sábado, 14 de enero de 2006

Soy un revelde


Soy un revelde sin causa, vivo fuera de la ley, hago lo que me sale de los cojones y mis cojones son muy ingeniosos. Me cago en el Estado, la Monarquía, la Iglesia, las Universidades, las grandes empresas, las medianas, las pequeñas, y en todos los funcionarios de este mundo hecho a la medida de unos pocos. Soy la piedra en el zapato, atento contra el Sistema, tengo ese cruel defecto pero, en fin, nadie es perfecto. Me cago en los muertos de todos los que quieren ser dueños de mi destino. Soy un macarra, soy un ortera, voy a toda ostia por la carretera. Me gusta asustar a las viejecitas con mis pelajos mal peinaos, amenazarles con mi jeringuilla: -¡La pasta o te pincho, vieja del demoño!
El mundo me ha hecho así, porque nadie me ha tratado nunca con amor, porque nadie me ha querido nunca oír. Ahora soy un antisocial, un psicótico, y odio cualquier avance de eso que llaman humanidad. No creo en las jerarquías, yo soy mi propia Patria, yo soy el guionista de mi única novela, soy un barco pirata y si no llevas bandera amiga ten cuidado, porque con mis veinte cañones por banda puedo hundir hasta la isla Perejil.
Además soy un degenerao, un animal caliente, y tengo la picha más pelá que un mono. Me encanta hacerme pajas en los retretes públicos, poner comentarios obscenos en las puertas, llevarme los rollos de papel a casa.
El mundo está lleno de mamones que esperan que haga lo correcto, con la excusa de que es lo mejor para todos, porque es la única manera de seguir viviendo en esta vida de alegría y de ilusión. Que les follen, que les den polculo a todos, que me quieren hacer vivir en un ataud.
Y que conste que sé que revelde es con “b”, tengo mis propias normas de ortografía y la b y la v suenan igual.

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