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martes, 3 de enero de 2017

Esnobismos

- La mayoría me habéis votado, entonces puedo hacer lo que me venga en gana: Eso es la democracia, ¿no?

- El sábado comimos en un cubano, el domingo en el restaurante favorito de Pablo Iglesias... y no fuimos a misa. ¡Nos sentíamos revolucionarios! Mientras hablábamos de la compra-venta de pisos y envidiábamos a los altos funcionarios: Jueces, notarios, ministros... Las camareras asiáticas se afanaban en traer y llevar. Los manteles se llenaban de huesos de pato...

- Lo malo de Fidel no fue que no celebrara elecciones o que impidiera la entrada del capital, sino lo del Estado militar y policial: Reprimir y sembrar la desconfianza entre la población, tratar a todos como menores de edad...

- Esnobs: "Deseosos de pertenecer a la élite, los esnobs tienden a reproducir el comportamiento de una clase social o intelectual a la que consideran superior."

- Hace poco vi un documental, en la 2 de TVE, sobre el "fooding" (Documentos TV - Locos por la comida). Antes ya había visto gente con ese perfil. El documental era francés (es tópico que los franceses son muy sofisticados en el arte de comer). A mí también me gustan ese tipo de esnobismos. Pero me gusta más una mesa llena de gente (autogestionada en la organización y cocina), comiendo, bebiendo, riendo, diciendo barbaridades... horas y horas, hasta no poder más... Siempre tuve esa tendencia cutre-salchichera al exceso, la querencia a lo hippie:
"Yo quería vivir en el bosque, 
todo lo tenía muy bien pensado, 
me arrastraría por el suelo, 
y comería con las manos, 
y comería gusanos..."
Pero la vida me ató a un teclado y me puso frente a un computador.


- El papel del funcionario siempre me resultó ambiguo: Por un lado era el ideal en la familia (salario fijo, buenas condiciones laborales, estabilidad...)  Por otro eran integrantes del aparato represor y de control del Estado:
"El torturador es un funcionario. El dictador es un funcionario. Burócratas armados, que pierden su empleo si no cumplen con eficiencia su tarea. Eso, y nada más que eso. No son monstruos extraordinarios. No vamos a regalarles esa grandeza." Eduardo Galeano, Días y noches de amor y de guerra

- Estas navidades no compraré ningún regalo. - Está decidido: "Me niego a seguir fingiendo respeto por tanta chorrada" - Def Con Dos, Dogmatofobia

- El otro día compré La Razón... Nunca pensé que se pudiera comprar algo así. Para mí, siempre había sido algo a conquistar, debatir, consensuar, probar... Pero, esta "razón" de compra venta, venía con un suplemento, en el que aparecía Belén Esteban y propaganda de la sanidad privada... De repente las piezas empezaban a encajar...

- En la Sanidad Pública están los mejores médicos. Pero en la privada te atienden antes y el trato es más agradable. De todas formas, si la enfermedad es realmente grave o estás moribundo, te acabarán derivando a la pública: -Business is business -No me gusta estar cerca de la chusma -Soy un profesional y merezco algo más -Haber estudiado!

- Y no falta quien quiere experimentar la vida de verdad, el trabajo, la autenticidad, la dureza de la opresión de los demás, la crudeza y la mezquindad de sus argumentos... dejar de ser un pijo redomado (por un tiempo):
"Rent a flat above a shop
Cut your hair and get a job
Smoke some fags and play some pool
Pretend you never went to school
But still you'll never get it right
'Cause when you're laid in bed at night
Watching roaches climb the wall
If you called your Dad he could stop it all
You'll never live like common people
You'll never do whatever common people do
You'll never fail like common people
You'll never watch your life slide out of view
And dance and drink and screw
Because there's nothing else to do"


- El invierno lo paso quemando leña, en una caldera que alimenta el sistema de calefacción de mi casa. Pino, eucalipto y encina, principalmente. La encina es superior, dura más y tiene mayor poder calorífico - Sé fuerte, sé superior, sé como la encina...

- Ahí tienes el camino a seguir: Es duro, lo sé... pero, cuando llegues a la otra orilla, estarás salvado, serás parte de la élite...
Foto tomada desde el Cerro Masatrigo

jueves, 20 de octubre de 2016

El plan educativo del centro y las gallinas muertas

La educación puede verse como una herramienta de los Estados para reproducirse a sí mismos, sin variaciones, manteniendo la pirámide de poder y sometimiento.
Los Estados son administrados por funcionarios y militares de carrera, gente que obedece órdenes, que sigue una disciplina, a cambio de un salario. Están al servicio de los grupos de poder que dirigen la política, la comunicación y la economía. Así, la maquinaria del Estado, se esfuerza con violencia por encajar la Sociedad y al Individuo en su rígida estructura... desde nuestra más tierna infancia...
La Sociedad somos complaciente con este esquema: porque son las clases de poder las que disfrutan del excedente, de una mayor libertad y del sadismo de oprimir a la gran mayoría. Porque, con el pasar los años, todos somos conscientes de ir ganando posiciones. - Y por supuesto que no queremos ceder ni un centímetro de terreno! Nos costó mucho sacrificio, esfuerzo y penurias llegar a nuestra ridícula posición social.

Con los niños se usa a menudo la metáfora del árbol: el árbol hay que podarlo y guiarlo para que adquiera la forma y dimensiones que nos resulten útiles. Así, el árbol, no es más que un medio para conseguir otros fines, y el niño no es más que un objeto a moldear.  Muy pocos se atreverían a dejar crecer el árbol sin más, olvidar la creencia de que el árbol necesita nuestros cortes, moldes, represión, recompensa... Muy pocos dejarían al niño aprender sólo, muy pocos confían en que el entorno en que vive el niño sea motivador: Un Mundo lleno de guerras, corrupción, violencia, droga, sexo, música, juegos...

Guiar, podar, acotar, encasillar... también deja sus traumas, cicatrices, heridas...

Me indignó leer "el plan educativo del centro" (carta de servicios educativos, compromiso de la familia y plan de convivencia): sus normas, leyes, el modelo de ciudadano demócrata a conseguir. Eso sí: no sólo usando la represión... también la motivación! Para que los niños se sientan atraídos por un cierto estilo de vida que premia con dinero y ocio el sometimiento a sus preceptos: el trabajo duro, reinvertir el capital, relacionarse con los de su estrato social o superior, cumplir la ley... formarse para conseguir un empleo. -¿Quién no quiere un empleo hoy día? Una paga, una seguridad, un piso con televisión e internet...

Y no deja de ser paradójico que, en una sociedad tan individualista como la nuestra -que confiere tanta importancia al individuo y su "libertad"-, se reprima, castigue y dirija al niño desde su más tierna infancia. Quizá porque lo importante no es tanto el individuo como el que permanezca individuado, aislado. Con la intención de que no surjan otros grupos, asociaciones o bandas, al margen de las instituciones.  La organización predominante debe ser capitalista, las leyes de los diferentes Estados deben garantizar la seguridad de las transacciones y cubrir los vacíos del Mercado. Aún así, el Individuo goza de un cierto margen de libertad: lo llamamos ocio.

Adoctrinamos a los niños para que amen nuestro mundo, desarrollen una profesión y puedan integrarse en el sistema de trabajo/ocio. Así que nos esforzamos por matar su imaginación, reprimir su búsqueda del placer e inculcamos lo que nos hemos visto obligados a aceptar por la fuerza. Nos asusta y nos contraria que no sigan nuestras órdenes.
Les entregamos a las instituciones, con sus ejércitos de docentes que: saben exactamente dónde están los límites, las actitudes que hay que fomentar, ignorar y reprimir... En una visión cartesiana del humano, el humano-máquina, el obrero, comerciante, emprendedor...

No solemos hablar de felicidad... de otros Mundos posibles... mejores...
Hablamos de trabajar por proyectos... pero los proyectos vienen dados... desde la editorial... desde el funcionario... hay que respetar el timing, el dead line, los objetivos...

Era el plan educativo del centro de mi hija, pero podría ser el de cualquier otra entidad. Porque también las familias somos como describía ese plan: unas tienden a ser motivadoras y, otras, más bien represoras -sin llegar a la violencia física, que también las hay-. Todos tenemos nuestra idea de bien, un puñado de modelos en los que encajar a las despreocupadas criaturas, unos límites que no les permitimos atravesar, unas cuantas cosas que queremos que aprendan... Todo eso que forma parte de nuestro Ser en el Mundo, de nuestras vivencias y experiencias... todo aquello que nos gustaría transmitirles...

Pero los expertos en educación se llevan nuestros hijos al colegio, para que aprendan lo que dicta el plan educativo, para que los chavales estén entretenidos mientras los progenitores trabajamos... Si tienes que invertir la mayor parte de tu tiempo trabajando, entonces es que no has sabido desarrollarte socialmente y no estás preparado para hacerte cargo de la educación de tus hijos.


Será la pereza, la vagancia, que nos impide tomar las riendas de nuestras vidas?
Pero el árbol no tiene pereza, él va creciendo, sin prisa. Donde germine se irá haciendo hueco. Como la higuera de la imagen, que ya ha sobrepasado la altura de las cabras y ovejas, a las que ahora da sombra a pesar de que se lo agradecen mordisqueándola.

Además de leer el "plan de educación del centro", hacía unos días que había visto el documental "La educación prohibida"... Mientras escuchaba "Los niños del parque":


************

Cuando bajé al cercado de las gallinas me encontré un gallo muerto.
- Vaya! - Pensé contrariado. - Justo el que más me gustaba para dejar como semental.
Lo moví con un palo para averiguar la causa de la muerte... Estaba tieso y frío, debía llevar muerto al menos un día. Tenía la cabeza magullada, quizá se había peleado con el otro gallo -el que pensaba matar para hacer un arroz-.
Pasaron un par de días y volvió a aparecer una gallina muerta. Esta aún no estaba tiesa. No era normal tanta muerte en tan poco tiempo. Fui más exhaustivo en la autopsia. Tenía un pequeño orificio entre el muslo y el estómago, parecía de un balín de plomo. - Lo que habrá sufrido la pobre antes de morir - Me dije entristecido.
Así que empecé a atar cabos: unos días antes había visto unos niños, de entre 9 y 12 años, con una escopeta de plomos... - Estarán cazando pájaros - Y no le di más importancia.
- Qué difícil es matar los pequeños y rápidos pájaros con una escopeta de balines. Pero... ¡Las gallinas no tienen la culpa de vuestra mal calculada ambición!

lunes, 20 de junio de 2016

Haber estudiado

Eres poca cosa,
estás desenfocado
"becoming a gost"...
Siempre rodeado de mierdecillas,
esas chorraditas
que se guardan en un cajón,

un cajón de sastre:
fotos,
dibujos,
poemas,
semillas,
drogas,
monedas...

En el ambiente se percibe:
Una total y absoluta falta de ambición.

Quizá son los hijos
lo más importante,
lo desplazan a uno al rincón oscuro,
al cuarto de escobas.

Y uno sabe lo que debe hacer,
no necesita ningún patrón,
ningún pastor.
Actúa por necesidad.
Todos los días manguera en mano,
apagando fuegos.

Yo creo en el esclavismo,
y en el gobierno de los más sabios,
de los que aprueban sus exámenes.
Pero también de los mercaderes y propietarios.
Los que se saben superiores:
los que emprenden y arriesgan,
los que lucen mucha jeta y escasa paciencia.

Los que con gesto serio señalan el deber
mientras avasallan con prisa y desprecio

a los otros:
los oprimidos, marginados,
sin títulos... sin papeles
¡Que hubiesen estudiado!

Concienzudamente filtras los argumentos
para legitimar tu estatus de mierda,
de mierdecilla...

miércoles, 16 de marzo de 2016

Costumbrismo de finales de invierno y documentales de la 2

Te levantas cualquier día de finales de invierno. Es temprano, justo asoman los primeros rayos de Sol tras la lejana sierra. Huele a humo de leña  y pan recién horneado. Llegas a la panadería de la Cooperativa. Intercambias unas palabras con el personal, que conoces de toda la vida (aunque sólo sea de forma somera). Vuelves a casa, a desayunar unas tostadas con ajo, tomate, aceite de oliva virgen extra y embutido de la última matanza (o quizá jamón de la de hace cuatro).
Son las 9:00 AM y te pones a currar. Ha llovido en las últimas semanas. Desde la ventana, la hierva está verde y salpicada de florecillas. Las mimosas y almendros lucen ya atuendo de primavera, amarillo o blanco tirando a rosa, respectivamente. Las cigüeñas vuelan ajetreadas buscando alimentos y materiales para su nido. Las primeras golondrinas han llegado y, en las zonas fluviales, los patos levantan el vuelo al menor ruido.
Las hogueras salpican la montaña del Castillo: Son los olivareros quemando el "ramón". En los llanos, los tractores hunden el arado en la tierra, ahora que está húmeda y tierna. Los hortelanos inician la siembra de las patatas. Los cazadores se preparan para enfundar sus armas y dejar que los animales procreen.
Los días son más luminosos, las tardes se alargan y todos anhelan y disfrutan la puesta de sol, el reposo del guerrero...

Cigüeñas reposando sobre un trifásico poste de la electricidad. Herrera del Duque 17 de Marzo de 2016


Los pequeños detalles de lo cotidiano, de una vida rural. De una vida conectada con la Naturaleza, aunque solo sea como telón de fondo, como eso que se da por hecho, que siempre está ahí, como fuente inagotable de recursos...

****************

Con una similar mirada costumbrista al pueblo de Villafáfila comienza este documental de "El Escarabajo Verde": con el planteamiento de que toda vida transcurre en un espacio físico y un tiempo, en un entorno. Y, el entorno, puede ser rural, natural, bello, divertido... Y aburrido también, con un aburrimiento relajado, tranquilo, espacioso, creativo. Porque no puede uno estar continuamente asombrándose de lo que le rodea, acosado por estímulos cada vez más fuertes?

Así, el Escarabajo Verde, primero nos revela algo de lo que no estábamos siendo conscientes, aplicando la lupa y el microscopio a las pequeñas cosas de lo cotidiano, ensalzando lo que de exclusivo tienen respecto a lo global y uniformado de las sociedades occidentales.
Una vez establecidas las premisas, se hace necesario formular la inferencia: otorgar una intención, una moraleja, una proyección hacia el futuro, hacia los futuros posibles:
Plenamente conscientes del amor a Villafáfila y el entorno que la rodea, llega el momento de preguntarse  si ¿De verdad deseamos dejar todo esto desaparecer (abandonar, urbanizar, tecnificar)?
Durante la primera parte del documental hemos paseado por sus calles, conocido sus vecinos, su entorno y su relación mutua. Así que, ahora forma parte de nuestra vivencia (como espectadores) y, por supuesto, de las vivencias de sus habitantes, padres, ancestros... Todo podría quedar transformado y olvidado a cambio de una cierta idea de progreso. "Por un puñado de dólares": los que van buscando los jóvenes a las grandes ciudades.
El éxodo rural de los jóvenes se ve acompasado por cambios en el entorno de Villafáfila. Y es que, las observaciones sistemáticas de las aves migratorias que pasan el invierno en las lagunas cercanas, revelan que está disminuyendo su número y que, además, están cambiando sus costumbres. Probablemente, debido al calentamiento global y al desplazamiento de las zonas cálidas más al Norte.

El calentamiento global es una consecuencia colateral de nuestra forma de dominar y someter el Medio, de nuestro macro-comportamiento (el del espectador, el del documentalista, los habitantes de Villafáfila y el resto del mundo desarrollado hacinado en grandes núcleos urbanos). Así que, es algo que depende de todos: de un estilo de vida basado en el comprar, usar, tirar y de un anhelo egoísta e infantil de continuo crecimiento.

Seguramente no queramos ver desaparecer Villafáfila, pero nos vemos abocados a ello. Porque lo malo de las decisiones que requieren de la implicación de la sociedad global es que: llevarlas acabo no depende de si el motivo para el cambio es cierto o falso, si está científicamente testado o no, si es técnicamente viable o no... Es necesario construir una cultura, un sistema de creencias (mitología) que avalen, que permitan un comportamiento público conservacionista sin ser tachado de loco o idealista.

miércoles, 9 de septiembre de 2015

El verano: Arte y tradiciones


En el verano uno se relaja, le baja la tensión y disfruta con los diferentes teatros y excesos institucionalizados (forjados por sedimentación durante siglos de historia).

Los toros
José Garrido - Plaza de toros de Herrera del Duque - 14 de Agosto de 2015

No soy el más aficionado a la tauromaquia, pero me gusta el espectáculo. Disfruto cuando sale bien: cuando música, toro y torero representan su peligrosa y sobrecogedora danza de muerte; cuando la espada desgarra rápida y profunda la vida del animal.
Sufro cuando sale mal: cuando el toro no puede soportar con bravura el dolor, cuando queda corto de fuerzas, cuando no entra al trapo, cuando la muerte se prolonga...
El toreo está lleno de contrastes, de gloria y abucheos; de incertidumbres, personalidad y animalidad...
Hay mucha gente en contra de esta forma de arte:
  • Porque se mata al animal públicamente. Y la muerte es algo que debe ocurrir en privado, con pena, indolora, aséptica...
  • Porque la gente que asiste disfruta con el espectáculo y es completamente amoral disfrutar con la tortura y muerte de animales.
  • Luego hay otros que lo ven como símbolo de la opresión y conquista cultural de un Estado demasiado grande.
A mí, estéticamente, me fascina: la fuerza del toro, la fragilidad del torero y su "paquete", los colores, la sangre, la música, el público atento (sobrecogiéndose, aplaudiendo)...
Es una forma de contacto con la naturaleza, de encuentro con la vida y con la muerte, con todo lo que nuestra sociedad tecnificada expulsa a los suburbios y entierra en el subconsciente.
También me causa sentimientos encontrados, porque quiero ser normal, aceptado en la mayoría de círculos sociales. Y la norma parece tender hacia el precepto moral de ampliar los derechos humanos al mayor número posible de seres vivos... Claro que, los derechos humanos, son sólo una declaración de intenciones... Y, aceptar preceptos morales, solo porque es main-stream es un tanto banal.

La religión católica
Virgen de Consolación - Herrera del Duque - 28 de Agosto de 2015

Lo he ido dejando caer: aceptar preceptos morales, sin cuestionarlos, no es propio del adulto libre. A la religión le gustan los niños, adiestrar desde pequeños para someter y ampliar su comunidad, hacerse cada vez más fuerte...
La religión católica tiene feos detalles, porque utiliza la culpa y el miedo para extender su influencia...
Sí, vivimos en una sociedad individualista, que no casa con el concepto de rebaño defendido por la Iglesia. Pero también es cierto que existen otras formas de crear comunidad entre personas libres...

Estoy un tanto resentido con el catolicismo: me costó mucho desprenderme de sus "mandamientos", su culpa, sus mitos, su represión-normalización de la sexualidad...
Aún así, también me causa curiosidad: todo el arte, la literatura, el imaginario, la capacidad de congregación, el dolor, la negación de la muerte, la forma en que todos lo toman en serio.

A finales de Agosto, la Virgen de Consolación viene desde la ermita hasta el pueblo, y se queda en él durante 9 días. Es un acto muy solemne y somos muchos los que nos reunimos para recibirla. No puedo evitar acordarme de la fábula de "El traje nuevo del emperador": porque no deja de ser una figura muy bien ataviada a la que muchos atribuyen propiedades psico-mágicas.

El ganado
Ovejas paridas alimentándose de pajas, para criar corderos sanos y jugosos - Puerto de los Carneros (La Siberia) - 2 de Agosto de 2015

Los humanos crían animales como alimento. Llevan milenios seleccionando y moldeando los más jugosos y dóciles. En una doble acción: represión de lo impredecible, lo áspero, lo esquivo; y potenciación de lo apetecible, lo manso.
Y nos hemos vuelto como los animales que nos alimentan y acompañan. La religión católica llama a sus simpatizantes abiertamente "rebaño". Así que, el ganado bravo es un anacronismo, un vestigio de lo salvaje, como la terminación de nuestra columna vertebral que otra vez fuera un rabo.

Con los festejos taurinos surge la polémica, los animalistas atacan con sus valores a los asistentes: los llaman paletos, salvajes, cavernícolas...
Y estos ataques denotan un montón de contradicciones: porque el paleto, el que vive en los pueblos, es el que realmente cuida de los animales y las plantas, al que le preocupa que ese mundo rural siga existiendo, porque quiere vivir en él y de él.

Es verdad que la mayoría de la población vive en las ciudades y que, en una democracia, tienen todo el derecho a convertir sus valores morales en leyes, y con ello someter lo rural a su lógica de maximizar el beneficio, de utilizar la Naturaleza como una fábrica de alimentos, energía o parque temático... Ante esa lógica aplastante, no se puede anteponer lo bello, lo tradicional, lo divertido, lo imprevisible, lo arriesgado, lo no controlado...

El torero es un atleta: ser un buen torero requiere una férrea disciplina y decisión para dominar la técnica. Pero para ser realmente bueno, hay que aportar algo más: la estética, la autenticidad, lo que le destaque del rebaño, lo que emocione. Todos estamos sometidos a férreas disciplinas (más bien coacciones) para "ganar las habichuelas", pero no se espera de nosotros ninguna autenticidad, solo productividad...

martes, 26 de agosto de 2014

retorcidas

Aquí, en el pueblo, hay una Dehesa de Encinas centenarias. Contorsionistas en formas inverosímiles. Pasear por ella es toda una experiencia -pasear entre árboles maduros siempre lo es-. Cierta atmósfera de magia e incredulidad te atrapa: ¿Cómo son posibles en un suelo tan agreste? ¿Cómo sobreviven a podas salvajes, heridas de muerte...? Retorcidas de dolor, y aún así, proyectándolo en apacible sombra y abundantes bellotas.


Sí, la Naturaleza es irregular... y generosa. Dedicamos tremendos esfuerzos para someterla a la línea recta, a nuestros esquemas simplistas y ritmo acelerado. Siempre con resultados erróneos, con acciones violentas y reacciones tardías.

Así que acabamos implorando a Dios. Porque no puede ser que la Naturaleza se nos escape de las manos. Debe haber algo superior, algo como nosotros... pero más grande y misterioso. Una invención que sirva para todo: que perdone al poderoso y que llene de esperanza al pobre... Ardua tarea la de los teólogos. Uno ya no sabe si la tendencia a ser gobernados es fruto de siglos de entrenamiento o un gen social que nos condiciona como hormigas: ser reinas o esclavos.

Con todas las historias que forman parte del imaginario occidental y toda nuestra ciencia: ¿Cómo es posible que ese cuento de negación de lo humano y lo natural siga teniendo quien lo tome en serio?

Así que, el catolicismo, nos somete a la tiranía de la fe, nos corta las ramas y nos retuerce como las encinas de estas dehesas. Pero en lugar de sombra, proyectamos odio: hacia la tierra agreste, que arañamos y exprimimos con violencia en busca de frutos exóticos, dinero... En constante lucha por un porvenir ilusorio, irreal, de muerte ¿Es por eso que se dice que el catolicismo es una religión nihilista? Promete un cielo que solo es posible alcanzar tras consumir la vida. Riquezas que solo llegan tras la entrega a la ley del esfuerzo y el crecimiento, hasta los límites de lo insostenible. La negación adherida a todas las creencias, también al capitalismo.

Yo prefiero el mundo real, el que perciben mis sentidos. Claro que, si te rodeas de lo monótono, el gris, humo, prisas, metal, papel... Quizá sea preferible una religión nihilista.

De pequeño, el único contacto que tenía con estas viejas encinas, era en los días de Navidad, cuando se hacía una gran hoguera en la plaza del pueblo con el tronco de una de ellas. Ardía durante todas las fiestas.
Tantos años de historia no pueden borrarse demasiado rápido.
Las dehesas son terrenos singulares, gestionados por todos, puestos en común... Al salir de la iglesia "el tronco" ardiendo era punto de encuentro, donde calentarse el culo, las manos y jugar a descubrir lo inflamable de los diferentes materiales. Con el pasar de los días el gran dinosaurio se iba consumiendo.
Las encinas crecen tan despacio... Al contrario que pinos y eucaliptos, de los que hay numerosas plantaciones. Quemar madera...

Así que, iban a morir al pueblo, cerca de la iglesia. Cuando la muerte ronda cerca, el miedo se intensifica y muchos se arriman a Dios. Esperando una segunda vida. Sí, en la vejez volvemos a las fantasías, como cuando éramos niños y creíamos que podríamos volar... como Super Ratón.

jueves, 22 de mayo de 2014

Las voces de la autoridad y la experiencia

En la adolescencia, y también en la post-adolescencia, siempre había odiado que tomaran decisiones por mí, o me dijesen lo que está bien o mal (-¿Qué pasa? ¿Pones en duda mi capacidad lógica para llegar a conclusiones acertadas?-). Así que, como reacción a tan irritante práctica, me propuse llegar a la cúspide del Poder y decir a todo el Mundo lo que debía hacer... Pero me quedé en lo más bajo de la pirámide. Y sólo cuando vinieron los hijos, y aquellas otras personas menos experimentadas en las áreas en que me había especializado, fue que me tocó decidir por otros... Asumir el papel de dictador, represor. Me sentía cómodo: si alguien me preguntaba algo que no sabía o comprendía (pero yo sí) le contestaba, y ya está! Si había que tomar una decisión rápida la tomaba, y punto!
Me había convertido en aquello que no quería ser. No había sido algo voluntario, simplemente me había tocado asumir el rol (en áreas muy específicas).
-"Sin comerlo ni beberlo llegué a ser el experto de un barrio llamado..."

Ante este batiburrillo de: normas morales, gente rápida, decisiones, ostentadores de poder, especialistas, represión... A uno, en ocasiones, no le importaría meterse en el caparazón del débil, volver a ser un niño y que lo lleven de aquí para allá (mientras alimenta el odio interior hacia todo aquello que escapa a su control)... Y claro, las sonrisas nunca llegarían, o sólo de forma pasajera.

Al ir adquiriendo independencia, el odio hacia el Padre represor, se orientó hacia "la autoridad" en la edad adulta. Y no es de extrañar que se desee la muerte de políticos, banqueros, legisladores y sus defensores... Los que ejercen de forma arbitraria su Poder sobre los demás, sin que cuenten con la aprobación del pueblo: simplemente les tocó asumir ese papel, las circunstancias les empujaron, porque era lo más cómodo, porque ¿Qué otra cosa sabían hacer?, porque ya nacieron así (como el rey)... Se especializan en eso, en mantenerse en esas posiciones, sin ninguna otra finalidad, solo el beneficio propio (la pasta, la fama...).
Así que no se han ganado la Autoridad, por eso no la ostentan, lo único que tienen es Poder, que defienden con violencia, apoyados por la ley y la injusticia, que argumentan con el miedo (a la delincuencia, la barbarie, la exclusión, los otros, la crisis).

Así que, cuando estos parásitos del poder intentan convertir en leyes sus juicios morales, o cuando intentan imponer a todos su idea de bien... Sólo queda lugar para el rechazo.
Una cosa es cumplir la mayoría de las leyes y algunas de las convenciones morales. Y otra, pretender que no se puedan discutir o expresar desacuerdos públicamente (en un país libre, un Estado de derecho).
Esto venía a raíz de los intentos, por parte de cargos en el Poder, de reprimir manifestaciones de júbilo porque un cargo público/político había asesinado a otro... Si es una gran suerte que lo hagan entre ellos! Es como una revolución, pero sin necesidad de bañar al pueblo en sangre.

Y claro, todos tenemos miedo a las revoluciones, las crisis, el cambio... Por eso votamos siempre lo mismo y sentimos respeto por nuestras instituciones... El fetiche de la democracia, eso que tanto nos costó conseguir, que lo llamamos así, pero no lo es, porque está claro que el Poder no está en el pueblo: que no participa de él... ni pincha ni corta.

Y como cantaba Def Con Dos en Dogmatofia (en un contexto un tanto diferente):

....
Me niego a seguir fingiendo
respeto por tanta chorrada:
Tu credo, tu mito, mi dogma,
tu ley sagrada, mi ley pagana. 
Tus ídolos cagan blando
y te tragas a gusto su gran estafa.
 ....
No creo en ti.
Dogmatofobia
Porque ya no creo en mi.

Este fin de semana hay erecciones europedas. Es algo oscuro... Como el Libre Mercado o el Padrino: esa mano invisible que mueve los hilos y hace que todo funcione de forma eficiente, estable. Así que, todos los impotentes y frígidos, estamos convocados a secundar con nuestro voto los participantes en tan pornográfico congreso.

miércoles, 25 de diciembre de 2013

De la ciudadanía al paisanaje

Esta semana he visto "Los edukadores": Una película moralista sobre el capitalismo. Un tanto larga, en ocasiones demasiado explícita y cándida. Pero aborda una temática interesante -sobre todo para los que nos gusta cuestionar el estilo de vida dominante en el mundo "desarrollado"-. También tiene diálogos y citas molonas, a mí me hizo "tilín" la siguiente:
-El miedo es una droga alucinante. No dejar que el miedo te controle, usarlo como motor, requiere práctica. Colocarte en una situación en la que te mueres de miedo. Al principio te entra pánico, pero al cabo de un rato empieza a funcionar el sistema de autoprotección del cuerpo, y cada vez te atreves a hacer más cosas. Acabas superando tus límites y te sientes capaz de cualquier cosa.

Claro, que yo la estaba pensando (la cita) en otro contexto, en mi contexto, en el de emprender un gran cambio. Un cambio que lleva a la realización de los deseos, a poner en práctica lo teorizado durante años. Y, ahí es por donde entra el miedo: romper con la rutina, dejar de conformarse, volver a empezar, construir nuevas costumbres, incertidumbre... Umm... Bien mirado... resulta una aventura alucinante! Y como en la película: con el trasfondo de un trío amoroso. Con amor todo resulta más estable y acogedor.

Supongo que son esos contrastes lo que hacen de la vida algo más sabroso: del miedo, a la realización -pasando por la tensión-. Del desconocimiento y la incomprensión, al amor.
Al final, lo que hacen los protagonistas de "Los edukadores" es: saborear la vida. Frente al señor capitalista, que se ha limitado a adaptarse al medio, víctima de la monotonía y las obligaciones del dinero.


Lo que está bien en una peli, o una novela, resulta más difícil de argumentar en la vida real. Vivimos en un mundo de creencias, ideales, miedos... La mayoría de ellos se han adherido a nuestras vidas por herencia, por contagio... No son obligatorios, simplemente los asumimos: nos dejamos arrastrar por la inercia, claudicamos ante lo repetitivo, lo que viene de antiguo, desde arriba, o lo que se muestra machaconamente en la TV.
Así que, te acomodas y vas posponiendo el momento de asumir tu mayoría de edad, cuestionar la autoridad y decir: -¡Hey! Que yo también cuento, que yo también tengo mi idea de Bien! -Yo también puedo dictar normas morales!- Y, por supuesto, tengo derecho a intentar una vida mejor: acorde a mis ideas, experiencias y creencias.-

Romper con todas las incomodidades e injusticias a las que te has ido sometiendo y acostumbrando... hacia otros mundos posibles...

En un arrebato de autosuficiencia, te decides a dejar la ciudad, "echarte al monte"... Y, como en "La cabaña del fin del mundo", arrastrar a tu familia contigo. Dejas de fantasear con una carrera profesional meteórica (saltando de multinacional en multinacional), el todoterreno para llevar los niños al colegio (el más privado y caro), escapadas a rincones con encanto, vacaciones a paraísos exóticos, lo último en gafas de pasta... Fantasías que no son tuyas y que nunca te interesaron lo más mínimo. Agudizas el ingenio, para explicar que no es por el dinero, que crees que se puede vivir de otra manera... más sostenible, más implicado, más auténtica... lenta, sin humos ni malos humores.

Das gracias a todos los Dioses por no desear las mismas cosas que todos desean, por ser un bicho raro. Y redoblas los esfuerzos para que siga siendo así.

Observas "conmovido" las encinas, alcornoques y quejigos. Te recreas en los sonidos del campo. Sientes que la Naturaleza además de hermosa es poderosa. Y piensas: -¿Por qué nos empeñamos en hacer del Mundo algo tan feo?-

Como siempre, te mantienes en lucha: contra Padres represores, que no sólo ven peligrar su sistema de valores, sino su autoridad, y dicen que no entienden, que lo que tienes que hacer es "lo otro". Madres protectoras: -Que arriesgas demasiado y estás siempre en las nubes-. En fin: Padres y Madres que no son los tuyos...
Y tú, erre que erre, que querer es poder, que si ganan los demás, tú también ganas! Ubuntu! Que de otras peores saliste. Que, después de todo, no arriesgas nada, porque lo importante (lo amado) lo llevas contigo; que eres como el junco que se dobla, pero siempre sigue en pie.

sábado, 24 de agosto de 2013

Autoayuda

Cuando uno está perdido, inseguro, o pergeña planes que no tiene ni idea de cómo abordar... Busca el apoyo de los demás.
Si nadie es sensible a su circunstancia, entonces busca un libro de autoayuda -algo que le permita huir de los miedos y prejuicios, para construir un plan racional... o un plan sin más-.

No suelo leer este tipo de literatura. Supongo que habrá muchos subgenéros: de corte místico, psicológico, científico, ancestral, económico, emocional, ...
En general, nos acercamos a ella cuando los problemas planean acechantes sobre nuestras cabezas -o directamente han bajado a picotearnos los ojos- y buscamos una solución rápida.
Apuramos hasta el final: —Porque cuando las cosas van bien... ¿A quién le importa la autoayuda! 
Aunque no todo es reacción (las circunstancias nos colocan en una encrucijada, entonces buscamos una solución), también está la acción (los que buscan incansables la mejora personal, nuevas metas y proyectos; y necesitan fuentes de inspiración para abordarlos).

Para mí, los libros de autoayuda siempre han tenido un punto de pretenciosos y simplistas. No son literatura, ni trabajos científicos, más bien: un batiburrillo de muchas cosas. Al modo del tutorial, o guía rápida, para la instalación de un programa informático -cómo echarlo a funcionar y hacer las operaciones básicas-. En ocasiones es justo lo que necesitamos: —Por algún sitio hay que empezar-. Pero cuando hablamos de nuestra propia persona, no es como el GIMP -que lo abres una vez cada dos años para retocar una foto-, sino que nos necesitamos continuamente.
Así que, es difícil encontrar soluciones rápidas a problemas complejos, como es difícil conocer y utilizar todas las funcionalidades de un Sistema Operativo. Hay que dedicar tiempo, experimentar, reflexionar... —¡Conócete a ti mismo!

Yo nací de culo y prematuro... Al cambio, soy una persona normal. Lo que me lleva a pensar que en la vida existen muchas opciones posibles... tantas que nos abruman.
Con suerte, tendremos un entorno tolerante y animoso, que nos conceda libertad a la hora de tomar decisiones, elegir lo que nos apetezca, lo que nos pida el cuerpo.
Con el tiempo, quizá, adquiramos el suficiente conocimiento de nosotros mismos -y de lo que nos rodea- como para poder valorar de forma realista las consecuencias e, incluso, ser capaces de prever.

Se requiere dedicación -no necesariamente esfuerzo o sacrificio-. También cierto valor, quizá inconsciencia: porque somos animales gregarios, de costumbres; los miedos nos atan bien corto, nos inmovilizan -si está funcionando no lo toques-.

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Un día, una empresa americana compró a otra -también americana-. Y el trabajo que habían estado desarrollando durante meses los ingenieros de una pequeña compañía española, se perdió bajo toneladas de bits polvorientos, en un servidor de cualquier rack.

En un mundo al revés todo sería distinto: el trabajo tendría sentido y aportaría un bien; la especulación sería objeto de burla y la opulencia el peor de los males.

Cuando hasta las cosas más serias -a las que se dedica tiempo, esfuerzo, ilusión y en las que se compromete a otras personas- pueden caer en el olvido y ser desechadas sin más; uno se da cuenta de que las personas serias -las que negocian, las que cohercionan y, con gesto grave, deciden lo que está bien y lo que está mal-, en realidad, no son más que malos actores intentando agradar a alguien o algo, que siempre está por encima, y es ciertamente difuso.
Así que, a las personas serias no les importa la autoayuda, no tienen ningún interés en ellos mismos, y lo que marca su rumbo les es totalmente ajeno (lo que está por encima, los recursos que tienen que gestionar, lo que se espera de ellos, ... estrategia).
Por tanto, en la vida se puede hacer cualquier cosa. Cualquier cosa, excepto dejarse avasallar o ningunear por los criterios meramente circunstanciales de las personas serias, que sólo buscan un beneficio externo a ellos mismos -que escapa totalmente a tu control y que ni tan siquiera alcanzas a intuir-.


En un mundo al revés, los libros de autodestrucción serían los más vendidos. Y las estrategias de mercado una 'rara avis'. Y, por supuesto, no serían necesarias notas discordantes...

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Es parte del vivir antinatural, del llevar la contraria a lo que somos, intentar fabricar lo que ya está dado en la Naturaleza: que acaba resultando imperfecto y conlleva la fabricación y adquisición de otras cosas para suplir esas deficiencias. Y así en en una espiral de consumo-compra, que no sólo acaba con aquel aspecto de la Naturaleza que pretendíamos suplir con nuestro invento, sino con toda ella.
En los bebés resulta muy notorio: para no dar el pecho lo canjeamos por el biberón, que lleva inevitablemente al chupete. Para no llevarlo encima, lo metemos en un carrito, que necesita infinitos complementos para los diferentes fenómenos meteorológicos.
También se deja ver en la agricultura, la ganadería, la alimentación... y la complejidad de la química necesaria para adaptar la producción de la Naturaleza a nuestras economías de escala.

Así que todo acaba violado,
como esas frías mujeres
de tantas películas:
Mononoke, Trinity, Beatrix Kiddo...
a la captura de su lado devil.
Como si fuese necesario demostrar
que también son personas,
imperfectas,
como todxs.

No, no somos como el junco:
que se dobla pero sigue en pie.
Tenemos un ávido instinto de muerte.

Desconócete a tí mismo!
Aliénate y también lo que te rodea.
Deconstruye, desmiembra:
química, mecánica, electricidad...
Hasta que el espejo en que te miras
sea solo una montaña de escombros.
Hasta que no quede auto reconocimento,
ni entorno, ni ayuda posible...
solo la nada.



sábado, 25 de mayo de 2013

Publicidad -subliminal- Propaganda y pasividad como idea de Mal: de Aristóteles a Kant.

Viendo el último programa de La Noche Temática acerca de la publicidad y la publicidad subliminal, en ocasiones se sugería la idea de que esta última era ilegal. Pero a mí no me interesaba entrar en temas legales, me quedé un paso por detrás, preguntándome: ¿Por qué está mal (moralmente) la publicidad subliminal y otros tipos de publicidad no?
Todos sabemos que la publicidad -normal y corriente- no refleja la realidad, que se hinchan los virtudes del producto para convencer, confundir, atraer, seducir... que tiene algo de inmoral.

La publicidad engañosa es universalmente reconocida como algo malo, incluso ilegal; sobre todo en productos que interfieren en la salud.  No se puede decir que un producto es saludable si está hecho a base de grasas saturadas y azúcares refinados -aunque le añadas trazas de leche y lo pintes de verde-; o anunciar pastillas adelgazantes sin nombrar las contraindicaciones.

Luego está la publicidad perversa: Que no es ilegal, pero podría herir el buen gusto o la moral de la sociedad, o de ciertos colectivos. Por ejemplo publicitar coches potentes con mujeres despampanantes, o todo-terrenos con niños superseguros y supercómodos en sus sillitas... Aunque lo que anuncias es un coche, no una chica fácil o una familia unida.

Yo siempre he tenido la intuición de que la publicidad es mala, veneno...  Que hace mucho tiempo que superó su función original: Informar a los posibles interesados de la existencia de un producto o servicio. Y, como muchas de las cosas que se han pervertido en esta sociedad de consumo, la clave parece estar en la pasividad del destinatario.
Hoy día, con Internet, tenemos la oportunidad de ser activos en la búsqueda de información, de los productos que estamos interesados en comprar, incluso de participar en debates sobre política. Pero nada de eso ocurre en la realidad, o al menos a nivel de masas. Al contrario, la masa sigue siendo pasiva, se sienta delante de la tele o del ordenador a engullir lo que los mismos grupos de poder de siempre ofrecen. La publicidad acaba siendo propaganda, propaganda de un estilo de vida y de las tendencias predominantes. Y la propaganda es agresiva, lo inunda todo, es imposible eludirla. Los que se dedican a incrementar su efectividad son verdaderos acróbatas, que deben captar la atención del consumidor durante los breves segundos que éste es capaz de fijarla en algo.


Me planteé usar el "uno dos" de la filosofía (Aristóteles Kant) para, desde el punto de vista de otros autores, poder valorar moralmente la publicidad.

Kant sostiene que hay que obrar según el Deber. Y, para ayudarnos a dilucidar cuál es nuestro deber en cada ocasión, redactó sus imperativos categóricos. Según una de sus formulaciones -"Obra de tal modo que uses la humanidad, tanto en tu persona como en la de cualquier otro, siempre como un fin, y nunca sólo como un medio"- resulta muy difícil argumentar la bondad de la publicidad. La publicidad la hacen unos colectivos dirigida contra otros (sectores de mercado), con lo que en su mismo origen está dividiendo la humanidad. No niego que no haya publicistas que comprarían lo que anuncian, o que crean que sus servicios aportan un bien al conjunto de la humanidad, pero al estar todo viciado por el beneficio económico, el consumidor (la humanidad) acaba siendo un medio para conseguir ese fin (la pasta, la guita, el dinero). La misma palabra "consumidor" deshumaniza y convierte a las personas en medios.

Según Aristóteles, hay que obrar con el fin de alcanzar el Bien, ser un hombre bueno. Quizá en la Grecia de Aristóteles era más sencillo saber quién era un hombre bueno. En general, éste debía poseer ciertas virtudes: moderación,  justicia, valentía, prudencia... Aunque tratándose Aristóteles de un gran pensador, para él primaba la Sabiduría, incluso por encima de la actividad política (a los antiguos griegos les chiflaba reunirse y debatir sobre qué era lo mejor para la comunidad).
Pero la imagen que transmite la publicidad, poco tiene que ver con estas virtudes que Aristóteles atribuía al hombre bueno. Estoy pensando, sobre todo, en la moderación: La publicidad elogia el exceso, el comportamiento compulsivo e irreflexivo. Los anuncios parecen decirnos: -"Lo que te estoy contando es verdad, compra y disfruta. Y ya está!!". Y desde luego no tienen nada que ver con la política -entendida ésta como un diálogo para tomar decisiones conjuntas-, va dirigida al individuo, que compra el producto para sentirse parte del conjunto de los consumidores, pero permaneciendo aislado, independiente, solo, enajenado, insatisfecho... volviendo a consumir para tratar de superar momentáneamente la infelicidad. La sabiduría no pinta nada, incluso algunos anuncios como el de "Yo no soy tonto" parecen reafirmar la idea de que, por norma general, el consumidor sí es tonto.


Así que, no importa si la publicidad es subliminal o no, la publicidad en todas sus formas tiene como fin aumentar las ventas y fomentar el hombre pasivo-consumidor. Tratando al conjunto de la población como una variable estadística.
Quizá, lo que no nos gusta: es que lo subliminal nos pasa desapercibido y, cuando nos lo muestran, nos damos cuenta de que sí somos tontos.
Si en medio de la película nos cuelan un fotograma que dice "¡compra un refresco!", está mal (aunque no sea muy efectivo -quizá si tienes sed te acuerdes de ir a comprar agua-). Pero también está muy mal asociar coches y mujeres guapas, dando a entender que si tienes un buen coche, o una camisa de la marca X, tendrás sexo seguro con mujeres voluptuosas. El segundo caso es explícito. Desafortunadamente, nos hemos acostumbrado tanto a estas tretas, que las hemos asumido como algo natural e incluso necesario, ya no nos indignan.

viernes, 8 de febrero de 2013

Corrupción, recompensa del oportunismo y espiral de malestar

Hoy he escuchado en la radio cómo unos cargos públicos (el alcalde de Barcelona y un diputado de CiU) se quejaban de lo poco que ganan los políticos y, que por esa circunstancia, se sucedían tantos casos de corrupción.
Los sueldos de estas personas son de dominio público, son sueldos muy altos, quizá un orden de magnitud por encima de la media, son privilegiados... Entonces, me quedé con cara de gilipollas pensando... - Esta gente vive en una dimensión paralela?? -
Ya no sólo porque a un porcentaje muy importante de la población le es indiferente la política (entre un 30% y un 40% de absentismo en cualquier tipo de elecciones españolas). Sino que además, un numero cada vez mayor de personas (desde que empezó la "crisis" y las políticas de austeridad), aborrece la clase política: la consideran un estorbo, una lacra, parásitos.
Lo que denotan estos comentarios es que los políticos son corruptos por naturaleza: Un individuo que se entrega a la actividad política en una democracia representativa, como se supone es la nuestra, y hace alarde de desear un sueldo que sólo se da entre las minorías privilegiadas es que: O bien representa a esas minorías, o bien sólo busca su lucro personal.

Vivimos en una sociedad de tremendas desigualdades. Desigualdades con las que somos complacientes cuando nos favorecen y de las que nos quejamos amargamente cuando nos son adversas.
Aquí podríamos distinguir varios ámbitos o escalas: A nivel global (Primer Mundo Vs otros ), a nivel estatal, regional, a nivel de sector productivo... hasta llegar al nivel individual y sus redes cercanas (familia, amigos, trabajo...).
Tendemos a demandar, o admitir, una mayor igualdad en los ámbitos globales. - No tiene sentido que por nacer en un país u otro se limiten las oportunidades de prosperar económicamente. - Es una afirmación que, quitando prejuicios racistas, todo el mundo estaría dispuesto a asentir, formaría parte del ideal liberal, del sueño americano! Una tierra de oportunidades para quienes quieran trabajarla. Otra cosa distinta es que exista una iniciativa política (iniciativa social coordinada) desde los países privilegiados para conseguir ese ideal.
Los que vivimos en el Primer Mundo somos conscientes de la gran suerte que supone haber nacido en el lugar adecuado, y no queremos renunciar a ello. Argumentamos esta arbitrariedad construyendo un imaginario de superioridad que va desde nuestros ancestros al origen de nuestra cultura, el esfuerzo de generaciones... Hechos que justifican la situación actual pero que que no la legitiman.

El lado perverso reside en que, ese mismo esquema de desigualdad in-justificada, se traslada a nuestras relaciones más cercanas: - Yo tengo más estudios y me merezco ganar más. - Yo he asumido más riesgos y por eso tengo más dinero. - Yo he trabajado muy duro, así que debo estar por encima de ti. - Yo he tenido que tragar mucha mierda, pisar muchas cabezas y lamer muchos culos para llegar a donde estoy. -
Las dos últimas afirmaciones podrían encuadrarse dentro del "a mayor esfuerzo mayor recompensa" (aunque la última con un sentido claramente peyorativo). Y las dos primeras "a mayor astucia mayor recompensa" (aunque uno puede intuir que tiene mucha importancia el partir de un contexto familiar y social favorable).
Una de las contradicciones de las teorías liberales es que: Aunque el ideal liberal dice que la mano invisible del mercado haría converger el sistema a una competencia perfecta y a la mayor de las eficiencias posibles. Al final, nos encontramos con que es imposible partir de una situación de igualdad de oportunidades, y que, estas desigualdades, en lugar de disminuir se acrecientan. Creando un sistema fundado en la injusticia, donde la recompensa (económica) no es proporcional al esfuerzo, las habilidades o la audacia, sino a una suerte de oportunismo y condiciones de partida que, además, no puede ser corregida mediante el ideal moral, porque cualquier comportamiento antimoral está permitido si revierte en un beneficio económico.

Esta arbitrariedad en la recompensa económica es fuente de malestar. Un malestar inevitable: Porque siempre existe el referente de alguien que gana más siendo un perfecto incompetente en cualquier área (de ahí el oscurantismo de las empresas a la hora de que unos empleados sepan lo que ganan otros y los salarios en función de la "valía"). Un malestar que se realimenta: Porque el beneficio económico justifica actos en contra del bien común y la justicia (de ahí la corrupción política y sus deseos de amasar más dinero que las clases a las que representan, puesto que son ellos los que se exponen a la opinión pública). La espiral del "y yo más", que no satisface al individuo ni nos lleva a un Mundo más justo.

martes, 13 de noviembre de 2012

Huelga general

- ¿Por qué hacer huelga? - Me preguntaba?
Porque es una forma de expresar mi descontento con la situación laboral actual.
Porque creo que la dirección en que está evolucionando la organización del trabajo es profundamente irracional: no responde a los deseos y anhelos de los trabajadores, ni tan siquiera de la mayoría de la población.
Porque muchos de los que quieren trabajar no pueden hacerlo.
Porque aún teniendo trabajo, no existen garantías de mantenerlo: cercenando  planes de futuro, sumiendo a la población en la incertidumbre y el miedo.
Porque los que organizan el trabajo no son sensibles ni conocen las necesidades y problemas de los trabajadores (me atrevería a decir que los consideran otra especie, los que producen, muy por debajo de los que gestionan, los que comercian).

Llevo días dándole vueltas al hecho de que vivimos en crisis, que se pide al pueblo (la clase obrera), cada vez mayores esfuerzos. Como si esforzándonos mucho todo fuese a ir mejor. Pero no parece que el fin sea producir más ¿alimentos, coches, casas..? EL esfuerzo, se dice, es para conseguir mayor competitividad en los mercados globales. Pero si ser más competitivos implica endurecer las condiciones laborales, disminuir las garantías sociales... en fin, adentrarnos en el malestar social, profundizar en las desigualdad de clases... Quizá no queremos ser competitivos, quizá prefiramos esforzarnos por obtener una sociedad más justa, con un reparto racional de las cargas laborales, donde nuestros hijos no vean el mundo como un lugar al que hemos venido a sufrir, para que otros vean satisfechos sus aspiraciones aristocráticas y de lucro.




Sobre la crisis del capitalismo regulado y el paso al capitalismo global:
[...] La filosofía económico-política que deviene hegemónica en la disputa por conducir la crisis es el neoliberalismo. Propugna ajustes estructurales que refuercen las posiciones institucionales del capital y debiliten el trabajo y la ciudadanía. Son políticas: desreguladoras de los mercados internos y externos, en particular, del mercado de trabajo, con el fin de crear excedentes de trabajo y flexibilizar su uso en los mercados y empresas, denunciando los pactos sociales y realizando políticas antisindicales; remercantilizadoras de industrias y servicios estatales, ofreciendo una salida a la inversión de los excedentes del capital, poniendo a su disposición sectores estratégicos de alta tecnología de dimensión oligárquica; recortando funciones y recursos de los estados del bienestar, tildados de ineficientes, caros y totalitarios; y reduciendo la imposición directa sobre los capitales y la propiedad. [...]
Globalización y cambio de las categorías Filosófico-Políticas.  Bernat Riutort Serra

sábado, 1 de septiembre de 2012

La escuela del esclavo

Pensaba en la queja actual de los padres en cuanto a la incompatibilidad de los horarios de trabajo y de los colegios.

En el fondo de esta queja subyacen dos tensiones enfrentadas:
  • Por un lado, a los afanados progenitores, les gustaría proteger a sus criaturas del salvaje mundo en el que ellos mismos se desenvuelven. Ya que, aún hoy, existe un cierto deseo de que los chavales disfruten; lo que resulta incompatible con largas jornadas escolares.
  • Por otro lado, les gustaría proporcionar a sus descendientes más y mejores oportunidades, con la intención de que no padezcan sus mismas penurias. Pero esto requiere largas jornadas escolares/extraescolares. Es decir: sacrificar la felicidad en el altar de la cultura del esfuerzo.

Quizá sea el contexto de crisis, o quizá la cultura del esfuerzo ha calado más hondo ¿A quién le importa la felicidad? La solución que parece imponerse es la de alargar la jornada de los chavales. Después de todo, en nuestras mentes, subyace la idea de que todo esfuerzo tiene su recompensa, aunque quizá no sea en esta vida (como antes se esperaba el Cielo por cumplir los mandamientos). En cambio, lo que obtenemos es el engaño que se viene repitiendo desde hace siglos: los que obtienen las recompensas siguen siendo los mismos, y no dependen de su esfuerzo o de si son virtuosos a los ojos de Dios.

Los padres, embrutecidos por el trabajo, acaban dejándose llevar por las pulsiones sado-masoquistas de muerte. El ojo por ojo: "quiero que tú sufras como yo sufro". Mezclado con la absurda esperanza que en un hipotético futuro estarás menos mal -porque habrás asumido que has venido a este mundo para que otros vean cumplidos sus delirios de poder y riqueza-. Sí, sigue existiendo una doble moral: la del esclavo o emprendedor; y la del señor, empresario, inversor... el que se beneficia de los demás.
Mientras... el ideal de un mundo mejor para todos, de iguales, se diluye en la más pura individualidad.

Las nuevas políticas de recortes en educación y derechos laborales no hacen sino acrecentar esta tensión. Horarios aún más incompatibles, que los padres han de llenar con actividades extraescolares para su prole. Más esfuerzo para los niños y más para los padres, que deberán pagar con sudor aquello que se sale de lo mínimo garantizado por el Estado, cada vez más minimalista.
Justo en un contexto en el que apenas se necesita fuerza humana para el trabajo, donde lo que se habría de hacer es repartirlo: jornadas más cortas que permitan a los progenitores participar en la educación de sus propios hijos (pero eso no sería motor de la economía y además no contribuye a la uniformidad).
Parece que hay un excedente de fuerza de trabajo, del que desde luego no se está beneficiando el conjunto de la sociedad.

La subida del precio de la cultura y de la educación superior nos retrotraen a la antigüedad clásica, donde sólo eran accesibles a unos pocos, justo los que ostentaban el poder y el excedente. El esclavo no necesita la cultura para desempeñar su labor práctica, incluso resulta insultante que pueda saber más de cine, música, historia o filosofía que los ociosos amos.
Sin embargo, a los nuevos esclavos sí se nos allana el camino al encefalograma plano: de los mismos contenidos irrelevantes, en todos los canales a la misma hora, de la pasión por el fútbol, de la religión de los Mercados y la macroeconomía. Censurando a las minorías (como ha pasado con la desaparición del programa "Carne Cruda" y otros de la radio-televisión pública). Y si no se puede censurar: se sube el precio.

El mantenimiento de esta doble moral  tiene su coste (hay que someter y controlar a la masa, uni-formarla): armas, militares, guardias, legisladores, jueces, propaganda, pan, circo... en fin: el aparato represor y adiestrador del pueblo. Pero tampoco importa mucho porque es el mismo pueblo el que lo paga.
Al final los ricos y poderosos están cada vez "más allá del bien y del mal", "por encima de la justicia", muy lejos de "el malestar de la cultura" y muy cerca de "el principio del placer".
Francisco de Goya

lunes, 18 de junio de 2012

La ley natural

La ley natural (logos) es distinta de la ley que gobierna a los humanos (nomos): una obviedad como otra cualquiera. Sin embargo no es difícil escuchar, sobre todo en ciertos entornos como el comercial, empresarial, macroeconómico o político, que la que ha de imperar es la ley de la Naturaleza, la del más fuerte, la libre competencia. El capitalismo, traslada así la ley natural a las relaciones humanas. Y esto lo presentan como un gran avance, una gran revelación alcanzada en la cumbre de la mayor desigualdad social.
Entonces uno se pregunta: ¿Para qué se organizó el hombre en sociedades? La respuesta no puede ser otra que para crear un kósmos paralelo, pero gobernado por unos pocos, en lugar de los designios de los Dioses (o una razón u orden universales) que desafiaban sus apetencias.
Primero fue Heráclito hablando del logos, la lógica universal que rige el kósmos confiriéndole belleza y armonía. Los estoicos continuaron en esta línea, aceptando serenos cualquier revés del destino. Sí, la Naturaleza es sabia y dio al hombre el intelecto y la voluntad para poder elegir.
Si el hombre actuase guiado por la razón, estaría haciéndolo de acuerdo con la Naturaleza. ¿Pero actuamos guiados por la razón? ¿o por los instintos? Además, cada persona es única, no sólo en su circunstancia. ¿Nos conocemos lo suficiente a nosotros mismos como para saber cuando nos guían las apetencias?

Estas argumentaciones siempre me han causado desconcierto:
La Naturaleza es bella: las selvas, las estrellas, los ríos, los animales... Si vivimos según sus leyes, deberíamos alcanzar esa misma belleza y armonía. Es decir, ¿deberíamos regirnos por nuestros instintos y apetencias?: Seguramente así acabaríamos con la propia Naturaleza a un ritmo más desenfrenado. Además este tipo de comportamiento va en contra de todas las ideas de justicia, libertad, sostenibilidad e igualdad, que esperamos para nuestras sociedades. ¿Dónde está el error pues?
El error reside en creer que comportarse de acuerdo con la Naturaleza consiste en imitarla. Pero ya hemos dicho, que el hombre es un ser racional, también social, y actuar acorde la Naturaleza es hacerlo acorde a su propio ser.
 
Las sociedades humanas no son más que un área dentro de la Naturaleza (el kósmos, el universo), pero en lucha: porque la estrategia que hemos elegido para relacionarnos con ella ha sido la del sometimiento, no la del "junco que se dobla pero siempre sigue en pie".

¿Debemos someternos a la ley de la Naturaleza? o ¿Luchar continuamente para cambiarla? ¿Deberíamos no inventar vacunas para las enfermedades puesto que son naturales?
Quizá la pregunta debería ser otra: ¿Cómo vivir en sociedad sin destruir la Naturaleza? Aunque quizá no tenga mucho sentido -si estamos ya pensando en escapar del planeta cuando lo hayamos consumido-.

Después de todo, hemos de satisfacer nuestras necesidades. Estas son cada vez mayores y van más allá de lo fisiológico. Podría decirse que hemos conseguido cubrirlas independientemente de la Naturaleza: Sintetizamos alimentos en extravagantes lugares; tenemos experiencias sexuales de lo más bizarras; la esperanza de vida es más alta que nunca... Entonces ¿Por qué seguimos progresando, creciendo?: Porque nuestra Naturaleza nos impone otras necesidades que las meramente fisiológicas. Y aquí es donde entran en juego la libertad, la voluntad, los placeres y la razón.
Hubo un tiempo (clasicismo y helenismo ) en que se pensaba que la dirección a seguir estaba marcada por la Felicidad. Pero con la disolución de los órganos de autogobierno (polis) y la concentración del poder en cada vez menos manos y más arbitrarias, surgió la idea de que era imposible conseguir la felicidad en la vida terrena: Se intentó alcanzar después de la muerte.
Cuando la ciencia alzó la voz y empezó a sospecharse que después de la muerte no había nada, que hasta el mundo de ultratumba se había poblado de especuladores y mercaderes; entonces nos dijimos que la felicidad era el dinero: tener cada vez más, crecer, progresar... Pero crecer es siempre a costa de algo o alguien: la Naturaleza; otros pueblos; el espacio, cada vez más corto; el tiempo, cada vez más acelerado...

No tenemos mesura, ni moderación, galopamos a cojón sacado en busca de nuevas conquistas, del progreso. Y este último parece estar íntimamente ligado a la destrucción de la Naturaleza y la polarización de las sociedades, cada vez más injustas. Sí, nos hemos empeñado en unificar la ley, en someterlo todo a una sola voluntad. Y no hemos unificado sólo la ley, también hemos hecho coincidir placer y deber: El deber es hacer dinero y a la vez fuente de placer.

Esa es la verdadera crisis: la de valores morales y éticos.  Las costumbres y leyes orientadas al crecimiento y no a la felicidad de los pueblos. Nadie se preocupa por cómo ha de ser un buen gobernante, y cuando se habla de formar ciudadanos siempre subyace la idea de entrenarlos para el mercado de trabajo... El trabajo, esa pesada carga que iba a desaparecer -o al menos disminuir progresivamente- con el avance de la tecnología; otra víctima y colaboradora del crecimiento...

martes, 14 de febrero de 2012

Filosofía postmoderna, el camino de la estética hacia futuros pasados

El otro día, estaba escuchando uno de los seminarios que imparte la profesora Teresa Oñate, en la UNED, sobre historia de la Filosofía. Es verdad que también había leído sobre algunos de los clásicos: Parménides, Pitágoras, Platón... Así que, poco a poco, fui descubriendo que yo estaba lleno de prejuicios, prejuicios que se habían ido forjando desde hacía más de 2000 años. Y, no sólo eso, comprendí que mi concepción del mundo estaba basada en "Creencias", esas de las que decía haberme desprendido cuando dejé a Dios tirado en cualquier cuneta. Fue un desgarrarse de la realidad, todas aquellas cosas que Nietzsche decía sobre la muerte de Dios, la moral del esclavo... empezaban a salir de entre la niebla y eran cada vez más nítidas.
Vivimos en una sociedad muy violenta, no hace falta más que mirar los noticiarios, o incluso echar la vista alrededor, reparar y fijarse: guerras, delitos, desigualdad, discusiones, opresión... Nuestro lenguaje está lleno de violencia, y no sólo las palabras, sino también el discurso con que construimos el esquema de nuestra realidad y de la historia: batallas, dominaciones, revueltas, revoluciones... Incluso nuestra ciencia y tecnología: sumisión de la Naturaleza, alteración del paisaje, exterminio... Realmente, no debería sorprendernos la injusticia o la tiranía de los más fuertes, o los más ricos. Seguimos siendo esclavos y hablamos como esclavos, hablamos el lenguaje de nuestros señores, el lenguaje económico, el lenguaje técnico.

Es curioso, cómo estamos atrapados dentro de un presente que no nos gusta y nos remitimos al ideal, al futuro, ese que nunca se hará completo: Cuando acabe la crisis todos tendremos dinero y trabajo, pero sólo hasta la siguiente crisis y no todos... ¡Pedazo de ideal!! Sí, creo que hasta nos han robado la capacidad de soñar, que estamos en una sociedad que sólo espera estar como está, con más dinero y más consumo cada vez. ¿Y la injusticia, la desigualdad, el hambre, el abuso? El ideal cristiano al menos te prometía el Cielo a costa de ser bueno. Ahora hay que ganar dinero para tener mucho. Qué decepción! Realmente, Nietzsche fue demasiado optimista al pensar que seguíamos manteniendo la moral cristiana a pesar de no creer en Dios. Pero ha sido peor, no creemos en Dios, no tenemos ninguna norma moral y no tenemos un objetivo como sociedad. Quién iba a pensar que el capitalismo y el consumismo iban a tener tal efecto?

¿En qué momento elegimos el camino que nos llevaría a la situación actual? La filosofía postmoderna señala algunos de los problemas. Uno de ellos es nuestra propia concepción de la historia como una historia de superación, de avance. De forma que todas las sociedades anteriores, o las que viven como lo hacían las anteriores, son primitivas, no tienen nada que aportar, están obsoletas, superadas, muertas. No hay opción a decir - ¡Uy! Aquello que decía Heráclito no estaba tan mal. Deberíamos probar a coger ese camino y ver qué pasa? - Pero eso es imposible, porque elegimos el camino del Platón pitagorizado y, ahora, lo demás es incorrecto.
Otro problema que señala, es el haber aplicado la racionalidad científico-técnica a todos los ámbitos del vivir: política, moral, teología... Y esta racionalidad no tiene como fin el conocimiento, la diversión, la felicidad o cualquier cosa agradable, sino, la dominación y el sometimiento de la Naturaleza a la arbitrariedad humana. ¡Ahí está la raíz de la violencia!

A partir de aquí, es más fácil entender por qué algunos autores como Foucault, reclaman el hacer de la vida una obra de arte. El pensar la vida desde el discurso del arte. Porque la forma en que nos organizamos los humanos es algo elegible, aunque estemos acostumbrados a verlo como algo dado.
Sólo la naturaleza es así y no puede ser de otra manera, por eso funciona tan bien en ese ámbito la razón práctica, el método científico.

En contra de lo que decían los científicos de la 3ª cultura, su lenguaje es el que ha dominado la historia. El arte, la literatura, han quedado para los Domingos, para el tiempo de no trabajo.


Por eso reclamo ser torero
de los que pasean por las plazas de los pueblos,
capote en mano y en la cabeza un sueño.
Con la muerte en los talones
y la amenaza de las tripas al suelo.

Quizá flamenco,
rock-star quijotesco,
o gurú de lo esotérico,
pero siempre cerca de lo bello.

La locura del que no le importan los galones,
del soñador por un puñado de dólares,
del esteta hacia su perfección y grandeza.
Lo terrible y doloroso en conspiración manifiesta,
contra una sociedad que se mutila en el altar de la violencia.


"Aquello con lo que más trato tienen continuamente, el lógos que lo gobierna todo, de eso se apartan, y aquello con lo que se encuentran cada día, eso les parece extraño." Heráclito de Éfeso

viernes, 16 de septiembre de 2011

Apuntes sobre Sloterdijk y la fiscalidad voluntaria

Estos juegos mentales que relacionan estructuras sociales y sicología resultan siempre reveladores, divertidos, estimulantes, avergonzantes...

"... la habitual animadversión de los intelectuales hacia el capitalismo puede explicarse en razón de la frustración que sigue al descubrimiento de que la brillantez intelectual que asegura el éxito en la escuela no garantiza un éxito condigno en la vida profesional, donde entran en juego otros factores de atribución de recompensas."

"... ya en el estado intrauterino, todos desarrollamos un sentido de arropamiento espacial para el que, una vez llegados al mundo, no hallamos ya ningún sucedáneo satisfactorio..."
(Ese insatisfactorio arropamiento bien podría ser el Estado paternalista, el redistribuidor de la riqueza, el que roba a los ricos para repartirlo entre los más pobres)

"... la contrapartida al orgullo de quienes triunfan en la lucha por el reconocimiento es el resentimiento de aquellos que han de ocupar un rango inferior en la jerarquía social. Para deshacerse de la ignominia de tal subordinación se propagan desde abajo valores morales de autolimitación e igualitarismo, a cuya luz los integrantes de las clases que han obtenido el éxito aparecen necesariamente como fracasados."
"...Los ricos sólo pueden sacudirse el desprecio de sí mismos que la cultura les impone si, mediante una economía del orgullo, distribuyen su patrimonio en una serie de bellos gestos de asistencia voluntaria a los necesitados, a los de abajo." (Supresión de los impuestos obligatorios, que sea algo voluntario)
"...Basta ya de quejarse por el aumento del paro; basta ya de prestar exasperante atención a la vida de los de abajo; ¡¿no resultará más deplorable y humillante tener que renunciar, por la coacción del Estado social, a parte del patrimonio que uno se ha ganado a pulso?!"

Fragmentos de dos ensayos publicados en "Revista de Occidente". Los dos ensayos son:
La utopía de la sociedad sin impuestos. Manuel Arias Maldonado
Fatales profundidades desde Karlsrube, Sloterdijk y su propuesta de fiscalidad voluntaria. Axel Honneth.
En ambos se rebaten las teorías de Sloterdijk, en el segundo de forma más clara y contundente.

martes, 31 de agosto de 2010

Un saco de sangre

Ni “vertiendo polvo en el cajón de los sueños”,
ni rezando mil padres nuestros,
o “quemando los recuerdos”,
ni, por supuesto, cediendo terreno...
conseguirás volver a la normalidad.

Y es que, un acto malo no tiene marcha atrás.
Sólo existe el firme propósito de enmienda.
¿Quién no se ha dejado llevar?
¿Quién no ha acabado de sangre y mierda?
Asume, paga, sufre, cambia... sublima.

El perdón es humillación.
La impunidad, desastrosa casualidad.
El malvado, un impune demasiado.
El santo, un pobre chalado.

Los oscuros designios del deseo ofenden La Buena Voluntad.
La Mala es paralizada por miedo al dolor, castigo Divino.

¿Has visto los verdes prados
que resplandecen a mi lado

jueves, 17 de junio de 2010

Comunismo?

Si fuera verdad que nuestras creencias, nuestra moral, nuestra cultura, nuestra economía... ha sido organizada por los más ricos, los poderosos, la casta dirigente (Iglesia, nobleza, bankeros), que realmente son una minoría. Entonces nuestra supuesta democracia no sería más que un fraude, porque la mayoría viviríamos atrapados en su "sueño americano", seríamos gratuitamente explotados para mantener su estatus y, estaríamos tan embebidos en esa dinámica que nos sería imposible ver donde está el verdadero bien, el bien de todos. Marx no tendría razón y la clase obrera no miraría el mundo desde una posición privilegiada para su reorganización.
Pero el poderoso, lo es, porque es capaz de digerir la injusticia y alimentarse de ella. ¿Cómo se sale de aquí? Sólo con la razón, el diálogo, la voluntad, la esperanza... Todo lo contrario que los actuales mensajes de miedo, racismo, intolerancia, proliferación de lo banal... el consumo.
Está claro que el comunismo ha sido satanizado desde nuestra sociedad occidental, también sus implementaciones bajo regímenes autoritarios han ayudado.
Aún así, parece que el problema del capitalismo es la tremenda desigualdad que produce y que no tiene vistas de disminuir. Tragamos con ello porque, idealmente, el libre mercado conduce a una situación de beneficio 0, un mundo donde existen infinidad de pequeños capitales que en una perfecta competencia se afanan sólo por no ser expulsados del mercado a manos de otro capital. Pero, incluso dentro del Estado Kapitalista por antonomasia, EEUU, prolifera la segmentación de la población, los muy ricos, los muy pobres, la clase media... (el gran capital acaba absorbiendo a todos los demás). En el fondo nos justificamos con que sólo somos clase media, mediocres, nosotros también somos víctimas!!
Independientemente de que el ideal capitalista sea o no crear un mundo más justo o un mundo de mayor bienestar, resulta difícil defender dicho idealismo, más en la situación actual, donde pocas personas se atreverían a acabar con el intervencionismo, aún tratándose de un intervencionismo corrupto, como el que existe en la mayoría de los Estados. Tal vez sería bueno plantear seriamente si el Kapitalismo es el mejor modelo, tal vez lo fue en una época donde una pequeña parte del mundo se vio en la obligación (o la oportunidad) de explotar los recursos del resto del planeta.
Incluso desde occidente, desde una posición privilegiada como la nuestra, creo que resulta difícil admitir que trabajamos por un mundo más justo (kantianamente hablando), o por un mundo de mayor bienestar (bienestar aristotélico, pero no restringido hoy a la polis sino aplicado al conjunto de la humanidad). Uno sabe que tiene que trabajar, que tiene que producir, pero el bienestar individual no puede justificar tanto sacrificio, quizá de ahí ese pensar obsesivo en el futuro de los hijos, ese aspirar a bienes que a uno no se le ocurriría que existen sino fuese por la mano totalizadora de la TV,...

...No tienen ni fidelidad ni gratitud para con sus jefes; éstos no están unidos con sus subordinados por ningún sentimiento de benevolencia; no los conocen como hombres, sino como instrumentos de la producción que deben aportar lo más posible y costar lo menos posible. Estas masas de obreros, cada vez más apremiadas, ni siquiera tienen la tranquilidad de estar siempre empleadas; la industria que las ha convocado sólo las hace vivir cuando las necesita, y tan pronto como puede pasarse sin ellas las abandona sin el menor remordimiento; y los trabajadores... están obligados a ofrecer su persona y su fuerza por el precio que quiera concedérseles. Cuanto más largo, penoso y desagradable sea el trabajo que se les asigna, tanto menos se les paga...
Karl Marx – Manuscritos de economía y filosofía

Si va a resultar que lo que soy es marxista, y sólo he necesitado 29 años para darme cuenta...

domingo, 14 de marzo de 2010

Nuevos esclavos

Hoy eran las estructuras de poder y como entretejen sus redes de influencia para no caer nunca, para apoyarse los unos a los otros. Mientras la clase media es mezquina consigo misma. La pobreza y la mediocridad nos vuelve mezquinos y la mezquindad refuerza la pobreza y la mediocridad.
Los poderosos ven una oportunidad en ayudar a uno de su misma clase en apuros, nosotros sentimos engorro y, muchas veces, impotencia.
Si hacen "mooving" a uno de tus compañeros en el trabajo te callas como una rata, incluso serías capaz de darle la razón al agresor, si se trata de tu jefe, para caerle en gracia.
Se nos vende la ilusión de libertad, de que podríamos hacer lo que quisiéramos, incluso ser presidentes. Pero a la hora de la verdad, todo es trabajo enajenado, horas extras, la amenaza del despido, la crisis, el deporte y el ocio obligados..
Aunque el poder fuese necesario, ¿Qué poder es el que tenemos, que sólo piensa en exprimir al pueblo y en sus ansias de mayor poder y riqueza? En el fondo seguimos viviendo en una sociedad feudal. Y realmente hemos perdido el norte. La economía no es un fin, debería ser sólo un medio para vivir mejor.
Realmente es absurdo e imperceptible cómo una persona acaba convirtiéndose en un proletario, un asalariado, y cómo, el gran avance tecnológico no ha servido para impedir que el hombre siga explotado por el hombre.

Los nuevos esclavos, los mileuristas, eternos asalariados, los que no tienen excedentes, los que están deseando que llegue la paga para comprar chucherias, tecnología, viajes, ocio y tiempo libre.
Tengo la sensación de formar parte de un extraño experimento, siento el malestar en la cultura. Atrapado en un mundo hormiguero, donde siempre se siente que alguien te pone el pie encima.
Trabajo y más trabajo, sociedad infantiloide, banal, sociedad del placer, vida más larga, vejez marchita, miedo a la muerte y al dolor, enfermedades mentales.

Me resulta difícil, imposible quizá, admitir que vivimos en una sociedad del bienestar, o donde impere la razón o el bien común. Por cada uno que tiene un proyecto de vida bueno, hay 10 que sólo ven medios en las personas para conseguir sus fines, fines oscuros, determinados por ciertos complejos sociales, deseos y apetencias personales. Por cada uno de esas 10, que podríamos denominar malas personas, hay 1000 cuya voluntad ha sido anulada que han sido dispersados por la supuesta sociedad del bienestar, del placer, la tecnología, la información...

viernes, 11 de diciembre de 2009

A raíz del Individualismo responsable

Señor Capital:

Entiendo que utilizas el término "individualismo" como la tendencia del ser humano a obrar considerándose a si mismo e ignorando a los demás, y el término "responsable" como la capacidad de tomar las decisiones adecuadas, tras reflexión y evaluación. Desde ese punto de vista, la teoría económica afirma que el común de los mortales (excluyo a los locos y dementes) actúan de forma individual, decidiendo lo que le resulta más conveniente para ellos, a partir de la limitada información que poseen -y sujeto desviaciones cognitivas que le pueden inducir a evaluar incorrectamente-. A pesar de esas limitaciones, el individuo obra siempre responsablemente en busca de su propio interés, por lo que el individualismo responsable, no solo existe, si no que es más general y común que el individualismo irresponsable.

No en vano, y conociéndonos como nos conocemos, entiendo que te refieres a ese tema mucho más farragoso del individualismo socialmente responsable, lo cual, plantea, aparentemente una dicotomía inmediata, no por contradicción entre los términos individualismo y responsable, sino por la contraposición entre individuo y social. En pura teoría, el individuo es socialmente responsable en la medida que es responsable consigo mismo, es decir, es individualista. El problema de la responsabilidad social radica en que el individuo es incapaz de evaluar correctamente el impacto de sus actos y en qué medida debería modularlos para evitarlo, al carecer de una función de coste adecuada que sería, en última instancia, la parte alícuota del coste social que él sufre de forma directa. Dado que carece de información ajustada, se deja llevar por sus desviaciones cognitivas, prefiriendo quizás una uva orgánica cultivada en Galicia a una uva más industrial del Penedés, sin tener en cuenta que el coste del transporte de la uva gallega hasta Barcelona, supone mayor coste social, con lo que un comportamiento aparentemente responsable desde un punto de vista social no lo es realmente. ¿Por qué? Porque el ser humano, seamos sinceros, solo puede soñar con tomar decisiones cercanas al óptimo, cuando actúa de forma individualista, evaluando su propia utilidad y el coste. En la medida en que el coste social se repercuta en el coste percibido, el individualismo del ser humano será socialmente responsable.


Señor Anarquía:

Entiendo por individualismo el comportamiento del hombre en beneficio de su propio interés individual o de sus seres más cercanos (ahí estamos bastante cerca)
La definición de responsable sería algo más compleja porque para ser responsable hay que serlo respecto a algún fin, principio, ley, ideal... , bien sea el principio de individualismo, el modelo económico, el beneficio de la sociedad ...
Cuando me referí al "Individualismo responsable" estaba pensando concretamente en el ideal individualista que impera en las sociedades modernas y democráticas del primer mundo y que se ve claramente reflejado en su modelo económico capitalista, donde buscar el beneficio de uno mismo genera riqueza y esa riqueza no es sólo buena para ti sino que también lo es para el resto del sistema. Con lo que nuestro papel y nuestro referente moral y ético dentro de la sociedad sería el de un producto que se autogestiona y, en base a su interés individual, toma decisiones responsables que le resultan beneficiosas.
Increíble, pero cierto: me estaba refiriendo a ese individualismo responsable de la teoría económica.

Hasta aquí todo es bonito, el problema es que el individualismo responsable no es aplicable al conjunto del planeta. Ya que a la vez que resulta provechoso en los individuos productivos del primer mundo (los cuales tienen sus necesidades básicas cubiertas) ignora los problemas que genera a su alrededor, hasta que no le afectan directamente. Por tanto, permite que a su alrededor crezcan (incluso me atrevería a decir que instiga) la miseria, marginación, guerras, contaminación, movimientos sociales opuestos...
Porque la responsabilidad (la del individualismo responsable) es responsabilidad democrática: y, cuando el individualismo no avanza en la misma dirección que el de la moyoría, resulta que se es un marginado, un proscrito, una anomalía que se deja fuera del Sistema. Por tanto, sólo se puede ser individualista dentro del ámbito de la mayoría, con lo que quedaría en entredicho el concepto mismo de individualismo. Ser responsable con tu individualismo podría llevarte fuera del Sistema, al igual que te llevaría el ser responsable con el conjunto de la sociedad (global-mundial). Y, al final, la conclusión sería que el individualismo responsable es sólo el modelo de vida válido y deseable en el actual momento histórico -y en nuestra pequeña porción de planeta-, además de una perfecta escusa para no sacar la cabeza fuera y mantenernos ocupados, sin necesidad de preocuparnos por los grandes ideales humanistas y sin ningún remordimiento porque el individuo sólo es culpable de sus actos individuales.

Estoy de acuerdo en que tomar decisiones socialmente responsables es más difícil que tomar decisiones individualmente responsables (nunca se dispone de toda la información, menos cuanto más abarcas) probablemente en ninguno de los dos casos dichas decisiones serán óptimas. Yo creo que sería posible una forma de vida socialmente responsable, aun implicando sacrificar el interés individual. Sólo hay que....


Señor Capital:

En verdad te digo que tienes más razón que un santo.

Como en otras muchas ocasiones, coincidimos completamente al detectar el problema aunque nos desviamos en el diagnóstico y nos confrontamos, por tanto, en la solución.

En realidad, no es cierto que el modelo capitalista cree miseria a su alrededor por lo que tiene de liberal, sino que lo hace por lo que le falta. Y es que ser liberal y fomentar el libre comercio es muy fácil de palabra, aunque difícil de acto.

De acto, es mucho más sencillo el proteccionismo, porque además resulta más evidente y autodemostrativo (aunque nuestro primer razonamiento nos engañe, una vez más). La verdad es que se hace uso de un elemento externo al mecanismo de mercado, la fuerza (ya sea militar, política y económica) para favorecer el status quo.

La miseria, a nivel mundial, la crean este tipo de comportamientos que coartan la libertad para comprar y vender, la libertad para trabajar o la libertad para instalar una empresa en cualquier lugar del mundo.

La experiencia demuestra que el dinero, dejado en libertad, fluye de las regiones más ricas a las más pobres. Lamentablemente, muchas veces ese dinero acaba en manos de los poderosos de los países del tercer mundo donde, una vez más, ni existe libertad, ni existe, propiamente dicho, capitalismo. Y es que la democracia y la libertad humana son condición indispensable para el desarrollo económico justo y verdadero. Son en realidad dos caras de la misma moneda, pues limita la capacidad del poderoso a imponerse libremente al débil y favorece una relación económica 'algo más equilibrada', permitiendo hacer valer sus cartas.

No olvidemos, sin embargo, que el progreso económico, como demuestra la experiencia, es algo que fluye de forma lenta. Las sociedades mejoran económicamente de generación en generación y no de año en año.

Por tanto, en mi opinión, lo que realmente necesita este planeta es más libertad y más democracia, para permitir que más y más gente pueda actuar de forma individualista.

Podría estar de acuerdo contigo en el planteamiento de que, a veces, merece la pena sacrificar el interés individual en favor el interés social. El problema de eso es, como siempre, que no es posible decidir cómo, ni  qué, ha de hacerse y, por tanto, siempre nos alejaría del óptimo social, en lugar de acercarnos.

Es, por otra parte, pretender socializar a un tiburón. Tendemos a pensar que como somos seres racionales, tenemos pleno control de nuestra naturaleza y de la naturaleza de las instituciones sociales que creamos, como el mercado o la economía. En realidad nos equivocamos en ambas. El hombre es como es por naturaleza, racional, sí, pero egoísta desde que el primer nómada decidió establecerse, cultivar, cercar su finca y decir: "esto es mío". Y es que, en última instancia, la propiedad privada es el ingrediente primero de nuestra libertad individual. Allá donde no haya propiedad privada no puede haber libertad, por que sin ella eres un siervo, un mantenido o un esclavo. Y el mercado es el resultado caótico del conjunto de interrelaciones personales diarias y cotidianas llevadas a cabo por 6.000 millones de personas en todo momento.

No quiero dejar pasar la ocasión de señalar que muchos de los problemas que aquejan a nuestra sociedad también se deben al estado del bienestar. Generación tras generación, en los países del primer mundo, hemos construido una burbuja estatal que creemos nos protege de todo mal. Hemos construido una superniñera que vela por nosotros día y noche. Le hemos entregado parte de nuestra libertad, a cambio de algo de seguridad y comodidad. Y eso nos lleva a ver una sociedad dormida, aletargada, que va de casa al curro y del curro a casa, solo preocupada por la hipoteca, las vacaciones, el coche y con qué coño va a pasar con la TDT, a ver si al final me quedo sin fútbol.

Vivimos en un estado acostumbrado a asumir por nosotros los costes sociales, en vez de dejar que estos se abran paso hasta nosotros, hasta que, de repente, el muro no puede más y se nos viene todo encima. Fomentamos industrias locales ruinosas para evitar el mal trago de despedir a 5.000 mediante subvenciones, créditos y demás, hasta que, al final, el espejismo se desvanece. Los 5.000 se van a la calle tras años perdidos que deberían haber sido utilizados en buscar alternativas e invertir en el futuro, en vez de mantener vivo el pasado.

Y es que, en mi opinión, es posible ser individualista y pensar en los demás a la vez. Tan solo hay que educarnos en el pensamiento de que nosotros también somos los demás y que, por tanto, una parte de ese coste que asumen los demás, lo asumimos nosotros también. No hay más que ser inteligente, procurar que los costes lleguen a la gente y dejar que decidan. Esa es la manera de tomar decisiones socialmente responsables, cualquier otra, es jugar a adivino o a leer los posos del café.

Ya sabemos que el capitalismo no es perfecto, es más, es enormemente imperfecto (a la espera de que inventen algo mejor). Sin embargo, muchas veces nos equivocamos al identificar que elementos del mix estado-mercado, libertad-proteccionismo son los que causan la avería. Porque es cierto que el capitalismo se vende como liberalismo y bla bla bla. Pero eso es solo cuando le favorece a los poderosos. Cuando no, entonces es proteccionista y maquiavélico.

Pero no nos engañemos. desde el principio de los tiempos, los sistemas políticos y económicos se construyen para favorecer al poder, incluido los marxismos y socialismos de todo tipo.

Lo que pasa es que el binomio capitalismo-democracia nos juega una mala pasada porque, en cierta medida, nos deja ver las miserias y desgracias que otros regímenes ocultan con eficacia. Si no el discurso del cubano de turno criticando la miseria del sistema médico americano.


Señor Anarquía:

En verdad, comparto contigo la mayoría de ideas. Sin embargo, mi visión global no es tanto económica como moral.

Es cierto que el capitalismo puro y duro no es perfecto, porque para su funcionamiento requiere un individualismo responsable y el ser humano no es ni individualista, ni responsable, más bien es gregario y, a menudo, irresponsable.
En cuanto a los Estados, seguramente son aún peor que el capitalismo, al menos el fin último del capitalismo es generar beneficio económico, mientras que los Estados se mueven por afán de poder y control, metiendo sus enormes narices en sitios donde nadie les llama, utilizando todo el poder que los ciudadanos depositamos en ellos.

Por tanto, tenemos un sistema económico (capitalismo), que se encargaría de administrar el excedente, y un Estado para defendernos de nuestra irracionalidad y garantizar los servicios que el capitalismo no es capaz de cubrir. Todo esto, para alcanzar un estado de mayor bienestar y, quizá, el que algún día todos seamos ociosos, libres, felices y podamos dedicarnos a discutir sobre política, economía, moral, cultivos de patatas... vamos, que no habrá trabajo sucio.

Lo que yo creo es que, ni el Capitalismo, ni los Estados, están cumpliendo con su función, y no me refiero sólo a la miseria del tercer mundo, sino que, de alguna manera, atentan contra la propia población que los sostiene. Quizá el hombre está condenado a padecer siempre miseria, a estar siempre en constante lucha. Quizá hemos confiado demasiado en instituciones que nos han venido dadas desde tiempos inmemoriales y se han hecho tan grandes y poderosas que nada las puede controlar. Al final todo queda atado y bien atado: cada uno al lugar que le toca, consumiendo cosas que no necesita, absorbiendo datos que no ha pedido y sin salida del sistema, porque el sistema lo invade todo. Todo esto, conduce a un estado de aletargamiento, de pasividad ante el estado de los demás o de absorción por el trabajo, sin fin aparente. Quizá por eso hoy los grandes males de la sociedad se llaman depresión, estrés... Si ya tenemos nuestras necesidades básicas más que cubiertas ¿Porqué somos incapaces de preocuparnos por el resto de individuos del planeta?

Hoy, curiosamente, ha salido una noticia en el telediario de la 2 de un economista hablando de su teoría económica "El capitalismo con corazón" (http://themonfortplan.com) que, para mí, tiene mucho que ver con el individualismo responsable.

Dejar que las cosas vayan bien, confiando en la buena voluntad de las personas, es cuestión difícil, más en los tiempos que corren, donde interactúan multitud de culturas que parten de condiciones económicas y sociales muy distintas. No existe un modelo de buena conducta global, porque está claro que los derechos humanos no se respetan y no hablemos ya del medio ambiente. Yendo aún más lejos, me atrevería a decir que no existe un modelo de buena conducta particular para occidente, donde la moral dominante es la que se ha desarrollado en torno al capitalismo y al consumo de masas: todo vale para obtener beneficios y, aunque no todo valga, todo se mide en beneficio económico y, si no tiene valor en dinero, es que realmente no tiene valor. Todos los días saltan casos de corrupción en los medios, personas que nunca devuelven el dinero, que no sienten culpa y que, a menudo, escapan de la justicia, quizá no sólo porque la justicia también tiene un precio, sino porque la sociedad no tiene autoridad moral para decir - "Yo en su lugar no hubiese actuado así".

Realmente el capitalismo no me parece mal modelo, lo que hecho en falta es un modelo de conducta, que no tiene porqué ser una ley inquebrantable, las leyes ya están y son claras, aunque haya quien se las pase por el forro. Una especie de religión, un ideal, algo que poder mostrar con orgullo al resto de la humanidad sin que tenga un valor monetario.