuidan también de modelar los espacios públicos acorde a sus gustos suntuosos para trascender la historia.
Lo curioso del caso es que el nuevo proyecto también contempla la existencia de arbolado -pero el que ya estaba no era lo suficientemente bueno-. En un espacio absolutamente diáfano, en el que cabrían millones de posibilidades, se opta por quitar lo poco que existe para dejar el lienzo en blanco e inmaculado. La violencia de los gobiernos es también esa: un desprecio absoluto a lo que ya existía, al trabajo de generaciones anteriores, y a las características del entorno, para plasmar proyectos absurdamente nuevos y modernos, con los que no mantengamos ningún arraigo, en los que nos sintamos seguros, sin sorpresas ni irregularidades, lugares cualesquiera -según las modas y gustos del ciudadano universal-. No lugares, donde nuestra necesidad de diferenciación sólo sea posible a través del consumo.

Me daba pena ver los árboles cortados. La última vez que pasé por ahí fue para el entierro de mi abuela. Recuerdo que volví andando desde la puerta del cementerio hacia el tanatorio -para recoger el coche-. El lugar es horrible, un páramo seco donde aflora la pizarra a cada paso. Sólo los árboles proporcionaban cierta compañía. Resultaba un gran espectáculo que siguieran vivos -y con cierta entereza- en un ambiente tan duro y agreste.
Hay quien dice que se siembran cipreses en los cementerios para facilitar la subida de las almas a los cielos. A mí me gusta pensar que los árboles del camino del cementerio mantenían ese vínculo entre los difuntos y el pueblo, un camino tenue y efímero -que ya no existe-. Y se me antojó un acto de gran crueldad y violencia talarlos. Un acto que sólo puede darse si existe esa separación y aislamiento entre poderes y capas de la sociedad: entre el que ordena, el que se encarga de ejecutar la orden y los que reciben las consecuencias. Un acto que demuestra que la racionalidad técnica y política resultan mucho más dañinas que la racionalidad mágica o religiosa, en gran variedad de casos.

Mientras miraba por el retrovisor el espacio arrasado sentí pena, rabia y asco... Creo que no era el único que se sentía así. Seguro que Tío Ben tampoco aprobaba a los Spidermans de nuestro tiempo y lugar.


 


domingo, 3 de abril de 2022

El anticristo

Por las calles se veían cadáveres tirados por el suelo. También cuerpos a medio enterrar en fosas comunes. Pero nadie sabía cómo llegaron ahí. No se decía nada ¿Habían sido las tropas rusas? El fuego amigo? Un vampiro, quizá?

La gente huía hacia las fronteras. Las mafias se acercaban para traficar con personas y prostituirlas en Europa. Se habían difundido imágenes de neonazis ucranianos torturando y asesinando gitanos y pro-rrusos. Se decía que el presidente Zelensky había sido aupado al poder por el partido demócrata estadounidense. Que habían instalado laboratorios de armas químicas por todo el territorio y habían proporcionado poder a las facciones más radicales del ejército ucraniano. 

La Dark Web se inundó de pornografía infantil y violencia. Decían que Biden y su hijo eran pedófilos consagrados... Así que, EEUU y sus aliados, no sólo habían provocado a Rusia acercando tropas a sus fronteras, querían además, darle todos los motivos para la invasión ¿Era una trampa?

La bomba nuclear planeaba sobre el cielo de Europa. Los demócratas no se detendrían: no era su territorio, estaban dispuestos a todo para tomar por la fuerza el poder del nuevo orden mundial. 

La humanidad daba asco. Especialmente la humanidad en el poder, ávida de dinero y recursos escasos.

Al rato apareció en la TV un documental de Las Vegas: un lugar horrible, de pésimo gusto, donde el lujo y el vicio se daban la mano con la ludopatía. Seguro que aquello era demasiado cutre para el depravado de Biden... Aquel anciano escondía cosas muy turbias, detrás de aquella sonrisa tantas veces operada ¿Qué podía impulsarle a la presidencia? Un señor tan mayor...

En nuestro país, el presidente se había entregado completamente a la interpretación. Seguía perfectamente el guion marcado... Era la versión latina del anciano ¿Sería también un pedófilo? España enviaba armas, incrementado el presupuesto militar y entregando el Sáhara Occidental a Marruecos. En la tele siempre lucía muy apuesto, enarbolando el fantasma de la ultraderecha. En un discurso vacío que parecía causar gran entretén... Como aquellos combates de Pressing Catch que tanto nos gustaban de pequeños... Luego descubrimos que todo era falso, puro teatro...

No sabíamos cómo acabaría esto. Pero el lado oscuro se había apoderado de occidente, no cabía duda. Sólo nos quedaba la esperanza de que Rusia se aliara con Oriente y nos salvara de la depravación de nuestros líderes. Como cuando pusieron fin a la Segunda Guerra Mundial y liberaron todos esos campos de concentración ¿Qué nos pasa a los occidentales? ¿Por qué dejamos que nos gobiernen siempre los más tarados, los más violentos?

****************

La presentadora del Telediario tenía unas tetas enormes... Era muy guapa, pero la vista siempre se iba... Se acercaba la Semana Santa y era el momento de torturar y matar al Cristo. Un acto que nos parecía muy provinciano... Salvo si lo representamos en el tablero global.


domingo, 14 de junio de 2020

La escuela: de la educación libre al trauma social

Una de las cosas más difíciles de llevar durante el confinamiento ha sido la supresión de las clases presenciales en los colegios. De golpe y porrazo, las niñas se quedaron todo el día metidas en casa y nos vimos obligados a hacer de maestros, para conseguir que completasen las tareas que les llegaban -y les siguen llegando- del cole.
Yo ya trabajaba desde casa, pero el tiempo de trabajo lo dedico al trabajo. Así que, para atender a las niñas, hay que alargar las jornadas, tirar de abuelos, enchufarlas a las pantallas...

De la etapa de colegio cada uno cuenta su experiencia. Muchas veces, de corte más bien traumático: bullying, profesores y profesoras que se les iba la mano con facilidad, castigos, riñas...
Claro que, también hay quien forjó su grupo de amigos a base de compartir estas experiencias escolares. O para quienes podía suponer un espacio de libertad -cuando sufrían situaciones de violencia en su entorno familiar-.

Yo, la verdad, recuerdo esa etapa bastante gris. Y recuerdo muy poquito -supongo que he preferido olvidarla, enterrarla en el subconsciente-.
Ahora, al afrontar los deberes con la mayor de mis hijas... Es como si reviviera aquello: las cuentas, la caligrafía, dictados, ortografía... Sus cuadernos tienen más colores y dibujos que los míos, pero sigue siendo lo mismo.
Más que despertar el interés por el conocimiento, pareciera una forma de mantener ocupados a los chavales en tareas que consideramos buenas -o que el propio sistema educativo estima útiles para seguir avanzando dentro del mismo-. Quizá, habría que preguntarse ¿Son buenas? Y, si lo son ¿Exactamente para quién o qué son buenas?

Yo no tengo consciencia de haber aprendido nada en el colegio. Recuerdo que por aquel entonces me gustaban mucho los animales: recuerdo que me encantaba leer libros de esos que venían con mogollón de ilustraciones y se hablaba del animal más alto -la jirafa-, el más grande -la ballena azul-... Pero era algo que hacía al margen del colegio. Supongo que los libros de ciencias naturales del cole eran un tostón -seguro que lo eran, porque he visto los de mi hija y son un tostón, no responden a una posible inquietud, sino a un conocimiento enciclopédico cercenado, adaptado-. También me gustaban los comics, cierto tipo de experimentos, manualidades...

Cuando nos ponemos a hacer los deberes, la mayoría de las veces, resulta un suplicio para nuestra hija y, para nosotros, supone un ejercicio continuo de autocontrol -es muy fácil perder la paciencia-.
Lo peor de todo es ser consciente de estar repitiendo la historia, haciendo todo aquello que habíamos odiado toda la puta vida: castrar al niño, entrenarlo para que trabaje, para que aprenda a aprobar los exámenes, para que tenga posibilidades de encajar en una buena posición de la pirámide social -o en las diferentes categorías del funcionariado-.

Con esta situación, uno se se pregunta si el cole no presencial tiene algún sentido. O, si, por el contrario, no sería mejor dejarlo desaparecer y destinar todos esos recursos a otros servicios y actividades más útiles. Por ejemplo: alargar las bajas de paternidad y maternidad para que las familias se hagan responsables verdaderamente de la educación de sus hijos.
Porque, justo los aspectos que valoramos más de los colegios, son: que los niños se relacionen con otros niños y adultos, mientras a los padres y madres se nos libera, durante ese lapso de tiempo, de sus cuidados -para poder atender nuestras obligaciones laborales-.

Los muy ricos -o aspirantes a serlo- ya saben que una de las cosas más importantes es que sus hijos se relacionen con otros ricos. Es por eso que los envían a coles privados -o el cole público de su barrio pijo- donde, además, aprenden el tipo de habilidades y creencias que les serán útiles para desenvolverse en esas capas sociales: idiomas -fundamentalmente- y soberbia -seguridad en ellos mismos-... Nada que tenga que ver con el esfuerzo, sino con normalizar el privilegio.

La educación pública es una suerte de alfabetización de los trabajadores. Un lugar para la disciplina. Aprender los rudimentos del deber en la sociedad y... Sálvese el que pueda.
Afortunadamente, esto parece estar cambiando -al menos en el discurso docente- que adopta muchas de las ideas de la educación libre -libertaria-: se hace mayor hincapié en las emociones, los diferentes tipos de inteligencia, la atención a la diversidad, la integración, tolerancia, el aprender haciendo, por proyectos, lo colaborativo, la autonomía ... Y se va restando importancia a los contenidos curriculares.
Es un proceso que, si bien en lo teórico está muy avanzado, en su aplicación práctica sigue en pañales.
La escuela, como institución planificada desde los Estados, de forma vertical, monolítica, sigue lastrando toda su tradición disciplinaria, clasificatoria y uniformadora.
Un profe debe conseguir -utilizando el premio y el castigo- que un grupo numeroso de alumnos -de la misma edad- alcancen los objetivos marcados por ley. En la medida en que consiga esos objetivos, será un buen o mal docente.

En los cursos inferiores podemos observar más fácilmente la realización efectiva del tipo de educación libre -predicada en la teoría-. Y, a medida que la educación se convierte en obligatoria, empieza a adquirir ese carácter fascista -disciplinario y uniformador-.

Quizá nos iría mejor con colegios que fuesen centros lúdicos: con animadores socioculturales -en lugar de maestros y profesores encargados de hacer  estudiar a los alumnos-. Crear espacios tutorizados en un ambiente lúdico y estimulante. Seguramente aprenderían más y, quizá, en el futuro conseguirían interesarse realmente por la cultura o el conocimiento, y no los verían como una carga, como el obstáculo a superar para conseguir un buen sueldo.

En las últimas décadas, ha proliferado el discurso del profe chachiguay que motiva a sus alumnos y sus múltiples inteligencias, consiguiendo que alcancen sus objetivos de forma divertida, casi sin que se den cuenta. Y está bien, es mejor que hacerlo a base de gritos y golpes.
También se suele aludir a la educación como la gran esperanza de futuro de la humanidad, con la potencialidad para crear ciudadanos libres y creativos, capaces de proyectar un mundo mejor.
Curiosamente, con los diferentes tipos de policía también se ha dado un giro similar en el discurso: -Están para ayudarnos, defendernos de los malos, son amables y cercanos, garantizan la paz social... Aunque, claro, luego, en los momentos críticos, nos apalean en las manifestaciones y los desahucios -o nos oprimen hasta dejarnos sin aliento-. Así que, en la práctica, acaban siendo lo que siempre han sido: cuerpos al servicio de los que ostentan el poder y de los propietarios, con la misión de mantener a raya a las masas o los excluidos.
Con los profes pasa un poco lo mismo: llegado el momento, el sistema les exige mantener los alumnos dentro de unos límites: asignarles un número -nota- que limite sus posibilidades.

Hay una violencia inherente al sistema que se reproduce verticalmente. Y parece que, cada uno en su escala, encontramos cierta satisfacción ejerciéndola.

Que la educación pública, universal y gratuita es un gran logro de nuestras sociedades, es algo indudable, ya que concede a las clases más desfavorecidas alguna posibilidad de escalar en la pirámide social.
Creo que, sobre todo en los primeros años de democracia, se tenían grandes esperanzas en la educación pública como transformadora de la sociedad: para convertirla en algo más libre, menos represivo, abandonar el blanco y negro para sumergirla en un universo de música y color. Abandonar definitivamente el lema "la letra, con sangre entra".
Pero ahora, vemos cómo la educación superior se va transformando, cada vez más, en una mercancía, sometida a las necesidades fluctuantes de los mercados. Mientras la educación obligatoria se debate entre: preparar a los alumnos para ese mercado de la mano de obra formada, o bien, adscribir a los alumnos en la cultura del trabajo y el esfuerzo y entrenarlos para adquirir el tipo de conocimientos y habilidades que se exigen en los exámenes de oposición. Al tiempo, la desigualdad económica produce guetos, o bien traslada a los colegios el problema una atención a la diversidad que los desborda absolutamente.

En ese debate, entre entregarse a la mercancía o administrar la disciplina de Estado -para conseguir personas que se inserten de forma natural en el sistema, también como excluidos y deshechos-, se ha perdido por completo el objetivo de formar ciudadanos libres, o construir una sociedad mejor. De alguna manera, la educación ha perdido todo potencial transformador y ha reforzado su misión disciplinaria y de control.

Durante las primeras semanas de confinamiento, numerosos profesores alzaban la voz contra la excesiva burocracia que se les exigía. El sistema educativo no podía parar y se les administraba la misma medicina que ellos después administrarían a los alumnos.
Las familias se quejaban también de la excesiva carga de trabajo procedente de los colegios, mientras debían atender, simultáneamente, sus propios deberes.
No sé si Deleuze y Guattary identificarían eso como una respuesta esquizofrénica. Lo cierto es que, en esos días, parecía haber una pugna por determinar qué trabajos resultaban imprescindibles -y debían seguir siendo retribuidos- y cuales eran meramente accesorios, prescindibles -y se les podía suspender el salario-. La educación es un derecho universal, obligatorio, así que había que mantenerse ocupados: profesores, alumnos, padres... Todo el mundo ocupado sin producir nada... sólo traumas.

Terremoto (Earthquake), 2003. Tetsuya Ishida. Imagen extraída de Christie's


Mientras, sobre la atmósfera comenzaba a condensarse la idea de una nueva educación más eficiente, a distancia, mediatizada por la tecnología... Una escuela más alejada de su estructura física disciplinaria para acercarse a otras más acordes a las estructuras de control actuales -tal como las describiera Focault-.
Una escuela sin alumnos ni profesores -el factor humano que tanto molesta en los procesos de automatización actuales-. Como esta medicina preventiva, sin enfermos ni médicos, que hemos aplicado para resolver la crisis del Coronavirus. Todo avalado por la evidencia científica y el control tecnológico y estadístico.

-¡Oye tío! Estamos montando una plataforma para dar clases 100% online.
-¡Qué guay tron!
-Sí! Es para niños de primaria. Va a ser la polla!: con vídeos, juegos interactivos, pruebas evaluativas... Los chavales sólo necesitan un ordenador de escritorio y una WebCam de esas tan chulas que ha sacado Pears. Con la cámara controlamos sus movimientos y lo que escribe en el cuaderno. Además, la plataforma está conectada mediante una aplicación móvil con los padres -para avisarles en caso de que necesiten intervenir-. Y, al final de la sesión, se envía un reporte a las familias con lo que han hecho sus hijos ese día.
-Mola! Pero los chavales necesitan el contacto con sus compis. Ya sabes: hacer amigos, jugar...
-Sí! Eso también lo tenemos pensado. Hay muchas actividades y juegos colaborativos. Los chavales pueden interactuar entre ellos. Rollo WOW o Second Life. Segmentamos los alumnos por grupos de afinidad y nivel. En las pruebas que hemos realizado, los más aventajados, son capaces de completar 3 cursos en un año!!
-¡Qué pasote! Y ¿Los más rezagados?
-Bueno, como ahora, se van quedando atrás, salen del sistema... Carne de ETT.
-Vaya...
-Pero eso es lo de menos. Con nuestro sistema, un profesor puede gestionar, desde casa y sin mucho esfuerzo, unos 300 alumnos de primaria. ¡Imagínate a dónde podemos llegar con alumnos de mayor edad! Supondrá un ahorro enorme para los estados. Todo ese dineral invertido en personal docente, edificios, burocracia administrativa, desplazamientos... Se podrá destinar a mejorar la sanidad, programas de investigación, pensiones dignas...
-¿Estáis buscando desarrolladores?
-¡Claro tío! Y también creadores de contenido...

jueves, 5 de marzo de 2020

Carnaval y contrapoder

En el pueblo se vive intensamente el carnaval. Mogollón de peña se pasa meses preparando disfraces: planteando ideas, coordinando equipos, trabajando en la elaboración... La gente se reúne en grupos para conseguir objetivos de lo más creativos, coloridos, divertidos... Nada que ver con las cosas horribles y grises que hacemos todos los días por dinero.

Sí, el carnaval es de lo más revolucionario.
Aquí, además de la faceta lúdico-festiva, ha tenido gran importancia la crítica al poder. Cuando era niño solía haber varias murgas y estudiantinas. Algunas de ellas con letras bastante corrosivas -de peor o mejor gusto-, que directamente apuntaban a los que ocupaban cargos de poder en el pueblo, la comunidad, el país...

En las zonas rurales no tenemos periódicos o medios de comunicación que puedan ser críticos con los poderes públicos. No es que no exista libertad de expresión, cada uno puede decir lo que buenamente le parezca. Pero alcanzar verdadera difusión, organizar, sistematizar... requiere de cierta inversión. Sólo así la crítica resulta efectiva y puede afectar las decisiones de quienes ocupan cargos en las instituciones. Pero, normalmente, solo pueden realizar esa inversión los mismos que gobiernan -o los aspirantes a gobernar-.

Así, en España, tenemos periódicos que típicamente se consideran próximos a ciertos partidos políticos y que dedican sus titulares a ensalzar sus logros o bondades, a denigrar las acciones del resto de contrincantes, o simplemente a dar relevancia a las noticias que avalan los lemas electorales del partido. Vamos que, a nivel nacional, está completamente normalizado que exista una cierta lucha sucia por el poder. Y no tiene sentido ser crítico con dicho poder si no aspiras a acapararlo tú mismo.

En los pueblos, al menos en el mío, el poder político se ejerce de forma monolítica por un único partido. Así que, cualquier publicación en medios locales, o en redes sociales, acaba siendo mera propaganda de las acciones que se realizan desde las instituciones -o que cuentan con el beneplácito de estas-. Así, pareciera que todo está bien en el mejor de los mundos posibles. Y, ese parecer, sería indiscutible si no tuviéramos el Carnaval... y las murgas.

Ahora sólo queda una murga en el pueblo... Una única murga, un único partido, un único periódico... Resulta curioso como, frente a la existencia de una enorme multiplicidad de organismos e instituciones encargadas de administrar y gestionar el territorio y sus gentes -ayuntamientos, mancomunidades, diputaciones, autonomías...- existen apenas unas pocas opciones políticas para acceder a su control. Como si no existiese conflictividad, como si todos estuviéramos de acuerdo con la estructura organizativa de nuestras instituciones, o con los eventos, actividades y sectores que se priorizan.
-Todo está bien como está y los gobernantes sólo deben hacer bien su trabajo y gestionar los recursos sin robar. -Nos decimos (quizá con razón), porque la política de partidos parece completamente encorsetada en la estructura de las instituciones.

Así que, el tema de la única murga del pueblo acaba siendo algo muy esperado. Una recopilación de los chascarrillos que los hombres han ido comentando en los bares. Acompañado con música y cantado con la intención de hacer reír a los vecinos -a costa de ridiculizar las acciones y la figura de los gobernantes-. Lo que se hace de forma profusa durante todo el año en pequeños corrillos abandona la clandestinidad y trasciende a la esfera pública en el Carnaval.

Así que, cantar en la murga se ha convertido en un oficio de riesgo. Porque para que tenga gracia debe caricaturizar el poder, presionar los límites, jugar con la ironía, generar controversia, rozar el mal gusto, lo inmoral... Todas esas cosas que  a los poderes no les hacen nada de gracia, porque minan su popularidad -y, en nuestras democracias representativas, el gobierno se gana con popularidad-.

En los pueblos, todos proyectamos una imagen en el resto de vecinos -por tenue, borrosa y desfigurada que sea-. El Carnaval también sirve para eso: para conocer qué imagen pública proyectas. Los que ostentan el poder y controlan los fondos públicos tienen medios y oportunidades para que su imagen sea acorde a sus intereses. Pueden pagar medios de difusión e, incluso, atraerse ciertos sectores de la sociedad que les puedan resultar estratégicos -no hace falta recurrir a ninguna ilegalidad: sólo el agilizar o ralentizar trámites burocráticos resulta una medida potenciadora o disuasoria suficiente-.

Así que, nadie quiere tener el poder en contra. Y las murgas van desapareciendo. Quedan como pequeños reductos de contrapoder, como células antisistema que sólo quieren reír y beber mientras todo arde alrededor.
Si existe un mundo mejor, que se pueda construir después del incendio, es algo que la resaca y el quehacer diario no nos van a dejar descubrir.

Todo muy carnavalesco, muy de la máscara. Unas fechas para convertirse en el Joker y dejar desnudo a Batman: ese pijo redomado y obsesionado con la ley y el orden -el orden establecido-.

Los Lolailos -la murga de Herrera del Duque- + el Joker. Carnaval 2020

viernes, 7 de febrero de 2020

Ruralidad y barbarie: la militancia "política"

Aquí, en el pueblo, solemos decir que, en la organización de tal o cual evento, se ha generado mal rollo porque se ha "politizado" -o porque se ha mezclado la "política"-.
Y entrecomillo "política" porque no creo que en ese caso se esté hablando de política realmente -quizá solo en un sentido muy vago-.
Más bien, se trata de rencillas personales entre los que se adscriben a cada uno de los dos bloques antagónicos en torno a los que se vertebra la vida social en el pueblo: los conservadores -los que tradicionalmente han mirado con buenos ojos a terratenientes, nobles, militares o propietarios- Vs los "progres" -herederos de una cierta tradición burguesa progresista y liberal-.

Normalmente hablamos de derechas e izquierdas -que todos lo entendemos mejor-.
Se trata de un pueblo chico, en un terreno de montes, y, al final, la idea general que manejamos de terratenientes y burgueses es bastante limitada. Por terrateniente entendemos cualquier propietario de al menos una porción de tierra que permita mantener a toda una familia. Y la noción de burguesía progresista abarca desde funcionarios a propietarios de negocios, autónomos... o cualquier otro profesional que no dependa del campo para su subsistencia. Entre medias queda la inmensa mayoría de desposeídos: jornaleros, amas de casa, asalariados... Que están en situación de dependencia respecto de los otros grupos y que, por tanto, se identifican con uno u otro bando.

Independientemente de cuál sea la motivación para identificarse con derechas o izquierdas, no tiene nada que ver con las ideologías políticas -entendida la política como una serie de preceptos y normas para organizar la vida social, la economía, el trabajo y los medios de producción-.
En ocasiones, me sorprendo escuchando ideas neoliberales y racistas en boca de personas que se consideran de izquierdas de toda la vida.
En el sentido contrario también veo incongruencias similares: voxeros o peperos defendiendo ideas totalmente comunistas -cooperativas, intervención de mercados, protección del pequeño comercio...-
Al final, el sentirse parte de cada uno de los bloques, tiene más que ver con una cierta tradición familiar y con los mitos, poses y símbolos compartidos dentro de cada facción. Y, estos símbolos y mitos, están relacionados con la guerra civil y el franquismo: las derechas simpatizan con el relato del militar golpista benefactor de la nación y las izquierdas se oponen a él -al considerarlo un tirano opresor y asesino-.

-Fuuaaaa! Pero eso de franco hace ya mil años!
-Sí, pero el relato ha tenido continuidad. Por ejemplo, vox es un partido "moderno" de reciente creación, con gran cantidad de adeptos. Y, míralo, ahí: con sus ideas de una grande y libre, el racismo por bandera -los españoles primero- y hablando del consenso "progre" -a modo de libertinaje decadente y muera la inteligencia-. Además, con una serie de recetas absolutamente neoliberales en lo económico. Su ideario no dista mucho de las últimas décadas de dictadura franquista.

Y, bueno, la simbología y la mitología son importantes y entretenidas... Pero, a la hora de hacer política, lo que cuenta son los planes económicos y organizativos -Programa, programa, programa. - Que diría Anguita-.
Y, la verdad, ambos bloques manejan planes y programas similares. De ahí que, al inicio de este post, los presentase como bloques procedentes de los propietarios de la tierra y la burguesía, respectivamente. Porque no parece que fueran a defender ideas políticas muy diferentes unos de otros. Ya que, hoy día, podríamos considerar poco relevante la diferenciación entre propietarios y burgueses, al estar ambos grupos implicados y comprometidos con el desarrollo capitalista -insertos en una sociedad en la que el terreno, sus frutos y recursos se han convertido en una mercancía como cualquier otra-.

Así que, las ideas "políticas" de ambos bloques, pasan por una suerte de desarrollismo. Con unas prioridades de amplio consenso entre los vecinos de la localidad: mantener el pueblo vivo -lucha contra la despoblación-, conservación y mejora de los servicios básicos e infraestructuras, atraer inversión...
Las mayores disputas vienen por quién ha de llevar a cabo esos planes de desarrollo. Que, en el fondo, no es más que una pugna por dirimir quién se hace con el poder y el control de las instituciones.

Así que, los que se adscriben públicamente a cada uno de los bloques, acaban convertidos en militantes "políticos". Y deben defender las actuaciones y discursos de sus líderes, a la vez que atacar al contrario, independientemente de cualquier razón. Porque no hay una ideología política que sustente cada bloque. No hay razón... Solo barbarie... Y la esperanza de que los que accedan al poder recompensen a los militantes con puestos de trabajo -servidumbre-.

Auto de Fe de la Santa Inquisición en la plaza de Llerena - Foto de la maqueta expuesta en el Museo de la Historia de Llerena

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Mi padre no es originario de este pueblo y suele contar que, cuando llegó, le sorprendió que hubiese tan poca gente que viviese de sus propias tierras. Que de donde él venía (La Mancha), había quién tenía más y quien tenía menos, pero la mayoría podía vivir de lo suyo.
En Extremadura hemos padecido durante siglos el problema del latifundismo. Supongo que eso forja un carácter especial. Un carácter que normaliza la existencia de dominantes y dominados, propietarios y aparceros, gobernantes y gobernados... Quizá por eso, más que en otros lugares, cuesta superar el bipartidismo. Quizá por eso, aquí, más que en cualquier otro sitio, siempre pareció extremadamente útopica y lejana una emancipación de la población. Una emancipación que la hiciera dueña de su propio destino y que acabara con las luchas de poder -un poder que, por fin, se encontraría distribuido entre todos por igual-.
Claro que, ese imaginario de emancipación, ya hace tiempo que se disipó del conjunto de la sociedad, en favor de una cierta idea de poder participativo -democrático-.

miércoles, 16 de enero de 2019

Francisco Pizarro y el culto a la violencia militar

Había estado más veces en la plaza de Trujillo -soy muy fan de la feria del queso que allí se celebra-. Así que ya tenía vista la estatua de la plaza que representa a Francisco Pizarro. Una estatua ecuestre de dimensiones ciclópeas donde, "el conquistador del Perú", aparece protegido por casco y armadura, blandiendo la espada en actitud beligerante.
Resulta un reclamo turístico fascinante, de hecho, aparece como una de las primeras imágenes que se muestran sobre Trujillo en cualquier revista de viajes, o al googlear el nombre de la ciudad.
Y ya está. Mi interés por esa estatua no había trascendido más allá de "otra estatua ecuestre de algún pollavieja".

Estatua ecuestre que representa a Francisco Pizarro - Plaza Mayor de Trujillo - Enero de 2019

Un día que paramos en la ciudad, tranquilamente, nos animamos a realizar una visita guiada por la misma -actividad muy recomendable para comprender su actual aspecto-. Entonces salieron a relucir más detalles sobre la estatua. Resulta que fue creada por un acaudalado artista estadounidense, Charles Cary Rumsey, que la regaló a la ciudad. Fue inaugurada en 1929, en un acto al que acudió el entonces dictador de España: Primo de Rivera.

La estatua no tiene ningún tipo de rigor histórico. Supongo que, ya que te metes a hacer una escultura de esas dimensiones, lo que pretendes es impresionar estéticamente, llamar la atención y potenciar ciertos valores heroicos, épicos... De forma que los hombres de la ciudad, cuando la observen, se sientan también grandes conquistadores y deseen impetuosamente salir de su patria a buscar fortuna en otros territorios, para mayor gloria de la corona.
Un relato muy acorde con la ideología de los dictadores militares del siglo pasado, que ha calado hondo en la población extremeña: Cuando yo estudiaba historia en la escuela, siempre era muy celebrado llegar a esta época llena de nombres extremeños que iban colonizando las américas. Incluso, en un grupo tan punk y tan al margen del sistema como Extremoduro, encontramos continuas referencias a esta época:
"Tierra de conquistadores
no nos quedan más cojones
si no puedes irte lejos
te quedarás el pellejo." 
 Fragmento de "Extremaydura"

"Centenario, celebrad
las mujeres y los niños por igual
celebrando masacrar
las mujeres y los niños por igual." 
Fragmento de "V Centenario"

Claro que, muchos de los seguidores de la banda, no estarían de acuerdo con una crítica tan feroz de las hazañas de la época. Uno prefiere verse a sí mismo como descendiente de aventureros y conquistadores -no de violadores y asesinos codiciosos-.


La estatua representa a Francisco Pizarro, pero podría ser cualquier otro "conquistador". Paseando por las calles de Trujillo, observamos que debió ser una ciudad importante y rica al comienzo de la modernidad. Edificios como los que allí abundan no son comunes en otras localidades del país. La justificación de esa arquitectura nos las da la beligerante estatua -más bien la historia del personaje-. Al indagar un poco en su historia descubrimos que, tras tan heroico semblante, más que "conquistadores", lo que se atisban son "piratas". Piratas de pueblo de interior que se embarcaban a la búsqueda de poder y riquezas, enfrentando a las diferentes etnias y grupos sudamericanos para satisfacer sus intereses personales -perfectamente alineados con los de la corona española-. Incluso, a menudo, entrando en conflicto entre ellos mismos. De hecho, Pizarro murió asesinado por los partidarios de Almagro (el conquistador de Chile)


Existen otras dos réplicas de la estatua: una en el estado de Búfalo -donde nació Charles Cary Rumsey- y otra en la ciudad de Lima -donde se han cuidado de ponerla en un lugar poco destacado-.  Así, el conjunto de las tres esculturas, resulta un gran homenaje a los comienzos de la globalización.

Me parece, la actitud de los limeños, muy acorde a las actuales interpretaciones de la historia. Después de todo, ya son de dominio general las nefastas consecuencias que tuvo la llegada de los europeos al continente americano: supresión de las culturas y lenguas originarias, explotación de las gentes y recursos del continente, muertes por guerra y enfermedad, empobrecimiento crónico de muchas de su áreas... vamos, colonialismo del chungo.

Así que, no necesitamos homenajear a esos personajes. Está genial tomar consciencia de la historia, pero son historias de las que cabría sentir vergüenza -a la manera que los alemanes sienten vergüenza de su pasado nazi-.
Estatuas como esta las hay en todas las ciudades, apuntalando el mito del soldado que lucha por el bien de la patria.
Hoy día, sabemos que los buenos son los que ganan las guerras. Los que pierden tienen que ser los malos. Desde el poder es muy importante afirmar esas premisas porque, en otro caso, el poder no sería legítimo. Ya lleva mucho tiempo demostrándolo y financiando su relato con estatuas, películas de indios y vaqueros, con Rambos y Chuck Norrises...

Afortunadamente, sigue habiendo contrapoder, aunque se encuentre escondido en las catacumbas del underground:

"Haz turismo invadiendo un paí­s
es barato y te pagan la estancia.
Haz turismo invadiendo un país
Panamá, Nicaragua o Numancia.
Solucionan todos los problemas
invadiendo el lugar señalado
por la CIA, por el presidente
unos tiros y ya está arreglado
con su pinta de súper machotes
su paquete rompiendo los moldes
son tan listos no tienen problemas
en matarse entre ellos a golpes" 
Fragmento de "Haz turismo invadiendo un país" - Celtas cortos

La eficiencia de este discurso antibelicista puede ponerse en entredicho pero, también es cierto, que el poder ya empieza a mirar más alto: al espacio exterior, en busca de nuevos mundos que ocupar, como en Interstellar (en lugar de matarnos a nosotros, en este planeta)

martes, 4 de septiembre de 2018

De cuando la boda no tuvo lugar

Todas las cosas que importan tienen su lugar, ocupan un espacio, físico. Aunque esas cosas sean tan etéreas o imaginarias como: dios (las iglesias), el conocimiento (las bibliotecas), el arte (los museos), el poder (comisarías, ayuntamientos, congresos)... Nuestra boda también tuvo su lugar, aunque fuese tan etéreo y fugaz como la primavera en el campo de la Siberia.


Llevábamos viviendo juntos mucho tiempo, teníamos dos niñas en común, estábamos acomodados y muy entretenidos (porque dos niñas entretienen mucho). Aún así, decidimos casarnos: por las vacaciones y, por si a alguno de nosotros le sucedía algo, que el otro no tuviera problemas legales para reclamar sus derechos.
Pero es que además ¡decidimos celebrarlo! ¡Hacer una gran fiesta!: porque el Amor merce ser celebrado, porque nos hacía ilusión reunir a nuestros amigos y familiares de toda la geografía española, que se conocieran, se besaran, hablaran... en un ambiente distendido, multidisciplinar, diverso... Hacer algo que comentar en el futuro, establecer un punto de referencia en el tiempo (para todos los que, en mayor o menor medida, forman parte de nuestra vida).

El no lugar lleno de amigxs

Ya nos aproximábamos a los 40. Habíamos asistido a unas cuantas bodas y fiestas. Así que, teníamos claro lo que no nos gustaba de esos acontecimientos. Y también teníamos algunas vagas ideas de lo que nos gustaría que fuese.

Estamos acostumbrados a que la tv y las revistas nos muestren celebraciones de gente rica y famosa, quizá príncipes, quizá duquesas... Estamos acostumbrados a que lo normal sea imitar ese modelo. Incluso ensayamos posturas efímeras que fotografiamos y luego compartimos en nuestras redes sociales, como si fuéramos ese clase de gente. Pero a nosotros nunca nos gustó "esa clase de gente" que vive pijamente a costa del trabajo de los demás. Aborrecemos sus cuentos recargados de lujos y jerarquías. Preferimos los cuentos de pastorcillos, leñadores y payeses, gente que hace cosas...


Unos años atrás, había visto una película ambientada en la Extremadura de principios del siglo pasado (creo que era Pascual Duarte). En una de las escenas se celebraba un banquete de boda. Era una familia humilde. Juntaron unas mesas y unas sillas, había algo de música. Cocinaron unos conejos y se los comieron, mientras bebían vino. Todo muy sobrio y silencioso. No parecía muy divertido (la película pretendía ensalzar lo sombrío y gris de la España de aquella época), pero era algo que podía organizar una familia, sin recurrir a empresas externas especializadas.

Mis fiestas favoritas siempre han sido aquellas en que se implica todo el grupo y se celebran en el campo. El campo tiene esas pequeñas incomodidades que hacen que nada sea perfecto: porque estás expuesto a la meteorología, las plantas, animales..
Mi referente es Jubileo: una romería que se celebra en una ermita relativamente alejada del pueblo. La gente bebe mucho en esa fiesta. Tiene su faceta religiosa, que es la que realmente fundamenta la reunión, pero es muy fácil eludir esa parte: permanecer a la sombra de los árboles, fuera del alcance de cualquier autoridad. Una especie de juego en el que pequeños grupos autónomos (de amigos) deciden organizarse y reunirse alrededor de un punto, exterior a la ciudad, para pasarlo bien y probar las croquetas y embutidos de otras casas.



Así que, el que nosotros pudiéramos organizar el evento (do it your self), era tan importante como el lugar: tenía que ser en el campo, y no en un campo cualquiera. Debía ser un lugar con el que tuviéramos un vínculo. Un punto de contacto con la Tierra y la Naturaleza. Una puerta hacia lo salvaje.

Nos gusta la comida típica. Y no solo la de nuestro pueblo, la comida típica de cada pueblo que visitamos. Porque en la cocina queda grabada la cultura de la zona. Y nos gusta la multiculturalidad, conocerla, vivirla, apropiárnosla... Nunca entendí a esa gente que se avergüenza o rechaza sistemáticamente la comida de su zona: -No me gusta el cordero, ni el cerdo, tienen grasa y sabor, ni el ajoblanco... es comida de otros tiempos, de gente ruda, forzados a trabajos duros... Prefiero el pollo sintético y las hamburguesas del mierdonalds, que son más blandengues y dañinas para el medio ambiente... como yo.-
La cocina de aquí es contundente, basada más en la calidad de la materia prima que en la sofisticación de la elaboración. Una cocina práctica, alegre, para disfrutar en compañía, donde la gente se mueve e interactúa de forma espontánea. No como esas cocinas de laboratorio diseñadas para disfrutar en la pasividad y rigidez de tu asiento, mientras los platos desfilan ante la soledad de un paladar y fosas nasales finamente estimulados.
Pero no nos engañemos, lo más importante de todo es... ¡Que no falte bebida y que la cerveza esté bien fría!

A unos 20km del pueblo mi familia tiene un terreno. Hay ovejas, un establo, encinas, pinos, una casilla... Es zona de monte. Allí no puedes llegar y decir: "Antes todo esto era campo" ¡Allí todo es campo! El punto perfecto para que tenga lugar una fiesta: el no lugar.


Así que, estuvimos trabajando bastante tiempo, buscando cocineros, proveedores y, sobre todo, acondicionando todo aquello. Los corderos nos miraban extrañados y asustados: - ¿Nos matarán a todos? ¿Solo a unos cuantos?
Convertimos el establo en una pista de baile, hicimos bancos con alpacas, apilamos palets a modo de mesa, arreglamos baños, segamos la hierba, retiramos las piedras...
Y llevamos todo lo necesario para organizar nuestra romería, nuestra verbena...


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En "Iros todos a tomar por culo" un disco de Extremoduro grabado en directo, el Robe decía esta frase: "Vosotros podéis hacer lo que queráis, ya sabéis, estáis en un país libre. Eso sí: que no os vean."

El campo es un lugar donde el poder no está representado. Y, aunque no escapa a su influencia, es más fácil que no te vea. Siempre te sientes como huido, como al margen, como en un paréntesis de la normalidad, como un Robinson Crusoe, como si todo estuviera por construir, como en el mejor de los mundos posibles...

Así que, aprovechando el buen clima, los colores de las flores y que nadie nos veía, hicimos los que nos dio la gana y, cuando la fiesta terminó, allí no quedó nada. Como si nunca hubiera tenido lugar.

El no lugar vaciado

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Me curré una lista de música. Porque en los momentos importantes tiene que haber música. La lista tenía canciones que nos habían acompañado a lo largo de nuestra vida, canciones de ayer y de hoy... más bien de ayer: porque ya vamos peinando canas. Y, aunque uno es amante del ruido, los improperios y la (auto)destrucción, procuré que fuera una lista complaciente, amable, animada, variada... como el conjunto de amigos y familiares que nos rodeaban.

miércoles, 14 de marzo de 2018

¿Qué dinero! ¿Qué trabajo! Ni qué niño muerto!

Cuanto más dinero tenemos más seguros nos sentimos ante cualquier posible adversidad, también nos dispone más lujos y comodidades. Pero no es suficiente tener dinero, además queremos estar frescos, despiertos y ávidos para conseguir cada vez más cantidad: porque el dinero se agota y la vida sigue. Y, aunque nuestra vida se agote, la de nuestros seres queridos sigue adelante. Así que, nos gustaría dejarles el respaldo de nuestros bienes, para que supla la ayuda que podríamos haberles prestado en vida.
El dinero se convierte en objeto de deseo, y dedicamos gran cantidad de horas a conseguir cada vez más, sin que haya un consenso de cuánto es el máximo del que una persona puede disponer, o el mínimo imprescindible para ser feliz. Porque al final se trata de eso: de ser feliz, de gozar de libertad...

El dinero condiciona absolutamente nuestra vida, sin embargo, cada vez tiene un carácter más abstracto: una serie de números almacenados en una cuenta bancaria. Y, al tratarse de algo tan etéreo, necesita de altas dosis de tecnología (para impedir falsificaciones) y burocracia (para mantenerlo en los circuitos estadísticos de la economía capitalista).
Ya no es como la enorme hucha del Tío Gilito, llena de billetes y monedas de oro... Un lugar donde relajarse, nadando entre papeles impresos con caras de presidentes y contando cada centavo.

Pero el capitalismo necesita trabajadores. Los trabajadores se caracterizan porque solo pueden acceder al dinero a costa de su tiempo y sus habilidades. Tener un trabajo, en la mayoría de los casos, te garantiza una mínima cantidad monetaria para comprar comida, vivienda, transporte, cuidar unas mascotas, hijos... Cuánto más bajo y duro sea tu trabajo: más pendiente estarás de cubrir esas necesidades básicas y menos tiempo tendrás para ser feliz y llevar a cabo tus proyectos de vida (u otros mundos posibles).

Trabajo, dinero,  necesidades básicas, seguridad... ¿Y la realización personal? Podría conseguirse siempre que tu idea de realización personal se enmarque en este esquema. Lo que suelen decir todas esas teorías de autoayuda, motivacionales: -Busca un trabajo que te guste y no tendrás que trabajar ni un solo día de tu vida.-
Pero aquí subyacen dos ideas contrapuestas:
Que existen personas que no trabajan y que, además de tener sus necesidades básicas resueltas, pueden dedicar todo su tiempo al ocio (o proyectos personales).
Que el trabajo, en general, es una carga, una lucha constante por la supervivencia. En un mercado laboral donde, además, existe un exceso de demandantes de empleo.

El buen funcionamiento de las sociedades actuales se basa en este esquema de trabajo/dinero. Aunque se trate de un trabajo que guste, siempre se han de realizar tareas que no satisfacen: porque el dinero acarrea burocracia y, además, está en manos de otro, al que hay que complacer para conseguirlo. No importa si eres ingeniero de la NASA o redactor freelance, siempre hay que prostituirse. Siempre queda un cierto malestar... A menos que tu fin último sea el dinero, conseguir cada vez más.

Amasijo de orugas arrastrándose por el suelo en La Siberia extremeña


Andaba yo mirando a mi hija de 11 meses, en uno de sus momentos de alegría y juego. Obviamente, ella no sabe nada de dinero, trabajo, convenciones sociales ni está influenciada por los medios de comunicación. E intentaba escudriñar en ella qué la hacía feliz, qué la hacía seguir adelante, en una vida tan aparentemente sin sentido: totalmente dependiente (ahora comienza los intentos para alzarse sobre sus dos pies), sin hablar ni poder elegir su comida... En una vida que, a los adultos, en ocasiones, se nos hace demasiado larga, demasiado dura. Nunca he conseguido ver en ella ese hastío, todo lo contrario: se la ve feliz cuando juega, explorando el mundo que la rodea, mordiendo, tocando, arrastrándose... ¡Rebosa vitalidad! Incluso cuando llora desconsoladamente porque hay algo que la molesta o no consigue lo que quiere. Sí, vive intensamente, sin grandes lujos ni artificios.

Jugar, explorar... Parece que en la edad adulta se transforman en: competir, catalogar... Mucho más estresante y aburrido. Será que, al crecer, se nos queda todo mucho más pequeño y necesitamos ir cada vez más lejos. Necesitamos colaborar, apoyarnos en los demás... Pero, en algún momento, hubo alguien al que no le apetecía dialogar, o participar en proyectos colectivos para ampliar el mundo conocido, y decidió imponerse con violencia, someter a los demás para que trabajaran en su proyecto personal.

Someter a los otros es también tarea ardua, hay que estar continuamente pendiente, sofocando revoluciones, ejerciendo represión... obligaciones bastante fastidiosas que, además, no acaban nunca, porque los sometidos pueden identificar fácilmente a su enemigo, tomar conciencia de clase, organizarse y guillotinar al Rey!
Resulta mucho más efectivo, y menos engorroso, organizar estos "juegos del hambre". Donde los individuos competimos en el mercado para materializar proyectos ajenos, a cambio de un dinero apremiante y un ocio extraño (consistente en vivir de forma efímera el ideal burgués). Gozamos de cierta autonomía y libertad. Mantenemos afiladas nuestras herramientas de trabajo, en la lucha por la supervivencia, a la espera de una oportunidad que nos permita avanzar en la propia estructura de poder que nos somete.
En este ajetreo máximo, ya no sabemos para qué trabajamos o si, en nuestros juegos de infancia, existía la idea de ampliar nuestro mundo conocido en otras direcciones. Donde nuestra felicidad y curiosidad no compitieran ni restaran a la de los demás.
Otro mundo posible, donde los niños sigan siendo vitales y sus cadáveres no se afanen pesadamente en conseguir un puñado de dólares.

viernes, 20 de octubre de 2017

Hacia la nada ... ... ... .. .. .


Habría que preguntarse por qué
el beneficio manda,
el de unos pocos,
el mal de muchos.
¿Por qué es bien?
Si resulta feo:
la opresión, el abuso, la desigualdad.
¿Por qué el beneficio manda?

Vivir bien,
vivir mejor que:
Mejor que Amancio,
mejor que el futbolista,
mejor que el rey o el presidente,
mejor que el directivo,
el médico o el bombero,
el funcionario,
trabajadores por cuenta ajena,
autónomos, emprendedores,
jornaleros, parados,
prostitutos...

Competir contra.

Mientras daba cuenta de mi menú del día,
miraba en el televisor cómo Galicia ardía.

El salón estaba lleno de "clase media",
gente de provincias, oficinistas, comerciales,
jubilados... todos comíamos el mismo menú:
dos platos a elegir,
entre cuatro primeros y cuatro segundos.
El más rápido se lleva el postre...
Y así siempre...
en continuo mirar de reojo,
anhelando beneficios,
adorar al líder,
machacar al mediocre.
Venerar al avaro,
respetar al santurrón,
a los que retienen.

Y las llamas lo repetían:
-Han sido ellos los beneficiarios,
los del privilegio,
los que han estudiado...
Han sido ellos:
en sus juegos
de poder
los ganadores.
Han sido ellos...
Nos convencieron:
de que es bien bello
lo que vemos mal y feo.



Se te llevarán a ti también,
en su arrasar desenfrenado
hacia la nada...

jueves, 22 de mayo de 2014

Las voces de la autoridad y la experiencia

En la adolescencia, y también en la post-adolescencia, siempre había odiado que tomaran decisiones por mí, o me dijesen lo que está bien o mal (-¿Qué pasa? ¿Pones en duda mi capacidad lógica para llegar a conclusiones acertadas?-). Así que, como reacción a tan irritante práctica, me propuse llegar a la cúspide del Poder y decir a todo el Mundo lo que debía hacer... Pero me quedé en lo más bajo de la pirámide. Y sólo cuando vinieron los hijos, y aquellas otras personas menos experimentadas en las áreas en que me había especializado, fue que me tocó decidir por otros... Asumir el papel de dictador, represor. Me sentía cómodo: si alguien me preguntaba algo que no sabía o comprendía (pero yo sí) le contestaba, y ya está! Si había que tomar una decisión rápida la tomaba, y punto!
Me había convertido en aquello que no quería ser. No había sido algo voluntario, simplemente me había tocado asumir el rol (en áreas muy específicas).
-"Sin comerlo ni beberlo llegué a ser el experto de un barrio llamado..."

Ante este batiburrillo de: normas morales, gente rápida, decisiones, ostentadores de poder, especialistas, represión... A uno, en ocasiones, no le importaría meterse en el caparazón del débil, volver a ser un niño y que lo lleven de aquí para allá (mientras alimenta el odio interior hacia todo aquello que escapa a su control)... Y claro, las sonrisas nunca llegarían, o sólo de forma pasajera.

Al ir adquiriendo independencia, el odio hacia el Padre represor, se orientó hacia "la autoridad" en la edad adulta. Y no es de extrañar que se desee la muerte de políticos, banqueros, legisladores y sus defensores... Los que ejercen de forma arbitraria su Poder sobre los demás, sin que cuenten con la aprobación del pueblo: simplemente les tocó asumir ese papel, las circunstancias les empujaron, porque era lo más cómodo, porque ¿Qué otra cosa sabían hacer?, porque ya nacieron así (como el rey)... Se especializan en eso, en mantenerse en esas posiciones, sin ninguna otra finalidad, solo el beneficio propio (la pasta, la fama...).
Así que no se han ganado la Autoridad, por eso no la ostentan, lo único que tienen es Poder, que defienden con violencia, apoyados por la ley y la injusticia, que argumentan con el miedo (a la delincuencia, la barbarie, la exclusión, los otros, la crisis).

Así que, cuando estos parásitos del poder intentan convertir en leyes sus juicios morales, o cuando intentan imponer a todos su idea de bien... Sólo queda lugar para el rechazo.
Una cosa es cumplir la mayoría de las leyes y algunas de las convenciones morales. Y otra, pretender que no se puedan discutir o expresar desacuerdos públicamente (en un país libre, un Estado de derecho).
Esto venía a raíz de los intentos, por parte de cargos en el Poder, de reprimir manifestaciones de júbilo porque un cargo público/político había asesinado a otro... Si es una gran suerte que lo hagan entre ellos! Es como una revolución, pero sin necesidad de bañar al pueblo en sangre.

Y claro, todos tenemos miedo a las revoluciones, las crisis, el cambio... Por eso votamos siempre lo mismo y sentimos respeto por nuestras instituciones... El fetiche de la democracia, eso que tanto nos costó conseguir, que lo llamamos así, pero no lo es, porque está claro que el Poder no está en el pueblo: que no participa de él... ni pincha ni corta.

Y como cantaba Def Con Dos en Dogmatofia (en un contexto un tanto diferente):

....
Me niego a seguir fingiendo
respeto por tanta chorrada:
Tu credo, tu mito, mi dogma,
tu ley sagrada, mi ley pagana. 
Tus ídolos cagan blando
y te tragas a gusto su gran estafa.
 ....
No creo en ti.
Dogmatofobia
Porque ya no creo en mi.

Este fin de semana hay erecciones europedas. Es algo oscuro... Como el Libre Mercado o el Padrino: esa mano invisible que mueve los hilos y hace que todo funcione de forma eficiente, estable. Así que, todos los impotentes y frígidos, estamos convocados a secundar con nuestro voto los participantes en tan pornográfico congreso.