sábado, 9 de junio de 2007

Sueños perdidos

Nuevo archivo...
donde plasmar un sinfín
de dichosos sueños.

Pixel negro sobre fondo blanco.
Negros sueños
en un mundo opaco.

Absorto
en el ruido sordo
que enerva y anestesia...
Mi Voluntad!

Libre del corazón,
prisionero del ordenador.
Libre de la tradición,
preso de la información.

Alpinista de la Suciedad.
Víctima de una extraña aspiración.
“Bits” en las venas.
anticongelante en el corazón.

Cual inquieta cucaracha, sondeo la basura de asépticos rincones.
Siguiendo el cebo, me pierdo en este mundo falto de sabor.
Despierto, imagino que pienso, pero me atrapan mundanas ambiciones.
Terco como una mula... clavo y retuerzo alfileres de nostalgia y dolor.

Un grito sordo
en la acera, un gapo
en el buzón, una corrida
en el moñigo de tu razón.

domingo, 3 de junio de 2007

Moral hipócrita

Hemos construido una moral hipócrita y prohibimos todo lo que no concuerda con esa amalgama de pensamientos pseudo cristianos. Prohibimos las drogas, la prostitución, las armas, la pornografía, el juego... Hacemos como que no existen y miramos satisfechos la limpieza de nuestro cuarto. Creamos “guetos” donde toda la suciedad que no queremos a nuestra vista se desarrolla con virulencia. De vez en cuando, salpica y apesta nuestros hogares, y con cara de gilipollas clamamos al cielo y preguntamos cómo es posible tanta injusticia. Hemos perdido la fe en el Hombre y pretendemos que el poder del Estado acabe con nuestros instintos más rastreros.

La prohibición no ha acabado con la drogadicción ni la prostitución, probablemente la legalización tampoco lo haga. Pero si la sociedad admite que esos hechos existen y no los niega, aunque los considere perniciosos, tal vez la presión social acabe siendo mejor regulador que la represión policial.

Termitero global

El cambio es inminente. Está ocurriendo a marchas forzadas. La globalización, la conexión a la red mundial... Cada vez vivimos una realidad más virtual. Cada día estamos más implicados en una misma consciencia mundial. La TV, la radio, el periódico, las revistas, las películas, la música, el teléfono, internet...
Antiguamente, quizá hace apenas 100 años, visitar un país extranjero, por cercano que este fuera, podría parecernos algo así como visitar otro planeta. Hoy día, se puede viajar sin problemas por todo el mundo desarrollado y lo único que se percibe, es estar en un lugar ligeramente diferente, con ciertas particularidades, casi reservadas a la percepción de minuciosos observadores. Al llegar a un lugar nuevo, con intercambiar unas cuantas palabras con una determinada persona, ya puede ser clasificada dentro de unos patrones que todo el mundo conoce a escala mundial. ¿Es que las nuevas tecnologías de la información han provocado un aumento tan grande en nuestra percepción? ¿O estamos asistiendo a una disminución de la variedad?
Estamos acostumbrados a que decidan por nosotros, a que nos prohíban o nos digan qué es lo mejor, que es saludable y que no. Hemos llegado a un nivel muy alto de especialización, hay infinidad de capas que otros se encargan de hacernos transparentes. Y realmente sería difícil no abstraerse a la mayor parte del conocimiento. Pero esa abstracción la hemos exportado a otras áreas: nos abstraemos de la inmigración, del hambre y la enfermedad en países pobres, las guerras, los daños a la Naturaleza... De vez en cuando, alguien por encima dice: - Este tema es importante y hay que tomar estas medidas que un comité de expertos ha determinado prioritarias-. Y la gran colmena se pone en marcha.
Al final, miles de años de evolución nos ha convertido en obreras de un mundo a nuestra medida.