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viernes, 6 de noviembre de 2020

La Siberia y sus capas de progreso

Fue un gran descubrimiento: en el portal de "Infraestructura de Datos Espaciales de Extremadura" había fotos de los vuelos americanos de 1957 y de 1943, alineadas con fotos actuales. 
-¡Por fin podría saber cómo era nuestro territorio antes de las grandes inundaciones!

Siempre había pensado que 60 años eran un montón de años. En más de 60 años todo habría cambiado una barbaridad! 
Bueno, ahora tenía las imágenes... La imagen no engaña, no está mediada por un intelecto -con sus pasiones, afinidades, antipatías y recuerdos selectivos-.

 

La Siberia ha sido siempre un territorio alejado de grandes rutas comerciales, poco poblado, aislado  y olvidado por los gobiernos centrales. Un territorio fuera del punto de mira del poder, al margen, a las afueras. Creo que eso define perfectamente el tipo de transformaciones que ha sufrido -siempre al servicio de los focos donde se concentra la riqueza-.

Es esta una visión, en general, compartida por muchos extremeños. Que ven nuestra comunidad autónoma como una especie de colonia de la que extraer recursos. Algo fácil de deducir al observar la gran cantidad de pantanos, centrales hidroeléctricas y nucleares que se han plantado en este territorio. Una tendencia que sigue en el tiempo actual, con la transición a energías más sostenibles: nuestros campos se alicatan de placas solares y los proyectos mineros -para la obtención de los minerales requeridos por estas tecnologías verdes- proliferan como setas. Las autopistas atraviesan Extremadura de norte a sur y de Este a Oeste, al igual que las líneas de alta tensión. Grandes vías para exportar los recursos.

 

Solemos pensar el poder como una fuerza violenta y represiva que impone sus deseos sin pararse a negociar. Pero también trabaja en positivo: para ello, normaliza y construye nuestra forma de pensar y ver el mundo. Lo hace con propaganda, pero también con la cultura, la educación y, sobre todo, apelando al bien común -de la nación- y el desarrollo económico. 

En época del dictador resultaban bien palpables este tipo de técnicas. No sólo se trataba de violencia y miedo. También se utilizaban imágenes y fabulaciones que proyectaban la realidad a construir: capítulos del NO-DO dedicados al caudillo inaugurando pantanos, o haciendo apología del trabajo y la tecnología y su aplicación en grandes infraestructuras para más gloria de España, películas en las que se narraban las maravillas del turismo y las suecas.... 

Ahora no se recurre al miedo ni la violencia. En el peor de los casos, se utiliza el argumento del progreso. Cada vez que se va a realizar un proyecto que requiere una transformación significativa del paisaje y surgen grupos locales que se oponen, su voz queda silenciada por el argumento del "esto traerá trabajo y dinero a la zona". Que también tiene su lado violento y absolutista. Podemos decir, con Yayo Herrero, que vivimos en sociedades que ponen el dinero y el trabajo asalariado en el centro, mientras invisibilizan los cuidados -del medio ambiente y de las personas- y los ponen al servicio de esa centralidad.


Hoy día, nadie se atreve a pensar la realidad sin una economía capitalista de consumo moderada por los estados. Tampoco imaginamos un futuro sin energías renovables -solar, eólica, hidroeléctrica...-, realizar largos y tediosos viajes por carreteras de doble sentido llenas de baches y curvas, o abrir el grifo y que no salga agua -debido a cortes por escasez-. Pero las cosas no siempre fueron así: hace 60 años, la URSS era una gran potencia "comunista", la nuclear era la energía del futuro, el coche un privilegio al alcance de unos pocos y los ríos fluían libres obligándonos a un uso racional y eficiente del agua. 

La normalidad de hace 60 años la vemos con la condescendencia de quien mira a un pobre ignorante: ahora las comunicaciones son más rápidas y llegan más lejos, tenemos un consumo energético mayor, nuestras armas son más precisas y destructivas, podemos movernos por Europa sin fronteras ni cambios de moneda... 

El mundo ha cambiado. Ciertas tecnologías han evolucionado, y también ciertos derechos y libertades. Pero el progreso no es lineal, ni tiende a algo mejor necesariamente. El progreso está liderado por los grupos de poder y, en un sistema capitalista, las clases que gestionan la inversión ostenta también el poder. Todos sabemos que los ricos no tienen porqué ser necesariamente buenos, por tanto, el progreso no tiene porqué ir siempre en la dirección de una mejora en las condiciones de vida de la mayoría.

 

La Siberia es sólo un ejemplo de una comarca gestionada por capital externo, que la ha hecho evolucionar al servicio de su imaginario de progreso: capitalismo de estado en los años del dictador, y neoliberalismo a su muerte. Incluso su identidad le ha venido impuesta desde arriba aunque, más que identidad, sea una mera división administrativa.

Así, los paisanos, han ido viendo cómo el progreso se expandía por su territorio. Algunos como observadores pasivos y, otros, tratando de aprovechar las nuevas oportunidades que brindaban los cambios. Cambios que se deciden en esferas ajenas, que siempre se imponen desde arriba y que no entran en los planes y deseos de los habitantes de la zona. Que no casan con sus formas tradicionales de habitar el territorio, sino que, más bien, entran en confrontación directo con ellas. 

 

Bien mirado, todos estos cambios llevan consigo aparejada una desvinculación de los habitantes con el territorio. El caso más evidente sería la inundación de terrenos y pueblos con pantanos, pero también la implantación de regadíos -acabando con los usos tradicionales de la tierra-, el despliegue de placas solares... Esa desvinculación favorece los procesos de normalización y hace que cualquier proyecto extractivo cale como oportunidad de "progreso" entre sus gentes. El territorio se ve abocado así a una transformación demencial, donde ninguna sostenibilidad resulta posible, ni deseable.


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Me puse a mirar los mapas y a superponer las imágenes antiguas -en blanco y negro- con las más actuales -en color-. Los cambios más impactantes corresponden a la inundación de terrenos con la construcción de los pantanos, pero también se puede apreciar la evolución de las diferentes localidades y del propio terreno.


Fuenlabrada de los Montes ha crecido. Quizá se trate del único caso en que el crecimiento se puede achacar a la iniciativa de sus gentes, que apostaron por la producción de miel. En cierto modo, la apicultura se hizo viral aquí. Un ejemplo de autonomía capitalista que potencia el desarrollo de pequeños comandos autónomos para explotar los recursos de la zona. 
A pesar de figurar como uno de los pueblos con menor renta de España, y no ser centro administrativo más que de su área municipal, han prosperado -un claro referente imaginado de esos jefes que se hacen a sí mismos y que empiezan recogiendo cartones-. Y han prosperado respetando absolutamente su entorno, con una actividad que, si bien tiene sus luces y sombras, resulta totalmente sostenible y respetuosa con el medio ambiente.

Fuenlabrada de los montes

 

Algunos pueblos, como Castilblanco, prácticamente no han cambiado, han quedado congelados en el tiempo, estancados. Quizá la cosa más horripilante que puede ocurrirle a alguien o algo en el imaginario de estos tiempos de acelerado avanzar -hacia el abismo?-

Castilblanco



 

En las inmediaciones de Valdecaballeros, comenzó a construirse una central nuclear. Una obra faraónica que revitalizó la comarca durante finales de los 70 y principios de los 80. La oposición a este tipo de energía, surgida a lo largo de todo el Estado, hizo mella y la central nunca llegó a terminarse. Ahora sólo quedan ruinas -donde antes hubiera dehesa-, hoteles abandonados y extrañas urbanizaciones.

Central nuclear abandonada de Valdecaballeros

Urbanizaciones y cauces desviados en las inmediaciones de Valdecaballeros

Valdecaballeros

 

Peloche no estaba a orillas de ningún mar, ni de ningún lago. Ahora, incluso tiene su pequeña playa de hormigón en la cola del río Pelochejo, con merendero y chiringuito.
Yo lo llamo: Peloche d'Or, nuestra ciudad de vacaciones. Donde el nivel del agua siempre desborda todas las posibilidades ¡No hay nada mejor que ver morir el Sol! Extendido sobre el cemento, recalentado por la agresiva radiación del medio día. Exhausto, después de nadar de orilla a orilla. Los peces saltan de puro tedio. Las ovejas balan. Los niños chillan. Los adultos gruñen. ¿Qué importa la estrangulación del río? Si es lago o pantano?

Peloche

 

Herrera del Duque tuvo la ventaja de ser elegido cabeza de partido, con lo que todos los organismos de control y poder -funcionarios-  se instalaron aquí. Y creció -no en población, pero sí en extensión-. El poder premia a sus alumnos más aventajados concediéndoles bienes y servicios para mantener el territorio bajo control.

Herrera del Duque

-Herrera ha crecido un montón en los últimos 60 años.
-Sí, pero se oye mucho el eco.
-¿Lo eco-lógico? ¿La biosfera?
-No. Que está hueco, vacío.
-?
-Que hay la mitad de gente, aunque okupe el triple de espacio.
-Es el progreso, amigo...
 
Animación de la evolución de Herera del Duque: 1956, 1980-1986, 2002, 2016, 2019

 
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Una historia de violencia. 
En 1945 ya habían comenzado las obras del embalse. Por aquel entonces, los habitantes del Poblado de Cijara debían de flipar cuando les contaran que la localidad iba a quedar como en una especie de península, a orillas de un gran pantano. Que en los terrenos circundantes crecerían grandes plantaciones de pino y eucalipto. Que sus caminos serían sobrevolados por lanchas de pescadores. Y que las aguas estarían plagadas de especies piscícolas exóticas, procedentes del continente arrebatado a los indios "salvajes" 400 años atrás.
Sí, la ciencia y la tecnología han avanzado de forma casi mágica. ¡Somos Dioses! Como ese Dios iracundo del antiguo testamento, que lo mismo inundaba que enviaba plagas o confundía los idiomas. 
 
Embalse de Cijara

 
Además de inundar los terrenos, entre los municipios de Helechosa, Villarta y Fuenlabrada, se declaró una reserva nacional de caza. Se roturaron terrenos, se crearon extensas plantaciones de pino y eucalipto -atendiendo a las demandas del mercado-, se trazaron pistas para la extracción de la madera, se introdujeron especies cinegéticas -ciervos, gamos, corzos...- y especies piscícolas procedentes de las áreas fluviales de sudamérica -lucio, black-bass, percasol...-. 
Ciervos y jabalíes asaltaban los escasos terrenos de cultivo y contagiaban enfermedades a las diferentes cabañas ganaderas. Así que, nos acostumbramos a ver los campos delimitados por alambradas y a que, en época de caza, nos visitaran los señoritos de la capital -y del extranjero- en sus lujosos todoterreno, ataviados con la última moda -que el Corte Inglés diseñaba para sus escapadas rurales-. Mientras, se ejercía un férreo control sobre los cazadores locales, criminalizados como furtivos.
Ahora, la industria papelera cae en picado, la caza por diversión empieza a estar mal vista, la pesca es una actividad menos elitista y, desde los diferentes organismos, se buscan nuevas formas de atraer capital externo, básicamente: turismo rural. El turismo es una actividad que, al menos, no requiere de aquellas brutales transformaciones del terreno, sólo es necesario adaptar a los lugareños a una forma de ver el mundo como aldea global, para que sean capaces de rentabilizar la actividad y atraer y seducir al turista.

Área de la actual Reserva Regional de Caza de Cijara. Ortofoto 1957
Área de la Reserva Regional de Caza de Cijara. Estado actual

 
Si en Monfragüe tienen el Salto del Gitano, en la Siberia tenemos Puerto Peña. Y alimentamos también buitres negros, jilgueros...
Como puede verse en la imagen de 1957, por aquí pasaba el Guadiana. Estamos acostumbrados a que aparezca y desaparezca. En este caso, lo hace bajo una masa de agua embalsada... ahogándose en sus propios jugos...

Embalse de García Sola (Puerto Peña)
 

Antes de convertirse en una gran rotonda, el Cerro Masatrigo se situaba en la desembocadura del Guadalemar al Zújar.
En sus faldas había huertos y campos de cultivo... Pero eso pertenece al pasado, ahora el agua embalsada toma estas caprichosas formas, como de grieta, de ruptura...

Embalse de la Serema y Cerro Masatrigo


Desde dentro es como estar flotando en líquido amniótico. Pero al tomar altura, el río se retuerce y quiebra. Dibujando una enorme grieta de aristas punzantes en el paisaje. Cual si fuera un dragón cabreado al que han herido profundamente.
En "El viaje de Chihiro", Haku es un poderoso dragón -y aprendiz de mago- que no recuerda su verdadero nombre -se lo entregó a Yubaba a cambio de que le enseñara su magia-. Pero Chihiro, que es una niña muy lista, recuerda que en una ocasión, en el mundo de los hombres, Haku la salvó de morir ahogada.
Haku era en realidad la personificación del río Kohaku -antes de que se secara y quedara arrasado por la acción de los hombres-.
Si creyésemos en dioses, demonios y espíritus, podríamos empatizar con el río. Quizá entonces estaríamos en condiciones de ayudar al Guadiana a recuperar su verdadero nombre, su esencia...

Embalse de Orellana

Bien podría haber sido obra de Gustav Klimt. Pero no! Es una zona de regadío, en el área de Don Benito.
Ya se sabe: "De aquellos polvos, estos lodos".
El polvo de los caminos, recogido aguas arriba, acaba sedimentando en estas fructíferas tierras.
 

Campos de cultivo en la zona de Don Benito (La Serena)


Me encontraba viendo un pequeño documental sobre la expansión del elanio azul en la península cuando soltaron este dato curioso:
"A finales de los años 50 los cambios en las políticas agrarias transformaron la relación secular del hombre con este entorno (la dehesa). Se fomentó la roturación y puesta en cultivo de espacios que antes se dedicaban al ganado y a la extracción de corcho. En algunas zonas, una gran parte de los bosques adehesados, fue eliminada o reducida. Se estima que en la provincia de Badajoz, en tan solo una década, se talaron, aproximadamente, unos dos millones de alcornoques.
Los espacios que antes ocupaban los alcornocales y encinares se destinaron a cultivos intensivos donde se introdujo maquinaria y métodos de cultivo más modernos.
"
2 millones de árboles pueden parecer muchos, excesivos, cierto?
Así que, para muestra un botón:
La primera imagen es de 1947, antes de que empezara todo el proceso de roturación y colonización... cuando todo era campo -Dehesa-.
De forma rápida y abrupta aparecen 3 municipios, fundados con el plan Badajoz: Zurbarán, Gargáligas y los Guadalperales .Y el secano se convirtió en regadío, como por arte de birlibirloque.

Entorno de Gargáligas 1947 y hoy día