Bitácora de vivencias personales mezcladas con opiniones políticas y morales. Ruralidad, tecnología, fotografía, poemas, dibujos, música, relatos cortos e imaginarios de otros mundos posibles.
El Sol se pone todos los días
y nadie hace nada por detenerlo
Porque, en el fondo:
Todos somos partícipes de su espíritu destructivo,
autolesivo.
Curiosos adictos...
Siempre nos quedará la huida,
a cualquier otro planeta.
El atardecer resulta decrépito,
apacible,
como un edificio abandonado,
a medio hacer,
donde reposa del guerrero...
Comenzó como un juego,
lo tomamos demasiado enserio...
Y llegaron los esclavos,
los miedos y los vicios,
de las metas y los objetivos,
el salario y el plazo fijo.
- La mayoría me habéis votado, entonces puedo hacer lo que me venga en gana: Eso es la democracia, ¿no?
- El sábado comimos en un cubano, el domingo en el restaurante favorito de Pablo Iglesias... y no fuimos a misa. ¡Nos sentíamos revolucionarios! Mientras hablábamos de la compra-venta de pisos y envidiábamos a los altos funcionarios: Jueces, notarios, ministros... Las camareras asiáticas se afanaban en traer y llevar. Los manteles se llenaban de huesos de pato...
- Lo malo de Fidel no fue que no celebrara elecciones o que impidiera la
entrada del capital, sino lo del Estado militar y policial: Reprimir y
sembrar la desconfianza entre la población, tratar a todos como menores
de edad...
- Esnobs: "Deseosos de pertenecer a la élite, los esnobs tienden a reproducir el
comportamiento de una clase social o intelectual a la que consideran
superior."
- Hace poco vi un documental, en la 2 de TVE, sobre el "fooding" (Documentos TV - Locos por la comida).
Antes ya había visto gente con ese perfil. El documental era francés
(es tópico que los franceses son muy sofisticados en el arte de comer).
A mí también me gustan ese tipo de esnobismos. Pero me gusta más una
mesa llena de gente (autogestionada en la organización y cocina), comiendo, bebiendo, riendo, diciendo
barbaridades... horas y horas, hasta no poder más... Siempre tuve esa
tendencia cutre-salchichera al exceso, la querencia a lo hippie:
"Yo quería vivir en el bosque,
todo lo tenía muy bien pensado,
me arrastraría por el suelo,
y comería con las manos,
y comería gusanos..."
Pero la vida me ató a un teclado y me puso frente a un computador.
- El papel del funcionario siempre me resultó ambiguo: Por un lado era el ideal en la familia (salario fijo, buenas condiciones laborales, estabilidad...) Por otro eran integrantes del aparato represor y de control del Estado:
"El torturador es un funcionario. El dictador es un funcionario. Burócratas armados, que pierden su empleo si no cumplen con eficiencia su tarea. Eso, y nada más que eso. No son monstruos extraordinarios. No vamos a regalarles esa grandeza." Eduardo Galeano, Días y noches de amor y de guerra
- Estas navidades no compraré ningún regalo. - Está decidido: "Me niego a seguir fingiendo respeto por tanta chorrada" - Def Con Dos, Dogmatofobia
- El otro día compré La Razón... Nunca pensé que se pudiera comprar algo así. Para mí, siempre había sido algo a conquistar, debatir, consensuar, probar... Pero, esta "razón" de compra venta, venía con un suplemento, en el que aparecía Belén Esteban y propaganda de la sanidad privada... De repente las piezas empezaban a encajar...
- En la Sanidad Pública están los mejores médicos. Pero en la privada te atienden antes y el trato es más agradable. De todas formas, si la enfermedad es realmente grave o estás moribundo, te acabarán derivando a la pública: -Business is business -No me gusta estar cerca de la chusma -Soy un profesional y merezco algo más -Haber estudiado!
- Y no falta quien quiere experimentar la vida de verdad, el trabajo, la autenticidad, la dureza de la opresión de los demás, la crudeza y la mezquindad de sus argumentos... dejar de ser un pijo redomado (por un tiempo):
"Rent a flat above a shop
Cut your hair and get a job
Smoke some fags and play some pool
Pretend you never went to school
But still you'll never get it right
'Cause when you're laid in bed at night
Watching roaches climb the wall
If you called your Dad he could stop it all
You'll never live like common people
You'll never do whatever common people do
You'll never fail like common people
You'll never watch your life slide out of view
And dance and drink and screw
Because there's nothing else to do"
- El invierno lo paso quemando leña, en una caldera que alimenta el sistema de calefacción de mi casa. Pino, eucalipto y encina, principalmente. La encina es superior, dura más y tiene mayor poder calorífico - Sé fuerte, sé superior, sé como la encina...
- Ahí tienes el camino a seguir: Es duro, lo sé... pero, cuando llegues a la otra orilla, estarás salvado, serás parte de la élite...
Una panda de güeritos fuimos caminando detrás de un rebaño de ovejas, merinas negras todas ellas. Pero también habían cabras, burros, perros, gente a caballo, en coche, bici... todo muy biodiverso.
Seguramente con menos pastores también habrían llegado las ovejas a su destino... Pero los desterrados rurales somos así: cualquier escusa nos parece buena para juntarnos y dar un paseo por el campo, comer migas, tomar cerveza, pitarra... Y estuvo bien chida la trasterminancia, de Tamurejo a Siruela!
Ahora quieren declarar la comarca de La Siberia "Reserva de la biosfera". Lo que se presenta como una gran oportunidad. Y los que aspiramos a quedarnos en la zona, viviendo honradamente de nuestro trabajo, así nos lo parece. No tanto por nosotros mismos, que somos perros viejos y tenemos los días contados... Es más por los que vendrán detrás ¿De qué sirve estar aburrido y solo en un paraíso natural?
Pero las palabras "reserva" y "biosfera" tienen mala prensa por aquí. Sobre todo en los sectores que viven directamente del campo:
Reserva: Es un sitio donde soltaron ciervos, jabalíes, gamos... para que fuesen cazados en ruidosas monterías por señoritos de ciudad. Mientras, los extraviados animales invaden carreteras y provocan accidentes de tráfico; transmiten exóticas enfermedades a las reses domésticas; se tacha a los cazadores locales de furtivos... Y bueno, también generan empleo y traen visitantes a los pueblos.
La biosfera, supongo que suena a los yogures que publicitaba José Coronado, algo con mucha fibra, natural, verde, ecológico... una especie de engañifa que viene siempre acompañada de la prohibición de prácticas ya asentadas. Prácticas que antes fueron impulsadas desde los gobiernos y los mercados, con la intención de convertir la agricultura y la ganadería en una industria, tecnificada, eficiente. Pero ahora que la estrategia de competir en precios, cada vez más bajos, ha resultado fallida en el territorio, las tácticas de mercado han dado un giro "verde" y las políticas apuntan a crear marca, calidad, diferenciación, con el sabor de lo tradicional... Pero todo eso impone certificar los productos, para evitar fraudes: así se añade una capa más de burocracia, molestias, cambios, errores... y sobre todo: aceptar unos preceptos fuera de la comprensión del productor, porque vienen impuestos por consumidores externos, exclusivos, bizarros, los buscadores de etiquetas de autenticidad.
Así que los sectores agrícola y ganadero desconfían, y con razón, de cualquier medida externa que acaba siempre siendo contradictoria: porque los ciclos agrícolas y ganaderos evolucionan más lentamente que los mercados -incluso que la política-.
Pero también es cierto que, si queremos seguir habitando los entornos rurales y vivir insertos en un mundo globalizado, se hacen necesarios ciertos cambios, adaptaciones. La declaración de Reserva de la Biosfera no va a traer esos cambios, pero sí que brinda la oportunidad de diversificar negocios y explotaciones, de habitar con cierta comodidad el territorio, de darse a conocer en un mercado globalizado, de tener una mayor autonomía y organización frente a las políticas que vienen de arriba...
Y, por supuesto, está el orgullo de obtener el reconocimiento internacional por haber sido custodios del territorio durante siglos, manteniendo cierta "sostenibilidad".
Sostenible: Poner el límite en ese punto en que la velocidad de explotación de los recursos es igual o inferior a su velocidad de regeneración. En lugar de esperar a que se agoten sin más.
Aunque se trate de una sostenibilidad relativa, aunque se hayan cometido atrocidades insostenibles durante el último siglo: presas, inundación de terrenos, plantaciones de pino y eucalipto, deforestación de dehesas, emigración...
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A mí, todo esto de las reservas, me recuerda a "Un mundo feliz"... Y me gusta la idea del "Salvaje": recibiendo la impertinente visita de despreocupados turistas, que le arrojan cacahuetes desde el otro lado de la reja. Mientras copula, riega el huerto, degüella y desuella corderos, recolecta frutos o hace una gran fiesta en primavera.
La educación puede verse como una herramienta de los Estados para reproducirse a sí mismos, sin variaciones, manteniendo la pirámide de poder y sometimiento.
Los Estados son administrados por funcionarios y militares de carrera, gente que obedece órdenes, que sigue una disciplina, a cambio de un salario. Están al servicio de los grupos de poder que dirigen la política, la comunicación y la economía. Así, la maquinaria del Estado, se esfuerza con violencia por encajar la Sociedad y al Individuo en su rígida estructura... desde nuestra más tierna infancia...
La Sociedad somos complaciente con este esquema: porque son las clases de poder las que disfrutan del excedente, de una mayor libertad y del sadismo de oprimir a la gran mayoría. Porque, con el pasar los años, todos somos conscientes de ir ganando posiciones. - Y por supuesto que no queremos ceder ni un centímetro de terreno! Nos costó mucho sacrificio, esfuerzo y penurias llegar a nuestra ridícula posición social.
Con los niños se usa a menudo la metáfora del árbol: el árbol hay que podarlo y guiarlo para que adquiera la forma y dimensiones que nos resulten útiles. Así, el árbol, no es más que un medio para conseguir otros fines, y el niño no es más que un objeto a moldear. Muy pocos se atreverían a dejar crecer el árbol sin más, olvidar la creencia de que el árbol necesita nuestros cortes, moldes, represión, recompensa... Muy pocos dejarían al niño aprender sólo, muy pocos confían en que el entorno en que vive el niño sea motivador: Un Mundo lleno de guerras, corrupción, violencia, droga, sexo, música, juegos...
Guiar, podar, acotar, encasillar... también deja sus traumas, cicatrices, heridas...
Me indignó leer "el plan educativo del centro" (carta de servicios educativos, compromiso de la familia y plan de convivencia): sus normas, leyes,
el modelo de ciudadano demócrata a conseguir. Eso sí: no sólo usando la
represión... también la motivación! Para que los niños se sientan atraídos
por un cierto estilo de vida que premia con dinero y ocio el sometimiento a sus preceptos: el trabajo duro, reinvertir el capital, relacionarse con los de su estrato social o superior, cumplir la ley... formarse para conseguir un empleo. -¿Quién no quiere un empleo hoy día? Una paga, una seguridad, un piso con televisión e internet...
Y no deja de ser paradójico que, en una sociedad tan individualista como
la nuestra -que confiere tanta importancia al individuo y su "libertad"-, se reprima, castigue y dirija al niño desde su más tierna infancia. Quizá porque lo importante no es tanto el individuo como el que permanezca individuado, aislado. Con la intención de que no surjan otros grupos,
asociaciones o bandas, al margen de las instituciones. La
organización predominante debe ser capitalista, las leyes de los
diferentes Estados deben garantizar la seguridad de las transacciones y cubrir los vacíos del Mercado. Aún así, el Individuo goza de un cierto margen de libertad: lo llamamos ocio.
Adoctrinamos a los niños para que amen nuestro mundo, desarrollen una profesión y puedan integrarse
en el sistema de trabajo/ocio. Así que nos esforzamos por matar su
imaginación, reprimir su búsqueda del placer e inculcamos lo que nos
hemos visto obligados a aceptar por la fuerza. Nos asusta y nos
contraria que no sigan nuestras órdenes.
Les entregamos a las
instituciones, con sus ejércitos de docentes que: saben exactamente dónde
están los límites, las actitudes que hay que fomentar, ignorar y
reprimir... En una visión cartesiana del humano, el humano-máquina, el
obrero, comerciante, emprendedor...
No solemos hablar de felicidad... de otros Mundos posibles... mejores...
Hablamos de trabajar por proyectos... pero los proyectos vienen dados... desde la editorial... desde el funcionario... hay que respetar el timing, el dead line, los objetivos...
Era el plan educativo del centro de mi hija, pero podría ser el de cualquier otra entidad. Porque también las familias somos como describía ese plan: unas tienden a ser motivadoras y, otras, más bien represoras -sin llegar a la violencia física, que también las hay-. Todos tenemos nuestra idea de bien, un puñado de modelos en los que encajar a las despreocupadas criaturas, unos límites que no les permitimos atravesar, unas cuantas cosas que queremos que aprendan... Todo eso que forma parte de nuestro Ser en el Mundo, de nuestras vivencias y experiencias... todo aquello que nos gustaría transmitirles...
Pero los expertos en educación se llevan nuestros hijos al colegio, para que aprendan lo que dicta el plan educativo, para que los chavales estén entretenidos mientras los progenitores trabajamos... Si tienes que invertir la mayor parte de tu tiempo trabajando, entonces es que no has sabido desarrollarte socialmente y no estás preparado para hacerte cargo de la educación de tus hijos.
Será la pereza, la vagancia, que nos impide tomar las riendas de nuestras vidas?
Pero el árbol no tiene pereza, él va creciendo, sin prisa. Donde germine se irá haciendo hueco. Como la higuera de la imagen, que ya ha sobrepasado la altura de las cabras y ovejas, a las que ahora da sombra a pesar de que se lo agradecen mordisqueándola.
Además de leer el "plan de educación del centro", hacía unos días que había visto el documental "La educación prohibida"... Mientras escuchaba "Los niños del parque":
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Cuando bajé al cercado de las gallinas me encontré un gallo muerto.
- Vaya! - Pensé contrariado. - Justo el que más me gustaba para dejar como semental.
Lo moví con un palo para averiguar la causa de la muerte... Estaba tieso y frío, debía llevar muerto al menos un día. Tenía la cabeza magullada, quizá se había peleado con el otro gallo -el que pensaba matar para hacer un arroz-.
Pasaron un par de días y volvió a aparecer una gallina muerta. Esta aún no estaba tiesa. No era normal tanta muerte en tan poco tiempo. Fui más exhaustivo en la autopsia. Tenía un pequeño orificio entre el muslo y el estómago, parecía de un balín de plomo. - Lo que habrá sufrido la pobre antes de morir - Me dije entristecido.
Así que empecé a atar cabos: unos días antes había visto unos niños, de entre 9 y 12 años, con una escopeta de plomos... - Estarán cazando pájaros - Y no le di más importancia.
- Qué difícil es matar los pequeños y rápidos pájaros con una escopeta de balines. Pero... ¡Las gallinas no tienen la culpa de vuestra mal calculada ambición!
"El olivo" es una película dirigida por Icíar Bollaín. Está bien. Pero, si por algún tipo de magia negra, aparecieras en escena, sabrías de inmediato que estás dentro de una película... el lenguaje del cine, los gestos, la pose... es quizá demasiado obvio, exagerado... Y eso te hace sentir un tanto soso, impasible... Hay escenas prescindibles y personajes que no parecen encajar del todo.
Pero, la historia en sí, es muy interesante y te atrapa. Es un reflejo de la sociedad española en los años en que todo iba "bien"?: la economía crecía, la gente se endeudaba sin miedo, se construían muchas casas... Hasta que llegaron las casas sin gente y la gente sin casa... Todo iba "bien" para los que jugaban al capitalismo arrasando el mundo de siempre -el que guarda y cuida la tierra, el inframundo de las raíces...-
Pero ese inframundo también necesita que su relato sea contado desde el lenguaje del cine. Un lenguaje histérico, explícito, alegre, banal, onírico...
Quizá un economista o un tecnólogo no tengan ni la menor idea de cómo será el mundo dentro de 2000 años -seguramente imaginarán un Mundo apocalíptico-. Los olivos de la película saben cómo era el Mundo cuando el Imperio Romano se extendía hasta la península Ibérica... El progreso puede ser bastante ácido, corrosivo, destructivo... Como lo es el traumático trasplante de "El olivo": cortar ramas y raíces para encajarlo en un macetero y llevarlo al hall de una gran empresa, que quiere transmitir una imagen verde, sostenible.
Plantea la película, entre otros, el problema de la propiedad del terreno. Hay muchos modelos de propiedad en la actualidad. Pero, normalmente, el que adquiere la propiedad se siente dueño de lo que hay en ella: árboles, animales, ríos, charcas... En un contexto capitalista es muy difícil hacer llegar la idea de que lo que hay en un territorio transciende la vida humana: que es necesario para que la vida humana exista tal como la conocemos y que destruir o alterar, destruye y altera también nuestra forma de vida... Es la lucha ecologista que viene perdiendo batallas desde sus inicios en el siglo pasado. En grandes escenarios como las selvas tropicales, arrecifes coralinos, los polos...
Aunque estas batallas también transcurren en pequeños escenarios. Y hay algunos de ellos donde las batallas se ganan: por ejemplo en las zonas rurales donde se practica una agricultura y ganadería familiar.
Yo he vivido durante años en un pueblo, donde no existen una agricultura o ganadería industrial, sino que tiene más bien un carácter familiar, o como complemento a otros ingresos.
Los ganaderos y agricultores son crueles, no les tiembla el pulso con el cuchillo o la motosierra. Pero, el que tiene olivos, los cuida y quiere tener una gran producción. Al igual que quien tiene ovejas quiere que sus corderos crezcan sanos y se alimenten de la hierva del campo -porque es comida gratis-...
Otra cosa es que se los seduzca con venenos o especies exóticas, se atemorice con plagas, se presione económicamente para aumentar los rendimientos o se minusvalore y denigre su trabajo porque es algo físico -olvidando el gran conocimiento del medio que es necesario, un conocimiento no formalizado, transferido a menudo por imitación, sin seguir el afamado método científico-. Es por eso que digo que aquí la batalla ecologista se ha ganado, porque el que vive del campo quiere conservarlo, porque vive el campo, lo Ama... Una de las mayores amenazas que sufre este microcosmos, es el ninguneo de sus profesiones, casi siempre marginadas -por embrutecidas: paletos e ignorantes-, apartadas de los organismos de poder, víctimas de políticas estatales o europeas que están sometidas a intereses totalmente fuera del control de la población local.
Es lo que le ocurre al anciano que no quiere vender su olivo, porque ese olivo no es suyo... Él se queda con la producción del árbol, a cambio de cuidados. El olivo lleva en ese terreno más de 2000 años y ha visto pasar infinidad de familias a recoger sus aceitunas... ¿Qué derecho tiene nadie a arrancarlo o cortarlo? No es sólo una cuestión de hippies verduleros... es una cuestión que afecta nuestra forma de vida, nuestro ser en el Mundo -al que hemos ido adaptándonos durante millones de años-. Un Mundo que nos ha modelado, que sentimos con nuestra piel, respiramos, bebemos, comemos, vemos... ¿Qué necesidad hay de venderlo por intereses pasajeros? ¿Qué necesidad hay de sacrificarlo en el altar del progreso?
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Estas hormigas surgieron de su inframundo para quedar atrapadas en un bote de miel mal sellado. El escenario era dantesco: Los cadáveres, casi intactos, flotaban en el líquido ambarino mientras los insectos vivos seguían hundiendo sus mandíbulas en la dulce muerte. A mí no me importaba un carajo el destino de esos bichos, sólo quería un poco de miel para endulzar mi café. Eché los cadáveres a un lado y conseguí una cucharada limpia de hormigas.
Eres poca cosa,
estás desenfocado
"becoming a gost"...
Siempre rodeado de mierdecillas,
esas chorraditas
que se guardan en un cajón,
un cajón de sastre:
fotos,
dibujos,
poemas,
semillas,
drogas,
monedas...
En el ambiente se percibe:
Una total y absoluta falta de ambición.
Quizá son los hijos
lo más importante,
lo desplazan a uno al rincón oscuro,
al cuarto de escobas.
Y uno sabe lo que debe hacer,
no necesita ningún patrón,
ningún pastor.
Actúa por necesidad.
Todos los días manguera en mano,
apagando fuegos.
Yo creo en el esclavismo,
y en el gobierno de los más sabios,
de los que aprueban sus exámenes.
Pero también de los mercaderes y propietarios.
Los que se saben superiores:
los que emprenden y arriesgan,
los que lucen mucha jeta y escasa paciencia.
Los que con gesto serio señalan el deber
mientras avasallan con prisa y desprecio
a los otros:
los oprimidos, marginados,
sin títulos... sin papeles
¡Que hubiesen estudiado!
Concienzudamente filtras los argumentos
para legitimar tu estatus de mierda,
de mierdecilla...
Los paisajes sin intervención humana suelen ser bellos. En raras ocasiones se actúa para potenciar
aquellas características que, por uno u otro motivo, resultan llamativas: entonces se crean parques y jardines, se plantan árboles y arranca
monte bajo... Como fotógrafos en busca de lo bizarro: Llenar la escena de objetos sorprendentes, desenfocar el fondo, centrar la
atención en el motivo principal, lo relevante...
La
fotografía es mentirosa, nos cuenta solo una parte de la verdad, la
que le es útil para ligar su relato.
Hubo un tiempo en que pensaba la imagen como lo real, mientras las palabras, la música o los
dibujos eran solo ensoñación. Miraba con recelo a toda esa gente
que fotografía cada momento, cada escenario -¿Por qué no lo
disfrutas sin más? - Luego lo escribes, lo dibujas, lo cuentas, lo
cantas, sueñas... (si es que tienes tiempo para ello)
Hace algo más de un año que me regalaron
una cámara (cansados de observar mis tímidos fracasos en la escritura y el dibujo) Ciertamente resulto espeso, feo... siempre quiero contar
demasiadas cosas, me apresuro, me cuesta contener la imaginación y
mantener la atención. Como un cuadro de El Bosco, pero con tonos más
grises, líneas astilladas, quebradas... Así que empecé a hacer
fotografías, que se ajustan más a la realidad, a la objetiva
realidad.
Entonces todos decían que me centraba mucho en los
paisajes, plantas y animales. Que dejaba de lado el retrato... Y es que todos queremos vernos retratados: Parecer exóticos,
juveniles, guapos, divertidos, interesantes, oscuros... Aquello que no ven las subjetivas realidades. Aquello que
nos gustaría ser pero que las circunstancias, la opresión, no nos
deja...
Así empecé a repetir
los mismos patrones: demasiada información, saturación, color,
sombras, contraste... Todo se retoca en el revelado, todo debe ajustarse a un
fin: Publicitar, emocionar, afilar...
Aquello de real tenía poco. Y
empecé a pensar que dentro de lo limitado de mis habilidades
técnicas, tenía un estilo propio, un estilo que resultaba un tanto
repulsivo, incomprensible.
Sería la introversión?: Que terminó por volverme ajeno a los demás...
Como la araña que teje su nido entre los pétalos rosas de la jara blanca... Con la firme paciencia de que algún apetitoso insecto se enrede entre sus telas. En el sofocante ambiente de irrealidad de un mediodía de Junio.
"Fotografiamos para preservar el andamiaje de nuestra mitología personal" - Fontcuberta, Joan - El beso de Judas. Fotografía y verdad
Resulta un tanto difícil elegir vídeos para niños, fijar un criterio (sobre todo para mí, que nunca fui de ver videoclips, aunque sí de escuchar mucha música). Parece que los niños sólo debieran ver dibujos animados, saturados de color, que emitan agudos chillidos, risas estridentes y lágrimas fáciles (técnicas sutiles para mantener su atención ;-)
La música es muy importante, las bandas lo saben y sólo hacen videoclips de sus temas más exitosos o relevantes. Las canciones transmiten valores, una cierta idea del cosmos, la sociedad, las mujeres, los hombres, las relaciones entre ellxs... y claro que hay mucha banalidad, mucha misoginia, mucho usar a los otros como un medio...
Así que, uno de los criterios para esta selección ha sido: Evitar, en la medida de lo posible, la mujer como objeto. Porque Sophia es una niña (pero eso es lo de menos, aunque fuese un niño hay ciertas actitudes que no molan) y porque hay mujeres enormes en la música, que pueden ser sensuales (o no) y dueñas de su sexualidad. Pero sobre todo prima mi criterio: Canciones que me gustan, agradables, pegadizas, contundentes y variadas. Videos con los que me siento cómodo delante de cualquiera, sin pudor, sin explicaciones rocambolescas... He intentado que haya muchas en inglés (porque siempre está bien acostumbrarse a su sonoridad y es el idioma estándar de occidente).
Otro proyecto absurdo, de esos que no acaban nunca, otra mierdecilla con la que pasar el rato, con la que hacer partícipe a toda la familia de los mismos símbolos, los mismos iconos y no dejarlos únicamente en manos del Estado, religiones, o empresas privadas.
Te levantas cualquier día de finales de invierno. Es temprano, justo asoman los primeros rayos de Sol tras la lejana sierra. Huele a humo de leña y pan recién horneado. Llegas a la panadería de la Cooperativa. Intercambias unas palabras con el personal, que conoces de toda la vida (aunque sólo sea de forma somera). Vuelves a casa, a desayunar unas tostadas con ajo, tomate, aceite de oliva virgen extra y embutido de la última matanza (o quizá jamón de la de hace cuatro).
Son las 9:00 AM y te pones a currar. Ha llovido en las últimas semanas. Desde la ventana, la hierva está verde y salpicada de florecillas. Las mimosas y almendros lucen ya atuendo de primavera, amarillo o blanco tirando a rosa, respectivamente. Las cigüeñas vuelan ajetreadas buscando alimentos y materiales para su nido. Las primeras golondrinas han llegado y, en las zonas fluviales, los patos levantan el vuelo al menor ruido.
Las hogueras salpican la montaña del Castillo: Son los olivareros quemando el "ramón". En los llanos, los tractores hunden el arado en la tierra, ahora que está húmeda y tierna. Los hortelanos inician la siembra de las patatas. Los cazadores se preparan para enfundar sus armas y dejar que los animales procreen.
Los días son más luminosos, las tardes se alargan y todos anhelan y disfrutan la puesta de sol, el reposo del guerrero...
Cigüeñas reposando sobre un trifásico poste de la electricidad. Herrera del Duque 17 de Marzo de 2016
Los pequeños detalles de lo cotidiano, de una vida rural. De una vida conectada con la Naturaleza, aunque solo sea como telón de fondo, como eso que se da por hecho, que siempre está ahí, como fuente inagotable de recursos...
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Con una similar mirada costumbrista al pueblo de Villafáfila comienza este documental de "El Escarabajo Verde": con el planteamiento de que toda vida transcurre en un espacio físico y un tiempo, en un entorno. Y, el entorno, puede ser rural, natural, bello, divertido... Y aburrido también, con un aburrimiento relajado, tranquilo, espacioso, creativo. Porque no puede uno estar continuamente asombrándose de lo que le rodea, acosado por estímulos cada vez más fuertes?
Así, el Escarabajo Verde, primero nos revela algo de lo que no estábamos siendo conscientes, aplicando la lupa y el microscopio a las pequeñas cosas de lo cotidiano, ensalzando lo que de exclusivo tienen respecto a lo global y uniformado de las sociedades occidentales.
Una vez establecidas las premisas, se hace necesario formular la inferencia: otorgar una intención, una moraleja, una proyección hacia el futuro, hacia los futuros posibles:
Plenamente conscientes del amor a Villafáfila y el entorno que la rodea, llega el momento de preguntarse si ¿De verdad deseamos dejar todo esto desaparecer (abandonar, urbanizar, tecnificar)?
Durante la primera parte del documental hemos paseado por sus calles, conocido sus vecinos, su entorno y su relación mutua. Así que, ahora forma parte de nuestra vivencia (como espectadores) y, por supuesto, de las
vivencias de sus habitantes, padres, ancestros... Todo podría quedar transformado y olvidado a cambio de
una cierta idea de progreso. "Por un puñado de dólares": los que van buscando los jóvenes a las grandes ciudades.
El éxodo rural de los jóvenes se ve acompasado por cambios en el entorno de Villafáfila. Y es que, las observaciones sistemáticas de las aves migratorias que pasan el invierno en las lagunas cercanas, revelan que está disminuyendo su número y que, además, están cambiando sus costumbres. Probablemente, debido al calentamiento global y al desplazamiento de las zonas cálidas más al Norte.
El calentamiento global es una consecuencia colateral de nuestra forma de dominar y someter el Medio, de nuestro macro-comportamiento (el del espectador, el del documentalista, los habitantes de Villafáfila y el resto del mundo desarrollado hacinado en grandes núcleos urbanos). Así que, es algo que depende de todos: de un estilo de vida basado en el comprar, usar, tirar y de un anhelo egoísta e infantil de continuo crecimiento.
Seguramente no queramos ver desaparecer Villafáfila, pero nos vemos abocados a ello. Porque lo malo de las decisiones que requieren de la implicación de la sociedad global es que: llevarlas acabo no depende de si el motivo para el cambio es cierto o falso, si está científicamente testado o no, si es técnicamente viable o no... Es necesario construir una cultura, un sistema de creencias (mitología) que avalen, que permitan un comportamiento públicoconservacionista sin ser tachado de loco o idealista.
La sombra del autobús pasaba una y otra vez, una y otra vez... proyectada por los focos sobre la mugrienta pared del túnel.
Había tenido que madrugar para llegar pre-puntual a la oficina. El sol aún no había salido y la ciudad se despertaba apresurada y lúgubre. Los motoristas aceleraban en la autopista y serpenteaban por la ciudad. Los trabajadores parecían decididos, resignados... El aura de la gente se mostraba violenta, muy diferente al fin de semana. La tensión, el sueño, las prisas...
Llegar al edificio, saludar al portero, subir las escaleras de gotelé sepia, adornadas con restregones de cigarro (o muebles transportados con poco cuidado), encender el ordenador, revisar el correo, empezar a currar...
La oficina no tenía ventanas. En recursos humanos estaba convencido de que así los trabajadores eran más productivos (al CEO le pareció bien, abarataba el alquiler). Pero lo cierto es que, nada más entrar en aquel ambiente deprimente, se disparaba una reacción alérgica - Hay que huir de aquí, run to the hills! ♪♫♫♪ - Canturreaba.
El día era soleado, de finales de invierno, casi primavera. Un buen día de campo: para contar ovejas, cortar leña, coger cardillos o plantar árboles. Los colores y las formas de la Naturaleza resultaban siempre atractivas y relajantes. Por eso le gustaba trabajar en su casa, en las afueras de un pueblo sin encanto y alejado de las autopistas. En casa había una ventana que daba a un limonero enorme, siempre lleno de flores de azahar y hojas verde claro, tirando a amarillo. Unos pasos más allá se alzaba el olivo: un raquítico anciano, consumido por el sol y acosado por el ganado.
Pero nada de lo que veía por la ventana era relevante, lo importante en su casa era la entrada a Matrix, un portal a otro mundo, al que cada día se conectaba para manipular Máquinas Virtuales y lanzar llamadas fantasma a sintetizadores y reconocedores de voz. Era realmente extraña, alienante, aquella actividad. Lo hacía por puro vicio, por el dinero, porque siempre le dijeron que era mejor el trabajo de oficina que al aire libre... Pero mirando por la ventana, con las pequeñas flores amarillas del cercado mecidas por el viento, la teoría de la oficina, además de grotesca, resultaba macabra.
Durante esa semana había tenido que ir a la oficina, en una gran ciudad a orillas del Mediterráneo, con un clima muy agradable, pero llena de prisas, ruidos de motor, chillidos de sirena, autopistas, vías de tren, aviones volando bajo, edificios suntuosos y miseria (durmiendo en la misma acera).
El lugar apropiado para el desarrollo del mono más violento. Y los simios aceleraban, se gritaban con gestos obscenos: -Lo hacemos porque es nuestro deber, para mantener cierto orden en esta jungla, no es nada personal- Se decían los chimpancés. Y era cierto, allí no había nada personal.
Una jungla de asfalto y de metal donde los árboles lloraban las muertes prematuras, pisoteadas sus raíces por toneladas de hormigón.
Nací allá por los 80’s, en plena Siberia extremeña. Después de una infancia entre ovejas, vacas, gallinas, cerdos, encinas… Y una adolescencia turbulenta -autodestructiva-, obtuve el título de bachillerato en ciencias. Así que, a finales de los 90’s, me fui pa Madrid, a estudiar Ingeniería Superior de Telecomunicaciones… Ahí es na! Tras duros esfuerzos me hice con el ansiado título. A la par, comencé una intensa relación amorosa con mi actual pareja. Centré mi profesión en el desarrollo de software y aplicaciones web -las TIC estaban en auge- y eso me permitió cierta movilidad y flexibilidad. Así que, me trasladé a Barcelona a sumergirme de lleno en el amor y el rugido del mar. Me matriculé en Filosofía por la UNED y trabajé en empresas tecnológicas punteras. Cursé el Máster en Formación del profesorado de Secundaria -especialidad en Tecnología-. Con el nacimiento de la primera de nuestras hijas nos trasladamos toda la familia de vuelta al pueblo. Huyendo del frenesí de la ciudad, a apaciguarnos en el paisaje de sabana -Dehesa-. Me defiendo en Inglés, chapurreo el català, pinto, escribo, dibujo, fotografío, rio…