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miércoles, 28 de abril de 2021

Fascismo fascista

"Fascismo" es un término contundente, un arma arrojadiza afilada por todos sus extremos... Una palabra que llama la atención desde lejos, como una imagen saturada de color, o un texto en mayúsculas, negrita, subrayado y con parpadeo -un grito desesperado para llamar la atención-.
Sí, creo que se abusa mucho del término. Ahora todo es fascismo: la derecha es fascista, la izquierda es fascista, los medios de comunicación, el gobierno, las feministas... Y, claro, si aplicas a todo la misma categoría, esa categoría deja de ser relevante a la hora de clasificar.

Así que, circulan por internet un montón de explicaciones sobre el fascismo: tratando de acotarlo y encajarlo en su uso actual... Una tarea compleja, porque el fascismo es lo de benito mussolini y todo lo demás son paralelismos entre ese régimen y las características que queremos denunciar en el rival al que arrojamos el arma.

La campaña electoral en la capital del reino está en pleno auge y, las izquierdas, despliegan sus consignas: vox es fascista y el pp, que quiere pactar con ellos, también. En una acrobacia para invertir el lema del ayusismo de "libertad o comunismo" a "democracia o fascismo". 
Vale que los de vox son racistas y supremacistas, que disfrutan creando polémica, que desearían instaurar un nuevo orden enfrentado al consenso actual -el consenso progre-... Sí, seguramente se puedan establecer muchos paralelismos con el fascismo pero, de momento, siguen jugando a la democracia. Y la democracia tiene ese cruel defecto: gana el que más votos consiga -sin importar los métodos que utilice para convencer-. Quizá habría que preguntarse ¿Qué tipo de sociedad está creando el sistema actual para que este tipo de propuestas políticas tengan éxito?

A muchos nos preocupa que tengan tantos votantes -nos aterroriza que consiguieran hacerse con el poder democráticamente, o no-. El nacismo, el fascismo y movimientos similares, empezaban siempre jugando la democracia y, cuando se veían una mijina fuertes... ¡Zas! Asaltaban el poder por la fuerza. 

Pero, es sólo una posibilidad. El mismo miedo podrían tener los de vox al "comunismo" de Podemos. Hay historias de violencia por todos los bandos.

 

Había costado mucho alcanzar el consenso "progre". Y, ahora, los de vox, con su actitud antisistema, han conseguido poner en las mesas de los debates temas ya superados.
Como dicen sus simpatizantes: "están dando la batalla ideológica". Y, seguramente, tengan razón. Está bien tener diferentes puntos de vista, diferentes prioridades... Pero a mí me da la sensación de que su estrategia consiste en decir que todo lo que hacen los otros está mal... Y que, cuando ellos lleguen al poder, lo harán bien... Realmente, eso es así en todos los partidos políticos: -Os decimos lo que queréis oír y, luego, cuando estemos en el poder ya vemos lo que podemos hacer. El problema de dar el poder a vox -en lugar de a otro partido- es que estás entregando el poder a gente racista, misógina, clasista... que además se siente orgullosa de serlo. Y es fácil que traten de instaurar ese tipo de convivencia en la sociedad que gobiernan -pueden hacerlo, hasta cierto punto, porque controlarían los medios materiales e ideológicos-. 

Los centros de Menores Extranjeros No Acompañados pueden ser un problema en algunos barrios: -Vale, no problema, aceptamos barco -como animal acuático-. Pero es que la actitud de vox, en lugar de apuntar a una solución humana, es señalar y criminalizar a esos niños -para ¿Eliminarlos? ¿Expulsarlos? En fin... que desaparezcan... que se vayan y cierren al salir-. No hace falta ser buen cristiano para darse cuenta de que todos formamos parte de la misma humanidad, que llegamos desnudos al mundo, que lo que nos hace mejores o peores es el ambiente que nos rodea...

Porco Rosso es una película de animación del Studio Ghibli que transcurre en la Europa de entreguerras. Imagen extraída de Pinterest

Fascista se lo puedes llamar a cualquiera que intenta imponer su voluntad sobre la de los demás -recurriendo a la fuerza, o al terror-. También a quién cree que existen clases sociales que deben estar sometidas a otras.

Salvando la violencia, contra la que afortunadamente existe un consenso unánime, todos los partidos han incurrido, en mayor o menor medida, en actitudes fascistoides -al final, votamos para que un grupo nos gobierne según su criterio durante cuatro años, lo que en otras ocasiones hemos llamado en este blog fascismo 2.0, fascismo votado-. El problema de vox es que incurre en esas actitudes de forma sistemática. Ha cogido las peores triquiñuelas del resto de partidos y las utiliza para sus enfrentamientos dialécticos. Son los abusones del colegio, los que van buscando al más débil para lanzarse en piña sobre él: los niños migrantes, los colectivos LGTBI, las mujeres... Generan crispación y polarización, porque sólo en ese estado de sentimientos convulsos y contradictorios, conectan con nuestro yo más ruin. Son una parte de nuestra sociedad que existe pero, a poco que hagamos examen, la percibimos como algo desagradable. Quizá podamos tolerarlo en lo minoritario y lo underground -la falange y partidos similares se han presentado a las elecciones en numerosas ocasiones-, pero la cámara de los medios de comunicación se ha hecho eco de sus barrabasadas, ha amplificado el alcance de su discurso y... ya no hacen gracia. 

No creo que estén dando ninguna batalla ideológica, sólo están en contra de todo lo que huele a acabar con privilegios, todo lo que huele a tratar al ser humano como un fin, nunca como un medio.