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jueves, 5 de marzo de 2020

Carnaval y contrapoder

En el pueblo se vive intensamente el carnaval. Mogollón de peña se pasa meses preparando disfraces: planteando ideas, coordinando equipos, trabajando en la elaboración... La gente se reúne en grupos para conseguir objetivos de lo más creativos, coloridos, divertidos... Nada que ver con las cosas horribles y grises que hacemos todos los días por dinero.

Sí, el carnaval es de lo más revolucionario.
Aquí, además de la faceta lúdico-festiva, ha tenido gran importancia la crítica al poder. Cuando era niño solía haber varias murgas y estudiantinas. Algunas de ellas con letras bastante corrosivas -de peor o mejor gusto-, que directamente apuntaban a los que ocupaban cargos de poder en el pueblo, la comunidad, el país...

En las zonas rurales no tenemos periódicos o medios de comunicación que puedan ser críticos con los poderes públicos. No es que no exista libertad de expresión, cada uno puede decir lo que buenamente le parezca. Pero alcanzar verdadera difusión, organizar, sistematizar... requiere de cierta inversión. Sólo así la crítica resulta efectiva y puede afectar las decisiones de quienes ocupan cargos en las instituciones. Pero, normalmente, solo pueden realizar esa inversión los mismos que gobiernan -o los aspirantes a gobernar-.

Así, en España, tenemos periódicos que típicamente se consideran próximos a ciertos partidos políticos y que dedican sus titulares a ensalzar sus logros o bondades, a denigrar las acciones del resto de contrincantes, o simplemente a dar relevancia a las noticias que avalan los lemas electorales del partido. Vamos que, a nivel nacional, está completamente normalizado que exista una cierta lucha sucia por el poder. Y no tiene sentido ser crítico con dicho poder si no aspiras a acapararlo tú mismo.

En los pueblos, al menos en el mío, el poder político se ejerce de forma monolítica por un único partido. Así que, cualquier publicación en medios locales, o en redes sociales, acaba siendo mera propaganda de las acciones que se realizan desde las instituciones -o que cuentan con el beneplácito de estas-. Así, pareciera que todo está bien en el mejor de los mundos posibles. Y, ese parecer, sería indiscutible si no tuviéramos el Carnaval... y las murgas.

Ahora sólo queda una murga en el pueblo... Una única murga, un único partido, un único periódico... Resulta curioso como, frente a la existencia de una enorme multiplicidad de organismos e instituciones encargadas de administrar y gestionar el territorio y sus gentes -ayuntamientos, mancomunidades, diputaciones, autonomías...- existen apenas unas pocas opciones políticas para acceder a su control. Como si no existiese conflictividad, como si todos estuviéramos de acuerdo con la estructura organizativa de nuestras instituciones, o con los eventos, actividades y sectores que se priorizan.
-Todo está bien como está y los gobernantes sólo deben hacer bien su trabajo y gestionar los recursos sin robar. -Nos decimos (quizá con razón), porque la política de partidos parece completamente encorsetada en la estructura de las instituciones.

Así que, el tema de la única murga del pueblo acaba siendo algo muy esperado. Una recopilación de los chascarrillos que los hombres han ido comentando en los bares. Acompañado con música y cantado con la intención de hacer reír a los vecinos -a costa de ridiculizar las acciones y la figura de los gobernantes-. Lo que se hace de forma profusa durante todo el año en pequeños corrillos abandona la clandestinidad y trasciende a la esfera pública en el Carnaval.

Así que, cantar en la murga se ha convertido en un oficio de riesgo. Porque para que tenga gracia debe caricaturizar el poder, presionar los límites, jugar con la ironía, generar controversia, rozar el mal gusto, lo inmoral... Todas esas cosas que  a los poderes no les hacen nada de gracia, porque minan su popularidad -y, en nuestras democracias representativas, el gobierno se gana con popularidad-.

En los pueblos, todos proyectamos una imagen en el resto de vecinos -por tenue, borrosa y desfigurada que sea-. El Carnaval también sirve para eso: para conocer qué imagen pública proyectas. Los que ostentan el poder y controlan los fondos públicos tienen medios y oportunidades para que su imagen sea acorde a sus intereses. Pueden pagar medios de difusión e, incluso, atraerse ciertos sectores de la sociedad que les puedan resultar estratégicos -no hace falta recurrir a ninguna ilegalidad: sólo el agilizar o ralentizar trámites burocráticos resulta una medida potenciadora o disuasoria suficiente-.

Así que, nadie quiere tener el poder en contra. Y las murgas van desapareciendo. Quedan como pequeños reductos de contrapoder, como células antisistema que sólo quieren reír y beber mientras todo arde alrededor.
Si existe un mundo mejor, que se pueda construir después del incendio, es algo que la resaca y el quehacer diario no nos van a dejar descubrir.

Todo muy carnavalesco, muy de la máscara. Unas fechas para convertirse en el Joker y dejar desnudo a Batman: ese pijo redomado y obsesionado con la ley y el orden -el orden establecido-.

Los Lolailos -la murga de Herrera del Duque- + el Joker. Carnaval 2020

lunes, 25 de enero de 2016

Albert Plá y los medios. Los medios de opinión en la sociedad globalizada

Escuchaba la entrevista radiofónica que Crudo el Carnicero hacía a Albert Plá. Desde el comienzo Albert Plá resulta estúpido, tonto del culo, un engreído que parece pensar (con voz pequeña, como un susurro que se disipa): - La gente quiere saber de mí y está dispuesta a comerse los mocos que voy tirando con tal de que diga algo. - Un trabajo duro el del entrevistador.
Pero una vez que consigues digerir ese mal trago (porque el entrevistador te cae bien y te duele verle arrastrarse para arrancar cuatro palabras a ese individuo), Albert Plá te sigue cayendo mal. Te cae mal como entrevistado, aunque pueda gustarte como cantautor, actor, escritor...

En la radio, la televisión y los periódicos se espera que la gente hable de forma concisa, con un conocimiento profundo de la temática, pero siendo simple en el lenguaje, de tal forma que el espectador comprenda sin esfuerzo y atribuya una cierta erudición a los que lanzan su mensaje. Es una forma muy eficaz de hacerse oír ante un gran público.
Pero los medios ya tienen su discurso, sus temas de interés... su propio lenguaje. En general es lo "macro" lo  que interesa (la macro economía, la política, el fútbol,...). Porque son medios de masas, necesitan posicionarse, ser atractivos para cuanta mayor población mejor, porque su economía es de escala.  Y puesto que se esfuerzan tanto en hacernos llegar las noticias de estos ámbitos, todos debemos tener una opinión al respecto! Eso es lo que nos une a todos los occidentales: La economía, la política, los deportes (el fútbol)...

Las personas nos hacemos eco de las opiniones que locutores, comentaristas, tertulianos, etc. hacen de los diferentes acontecimientos. Juzgamos a los demás por su posicionamiento respecto a esos temas de dominio público. Así que, nadie habla ni escucha, sólo nos lanzamos a la cara opiniones y datos, luchando las batallas de otros. El asedio de información es tal que no podemos pararnos a procesarla y nos guiamos por las simpatías, o los intereses.

Es la mentira de la democracia: creemos que nuestra opinión cuenta, pero lo cierto es que no participamos en política, que queda en manos de profesionales (aunque cualquiera pueda profesionalizarse como político). La democracia representativa que vivimos podría pensarse como un mecanismo de defensa para no legitimar regímenes autoritarios. Pero no hacemos política, no hay una voluntad del pueblo que quede plasmada en un plan de acción.

Así que, cuando sale el Albert Plá a relucir, lo hace desde su particular interpretación de la realidad, saltándose todas las convenciones que han ido sedimentando los medios a base de imágenes y discursos repetitivos. Es realmente difícil vivir al margen de los medios, así que la forma de ser crítico con ellos es forjar una opinión que resulte una barbaridad, una provocación. Sólo así parecemos reaccionar y darnos cuenta de que todo lo que se nos da por sentado, no son más que visiones parciales, hiladas con argumentos utilitaristas e interesados. Otras  veces son sólo miedos (y su respuesta violenta) disfrazados de necesidad, seriedad o responsabilidad...

Albert Plà es un artista, alguien que crea su propia representación del mundo y la transmite con un lenguaje provocador, onírico, más allá de la razón utilitarista. Cuando participamos de su manifestación artística, o de su pose ante los medios, nos asalta el vértigo, porque todo lo que damos por seguro se tambalea: la idea de que lo humano es susceptible de elección y cambio nos golpea en el plano de lo consciente.
Así, el artista, asume el rol del hermeneuta que explora otros caminos posibles, abandonados o simplemente ignorados, y nos los presenta de tal forma que captan nuestro interés, nos conmueven y maravillan.

La historia está llena de ejemplos de comportamientos que, aún siendo avalados por una razón instrumental, resultan perjudiciales para el conjunto de la humanidad. Hay diversas formas de denunciar o poner de manifiesto esas tendencias anti-humanas, por ejemplo buscando respuestas en nuestro interior, o metiéndonos en la piel del otro (de otro tiempo, lugar)... El arte es una forma rápida y eficaz, siempre alerta para denunciar falacias, pero también tenemos la filosofía, la ciencia...

[...] los deseos ilustrados hay que plasmarlos en la realidad social y humana, a lo que se oponen los poderes reales de la sociedad. Es que en realidad el ser humano ilustrado es un empresario capaz de firmar contratos, pero la mayor parte de los humanos sólo son fuerza de trabajo mecanizada, que a medida que trabajan más entregan su trabajo futuro a los empresarios, que llegarán a disponer de toda la vida de esa población en la forma de dinero. [...]

[...] los destinos de todos los pueblos se unen, aunque sea bajo el dominio del nuevo modo de pensar occidental, que no es sino dominio político por la fuerza de las armas que, por supuesto, representan la aplicación de aquella misma ciencia tecnificada. La globalización de la especie fue resultado de la pura facticidad violenta del dominio político. El colonialismo, del mismo modo que la escisión interna de la sociedad, es fruto de la ausencia de razón en la sociedad, de la ausencia de un logos compartido.[...]

Pedazos extraídos del libro "Antropología filosófica I. De la antropología científica a la filosófica" - Javier San Martín Sala.

domingo, 8 de enero de 2012

Estado de Malestar


-El paro, la crisis... Obviamente lo que está fallando es el Estado de Bienestar- Dijo un tipo el otro día en la tele. Y se quedó más ancho que largo.

Ese discurso se ha grabado en la mente de la mayoría de la gente y no importa que sean beneficiarios del Estado de Bienestar, o capitalistas usuarios del sistema privado. La maquinaria de los mass media ha unificado su pensamiento. En el transcurrir de los 3 o 4 años el discurso del miedo, de la catástrofe económica que cada día se cierne sobre nosotros, ha minado la conciencia de la sociedad. Ahora el trabajador sólo quiere trabajar y no importan las condiciones.

Nos han convertido en expertos en macroeconomía: inflación, primas de riesgo, deuda de países y comunidades autónomas... A partir de esas premisas es como se justifican los recortes de derechos de los ciudadanos, trabajar más y cobrar menos, pagar más impuestos y tener menos servicios. Esas son las medidas para salir de la crisis, crear el Estado de Malestar, el infierno en la tierra. 

Por todos lados se oyen voces que despotrican contra el funcionario medio, esos odiados seres que tienen condiciones dignas de trabajo. -¡Que los echen!- Si no a todos, al menos un porcentaje alto. -¡Que les obliguen a trabajar más!- ¡Que les bajen el sueldo! Si estallase la revolución, nadie asesinaría al empresario, al banquero o al político (bueno, al político quizá sí). La masa enloquecida acabaría con los servicios públicos y se los darían a un capitalista para que los explotase de forma más eficiente, para que exprimiera a sus trabajadores con la amenaza del despido.

Si aumentas la jornada laboral, la consecuencia directa es la reducción de puestos de trabajo.
Si suprimes los servicios públicos reduces puestos de trabajo. 

¿O acaso un empresario va a contratar más personal del estrictamente necesario?, ¿o se va a esforzar en cumplir unos determinados criterios de calidad si no se los imponen desde fuera? Sólo si hay competencia se esforzará en seducir, en transmitir sensación de calidad.

Obviamente el paro es una lacra, pero el discurso macroeconómico que escuchamos todos los días no tiene la intención de acabar con él, así como tampoco tiene la intención de generar mayor calidad de vida para los ciudadanos. El Mercado sólo quiere crecer y no importan los medios.

Nuestros gobernantes ya no lo son, son expertos en economía, son gestores del capital y realmente ni siquiera tienen ideas políticas, sólo tienen un plan mejor para gestionar la economía. Son expertos comunicadores apoyados por grandes empresas, que se encargan de financiar la difusión de sus mensajes.

Hubo un tiempo en que no se cansaban de decir que, como la población era cada vez más vieja, el Estado de Bienestar sería insostenible porque no habría suficientes trabajadores para cotizar. Hace años que no escucho ese argumento.

Existe una crisis, pero es una crisis de valores, de valores morales, de argumentos... En otro caso no se entiende que la población acepte de tan buen grado recortes en sus derechos. Por algo tan ajeno, tan etéreo, como es la crisis de los mercados. Así como tampoco se entiende la polarización de la población en una clase dirigente extremadamente rica que exige sacrificios a una mayoría cada vez más pobre. 

Sí, en el sistema actual existen tremendas contradicciones, algo está fallando... pero no es el Estado de Bienestar. Me parece correcta la posición de las clases altas, dirigentes, capitalistas, de querer acabar con el Estado de Bienestar y repartirse los impuestos recaudados al pueblo, acabar con sus derechos para tener un mercado laboral más flexible. Es una postura coherente: Igual que existe inmediatez y deslocalización en los mercados financieros con movimientos instantáneos de grandes sumas de dinero de un lugar a otro del mundo ¿Por qué no hacer lo mismo con el mercado laboral? 
Lo que no me parece correcto es que los miembros, o posibles miembros de ese mercado laboral, apoyen su modelo. Porque es un modelo en contra de las personas. Se pueden manipular las ideas y los sentimientos de la gente, pero existe un instinto, o una tendencia, gregaria: buscar una estabilidad, unos vínculos sociales... Las personas aunque sean pobres, no son cosas, no son mercancías, no son monedas y desde luego que se las puede tratar como tales, pero no seamos tan necios de darles nuestro consentimiento para que lo hagan.

viernes, 31 de agosto de 2007

Aforismos

Sobre la censura en los medios de comunicación y tecnologías de la información:

En estos medios se expresan las inquietudes e intereses de la población en general, y de determinados grupos en particular. Son espejo de la sociedad y de la humanidad, censurarlos es jugar a tapar el espejo cuando no nos gusta lo que vemos reflejado en él.

“Leído en algún lugar de internet. Hablando sobre la pornografía, violencia y demás bajos instintos.”


Sobre la moral en sociedades diferentes:

Cada rebaño necesita una moral acorde a sus circunstancias, de forma que resulte beneficiosa para su conservación.

"Idea de Nietzche."


Voluntad, Schopenhauer:

Con la palabra "voluntad" Schopenhauer hace referencia al sustrato último de toda realidad, a su componente esencial: deseo, dolor, esfuerzo. Todo en el fondo no es sino un deseo ciego e insaciable.

“Puesto que el hombre en su totalidad es sólo el fenómeno de su voluntad, nada puede resultar más absurdo que, partiendo de la reflexión, querer ser algo distinto de lo que se es.“

La voluntad se expresa en la vida anímica del hombre bajo la forma de un continuo deseo siempre insatisfecho, Schopenhauer concluye que "toda vida es esencialmente sufrimiento" . Y aun cuando el hombre, tras múltiples esfuerzos, consigue mitigar o escapar momentáneamente del sufrimiento, termina por caer, de manera inexorable, en el insoportable vacío del aburrimiento. De ahí que la existencia humana sea un constante pendular entre el dolor y el tedio, periplo éste que la inteligencia sólo puede anular a través de una serie de fases que conducen, progresivamente, a una negación consciente de la Voluntad de vivir.

domingo, 3 de junio de 2007

Termitero global

El cambio es inminente. Está ocurriendo a marchas forzadas. La globalización, la conexión a la red mundial... Cada vez vivimos una realidad más virtual. Cada día estamos más implicados en una misma consciencia mundial. La TV, la radio, el periódico, las revistas, las películas, la música, el teléfono, internet...
Antiguamente, quizá hace apenas 100 años, visitar un país extranjero, por cercano que este fuera, podría parecernos algo así como visitar otro planeta. Hoy día, se puede viajar sin problemas por todo el mundo desarrollado y lo único que se percibe, es estar en un lugar ligeramente diferente, con ciertas particularidades, casi reservadas a la percepción de minuciosos observadores. Al llegar a un lugar nuevo, con intercambiar unas cuantas palabras con una determinada persona, ya puede ser clasificada dentro de unos patrones que todo el mundo conoce a escala mundial. ¿Es que las nuevas tecnologías de la información han provocado un aumento tan grande en nuestra percepción? ¿O estamos asistiendo a una disminución de la variedad?
Estamos acostumbrados a que decidan por nosotros, a que nos prohíban o nos digan qué es lo mejor, que es saludable y que no. Hemos llegado a un nivel muy alto de especialización, hay infinidad de capas que otros se encargan de hacernos transparentes. Y realmente sería difícil no abstraerse a la mayor parte del conocimiento. Pero esa abstracción la hemos exportado a otras áreas: nos abstraemos de la inmigración, del hambre y la enfermedad en países pobres, las guerras, los daños a la Naturaleza... De vez en cuando, alguien por encima dice: - Este tema es importante y hay que tomar estas medidas que un comité de expertos ha determinado prioritarias-. Y la gran colmena se pone en marcha.
Al final, miles de años de evolución nos ha convertido en obreras de un mundo a nuestra medida.

martes, 26 de abril de 2005

Ovejas modorras.

Hay ovejas a las que se les reblandece el cerebro, se apartan del rebaño y vagan solitarias -sin rumbo fijo, sin objetivos-.
En mi pueblo se dice que esas ovejas están “modorras”. Eso se dice también de las personas cuyo comportamiento se sale de los cánones de moralidad establecidos. Si además tienes ideas divergentes, los apelativos asignados pueden ser aún más duros, humillantes, desacreditativos.
Estos son los mecanismos con los que la sociedad se defiende de todo cambio.

Los cambios de costumbres asustan, son incómodos: Cambiar una rutina por otra -¿Para qué?- se dirán algunos. En nuestra sociedad acomodada es fácil aguantar: si no te gusta tu pueblo te vas a la ciudad; si en casa no te comprenden te metes en un chat; si no te gusta la realidad tienes la televisión, las consolas, la pornografía, las drogas…

Sabemos que existen países (tres cuartas partes) en los que no saben del “Estado de bienestar”. Salen en las noticias de la tele, cada vez menos, porque hay estómagos sensibles que prefieren estar al corriente de la última técnica en implantes de pecho -o cualquier otro entretenimiento que gastan los ricos y que nunca tendrán las personas de a pie-. Es una realidad externa, porque nosotros somos el “Primer Mundo” y ellos el “Tercero”. Es un problema tan inmenso que es difícil de atajar. Los Estados (que se supone somos todos) desvían nuestra atención de los problemas sin solución, delegan poder en las macro-empresas (en pro del Capitalismo, del avance), se sacuden la responsabilidad y el pueblo se lo agradecemos con nuestros votos y nuestra conformidad, apoyando estas tiranías democráticas que oprimen y condenan cualquier minoría, cualquier intento de arreglar algo.

Si la noticia no está en los medios, la noticia no existe”.
¡Cuántas guerras y miserias pasan desapercibidas para nosotros! Es difícil encontrar fuentes de información fiables. Internet, la gran red: tanta información inclasificable que no sabes ni por donde empezar.
¿Dónde está el conocimiento que perdemos con la información?

Don Quijote era un loco por querer reinstaurar la caballería andante, desfacer entuertos y ayudar a los menesterosos, sin rey ni amo. Los que invaden países en busca de petróleo, negocian con terroristas para hacer cundir el pánico entre la población y poder aplicar así leyes “poco humanitarias”, están muy cuerdos.
Hemos elegido malos pastores para guiar nuestros rebaños. Las ovejas modorras son ahora las guardianas de la sabiduría humana, si alguna vez la hubo.

Aquí dejo un enlace a una página de "contrainformación" que está bastante bien:
http://www.nodo50.org