miércoles, 7 de marzo de 2012

Extremo-Corcobado-DoctorDeseo-AlbertPlà-duro



Quizá sean colegas o conocidos, no lo sé. Todos llevan muchos años haciendo música en el territorio nacional. Lo que los une: Ser grupos que me gustan. Son el referente a la hora de definir mis gustos musicales. Si tuviese que narrar mi relato estético-sonoro, estas bandas, serían el tronco a partir del cual surgen el resto de ramas que también forman parte de mi cosmología musical.
Son grupos consolidados, con bastantes discos a sus espaldas... aquellos que uno nunca se cansa de escuchar, aunque tengan 20 años o más, o suene a cassette que corre mal.
Son raros, si asumimos como normal lo que más suena en los medios de comunicación de masas, o en la mayoría de garitos. Pero también son raros por su empeño en experimentar, en jugar. Un ingeniero o un tecnócrata diría que son innovadores, y entonces es cuando el arte pierde su gracia, cuando lo sometes a la racionalidad científica. Así que, lo que hacen es jugar, experimentar e incluso molestar, ya sea con sus letras, sus ritmos o arritmos, mezclas o purezas, ruidos... Ciertamente, uno tendría problemas para etiquetar la obra completa de estos irreverentes artistas dentro de un estilo concreto.
La letra tiene un gran peso, y creo que cantarlas, poder pronunciarlas en voz alta delante de una gran audiencia, desgarra algo dentro de uno, esa membrana que se encarga de contener todas aquellas apetencias e ideas que transgreden el buen gusto: Amor, Puta, Coño, Muerte, Droga, Sexo, Dolor, Lágrimas, Pereza, Locura, Policía, Libertad, Borracho...
Esta transgresión, e ir contra la uniformidad, limita sus posibilidades de promoción mediante publicidad masiva, y alcanzar, la que parece ser la meta de todo grupo de música: Ser una gran estrella, vender millones de discos y girar internacionalmente. Aún así, son grupos conocidos, que gozan del respeto y reconocimiento de compañeros y público.
Quizá Extremoduro es el que tiene mayor poder de convocatoria, capaz de reunir gente con gustos de lo más diversos y llenar estadios con sólo poner un aviso en su web. Como si en lo más profundo de las almas de sus seguidores existiese un sucio monstruo latente, esperando a ser despertado con cada nuevo disco o gira para dar rienda suelta a su instinto animal.
Corcobado, es desconcertante, con un estilo personal elegante, pero con palabras, gritos y ruidos desgarradores. Conoce la musicalidad y la armonía, pero con la tendencia a destrozarlo todo, a pintarrajear por encima y molestar. Oscuro e histriónico, profundo y sangrante. Un gran jugador con los sonidos, las letras, las historias y los libros. Es siempre sorprendente, aún cantando canciones de sobra conocidas (versionando).
De Doctor Deseo, lo que siempre me ha atraído, son sus ritmos, ese empezar a arrancar y contenerse... te voy a poner el caramelo en la boca pero no te voy a dejar cogerlo. Ambigüedad, lascivia y amor. Rock del norte, de Bilbao, de estética setentera, pero tan universal como las letras de sus canciones.
Albert Plà: lo suyo es puro teatro, diversión y descontrol... tragicomedia. Siempre provocando, haciendo lo que no se espera de él, matando moscas con el rabo. Mezcla sin fusión, un ente del "más allá", huyendo del territorio y el tiempo que intentan ganarlo para cualquier causa. Quizá la peor voz, cantando desde el culo la mierda que muchos se empeñan en camuflar.
Todos tienen su propio estilo, de lo más original, de lo más sincero. Que brota de una cosmovisión de ningún lugar, creando un imaginario alejado de la irrealidad y la violencia que nos ofrece la cara lavada y maquillada del progreso occidental. Y, es que, en su aparente irracionalidad existe la coherencia de querer construir algo nuevo, acorde a una idea del mundo más humana. El mundo del artista, la musicalidad, el amor al trabajo no mecanizado, no sistematizado, no codificado... construir desde la belleza y la estética.

martes, 14 de febrero de 2012

Filosofía postmoderna, el camino de la estética hacia futuros pasados

El otro día, estaba escuchando uno de los seminarios que imparte la profesora Teresa Oñate, en la UNED, sobre historia de la Filosofía. Es verdad que también había leído sobre algunos de los clásicos: Parménides, Pitágoras, Platón... Así que, poco a poco, fui descubriendo que yo estaba lleno de prejuicios, prejuicios que se habían ido forjando desde hacía más de 2000 años. Y, no sólo eso, comprendí que mi concepción del mundo estaba basada en "Creencias", esas de las que decía haberme desprendido cuando dejé a Dios tirado en cualquier cuneta. Fue un desgarrarse de la realidad, todas aquellas cosas que Nietzsche decía sobre la muerte de Dios, la moral del esclavo... empezaban a salir de entre la niebla y eran cada vez más nítidas.
Vivimos en una sociedad muy violenta, no hace falta más que mirar los noticiarios, o incluso echar la vista alrededor, reparar y fijarse: guerras, delitos, desigualdad, discusiones, opresión... Nuestro lenguaje está lleno de violencia, y no sólo las palabras, sino también el discurso con que construimos el esquema de nuestra realidad y de la historia: batallas, dominaciones, revueltas, revoluciones... Incluso nuestra ciencia y tecnología: sumisión de la Naturaleza, alteración del paisaje, exterminio... Realmente, no debería sorprendernos la injusticia o la tiranía de los más fuertes, o los más ricos. Seguimos siendo esclavos y hablamos como esclavos, hablamos el lenguaje de nuestros señores, el lenguaje económico, el lenguaje técnico.

Es curioso, cómo estamos atrapados dentro de un presente que no nos gusta y nos remitimos al ideal, al futuro, ese que nunca se hará completo: Cuando acabe la crisis todos tendremos dinero y trabajo, pero sólo hasta la siguiente crisis y no todos... ¡Pedazo de ideal!! Sí, creo que hasta nos han robado la capacidad de soñar, que estamos en una sociedad que sólo espera estar como está, con más dinero y más consumo cada vez. ¿Y la injusticia, la desigualdad, el hambre, el abuso? El ideal cristiano al menos te prometía el Cielo a costa de ser bueno. Ahora hay que ganar dinero para tener mucho. Qué decepción! Realmente, Nietzsche fue demasiado optimista al pensar que seguíamos manteniendo la moral cristiana a pesar de no creer en Dios. Pero ha sido peor, no creemos en Dios, no tenemos ninguna norma moral y no tenemos un objetivo como sociedad. Quién iba a pensar que el capitalismo y el consumismo iban a tener tal efecto?

¿En qué momento elegimos el camino que nos llevaría a la situación actual? La filosofía postmoderna señala algunos de los problemas. Uno de ellos es nuestra propia concepción de la historia como una historia de superación, de avance. De forma que todas las sociedades anteriores, o las que viven como lo hacían las anteriores, son primitivas, no tienen nada que aportar, están obsoletas, superadas, muertas. No hay opción a decir - ¡Uy! Aquello que decía Heráclito no estaba tan mal. Deberíamos probar a coger ese camino y ver qué pasa? - Pero eso es imposible, porque elegimos el camino del Platón pitagorizado y, ahora, lo demás es incorrecto.
Otro problema que señala, es el haber aplicado la racionalidad científico-técnica a todos los ámbitos del vivir: política, moral, teología... Y esta racionalidad no tiene como fin el conocimiento, la diversión, la felicidad o cualquier cosa agradable, sino, la dominación y el sometimiento de la Naturaleza a la arbitrariedad humana. ¡Ahí está la raíz de la violencia!

A partir de aquí, es más fácil entender por qué algunos autores como Foucault, reclaman el hacer de la vida una obra de arte. El pensar la vida desde el discurso del arte. Porque la forma en que nos organizamos los humanos es algo elegible, aunque estemos acostumbrados a verlo como algo dado.
Sólo la naturaleza es así y no puede ser de otra manera, por eso funciona tan bien en ese ámbito la razón práctica, el método científico.

En contra de lo que decían los científicos de la 3ª cultura, su lenguaje es el que ha dominado la historia. El arte, la literatura, han quedado para los Domingos, para el tiempo de no trabajo.


Por eso reclamo ser torero
de los que pasean por las plazas de los pueblos,
capote en mano y en la cabeza un sueño.
Con la muerte en los talones
y la amenaza de las tripas al suelo.

Quizá flamenco,
rock-star quijotesco,
o gurú de lo esotérico,
pero siempre cerca de lo bello.

La locura del que no le importan los galones,
del soñador por un puñado de dólares,
del esteta hacia su perfección y grandeza.
Lo terrible y doloroso en conspiración manifiesta,
contra una sociedad que se mutila en el altar de la violencia.


"Aquello con lo que más trato tienen continuamente, el lógos que lo gobierna todo, de eso se apartan, y aquello con lo que se encuentran cada día, eso les parece extraño." Heráclito de Éfeso

sábado, 28 de enero de 2012

La tercera cultura, la lucha entre: “ciencias” Vs “letras”. Y la tecnología

Después de leer un poco acerca de esta “tercera cultura”, le queda a uno la impresión de que no es más que el campo donde dirimen sus batallas los tradicionales dos ámbitos de las “letras”/“humanidades” y los “números”/“ciencias”.
Los dos luchan por alzarse con el reconocimiento de la sociedad como el valor más alto de la cultura. Todos quieren participar en el proceso de divulgación popular y, por supuesto, quieren que su área sea la más relevante.

Hubo un tiempo en que esta separación no existía, todo era Ciencia, saber, conocimiento acerca del Mundo. Con la invención de la escritura, el saber podía almacenarse y guardarse, con lo que este se ha ido incrementando generación tras generación, a lo largo de cientos de años. Y claro, ahora es imposible saberlo todo de todo, así que bajo el paradigma de “divide y vencerás”, las distintas ramas del conocimiento se han ido separando e independizando unas de otras. Hasta llegar a la situación actual, donde podemos distinguir dos grandes bloques: Las ciencias que versan sobre el mundo físico (lo que es así y no puede ser de otra manera) y las letras que lo hacen sobre la producción humana (lo elegible).
Los científicos reprochan a los humanistas el haberse apropiado durante siglos de la palabra “intelectual”, de tal manera que un científico no podía considerarse “culto” por no conocer a los clásicos: Aristóteles, Shakespeare, Cervantes... En cambio, un humanista podía considerarse muy culto sin tener ni idea de conceptos matemáticos.
Desde la otra perspectiva, los humanistas podrían reprochar a los científicos el haberse apropiado de la palabra “Ciencia”, de forma que su conocimiento no sería un conocimiento verdadero, porque no versa sobre el mundo físico, sino sobre productos del desarrollo humano en sociedad. Pero la literatura, la política, la antropología, la historia... hablan de la realidad, pasada o futura y, quizá, la única diferencia radica en la sistematización y precisión que se puede alcanzar en el ámbito de las humanidades y el de las ciencias.

El término de “la tercera cultura” fue acuñado por Charles Percy Snow. En su última obra al respecto vaticinaba el surgimiento de una tercera cultura que dialogaría con las otras dos... Pero esto no ocurrió. Y, en un efecto acción-reacción, lo que ha ocurrido es que desde el ámbito científico ha comenzado una labor divulgadora, de manera que, hoy día, podría decirse que el reconocimiento social es para el ámbito de la ciencia en detrimento de los humanistas. Así, numerosos científicos escriben libros para el público general con una amplia aceptación.

Uno no puede dejar de ver tintes materialistas en esta inversión de las tornas, que tampoco creo que sea tal. Más bien, lo que a ocurrido es que a partir de la revolución industrial, con la fabricación en serie, se han ido incorporado al hogar cada vez más complicados aparatos tecnológicos (coches, lavadoras, ordenadores, móviles...). Y estos nuevos aparatos no sólo han sido incorporados para satisfacer necesidades, sino que invaden además nuestro tiempo de ocio. Al ser productos de comercio mundial tienen enormes repercusiones en la economía y todos los inversores quieren estar al corriente de los diferentes avances en ciencia y tecnología. Creo que estos dos factores: la incorporación de la alta tecnología al hogar y la repercusión económica, son fundamentales en la revalorización de la cultura de las ciencias.

¿Qué valor puede tener la literatura frente a una película de ciencia-ficción 3D y 7 canales de audio envolvente? Porque en el cine y las demás artes también puede percibirse este interés creciente por las ciencias.

Por tanto, la profecía de Snow no se cumplió y los intelectuales de “letras” se han convertido en seres improductivos que se dedican a tareas de lo más freak. Sin embargo, las humanidades y la tecnología no son tan diferentes: ambas tienen como objeto de estudio alguna producción humana. En algún momento de la historia la tecnología dejó de ser meramente una herramienta de producción, de arte o de guerra y pasó al servicio de la ciencia, que la revistió con su halo de necesidad. Con lo que parece que la tecnología es así y no puede ser de otra manera, es la mejor posible. Cuando, realmente, es fruto de las elecciones humanas, de lo que han decidido investigar, conocer, de lo que se podía vender, lo que podía curar o lo que podía matar. Más tarde, la tecnología se incorporó al hogar, al ocio, y dejó de ser un medio para convertirse en un fin, la tecnología por la tecnología.

En el mundo del arte es reconocido que con el Impresionismo hubo una ruptura en lo que había sido la representación de la realidad, la “mímesis”. Quizá, en el mundo de la tecnología, ocurrió algo similar con la Revolución Industrial (curiosamente en la misma época), la producción en serie y los mercados globales. Fijando el concepto de progreso como desarrollo tecnológico y crecimiento económico. Obviamente las rupturas no son nunca tales, son siempre un proceso. Y tampoco ocurren rupturas de forma aleatoria, sino que suele haber fuertes interdependencias entre las diferentes áreas en las que, de forma artificiosa, los humanos hemos dividido el conocimiento. En este sentido, me parece que la tecnología y sus estudiosos, los ingenieros, podrían jugar un importante papel llenando el vacío entre el campo de las ciencias y las letras. Haciendo de mediadores e integradores, quizá construyendo esa tercera cultura de la que hablaba Snow, siempre y cuando consigamos vencer el prejuicio de las humanidades como algo improductivo y fuera de la realidad.
Algunos ya han dado este paso como Thomas Khun con su teoría de los “cambios de paradigma científico”. Un cambio de este tipo está enmarcado dentro de un contexto social e histórico y no puede ocurrir de forma abrupta por muy científicas que sean las pruebas.

Vivimos en una sociedad altamente especializada y, aún los que hemos dedicado muchos años a estudiar, tenemos enormes carencias en todo lo que se sale de nuestro ámbito. Aceptar esto es duro, así que preferimos refugiarnos en lo nuestro, que siempre es lo más difícil y mejor, restamos importancia a lo demás, incluso lo negamos:
«Soy una persona culta», se dicen, «y no puedo encontrarle sentido a esto. Por lo tanto tiene que ser absurdo.» - Paul Davies

Yo, lo único que he aprendido en estos años es que todo es susceptible de aprehenderse, que la dificultad la ponen la falta de tiempo, de información y de voluntad. Decir que lo que otros han hecho o piensan es absurdo, que no tiene sentido, que está mal... es la solución fácil. Echar por tierra el trabajo de los demás para que el propio cobre protagonismo es sólo un ejercicio de soberbia.


Claro que: yo soy de los que procuran no hacer nunca lo que deben y lo contrario de lo que le dicen.

domingo, 8 de enero de 2012

Estado de Malestar


-El paro, la crisis... Obviamente lo que está fallando es el Estado de Bienestar- Dijo un tipo el otro día en la tele. Y se quedó más ancho que largo.

Ese discurso se ha grabado en la mente de la mayoría de la gente y no importa que sean beneficiarios del Estado de Bienestar, o capitalistas usuarios del sistema privado. La maquinaria de los mass media ha unificado su pensamiento. En el transcurrir de los 3 o 4 años el discurso del miedo, de la catástrofe económica que cada día se cierne sobre nosotros, ha minado la conciencia de la sociedad. Ahora el trabajador sólo quiere trabajar y no importan las condiciones.

Nos han convertido en expertos en macroeconomía: inflación, primas de riesgo, deuda de países y comunidades autónomas... A partir de esas premisas es como se justifican los recortes de derechos de los ciudadanos, trabajar más y cobrar menos, pagar más impuestos y tener menos servicios. Esas son las medidas para salir de la crisis, crear el Estado de Malestar, el infierno en la tierra. 

Por todos lados se oyen voces que despotrican contra el funcionario medio, esos odiados seres que tienen condiciones dignas de trabajo. -¡Que los echen!- Si no a todos, al menos un porcentaje alto. -¡Que les obliguen a trabajar más!- ¡Que les bajen el sueldo! Si estallase la revolución, nadie asesinaría al empresario, al banquero o al político (bueno, al político quizá sí). La masa enloquecida acabaría con los servicios públicos y se los darían a un capitalista para que los explotase de forma más eficiente, para que exprimiera a sus trabajadores con la amenaza del despido.

Si aumentas la jornada laboral, la consecuencia directa es la reducción de puestos de trabajo.
Si suprimes los servicios públicos reduces puestos de trabajo. 

¿O acaso un empresario va a contratar más personal del estrictamente necesario?, ¿o se va a esforzar en cumplir unos determinados criterios de calidad si no se los imponen desde fuera? Sólo si hay competencia se esforzará en seducir, en transmitir sensación de calidad.

Obviamente el paro es una lacra, pero el discurso macroeconómico que escuchamos todos los días no tiene la intención de acabar con él, así como tampoco tiene la intención de generar mayor calidad de vida para los ciudadanos. El Mercado sólo quiere crecer y no importan los medios.

Nuestros gobernantes ya no lo son, son expertos en economía, son gestores del capital y realmente ni siquiera tienen ideas políticas, sólo tienen un plan mejor para gestionar la economía. Son expertos comunicadores apoyados por grandes empresas, que se encargan de financiar la difusión de sus mensajes.

Hubo un tiempo en que no se cansaban de decir que, como la población era cada vez más vieja, el Estado de Bienestar sería insostenible porque no habría suficientes trabajadores para cotizar. Hace años que no escucho ese argumento.

Existe una crisis, pero es una crisis de valores, de valores morales, de argumentos... En otro caso no se entiende que la población acepte de tan buen grado recortes en sus derechos. Por algo tan ajeno, tan etéreo, como es la crisis de los mercados. Así como tampoco se entiende la polarización de la población en una clase dirigente extremadamente rica que exige sacrificios a una mayoría cada vez más pobre. 

Sí, en el sistema actual existen tremendas contradicciones, algo está fallando... pero no es el Estado de Bienestar. Me parece correcta la posición de las clases altas, dirigentes, capitalistas, de querer acabar con el Estado de Bienestar y repartirse los impuestos recaudados al pueblo, acabar con sus derechos para tener un mercado laboral más flexible. Es una postura coherente: Igual que existe inmediatez y deslocalización en los mercados financieros con movimientos instantáneos de grandes sumas de dinero de un lugar a otro del mundo ¿Por qué no hacer lo mismo con el mercado laboral? 
Lo que no me parece correcto es que los miembros, o posibles miembros de ese mercado laboral, apoyen su modelo. Porque es un modelo en contra de las personas. Se pueden manipular las ideas y los sentimientos de la gente, pero existe un instinto, o una tendencia, gregaria: buscar una estabilidad, unos vínculos sociales... Las personas aunque sean pobres, no son cosas, no son mercancías, no son monedas y desde luego que se las puede tratar como tales, pero no seamos tan necios de darles nuestro consentimiento para que lo hagan.

martes, 29 de noviembre de 2011

En "La Ola" lo llaman Autocracia pero "El Padrino" prefiere Familia

La Ola (Die Welle), como obra artística en sí, resulta pobre y aséptica. Quizá porque es una peli de adolescentes y para adolescentes. Quizá por el concepto que tenemos de lo alemán: limpio, ordenado, cuadriculado (porque la peli es alemana)... Toda la atmósfera refuerza ese cliché y hace que los punkis-anarkistas parezcan extraterrestres venidos de otra dimensión, como un escalón abrupto, sin un continuo. Todo es demasiado rígido y los personajes demasiado simples. Quien sabe, quizá en Alemania las cosas son así, y si no, te conviertes en un tarado.

Lo realmente bueno de la película es la temática: La Autocracia. Aunque en mi opinión no perfila muy bien el concepto, si lo entendemos como "sistema de gobierno en el cual la voluntad de una sola persona es la suprema ley". Ya que, la película se centra sobre todo en el poder del grupo y el peligro de la dictadura. Y deja un poco de lado el papel del líder, que queda reducido a una especie de símbolo, talismán o fetiche que más que obedecer hay que interpretar.

Comienza la acción con una actividad en el instituto, en la que los alumnos estudiarán diferentes sistemas de gobierno (Autocracia Vs Anarkía). La peli se centra en el grupo que realizará el estudio de la Autocracia. El profesor que imparte esta clase emplea un método un tanto especial, que consiste en aprender practicando. Para ello convierte su clase en un régimen autocrático.

La formación del régimen es gradual y, al espectador se le muestran los diferentes pasos y las principales características de este tipo de organización.
Al formarse el grupo, los alumnos y el profesor se dan cuenta de las enormes ventajas del trabajo en equipo, no sólo en cuanto a productividad sino en cuanto a su estado anímico y emocional.
El líder no se ha impuesto por la fuerza, es votado y goza del reconocimiento de la mayoría. Más que un dictador acaba siendo un mero coordinador, y el verdadero poder emana de la cohesión del grupo. Los problemas comienzan cuando el grupo está fuera del control del líder, es decir, fuera de las aulas.

Para "hacer grupo", el profesor recurre al uniforme, los rituales, los símbolos, el sentimiento de pertenencia, el rechazo y marginación de "los otros". Se hace especial hincapié en la uniformidad de todos los miembros, que no haya espacio para lo diferente, lo minoritario. Esta uniformidad es la desventaja que contrapone al trabajo en equipo y, es lo que justifica el rechazo del sistema autocrático, que siempre acaba en la represión de la minoría. Por eso es mejor ser individualista que comunista.

En toda la trama subyace el Nazismo (o nacionalismo exacerbado), por supuesto todos lo rechazan de forma unánime. Aparece como un fantasma, un tabú, algo oscuro y obsceno que empaña el pasado de cualquier alemán y el concepto mismo de Autocracia. Aún cuando sería posible tener una Autocracia sin la necesidad de cometer crímenes contra la humanidad. Lo que el mundo entero rechaza del Nazismo es la limpieza étnica, pero ese rechazo se ha contagiado al resto de teorías políticas, sociales, económicas... del nacional-socialismo. Como también ha ocurrido con el Comunismo, el Fascismo, el Anarkismo... Hoy día, parece que la única forma de no cometer crímenes, es no tener ideas políticas, ser sólo un individuo.


Recientemente me he tragado las 3 partes de "El Padrino". Aquí también existe un grupo "autocrático", pero los lazos entre sus miembros son distintos, son lazos de vasallaje, de correspondencia, familiares...También está el dinero, que aunque se utiliza para entablar y reforzar relaciones, queda segregado al apartado bien diferenciado de los negocios.
La estabilidad del sistema y la cohesión del grupo se basa más en el lideraje, ganado, merecido... El Padrino es respetado por todos y es un verdadero lider, tiene una forma de hacer, unos valores, sabe elegir a sus colaboradores más cercanos y mantiene una actitud partenalista hacia el resto de miembros de la Familia.

Obviamente la violencia juega un papel muy importante: En el ámbito personal/social como herramienta de venganza;  en los negocios, sistemáticamente. Se administra de forma justa acorde a los cánones del honor siciliano, frente a la del Estado que está corrupta, acorde a los cánones capitalistas. El temor a sufrir la venganza de El Padrino refuerza la conducta leal.

"Sangre por sangre", "la violencia sólo engendra violencia" y el único que puede detener esta espiral es alguien con autoridad.
En fin, en este caso, a la fuerza del grupo se opone la desventaja de cómo evitar la espiral de violencia, sobre todo ante los crímenes de sangre. En los Estados modernos se ha solucionado, con la capitalización del aparato represor (policía y ejército) y una justicia "independiente".
El Padrino es una peli de contrastes: EEUU Vs Sicilia, Estado Vs organización criminal, familia Vs individualidad... Una obra maestra.

sábado, 26 de noviembre de 2011

Mirando al mar
 

 
Los Iframes: extrañas puertas a otros mundos....

viernes, 4 de noviembre de 2011

Superficiales: ¿Qué está haciendo Internet con nuestras mentes?

Seguro que en más de una ocasión te has pasado todo el día  delante de tu computadora, ipad, iphone... hiperconectado a Internet, leyendo noticias, actualizando el facebook, twitter, o quizá tu blog, chateando, buscando entradas de cine, ofertas de empleo, canciones en el spotify, vídeos en youtube... Todo a la vez ¿por qué no? Y has acabado con la impresión de no haber hecho nada, de no haber acabado nada, deseando volver a conectarte porque estás teniendo un montón de ideas mientras acurrucas tu cabeza en la almohada.

Yo he experimentado estos síntomas de rata de laboratorio, pulsando F5 para recibir mi recompensa. Y, al parecer, no soy el único.

La pregunta es: ¿Esto es malo?
Leerte el libro no te va a dar la respuesta, pero analiza de forma amena los cambios que está introduciendo el uso y/o abuso de las Tecnologías de la Información y la Comunicación en nuestras vidas.
Y el principal efecto que denuncia el autor es que nos volvemos superficiales, que no profundizamos, que estamos todo el rato de aquí para allá, leyendo transversalmente, pulsando en el siguiente hipervínculo, o saltando al nuevo correo, contestando el chat... En este ajetreo sin tregua, es normal que nuestro pobre cerebro no de a bastos para fijar el contenido.
Utilizando las tan socorridas analogías informáticas, estamos todo el rato tirando de RAM, de micro y de tarjeta gráfica, porque hay muchas imágenes, mucho flash, vídeo... es todo muy seductor. Al desconectar, no hemos guardado nada en el disco duro. Pero no importa, porque todo está en la Red y podemos acudir a ella siempre que lo necesitemos.

Nuestro cerebro no es un ordenador, y estos comportamientos dejan su huella física. El cerebro es un músculo plástico, moldeable. Ejercitarlo en el arte de navegar en la web va en detrimento de otras de sus capacidades, como: la concentración, profundización y elaboración de un pensamiento crítico integrador de todas las experiencias y conocimientos del individuo.

Perdemos profundidad, memoria y capacidad de concentración. Pero ganamos en rapidez a la hora de tomar decisiones, con un solo vistazo sabemos si el contenido nos interesa y vamos cerrando el círculo de nuestra búsqueda. También ganamos en nuestra capacidad de inmersión en un nuevo contexto, aunque sea por un espacio de tiempo breve.

En cierto modo, se produce una atrofia del músculo, como cuando el leñador pasó del hacha al motosierra. La herramienta se convierte en una extensión más de nuestro cuerpo y este ha de adaptarse a ella. Así conseguimos ser más eficientes, pero también más mecánicos. Tareas que antes pudieran parecer divertidas, interesantes o artesanales, se convierten en pasos fijos y calculados, nos alienamos.

El autor, también hace un repaso por todas las tecnologías del conocimiento, lenguaje oral, escritura, imprenta, el libro, el reloj... y los relaciona con los efectos en nuestras mentes. A la vez ofrece ejemplos de experimentos relacionados con cada aspecto y anécdotas de personajes históricos, como la que narra el cambio en el estilo de Nietzsche cuando pasó a utilizar la fría y rígida máquina de escribir.

Internet nos ha dado mucho, eso es innegable, inmediatez en los trámites y el acceso a la información, en las comunicaciones... Pero no hay comida gratis.


Mis apreciaciones sobre el libro de Nicholas G. Carr "The Shallows: What the Internet Is Doing to Our Brains"

lunes, 24 de octubre de 2011

Somatizar la angustia

Somatizar una angustia: siempre me había parecido algo muy sexy, un punto de unión entre dos mundos, una puerta abierta al cajón de todos los males.
Los hombres tienen problemas, luego soy un hombre y mi circunstancia es incierta. Pero preferiría ser un espectro, o un alien o... un angel, de esos que disparan flechas de amor eterno.

No existe la crisis, quizá sí la personal, pero no deja de ser un estado de ánimo. Sólo quiero un mundo mejor. No es mucho pedir. El hombre viajó a la Luna y a todos nos pareció lo más normal.

Corren tiempos extraños, falta para pensar. Es normal que no sepamos dónde vamos, es fácil que no sepamos ni dónde estamos ¿Estamos?
Y si la vida es un sueño como dijo algún navegante... me quedo con mi pesadilla llena de monstruos y tics nerviosos.

Tic-tic-tic...-- Atchússs!!!--- cof-cof-cof

Casi lo confundo con hacerse mayor, pero eso no es cierto. El Domingo a la noche me dijo Punset que viviría 100 o más años!!! Y me pareció terrorífico tener que aguantar tanto. Escohotado habló de Ibiza y las drogas, era una buena manera de pasar el rato, pero siempre amanece y el alcohol es tan malo...

Y el puto nervioso Tic-tic-tic... ¿Se me estará notando? ¿Cuantos demonios no se habrán escapado?

Hay quien si no habla revienta. Pero a mí me tiemblan las manos si no cojo el boli o teclado. Aunque un tic en el ojo es una figura tan literaria como otra cualquiera, para verter las entrañas. Pensaba en mis hijos, en mi pueblo, en el trabajo, en el futuro inmediato... pero se puso nublado y quedó empapado, otra vez a empezar, otra vez la hoja emborronada. Si sólo hubiera seguido los trazos que me habían marcado...

Me puse a leer y un tal Carr, me dijo que Internet era la causa de mi dispersión, que ya no podía seguir de arriba a abajo, que había quedado atrapado en  la transversalidad... pero fue demasiado tarde y ya estaba en un nuevo hiperenlace, picoteando en otro abrevadero. Entonces comprendí porqué nadie contesta mis mensajes.

Otra vez el dedo en el ojo. Pero a Tic no le agradan las caricias.
Tic-tic-tic...-- Atchússs!!!--- cof-cof-cof
Me está metiendo todos los demonios. Me rasco, no recordaba las uñas tan largas, ni ese color rojo, resbalando, tan cálido... Por fin! Lo arranco, lo sostengo en mi mano, me mira, nos miramos y mientras los demonios pululando...

viernes, 14 de octubre de 2011

Houston! Houston! Tenemos un poema!

Una polilla en el sistema principal.
Se ha pegado y abrasado la bondad.
La atmósfera es irrespirable,
a huesos rasgando la carne,
a piel sucia e instinto animal.

Don't worry! Don't worry!
you should go one level up.


Pero muchos mueren ahogados en el mar
y luego allí, la gente es discordante.

Trabajad y no tendréis hambre
Trabajad o ahogaros en el mar
pero no volváis a molestar:

Aquí, está lleno.
No veis las caras de la gente?
vacías, sin contenido,
pidiendo en silencio la muerte,
atados a un incierto destino,
sin hilos, de una red pendientes.

Es sólo para los que ya están dentro
y también sufren,
aunque su estómago esté lleno,
son niños eternos,
trapicheando por un sueño que no se cumple.


Engañados:
-La historia no es como nos la habían contado.
Temerosos:
-Y ahora, dónde vivo?
Marginados:
-Quién controla mi destino?

Houston! Houston! Nos volvemos a la tierra!
Viento en popa, a toda vela!
A ver si de una vez revienta
y lo retomamos picando piedra.

No sé de qué os quejáis tanto,
hay gente rica y esclavos.
La educación no os pone al mando.
Nacimiento, dinero, ambición..
sin escrúpulos, sin miramientos.
Sois sensibleras ratas de callejón,
sin agresividad no hay reconocimiento.

lunes, 3 de octubre de 2011

Terrence Malick: three movies

En unas semanas he realizado mi particular ciclo sobre este director. Con expectativas contradictorias, porque, al parecer, se trata de un director de culto, del que yo tampoco sabía nada. De hecho, repasando su filmografía, jamás había visto una de sus películas y la única que me resultaba familiar era “La delgada línea roja”. Había oído buenas críticas en “Dias de cine” de la última, “El árbol de la vida” (y yo creo que en este programa tienen buen criterio). Pero las críticas iban en la línea de las imágenes, la música, la atmósfera y dejaban traslucir un cierto misticismo-naturalismo del director. Yo soy una persona muy mundana, a la que no le importa lo más mínimo si el universo es obra de Dios, del Big-Bang, o si es real la dualidad onda-corpúsculo. Vamos, que los agujeros negros y el misterio de la Santísima Trinidad entran dentro del mismo saco de cosas que me la pelan.
He de decir que la película me gustó, me gustó bastante, pretty good, força bona... Y ha sido la mejor de las tres.

El árbol de la vida (The tree of life)

El principio de la película iba en la línea de mis peores expectativas: no se veía una argumento coherente o lineal, rascacielos, imágenes del inicio del universo y la vida; muy impactantes, con música grandilocuente... Ya empezaba a regodearme en las pestes que iba a lanzar al salir del cine. Afortunadamente, después del repaso de millones de años, resumidos en unos 30 minutos y sumida la sala en una atmósfera mística, de luz, fuego, agua, tierra... Comienza la historia. Esta, gira en torno a una familia de clase media americana de los años 50 que pierde a uno de sus hijos. Pero es también una historia en torno a la vida y la muerte, en torno a las creencias y estilo de vida de la sociedad norteamericana, su religión, su ejército, su economía. Conjuntamente se desarrolla la que podría ser la evolución de la humanidad o de esa supuesta Orda primitiva de la que nos habló Freud. Para mí, tiene muchas referencias a la psicología: complejo de Edipo, parricidio... Además todo ocurre en un ambiente de tensión e intriga que te mantiene enganchado en todo momento.
El personaje que interpreta Brad Pitt es el más complejo, el más cargado de conceptos y el más sorprendente.
Nunca digas "No puedo" di que te está costando, que estàs en ello...

Como crítica: Me sobraban todo lo que cae fuera de la historia de la familia, la explicación del universo. Pero, también es cierto que dota a la película de algo más que argumento, le da cierto toque de "experiencia", de evento religioso, de tiempo para la reflexión o para hablar con nuestros diosecitos.


Dias del cielo (Days of heaven)

Está bastante bien, una historia donde se pone en contraste el desarrollo industrial frente a la naturaleza y el empeño del hombre por dominarla; el campo frente a la ciudad; los privilegiados frente a los obreros. La historia transcurre en las primeras décadas del siglo XX en los grandes campos de cultivo norteamericano, explotados de forma industrial con grandes máquinas que desprenden enormes columnas de humo y que contrastan fuertemente con el verdor y la magnificencia de los paisajes.
Es una historia de amor, nada convencional, y que se podría abordar desde el personaje bueno y piadoso que es engañado y humillado. Pero lo cierto es que las acciones de los personajes no están guiadas en ningún momento por la maldad, sino que surgen de la desigualdad misma de la sociedad y de la necesidad imperiosa de escapar de la miseria. Por supuesto están los celos, el sexo, el alcohol, la ira... Pero todo se puede justificar desde intereses y posiciones contrapuestas, en ningún momento se recurre al personaje “malo” por naturaleza.

La delgada línea roja (The thin red line)

Esta es la que menos me gustó. No sé, los personajes no me resultaban realistas. Puede ser porque sólo conozco la guerra por películas, y el soldado siempre es valiente o es cobarde, pero lo normal es que no se dediquen a pensar mucho. Y aquí piensan demasiado, sobre el sentido de la vida y la guerra, manifiestan sus temores entre ellos, a la vez que se desarrollan sangrientas escenas de guerra, otra vez en bucólicos parajes naturales. Resulta bastante cruda, después de todo, es la guerra, son norteamericanos, tienen que ganar a cualquier precio. Y siempre ganan los poderosos y a veces también los ambiciosos.