miércoles, 31 de diciembre de 2008

Ominosa Navidad

Es en estas entrañables fiestas, cuando uno está de vacaciones y tiene la oportunidad de tratar con la gente en un ambiente no laboral, es cuando se da cuenta de lo mezquina que es la raza Humana y cada persona en particular... No, no existe el hombre bueno, ni honrado, ni modesto, ni austero. Cualquier atisbo de sacrificio, ahorro, valor... se va a tomar por culo en esa vorágine consumista que llamamos Navidad. Litros de alcohol, toneladas de comida, regalos inútiles, drogas, excesos. Y es que estos excesos son a costa de terribles desigualdades e injusticias.

Bajo la opulencia, el hombre se crece, y atribuye a sus propias habilidades y valentía la sonrisa del destino, se vuelve cruel y despiadado contra los desfavorecidos. Pero cuando la suerte se va, el hombre Ario ¡El fuerte.. jeje! es devorado por la culpa, echa balones fuera, contra el destino, la providencia... y entonces se acuerda de la piedad, la humildad, el sacrificio. Somos peor que alimañas, en cualquier acto o actitud no se ve más que ego-ismo, vergüenza y miedo. A pesar de la bonanza, nadie da nada, todo se puede medir con dinero y eso hace difícil el acto desinteresado.

En guerra contra mi alrededor, contra todo, anti-todo... un infierno de sangre y fuego es lo que merecemos y quizá es lo que buscamos. Cuando no somos autodestructivos somos destructivos sin más y en el fondo todo nos da igual menos nosotros mismos, somos violentos por naturaleza, por mucho que lo neguemos no somos más que animales, de los que matan sin necesidad. No hay más que mirar el televisor, no hay más que mirar dentro de uno mismo y examinar las propias convicciones, para llegar al convencimiento de nuestra propia destrucción. El día del juicio Final, el Apocalipsis, el Holocausto caníbal, el día de la Bestia... quizá empezó cuando el homínido primero se irguió sobre sus patas posteriores, cuando tomó conciencia de sí mismo, cuando miró el mundo por encima de los hierbajos y decidió someterlo, cuando surgió el Ego.

Vamos a asumir las consecuencias, vamos a eliminar el perdón, el ojo por el ojo, no sirve la enajenación ¿Imagina que se da la vuelta a la tortilla? ¿Quién se atreve a jugar?

El loco, el borracho, el drogadicto, tienen razón... no merece la pena el Hombre.