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martes, 7 de abril de 2015

La vida artificial, la jungla de cristal y el trabajo pringoso

He pasado las vacaciones de Semana Santa en el pueblo, en el mismo donde ahora vivo. Y he aprovechado a hacer un montón de cosas para las que no encuentro tiempo en el día a día.
En el día a día estoy atrapado en un mundo virtual, artificial... Es por el trabajo, nada físico, hiperconectado a todos los aparatos electrónicos. Así que, al acabar la jornada laboral, uno está estresado, cansado y con mil historias que resolver al día siguiente. Y, por supuesto, no has hecho nada para ti, tu hogar o tu familia, sólo has justificado el ingreso de un salario en la cuenta corriente... Eso es lo enajenado: privar al obrero del fruto de su trabajo a cambio de dinero.

La eficiencia es un concepto genial: resolver la mayor cantidad de tareas en el menor tiempo posible. Somos esclavos de la eficiencia, tratando de aplicarla en cualquier ámbito, a cada momento... Si vas al campo a pasear, fantaseas con tu negocio rural. Si vas a cortar leña, pergeñas cortar la máxima posible de forma "sostenible". Porque, en el fondo: el dinero se ha convertido en requisito indispensable, en la condición necesaria para emprender cualquier acción.

Luego están las ciudades, las junglas de asfalto y de metal, donde no se produce nada. Donde se consumen cosas de ningún lugar. Pero donde el dinero fluye con mayor rapidez y en cantidades más grandes. Es obscena tanta desigualdad! Se acaba por odiar el dinero. Pero también se ama... Tener mucho es mejor que no tener nada... Cubrir las necesidades básicas... Incorporar los hijos en el escalón más alto... Viajar más lejos... trabajar menos... tener más ocio!

Trabajar menos, tener más ocio y ganar más. En una sociedad que odia su trabajo (porque es enajenado) y ama cosas que no son suyas, que son ficticias, breves: escapadas con encanto, lujo, deporte... El ocio no es más que estar ocupado en algo que no sea el trabajo, y es más completo cuando requiere una inversión monetaria.

La Naturaleza queda totalmente fuera de este esquema. Tampoco parece importarnos mucho. De cuando en cuando, salimos al campo y nos maravillamos, nos conmovemos... Pero el ritmo frenético nos vuelve a poner en lo enajenado, la tele y el sofá. Así que, al intentar leer a los clásicos (Heráclito, Aristóteles, Cervantes...), nos damos cuenta que no los comprendemos, que nuestra cosmovisión ha cambiado completamente... ¡Hemos escapado a las leyes de la Naturaleza! Y, realmente, estamos a punto de salirnos de ella. Sólo somos esclavos de nuestras propias leyes: de convivencia, del mercado... Pero eso no las hace más justas. Está claro que habitamos un mundo de injusticias y desigualdades. Así que, lo que hemos hecho ha sido eludir el capricho, la incertidumbre y el libre albedrío de la Naturaleza, para adentrarnos en un nuevo cosmos de leyes de dominación y sometimiento humanas. Tenemos nuestro propio tablero, con reglas que se han ido imponiendo en violentos juegos de poder.

Someterse a las reglas, aprobar los exámenes, obedecer... Lo importante no es el sacrificio, sino el sometimiento. Aceptar el dinero, sin cuestionarlo, y seguir el camino allanado del funcionario, del trabajador por cuenta ajena. Pero el sometimiento es cobarde y repugnante. Así que lo externalizamos, decimos que no es algo nuestro, que lo hacemos porque necesitamos la pasta. Y ese "necesitar la pasta" lo justifica todo: sometimiento, avaricia, desigualdad, guerras,...

Así que, aquella idea clásica del "logos": una razón, una lógica, un Dios que rige el cosmos y al conjunto de los hombres, que lo gobierna todo. Esa idea no tiene cabida hoy día. Hoy día todo son oportunidades que hay que ir aprovechando, oportunidades que nos brindan los grupos de poder: delegar sus tareas para abarcar más y conseguir sus objetivos, más dinero, más poder...

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Pasó el día del trabajador, de los que construimos la jungla de cristal, de los que adornamos las paredes de la cárcel, de los que soñamos con una libertad robada, que ya no nos es dada disfrutar... nos destruiría.
Así me contento:
sacando la cabeza fuera
para sentir como sopla el viento.

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Es la época en que florece la jara pringosa. La flor es grande y destaca desde la carretera. Es blanca y suave, como un vestido de comunión... La imagen de un gran jaral en flor... es un tanto impúdica. Como en las pelis americanas: cuando la amiga fea del chico popular se viste de princesa, se pinta los labios e intenta seducir, sin sutilezas. Pero no importa que se pinte o abra de piernas: porque es fea y pringosa. Como todas esas flores de labios blancos diciendo: -fóllame..., ámame...- Repugnan, hieren el gusto del guerrero.



viernes, 4 de febrero de 2011

Externalización, como método para reducir costes.


Podemos distinguir varios tipos:

Externalización interna. Los propios empleados asumen costes que deberían ser asumidos por la empresa:
Formación. El empleado ha de formarse contínuamente si no quiere quedarse obsoleto. Además de exigírsele una formación inicial (universitaria, profesional...) que corre íntegramente a su cargo. Una formación, única y exclusivamente, orientada a satisfacer las necesidades empresariales (de mercado).
Horas extras. También llamadas: picos de trabajo, esfuerzo extra, responsabilidad... Existen numerosas estrategias para no remunerar estas horas: amenazas, coacciones, discursos catastrofistas, promesas de futuro…
Oficinas baratas en lugares alejados. De tal forma que el empleado asume el coste del transporte, insalubridad...

Externalización a terceros. Subcontratar ciertas tareas a otras empresas. Esto, en la teoría empresarial, está muy bien: si una empresa se ha especializado en ciertos servicios, seguramente pueda proporcionarlos a un coste menor que el que tendría realizarlo dentro de la propia empresa. Pero en la práctica, el ahorro en coste suele ser a costa de una devaluación humana: externalización a países donde la mano de obra es más barata y los derechos laborales escasos o inexistentes. Aún externalizando dentro del mismo país, al final, esas terceras empresas, son otras de menor tamaño donde los trabajadores tienen condiciones más flexibles, inestables, precarias.... Por motivos legales y competitividad, parece ocurrir que, a menor tamaño de la compañía, peores condiciones laborales.
Esta externalización es beneficiosa para la empresa, que simplifica su estructura y, si el trabajador final es explotado, no empaña su imagen porque pertenece a otra empresa.

Externalización social: Consiste en que la sociedad, a través de sus distintos organismos de gobierno y gracias a la recaudación de nuestros impuestos, asuma ciertos costes. Justificados, estos, como una especie de seguro ante catástrofes. Como por ejemplo: reajustes de plantilla, quiebras, rescates... que se saldan inyectando dinero a las direcciones de las empresas para evitar males mayores... Los gobiernos como garantes del bienestar de los altos cargos (el capital), en lugar del de sus ciudadanos.

Externalización ambiental: Bajar el precio del producto a costa del medio ambiente. No tratando los desechos, sobreexplotando los mares, los recursos hídricos... En un sistema globalizado -como lo es el nuestro- esto resulta temporalmente sostenible porque se pueden esquilmar los recursos de otros países, del tercer mundo. Por ejemplo: aprovechando su mano de obra barata y su indefensión laboral... Sí, se les inyecta dinero a estos países y se les inicia en el mercado de consumo. Progreso y más progreso. Pero este modelo, basado en el crecimiento del consumo, no asume que aunque el planeta es esférico también es finito. Ahora empezamos a pagar parte de estos costes, en forma de calentamiento global, agotamiento de las fuentes de agua dulce, mayor virulencia de los fenómenos atmosféricos adversos...

Al final, lo de la externalización, no es más que la forma de eludir la responsabilidad social de las empresas, esos entes inmateriales de estructura piramidal, sustentados por una masa de trabajadores apremiados por la reducción de costes y una mayor generación de beneficios para las clases dirigentes. Dándose la paradoja de que los incrementos de beneficio son al cargo de un empeoramiento de la calidad de vida del propio trabajador y del conjunto de la población.

Pero bueno, eso de que las empresas deben ser socialmente responsables son teorías relativamente recientes, que únicamente pretenden maquillar el hecho de que a la empresa sólo le importa el beneficio económico, producir, vender.... y el resto de Bien ya vendrá sólo, por su propio peso, a raíz de la ansiada bonanza económica.