lunes, 24 de septiembre de 2007

DOGVILLE



A very good film. Una bonita historia, una historia donde el guapo es el bueno y los malos simplemente tienen los defectos de la humanidad y, por ello, son muy malos, una panda de cerdos egocéntricos incapaces de apreciar lo que no sea el placer más inmediato. “Homo homini lupus.”

En el fondo existe algo de ternura en la mirada del autor sobre la sociedad rural. De ternura y de rigor, porque el que se aparta del camino del hombre recto debe ser castigado. ¿Y cómo van a ser rectos aquellos que se dejan dominar por sus instintos y sus miedos? Es lo que tiene la endogamia, las comunidades pequeñas y aisladas, donde el aire se enrancia y los rincones se llenan de pequeñas basuras que acaban siendo focos de grandes infecciones.

La mirada de un Dios a su pueblo, un Dios que ofrece un paraíso y que los hombres se encargan de transformar en un infierno, ante la jocosa y resignada mirada de quien un día impartirá justicia. Porque el que imparte justicia debe hacerlo con el convencimiento de que existe la posibilidad de un mundo mejor. Que una fría venganza proporciona ejemplo y, a la vez, motiva para alejarse del mal.

No como en la vida real, donde nada queda ajusticiado, donde lo premiado es la avaricia, la lucha por el interés propio.
Hacer fortuna no daña a nadie, incluso se puede pensar que redunda en el beneficio de los demás, con buenas políticas de contratos, sueldos dignos y todo lo demás. Y es que todos queremos sacar tajada: no nos vamos a quedar sin comer por solidaridad con el tercer mundo si a nuestro lado todos están a carrilleras llenas. Y ya puestos, pues que nuestra tajada sea un poquito más grande. Tener más dinero no daña a nadie, no es como tener esclavos o quemar bosques, matar gente, vender droga, financiar guerras, contaminar el mar... No, no es como hacer esas cosas tan malas... Pero el sistema capitalista es el que consiente y apoya todas esas actividades, son sus residuos, sus efectos secundarios, subproductos, daños colaterales... y no es culpa de nadie en particular y sí de todos en general, eso nos hace sentir muy bien, eso nos libera de cualquier sentimiento de culpa.

Siempre hay filósofos, moralistas, pastores... que con la elocuencia de sus razonamientos y discursos tratan de justificar las miserias humanas... También para ellos se hará justicia.