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jueves, 24 de marzo de 2022

El cártel de Semana Satán

No soy experto en cartelería de Semana Santa... Ni tan siquiera aficionado. Pero me impactó el cartel de mi pueblo de este año. Después de tanto tiempo de pandemia, volcanes, distanciados, sin celebraciones, con los noticiarios trufados de conflictos bélicos, huelgas, sequía, escasez de alimentos, con los precios de los combustibles fósiles y la energía por las nubes... Pareciera que el sistema estuviera a punto de colapsar... El Apocalipsis!!

Cartel de Semana Santa. Extraído del perfil de Facebook del ayuntamiento de Herrera del Duque

Desconozco el autor o autora del cartel y las emociones que pretendía inspirar con el mismo. La Semana Santa es una celebración oscura, cargada de culpa y dolor para los cristianos: con toda esa representación del sufrimiento, traición, tortura y muerte de Cristo. Una suerte de purga contra los excesos y pecados cometidos durante el año. Quemarse a lo bonzo para renacer como el ave Fénix al clímax reproductivo de la primavera.

Escuchaba a alguien comentar que toda esa tortura, sufrimiento y violencia ejercida contra el Cristo, en que se recrean nuestras sociedades, es una forma de justificación del fascismo: si podemos hacerle eso a Jesús ¿Qué no podremos hacer contra quien pensamos que se lo merece (disidentes políticos, terroristas, delincuentes...)?

Supongo que, para alguien de otra cultura, todo el arte y la tradición cristiana debe resultar la mar de extravagante. Yo, tratando de tomar distancia, encuentro sus representaciones muy gores, muy crueles, siempre impregnadas de la pegajosa culpa. Creo que esto es especialmente así en España, Portugal e Italia. A medida que nos desplazamos hacia zonas influenciadas por el mundo anglosajón la tradición se vuelve más abstracta, ligera e individual.

Especialmente en el sur de España, la Semana Santa está muy ritualizada, muy codificada, muy insertada en la sociedad. La población lo vive intensamente y es motivo de reunión y organización entre grupos de personas absolutamente dispares, que ni tan siquiera participan el resto del año de la vida religiosa. Justo en el sur, donde se supone que somos más calientes, más dados al exceso... Como si no fuéramos capaces de controlarnos y, cegados por un extraño espíritu destructor, fuésemos capaces de llevarnos por delante también al que vino a salvarnos ¡Que lo crucifiquen! ¡Que lo maten! ¿Pero quién se ha creído que es!!?

Me parece que muchas de las teorías del colapso del capitalismo están impregnadas de este catastrofismo cristiano. Después de tanto exceso de consumo, de tanta pornografía, de tanta obscena desigualdad... Tiene que asestarse un duro golpe justo a los que menos culpa tienen: a los que iban a rebufo, a los más pobres. Los culpables ya serán juzgados en la otra vida -si eso-. Hay cierta moral del castigo que está muy bien para bajar la mirada de los esclavos, no sea que les de por mirar para arriba y amotinarse.

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Del cartel me gusta mucho la representación de El Castillo como Monte Calvario, con las torres de electricidad preparadas para la crucifixión y las negras golondrinas como síntesis antagónica de la muerte y la llegada de la primavera.

En el pueblo estamos siempre vigilados por La Fortaleza, es nuestro singular panóptico. Allí se concentran todas las comunicaciones, es un lugar estratégico, un centro de poder, una presencia amenazante y blindada. Eso tiene que conferirnos un carácter especial a la gente de Herrera.

El Castillo/La Fortaleza de Herrera del Duque. Marzo de 2022. Primavera