jueves, 22 de agosto de 2019

Ir de camping en vacaciones

Fuimos a visitar el pueblo de O Grove. Allí está el balneario de "La Toja": un lugar de lujos y gente rica. Pero a nosotros nos pareció más oportuno un corto recorrido por las bateas de mejillones de la ría de Arousa. Nos montaron en un pequeño barco turístico y vagabundeamos por las destartaladas balsas flotantes. Nos mostraron las cuerdas repletas de mejillones, vieiras y ostras ¡Como si fueran cortinas mágicas repletas de vida! Nos comentaron que, en general, cada batea era gestionada por una familia (como el que por aquí tiene su cercón con un puñado de ovejas). Y, mientras, para que no dejáramos de sentirnos de vacaciones, nos pusieron vino blanco y mejillones para amenizar el viaje.

Ir de camping en tus vacaciones tiene algo que ver con ese tipo de decisiones. Aborrecer el lujo y el poder, priorizar la naturaleza y formas de vida sostenibles. Tener claro donde eliges enfocar la mirada

La tienda de campaña tiene sus incomodidades, pero te permite estar en contacto con parajes a los que no llega el turismo de masas. Seguramente no entres en contacto con gente normal -porque los campistas somos todos unos frikis- pero, al cambio, estarás en pleno contacto con el ambiente, la naturaleza, los ciclos lunares y solares, el calor y el frío. Protegido por la exigua intimidad que brinda un trozo de tela impermeable, fijada al suelo con unos palos de metal.
Te sientes un poco gallina: te acuestas al anochecer con los grillos, te levantas al amanecer con los pájaros y, cuando refresca, se pone la piel de pollo desplumado.

Personalmente prefiero ir sin ningún tipo de pantalla (TV, tablet...): clavar la tienda, los preparativos de cenas y desayunos... ya te mantienen bastante entretenido durante todo el día. Yo me mantengo mucho más activo, me despierto antes y tengo muchas ganas de hacer cosas... cosas molonas.
Porque solemos salir a este tipo de vacaciones sin un itinerario previo. Elegimos una zona y luego vamos viendo sobre la marcha. Si nos apetece descansar en la playa, pasear por el bosque o visitar iglesias y cosas viejas, pues lo hacemos! En prácticamente todas las regiones del mundo se dan facilidades para mantener entretenido al turista, y en los campings siempre suele haber sitio para una tienda más.

No sé, me parece flipante que con tan pocos recursos puedas alcanzar tantos sitios, tan exóticos. Básicamente necesitas un coche donde te quepa todo y eres libre de ir donde te plazca. Y eso que, ahora con las niñas, necesitamos más trastos, más espacio. Quizá lo que me parece realmente flipante es que "necesitemos" tantas cosas cuando volvemos a la vida real.

Vista de la parte sumergida de una batea de mejillones