viernes, 10 de junio de 2011

Democracia Real Ya!!!

Democracia es el gobierno (kratía) del pueblo (dḗmos). Algo que nombramos siempre como una situación ideal, inalcanzable?
La democracia puede funcionar relativamente bien en grupos pequeños. Así que, para nuestra sociedad de masas, recurrimos a una democracia representativa, donde unos cuantos se alzan en representantes de ciertos colectivos. En la mayoría de países la sociedad parece estar dividida en dos únicos colectivos (izquierdas-derechas; republicanos-demócratas; laboristas-liberales; pp-psoe; madrid-barça...)
¡Vaya! Es increíble tanto consenso. Si, normalmente, nos sentamos cuatro en una mesa y puedes escuchar hasta ocho opiniones distintas. Parece fácil intuir que nuestro afamado sistema democrático no es tan democrático.

Y, es que, cuando comenzaron a implantarse las democracias a partir del siglo XIX, no lo hicieron con la intención de dar la oportunidad de voto a todos (sufragio universal). Sino que el voto estaba reservado a un cierto sector de la población: nobleza y burguesía (los propietarios y las personas con cierto capital), que eran los afectados por las políticas de los Estados y los que podían tener cierto interés en controlarlas. Aún no se había inventado el Estado de Bienestar y, después de todo, desde la época de los Griegos no se había vuelto a oír hablar de democracia (más de 2000 años de emperadores, reyes, iglesia, nobleza) ¿Qué interés podía tener el campesino, la mujer o el obrero en votar? Seguramente muchos gobernantes hoy en día se siguen preguntando lo mismo.
El Humanismo, el Renacimento y la Ilustración habían dejado sus semillas a lo largo de la Edad Moderna: educación universsal, derechos del hombre, ciencia, tecnología... Las luces de la razón. La razón fue capaz de comprender que los indígenas americanos y africanos eran también personas, eso llevó siglos de muertes y explotación.
También que todas las personas tienen derecho a elegir sobre los destinos de los Estados en que habitan. Este proceso aún no ha terminado: bien porque no ha cuajado en las masas de habitantes, bien porque el capital nunca tuvo la intención de dejar el poder.

Al ir ganando fuerza la burguesía, y adquirir peso en el Estado (en detrimento de la nobleza), ha conseguido quedarse en el poder. En un sistema capitalista, como el nuestro, existe una cierta connivencia ante esta actitud (parece lógico que el voto de Botín, Alierta o la familia Godó tenga más peso que, por ejemplo, el mío).
Los medios de comunicación se encargan de contrarrestar la educación. La educación está cada vez más orientada a satisfacer las necesidades de este capital. En el fondo, se ha convertido en un servicio de los Estados a las empresas: para generar un mercado de mano de obra especializada lo más barato posible.

Los avances conseguidos en el Estado de Bienestar por las diferentes luchas obreras a lo largo del siglo XX se van dilapidando poco a poco, siempre en pro de la competitividad. Pero un gobierno, ya sea democrático, dictatorial, hereditario... necesita el apoyo del Pueblo, necesita tenerlo contento, aunque sea con pan y circo.
A partir del 15M y, cómo no, coincidiendo con una crisis del sistema capitalista, a los Estados les ha salido un grano en el culo. Un grupo de la sociedad bastante amplio se ha hecho eco de estas y otras incongruencias de nuestra democracia capitalista. Situaciones que ya se venían denunciando desde partidos “minoritarios”, “sindicatos”... y que eran desacreditados ante la opinión pública como “izquierdas radicales”. Ha sido necesario que este movimiento se desvincule de cualquier ideología política para que la opinión pública venza sus prejuicios y se decida a apoyar el “movimiento” sin tapujos, sin vergüenza, sin miedo... Ha despertado un sentimiento de simpatía generalizado, ha conseguido hacerse oír. Sus reivindicaciones y denuncias son perfectamente razonables y globales: corrupción política, ley electoral injusta, colectivos marginados, falta de pluralidad, bipartidismo...