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sábado, 7 de octubre de 2006

Revolución

Antes tenía grandes secretos que guardar, creía firmemente que mis diarios estaban llenos de pensamientos que nunca nadie debía leer. Ahora no me interesan ni a mí. Hace años que no los miro y empiezo a pensar que sólo eran el fruto de la rabia y la impotencia de un adolescente que intentaba comerse el Mundo, pero que en cada bocanada sólo engullía vacío.
Y ahora, ved, soy un hombre con las tonterías de un niño, he cesado en el intento de comportarme como un adulto. No me revelo contra las normas, me basta con eludirlas. Otro mundo es posible, pero no será a causa de una revolución, porque la sociedad está apalancada en un Estado de Putrestar que adormece y banaliza las mentes. La revolución se producirá en cada rincón de la Tierra, el día que el Planeta diga que no aguanta más a estos parásitos humanos que se le han subido a la chepa y no le dejan ni respirar.
Con suerte los cambios vendrán desde arriba, pero no desde los Gobiernos. Vendrá de las grandes empresas, cuando las mentes responsables se empapen con las nuevas teorías económicas y se olviden de la mezquindad humana. Los Gobiernos están enredados en su propia burocracia y en su empeño por arrancar votos de una masa aborregada de gente, a la que tampoco interesa despertar de su letargo.
La democracia es un fracaso y sólo se mantiene por el liberalismo económico del que ha ido acompañada. El poder sigue concentrado en unas cuantas personas. El único avance en libertades es que ya no hay presos políticos, ni penas de muerte. En teoría, tenemos libertad de expresión, pero con las cosas que se dicen por los medios de comunicación, esta libertad no creo que haya enriquecido a la humanidad. Por otro lado el Estado no deja de inmiscuirse en asuntos morales y privados de las personas: grabar con mayores impuestos los productos que considera malignos o incluso prohibirlos, decidir sobre lo que se ha de enseñar a nuestros hijos, elegir la religión oficial... y en general prohibir o fomentar, intentando atraer la atención del grupo de votantes más activo.
El Estado debería existir para corregir fallos de mercado, garantizar la justicia y la libertad de sus ciudadanos, para proporcionar servicios que ninguna empresa privada esté dispuesta a prestar y para garantizar la seguridad.
Viendo como están las cosas por los países demócratas, gusta ver como Cuba resiste al mundo moderno, al menos hasta la muerte de Fidel. Hasta que unas elecciones democráticas pongan en le poder a algún dictador elegido por la mayoría y se abran las puertas al capitalismo que ofrezca bienes de consumo a cambio de ignorancia y superficialidad, como estos pensamientos que no profundizan en nada.