domingo, 3 de junio de 2007

Moral hipócrita

Hemos construido una moral hipócrita y prohibimos todo lo que no concuerda con esa amalgama de pensamientos pseudo cristianos. Prohibimos las drogas, la prostitución, las armas, la pornografía, el juego... Hacemos como que no existen y miramos satisfechos la limpieza de nuestro cuarto. Creamos “guetos” donde toda la suciedad que no queremos a nuestra vista se desarrolla con virulencia. De vez en cuando, salpica y apesta nuestros hogares, y con cara de gilipollas clamamos al cielo y preguntamos cómo es posible tanta injusticia. Hemos perdido la fe en el Hombre y pretendemos que el poder del Estado acabe con nuestros instintos más rastreros.

La prohibición no ha acabado con la drogadicción ni la prostitución, probablemente la legalización tampoco lo haga. Pero si la sociedad admite que esos hechos existen y no los niega, aunque los considere perniciosos, tal vez la presión social acabe siendo mejor regulador que la represión policial.

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