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sábado, 28 de enero de 2012

La tercera cultura, la lucha entre: “ciencias” Vs “letras”. Y la tecnología

Después de leer un poco acerca de esta “tercera cultura”, le queda a uno la impresión de que no es más que el campo donde dirimen sus batallas los tradicionales dos ámbitos de las “letras”/“humanidades” y los “números”/“ciencias”.
Los dos luchan por alzarse con el reconocimiento de la sociedad como el valor más alto de la cultura. Todos quieren participar en el proceso de divulgación popular y, por supuesto, quieren que su área sea la más relevante.

Hubo un tiempo en que esta separación no existía, todo era Ciencia, saber, conocimiento acerca del Mundo. Con la invención de la escritura, el saber podía almacenarse y guardarse, con lo que este se ha ido incrementando generación tras generación, a lo largo de cientos de años. Y claro, ahora es imposible saberlo todo de todo, así que bajo el paradigma de “divide y vencerás”, las distintas ramas del conocimiento se han ido separando e independizando unas de otras. Hasta llegar a la situación actual, donde podemos distinguir dos grandes bloques: Las ciencias que versan sobre el mundo físico (lo que es así y no puede ser de otra manera) y las letras que lo hacen sobre la producción humana (lo elegible).
Los científicos reprochan a los humanistas el haberse apropiado durante siglos de la palabra “intelectual”, de tal manera que un científico no podía considerarse “culto” por no conocer a los clásicos: Aristóteles, Shakespeare, Cervantes... En cambio, un humanista podía considerarse muy culto sin tener ni idea de conceptos matemáticos.
Desde la otra perspectiva, los humanistas podrían reprochar a los científicos el haberse apropiado de la palabra “Ciencia”, de forma que su conocimiento no sería un conocimiento verdadero, porque no versa sobre el mundo físico, sino sobre productos del desarrollo humano en sociedad. Pero la literatura, la política, la antropología, la historia... hablan de la realidad, pasada o futura y, quizá, la única diferencia radica en la sistematización y precisión que se puede alcanzar en el ámbito de las humanidades y el de las ciencias.

El término de “la tercera cultura” fue acuñado por Charles Percy Snow. En su última obra al respecto vaticinaba el surgimiento de una tercera cultura que dialogaría con las otras dos... Pero esto no ocurrió. Y, en un efecto acción-reacción, lo que ha ocurrido es que desde el ámbito científico ha comenzado una labor divulgadora, de manera que, hoy día, podría decirse que el reconocimiento social es para el ámbito de la ciencia en detrimento de los humanistas. Así, numerosos científicos escriben libros para el público general con una amplia aceptación.

Uno no puede dejar de ver tintes materialistas en esta inversión de las tornas, que tampoco creo que sea tal. Más bien, lo que a ocurrido es que a partir de la revolución industrial, con la fabricación en serie, se han ido incorporado al hogar cada vez más complicados aparatos tecnológicos (coches, lavadoras, ordenadores, móviles...). Y estos nuevos aparatos no sólo han sido incorporados para satisfacer necesidades, sino que invaden además nuestro tiempo de ocio. Al ser productos de comercio mundial tienen enormes repercusiones en la economía y todos los inversores quieren estar al corriente de los diferentes avances en ciencia y tecnología. Creo que estos dos factores: la incorporación de la alta tecnología al hogar y la repercusión económica, son fundamentales en la revalorización de la cultura de las ciencias.

¿Qué valor puede tener la literatura frente a una película de ciencia-ficción 3D y 7 canales de audio envolvente? Porque en el cine y las demás artes también puede percibirse este interés creciente por las ciencias.

Por tanto, la profecía de Snow no se cumplió y los intelectuales de “letras” se han convertido en seres improductivos que se dedican a tareas de lo más freak. Sin embargo, las humanidades y la tecnología no son tan diferentes: ambas tienen como objeto de estudio alguna producción humana. En algún momento de la historia la tecnología dejó de ser meramente una herramienta de producción, de arte o de guerra y pasó al servicio de la ciencia, que la revistió con su halo de necesidad. Con lo que parece que la tecnología es así y no puede ser de otra manera, es la mejor posible. Cuando, realmente, es fruto de las elecciones humanas, de lo que han decidido investigar, conocer, de lo que se podía vender, lo que podía curar o lo que podía matar. Más tarde, la tecnología se incorporó al hogar, al ocio, y dejó de ser un medio para convertirse en un fin, la tecnología por la tecnología.

En el mundo del arte es reconocido que con el Impresionismo hubo una ruptura en lo que había sido la representación de la realidad, la “mímesis”. Quizá, en el mundo de la tecnología, ocurrió algo similar con la Revolución Industrial (curiosamente en la misma época), la producción en serie y los mercados globales. Fijando el concepto de progreso como desarrollo tecnológico y crecimiento económico. Obviamente las rupturas no son nunca tales, son siempre un proceso. Y tampoco ocurren rupturas de forma aleatoria, sino que suele haber fuertes interdependencias entre las diferentes áreas en las que, de forma artificiosa, los humanos hemos dividido el conocimiento. En este sentido, me parece que la tecnología y sus estudiosos, los ingenieros, podrían jugar un importante papel llenando el vacío entre el campo de las ciencias y las letras. Haciendo de mediadores e integradores, quizá construyendo esa tercera cultura de la que hablaba Snow, siempre y cuando consigamos vencer el prejuicio de las humanidades como algo improductivo y fuera de la realidad.
Algunos ya han dado este paso como Thomas Khun con su teoría de los “cambios de paradigma científico”. Un cambio de este tipo está enmarcado dentro de un contexto social e histórico y no puede ocurrir de forma abrupta por muy científicas que sean las pruebas.

Vivimos en una sociedad altamente especializada y, aún los que hemos dedicado muchos años a estudiar, tenemos enormes carencias en todo lo que se sale de nuestro ámbito. Aceptar esto es duro, así que preferimos refugiarnos en lo nuestro, que siempre es lo más difícil y mejor, restamos importancia a lo demás, incluso lo negamos:
«Soy una persona culta», se dicen, «y no puedo encontrarle sentido a esto. Por lo tanto tiene que ser absurdo.» - Paul Davies

Yo, lo único que he aprendido en estos años es que todo es susceptible de aprehenderse, que la dificultad la ponen la falta de tiempo, de información y de voluntad. Decir que lo que otros han hecho o piensan es absurdo, que no tiene sentido, que está mal... es la solución fácil. Echar por tierra el trabajo de los demás para que el propio cobre protagonismo es sólo un ejercicio de soberbia.


Claro que: yo soy de los que procuran no hacer nunca lo que deben y lo contrario de lo que le dicen.

viernes, 4 de noviembre de 2011

Superficiales: ¿Qué está haciendo Internet con nuestras mentes?

Seguro que en más de una ocasión te has pasado todo el día  delante de tu computadora, ipad, iphone... hiperconectado a Internet, leyendo noticias, actualizando el facebook, twitter, o quizá tu blog, chateando, buscando entradas de cine, ofertas de empleo, canciones en el spotify, vídeos en youtube... Todo a la vez ¿por qué no? Y has acabado con la impresión de no haber hecho nada, de no haber acabado nada, deseando volver a conectarte porque estás teniendo un montón de ideas mientras acurrucas tu cabeza en la almohada.

Yo he experimentado estos síntomas de rata de laboratorio, pulsando F5 para recibir mi recompensa. Y, al parecer, no soy el único.

La pregunta es: ¿Esto es malo?
Leerte el libro no te va a dar la respuesta, pero analiza de forma amena los cambios que está introduciendo el uso y/o abuso de las Tecnologías de la Información y la Comunicación en nuestras vidas.
Y el principal efecto que denuncia el autor es que nos volvemos superficiales, que no profundizamos, que estamos todo el rato de aquí para allá, leyendo transversalmente, pulsando en el siguiente hipervínculo, o saltando al nuevo correo, contestando el chat... En este ajetreo sin tregua, es normal que nuestro pobre cerebro no de a bastos para fijar el contenido.
Utilizando las tan socorridas analogías informáticas, estamos todo el rato tirando de RAM, de micro y de tarjeta gráfica, porque hay muchas imágenes, mucho flash, vídeo... es todo muy seductor. Al desconectar, no hemos guardado nada en el disco duro. Pero no importa, porque todo está en la Red y podemos acudir a ella siempre que lo necesitemos.

Nuestro cerebro no es un ordenador, y estos comportamientos dejan su huella física. El cerebro es un músculo plástico, moldeable. Ejercitarlo en el arte de navegar en la web va en detrimento de otras de sus capacidades, como: la concentración, profundización y elaboración de un pensamiento crítico integrador de todas las experiencias y conocimientos del individuo.

Perdemos profundidad, memoria y capacidad de concentración. Pero ganamos en rapidez a la hora de tomar decisiones, con un solo vistazo sabemos si el contenido nos interesa y vamos cerrando el círculo de nuestra búsqueda. También ganamos en nuestra capacidad de inmersión en un nuevo contexto, aunque sea por un espacio de tiempo breve.

En cierto modo, se produce una atrofia del músculo, como cuando el leñador pasó del hacha al motosierra. La herramienta se convierte en una extensión más de nuestro cuerpo y este ha de adaptarse a ella. Así conseguimos ser más eficientes, pero también más mecánicos. Tareas que antes pudieran parecer divertidas, interesantes o artesanales, se convierten en pasos fijos y calculados, nos alienamos.

El autor, también hace un repaso por todas las tecnologías del conocimiento, lenguaje oral, escritura, imprenta, el libro, el reloj... y los relaciona con los efectos en nuestras mentes. A la vez ofrece ejemplos de experimentos relacionados con cada aspecto y anécdotas de personajes históricos, como la que narra el cambio en el estilo de Nietzsche cuando pasó a utilizar la fría y rígida máquina de escribir.

Internet nos ha dado mucho, eso es innegable, inmediatez en los trámites y el acceso a la información, en las comunicaciones... Pero no hay comida gratis.


Mis apreciaciones sobre el libro de Nicholas G. Carr "The Shallows: What the Internet Is Doing to Our Brains"

lunes, 24 de octubre de 2011

Somatizar la angustia

Somatizar una angustia: siempre me había parecido algo muy sexy, un punto de unión entre dos mundos, una puerta abierta al cajón de todos los males.
Los hombres tienen problemas, luego soy un hombre y mi circunstancia es incierta. Pero preferiría ser un espectro, o un alien o... un angel, de esos que disparan flechas de amor eterno.

No existe la crisis, quizá sí la personal, pero no deja de ser un estado de ánimo. Sólo quiero un mundo mejor. No es mucho pedir. El hombre viajó a la Luna y a todos nos pareció lo más normal.

Corren tiempos extraños, falta para pensar. Es normal que no sepamos dónde vamos, es fácil que no sepamos ni dónde estamos ¿Estamos?
Y si la vida es un sueño como dijo algún navegante... me quedo con mi pesadilla llena de monstruos y tics nerviosos.

Tic-tic-tic...-- Atchússs!!!--- cof-cof-cof

Casi lo confundo con hacerse mayor, pero eso no es cierto. El Domingo a la noche me dijo Punset que viviría 100 o más años!!! Y me pareció terrorífico tener que aguantar tanto. Escohotado habló de Ibiza y las drogas, era una buena manera de pasar el rato, pero siempre amanece y el alcohol es tan malo...

Y el puto nervioso Tic-tic-tic... ¿Se me estará notando? ¿Cuantos demonios no se habrán escapado?

Hay quien si no habla revienta. Pero a mí me tiemblan las manos si no cojo el boli o teclado. Aunque un tic en el ojo es una figura tan literaria como otra cualquiera, para verter las entrañas. Pensaba en mis hijos, en mi pueblo, en el trabajo, en el futuro inmediato... pero se puso nublado y quedó empapado, otra vez a empezar, otra vez la hoja emborronada. Si sólo hubiera seguido los trazos que me habían marcado...

Me puse a leer y un tal Carr, me dijo que Internet era la causa de mi dispersión, que ya no podía seguir de arriba a abajo, que había quedado atrapado en  la transversalidad... pero fue demasiado tarde y ya estaba en un nuevo hiperenlace, picoteando en otro abrevadero. Entonces comprendí porqué nadie contesta mis mensajes.

Otra vez el dedo en el ojo. Pero a Tic no le agradan las caricias.
Tic-tic-tic...-- Atchússs!!!--- cof-cof-cof
Me está metiendo todos los demonios. Me rasco, no recordaba las uñas tan largas, ni ese color rojo, resbalando, tan cálido... Por fin! Lo arranco, lo sostengo en mi mano, me mira, nos miramos y mientras los demonios pululando...

viernes, 14 de octubre de 2011

Houston! Houston! Tenemos un poema!

Una polilla en el sistema principal.
Se ha pegado y abrasado la bondad.
La atmósfera es irrespirable,
a huesos rasgando la carne,
a piel sucia e instinto animal.

Don't worry! Don't worry!
you should go one level up.


Pero muchos mueren ahogados en el mar
y luego allí, la gente es discordante.

Trabajad y no tendréis hambre
Trabajad o ahogaros en el mar
pero no volváis a molestar:

Aquí, está lleno.
No veis las caras de la gente?
vacías, sin contenido,
pidiendo en silencio la muerte,
atados a un incierto destino,
sin hilos, de una red pendientes.

Es sólo para los que ya están dentro
y también sufren,
aunque su estómago esté lleno,
son niños eternos,
trapicheando por un sueño que no se cumple.


Engañados:
-La historia no es como nos la habían contado.
Temerosos:
-Y ahora, dónde vivo?
Marginados:
-Quién controla mi destino?

Houston! Houston! Nos volvemos a la tierra!
Viento en popa, a toda vela!
A ver si de una vez revienta
y lo retomamos picando piedra.

No sé de qué os quejáis tanto,
hay gente rica y esclavos.
La educación no os pone al mando.
Nacimiento, dinero, ambición..
sin escrúpulos, sin miramientos.
Sois sensibleras ratas de callejón,
sin agresividad no hay reconocimiento.

lunes, 26 de septiembre de 2011

Internet y el espectador activo

Con el uso masivo de internet, se han abierto infinidad de posibilidades para los espectadores. Los consumidores de contenidos ahora podemos escapar a la rutina de sentarnos frente al televisor y tragarnos todo lo que escupe la "caja tonta".
Podemos elegir qué engullir, siempre dentro de los límites que nos imponen: nuestra comodidad, el tiempo dedicado a la búsqueda, el ancho de banda y, por supuesto, que no todo lo que nos interese tiene porqué estar en formato de vídeo o audio.

La comodidad es muy importante, porque lo más cómodo es dar al botón de la TV y que nos sorprenda con lo que se está radiando en ese momento. El típico aburrido espectador pasivo. Es el comportamiento más común, sobre todo si utilizamos la TV como ruido de fondo, como compañía. No hay que molestarse siquiera en elegir qué queremos ver o a qué hora lo queremos ver. Aunque sea como ruido de fondo, su mensaje nos está llegando, porque los mensajes son repetitivos, se repiten en el tiempo y en la frecuencia (no importa que cambies de canal). Así, al final, acabas conociendo lo que conoce todo el mundo, acabarás hablando de lo que habla todo el mundo y pensando como piensa todo el mundo, porque de eso se trata, de uniformar.

Lo mejor para salir de este círculo de vicio y perversión es, conectar tu TV al ordenador (y a internet) para eliminar el mayor número de barreras que hacen engorroso el acto de elegir el contenido. Porque elegir requiere un esfuerzo y un tiempo: la libertad también tiene un precio.

Lo que me ha hecho lanzarme de lleno al mundo del espectador activo ha sido la televisión a la carta, concretamente rtve a la carta. Porque puedes ver cualquier programa, documental, etc, en el momento que tú elijas. No es necesario que lo pongas a descargar y, por supuesto, no es necesario que te quedes un sábado por la noche en tu casa para ver "la Noche Temática", o poner a grabar el vídeo en caso de que tengas un compromiso ineludible. La banda ancha (que siempre parece demasiado estrecha) de cualquier ADSL o incluso 3G es más que suficiente, ya que, para ver "Redes", "la 2 Noticias" o cualquier otro programa no necesitamos la "alta definición".
El facilitar los vídeo y audio en streaming ha sido un gran avance en internet.

No sólo está rtve a la carta, existen otros canales que cuelgan sus contenidos en la web, aunque, la televisión pública ofrece un muy buen servicio, con una gran cantidad y variedad de contenidos y sin publicidad (por fin unos impuestos bien empleados). También existen sitios con enlaces y reseñas a documentales como Naranjas de Hiroshima o películas y series como cuevana.
Por último, para los amantes del porno, o los simples y convulsivos pajilleros, existen infinidad de páginas que ofrecen vídeos de este género en streaming y gratis!!!

Por supuesto, es muy importante tener también el "aMule", para bajar películas, música, series, documentales... todo aquello que no encontramos en streaming. Y poder visionarlo en el momento en que se complete la descarga, sin tener que grabar en un CD o un pen drive. Otro de los grandes avances de internet: las redes P2P, que permiten compartir archivos sin servidores dedicados. Compartiendo das nueva vida a esos contenidos cubiertos de polvo en tu disco duro.
Además, los videoclubs siguen existiendo, y muchas bibliotecas ofrecen DVD's para alquilar. Todo es compatible y complementable.

Sí, el internet nos abre las puertas de una cultura inmensa. Pero no sólo eso, existen peligros: la pérdida de tiempo es el principal. Hay infinidad de contenidos, los hiperenlaces, la multitarea... facilitan que nuestra atención se disperse en múltiples frentes cada vez que nos acercamos a un ordenador, sobre todo si lo hacemos con motivo de ocio. Y puede, que al intentar acceder a la cultura, acabes perdido en un océano de banalidades y con la conciencia manchada por el estrés y el haber querido hacer mucho y no haber conseguido nada.

jueves, 7 de abril de 2011

Tecnología y software libre

A veces me preguntan que qué hago yo con el ordenador, en mi tiempo de ocio, se entiende. Y me resulta difícil dar una respuesta convincente, concreta... Instalo distribuciones de linux, les cambio la apariencia, las dejo a mi gusto, instalo programas que me simpatizan, que me entretienen: editores HTML, herramientas wifi, máquinas virtuales, decoradores de ventanas, intrusión, defensa, P2P … Intento prescindir de Windows y de todos los programas privativos en la medida de lo posible. Paso mucho tiempo leyendo tutoriales, buscando en foros... en fin, utilizo la tecnología para aprender más de tecnología, en un círculo vicioso que no conduce a ningún lugar. También me gusta hurgar en el hardware, renovar, reciclar, adaptar a mis necesidades cambiantes o simplemente probar. Y así se pasan las horas delante de estas máquinas Todo por escapar un poquito de lo convencional, intentando ser algo más libre dentro de “la nube”, del mundo comercial.

Por un lado está la faceta lúdica, el entretenimiento, por el otro la faceta punk- hacker-libertaria, del “háztelo tú mismo”, de la lucha contra las soluciones de pago, más fáciles de usar y más llamativas, en la mayoría de los casos. Pero más fáciles, por cuanto que limitan tu libertad, ofreciéndote única y exclusivamente lo que quieres en un determinado momento, enmascarando la complejidad y en ocasiones ofreciendo funcionalidades, que o bien no necesitas, por ser muy específicas de un sector concreto, o bien están ocultas, camufladas con fines obscuros y que de conocer no aprobarías... en fin, estratagemas de mercado. Como también lo son las incompatibilidades con el resto de fabricantes. Porque la competencia además de aumentar la eficiencia de los recursos económicos, tiene también ese lado macabro de que “en el amor y en la guerra todo vale” y aunque lo enmascaran con nombres tales como “segmentación del mercado”, “soluciones a medida”, “customización” … su sueño es el monopolio, las empresas luchan porque su solución se convierta en la solución de masas, “estándar de facto”, y una de las estrategias es colar un producto que sólo sea compatible con otros de la misma compañía. Una vez más el beneficio económico no tiene por qué coincidir con el bien social.

Es realmente difícil saber todo lo que puede y no pueden hacer los cacharros de alta tecnología que nos rodean, qué funcionalidades están capadas, o simplemente ocultas, o cuáles son realmente nuevas e interesantes cuando nos apremian a actualizarnos. La mayoría de las veces es estética. Y al igual que se puede hablar de una estética punk-hacker-libertaria, está la estética del “estar a la la última”, la del “fiel a la marca”, la del “tecnófilo informado”...

Ahora se invierte mucho en tecnología y está todo lleno de proyectos que quizá nunca salieron ni saldrán de los laboratorios. Lo que un año era el nova más y valía una morterada de dinero, pasados un par de años puede que lo regalen con la caja de cereales. Sacos rotos... El marketing no tiene piedad, sólo comprar, usar, tirar, comprar. En el fondo todo es estética, seguramente no necesitamos la mayoría de las funcionalidades de nuestros aparatos electrónicos, al menos no a nivel de masa. Y no sólo la electrónica, también los alimentos, las ropas, los útiles de cocina, de labranza.. todo se rodea del aura de la tecnología. Todo cacharro es susceptible de sufrir increíbles mejoras que no se conocían hace tan sólo unos años.


Este derroche del que supuestamente nos beneficiamos ¿a quién perjudica? No quiero decir con esto que todo beneficio tenga que implicar necesariamente un perjuicio, pero en este y otros muchos casos ocurre así.

Los principales perjudicados son los países del tercer mundo, de dónde se extraen la mayoría de las materias primas, y estoy pensando principalmente en minerales (coltán, uranio, oro, plata, diamantes, petróleo...), que es de lo que más documentales he visto últimamente. El problema no son sólo las penosas condiciones laborales, sino que además se suman las guerras y conflictos. Ya que los intereses son muy disputados por empresas y gobiernos extranjeros y gobiernos autóctonos débiles y corruptos. Todo ello regado por unas sociedades de extrema desigualdad dónde la mayoría de la población vive en la miseria.

Luego están los países del segundo mundo (sudamérica, india, china …), países dónde empieza a prosperar la industria. Donde se externaliza la transformación de las materias primas, y otras tareas que no resulta rentable realizar en los países de consumo, porque los “costes de producción” son mayores. Aquí es más difícil ver el perjuicio, porque en estos países se crean puestos de trabajo y se inyecta dinero en sus economías. Pero el capitalismo no entiende de bien social, y no le importa si las condiciones laborales son o no dignas, si las leyes de protección del medio ambiente y de urbanización de estos países son demasiado laxas... Es decir, no le importan los costes sociales ni medioambientales.

En la cúspide de la pirámide alimenticia estamos los países del primer mundo, la sociedad de la información, la sociedad del consumo. Aquí se vive mejor, pero resulta difícil atribuir ese bienestar a los avances tecnológicos, a la gran cantidad de aparatos electrónicos que nos rodean y que nos ofrecen renovar cada día. Sigue existiendo la desigualdad y por supuesto la miseria, sigue habiendo población marginal, robos, drogas, suburvios … Las nuevas plagas, extrés, cáncer, depresión, paro … Existe una alta segregación de la población, el estatus económico determina el lugar de residencia, de forma que lo marginal queda oculto para el resto de la sociedad. Además hay que trabajar más y ser más competitivos que nunca, hay que progresar, hay que crecer, porque en caso contrario acabarás siendo un país del segundo mundo, o del tercero, o quién sabe qué. ¿Quién impone estos ideales de crecimiento, enriquecimiento y competitividad? ¿Acaso nadie quiere ser feliz? Está claro que estos ideales benefician a la clase dirigente, ya sea política o empresarial, que son los que realmente compiten en el mercado. El resto de la sociedad no son más que consumidores, herramientas de trabajo, recursos … a los que hay que apremiar para que consuman más y sean más eficientes en el trabajo.

Finalmente todo los desechos de nuestra vorágine consumista acaban en la basura, con suerte reciclados. O puede que vuelvan a países del tercer mundo como “donaciones”, es decir como basura, porque lo que aquí no funciona, o se ha quedado obsoleto, no va a ser arreglado allí, donde no existen los medios ni la tecnología. Por lo visto resulta más barato exportar la chatarra electrónica a un lejano vertedero que reciclarla.


Es muy difícil substraerse a esta cadena trófica y es muy fácil decir que ya nos viene dado y que no podemos hacer nada excepto seguir adelante. Pero lo cierto es que todo cambia, y que la actitud de cada uno cuenta. A mí me gusta pensar que utilizando software libre me desvío un poquito de este círculo, lo muevo un poquito hacia la órbita que me gusta, como se desplazaría el mundo si toda la población china saltara a la vez. Quizá no puedes tener lo último de lo último, quizá tardes varios días en configurar la impresora, o quizá no puedas jugar a ese juego que tanto te gusta (o será que no te gusta tanto). Pero si eres un usuario medio no tendrás ningún problema y te darás cuenta de que no tiene que ser necesariamente el mercado quien haga avanzar la tecnología.

martes, 23 de junio de 2009

Instalación a disco duro de Backtrack 4 conviviendo con Ubuntu y windows XP

Este post está obsoleto, ya que la última versión de backtrack4 viene con un instalador en el CD Live. De todas formas, lo aquí explicado sigue siendo válido para instalar en disco duro cualquier distribución live de Linux y configurar el GRUB





Lo que voy a poner a continuación traiciona bastante la temática de este Blog, pero puestos a locuras...

Pasos a seguir para la instalación:

Lo primero es crear una partición ext3 de almenos 3,5 G (Con el gparted, el partion magic... )
Swap se puede usar la de ubuntu (De todas formas dejo los comandos de creación de la swap, por si acaso).
El boot ya lo tengo en la particion de ubuntu y no tengo que crear ninguna partición para crearlo otra vez.

Con las particiones ya creadas, arrancar Bactrack desde CD o pendrive.

2. Format the file systems, mount them and copy over the directory structure. Chroot into new environment.
(esto seguramente no sea necesario porque el Backtrack ya monta los dispositivos al arrancar)
root@bt:~# mkswap /dev/sda2
root@bt:~# swapon /dev/sda2
root@bt:~# mkreiserfs /dev/sda5
root@bt:~# mkdir /mnt/sda5
root@bt:~# mount /dev/sda5 /mnt/sda5/
root@bt:~# mkdir /mnt/sda5/boot


Si todo ya está correctamente formateado y al arrancar ya se han montado las particiones, los comandos anteriores no harán falta.

root@bt:~# cp --preserve -R /{bin,dev,home,pentest,root,usr,boot,etc,lib,opt,sbin,var} /mnt/sda5/
root@bt:~# mkdir /mnt/sda5/{mnt,tmp,proc,sys}
root@bt:~# chmod 1777 /mnt/sda5/tmp/
root@bt:~# mount -t proc proc /mnt/sda5/proc
root@bt:~# mount -o bind /dev /mnt/sda5/dev/
root@bt:~# chroot /mnt/sda5/ /bin/bash



Después, editar el fichero /etc/fstab del Bactrack 4 (si lo consideras necesario, a mí no me hizo falta), para que no monte todas las particiones al arrancar, sólo las necesarias, y añadir la swap en el caso de que no esté.
Debe quedar algo así:
/dev/sda5 / reiserfs defaults 0 0 # AutoUpdate
/dev/sda2 none swap sw 0 0
proc /proc proc defaults 0 0 # AutoUpdate
sysfs /sys sysfs defaults 0 0 # AutoUpdate
devpts /dev/pts devpts gid=5,mode=620 0 0 # AutoUpdate
tmpfs /dev/shm tmpfs defaults 0 0 # AutoUpdate


Con esto ya podemos reinciar el sistema y arrancar nuestro ubuntu normal.
Desde ubuntu modificaremos el grub para añadir el nuevo sistema operativo (Backtrack 4)

Añadir lo siguiente al final del archivo /boot/grub/menu.lst:
title Backtrack 4
root (hd0,4)
kernel /boot/vmlinuz rw root=/dev/sda5
initrd /boot/splash.initrd


Después actualizar el grub y reiniciar:
root@ubuntu:~#update-grub && reboot

#Lo de hd0 significa que está en el primer disco duro
#Lo del 4 que está en la primera partición extendida (las sucesivas particiones extendidas se numeran a partir del 4. La primera partición primaria se numera con el 0)


La imagen corresponde a mi particionado del disco duro

jueves, 11 de junio de 2009

un, dos, tres, avances...


Voy a organizarme y dejar siempre los ficheros en el mismo sitio. No hago más que dejar carpetas infectadas con textos reveladores, demasiado etéreos, demasiado profundos para estas pobres máquinas que llamamos ordenadores.



El texto plano está infravalorado, y claro, las páginas web se llenan de javascript, ajax, flash, gifts animados y de mil gilipolleces más, porque el mercado lo que demanda no es lo funcional, sino lo llamativo. Y en vez de dedicarse uno a hacer cosas bonitas y sencillas, lo que hacemos los web-developer son tonterías para que cuadren con la supuesta estética de la marca. Porque en la empresa es donde surge lo peor del capitalismo. Donde surgen todas esas ideas que no tienen como fin resolver algún problema de la humanidad, sino que lo que se busca es crear nuevas necesidades para atraer el consumo. Por eso tanto llamar la atención, por eso tantos colores, sonidos y movimiento... igual, igual que las máquinas tragaperras. Un, dos, tres, avances...


Se trata de seducir, no de convencer.



Todo es cuestión de estética, yo también tengo la mía, pero no me gusta el mercadeo. No me gusta la avaricia, el derroche ni el abuso de poder. Será lo que me ha quedado de cuando creía en Dios, iba a misa y me hablaban del hippy ese que multiplicaba los panes y los peces y paseaba por los campos dando mítines sin ningún fin aparente (salvar a la humanidad). Eso es lo que quiero yo!! Beber vino, pasear y hablar, hablar para todo el mundo y de vez en cuando también escuchar.




Me encanta el texto plano, y la consola de comandos de linux con letras verdes sobre fondo negro. Y tb. me gusta ponerle a las ventanas el color que me salga de los güebos, cambiar los iconos ...

viernes, 13 de febrero de 2009

GRATIS!!!!

Últimamente, ando obsesionado con la idea de gratis: Internet gratis, música gratis, películas gratis, porno gratis. Lógicamente no es realmente gratis, hay que invertir tiempo buscando enlaces, descargando fakes, estar al día de los nuevos programas y de las debilidades de los distintos mecanismos de seguridad. Eso sin contar los días que se tira el ordenador encendido, el envejecimiento prematuro de sus componentes, etc. Ya lo decía uno de mis profesores: “No hay comida gratis”. Pero mi continua actividad pirata, a veces, me lleva a reflexionar: ¿No estaré atentando contra todo aquello que me gusta (Internet, la música, las películas)?

Si me conecto a las redes de los vecinos, timofónica gana menos dinero, sube las tarifas e invierte menos aún en innovación y en mejoras de sus servicios.
Si me bajo discos de grupos que prácticamente solo conocen en su barrio, venderán aún menos discos y perderán toda motivación económica por seguir tocando. Igual con las pelis (españolas, por ejemplo). Al final, esta actividad redunda en una reducción de los grupos y del cine minoritario. Porque las grandes bandas y producciones internacionales siguen vendiendo y amasando dinero, menos, aunque sigue siendo mucho.

Lo de timofónica no me importa porque, en cuanto se dan cuenta de que los mecanismos de seguridad son débiles, empiezan a invertir en otros nuevos y mejores, y eso aumenta mis posibilidades de conseguir un mejor empleo. Además, alegra la vida lo de saltar vallas cada vez más altas, mantener la rueda girando. Y no quiero meterme en lo excesivo del precio de la “banda ancha” en España, que si no fuese por el monopolio que ostenta, como empresa, Telefónica no tendría presente ni futuro.

Lo de la música y el cine me resulta más preocupante, porque no se puede apelar a la conciencia de cada uno para pedir que la gente no use el emule, la conciencia es muy particular. Yo, mientras se pueda descargar impunemente, lo seguiré haciendo, porque la vida es muy puta y yo me he vuelto muy malo. Y porque la cultura debería ser un derecho universal y a precio de mercado es casi prohibitiva.
Las discográficas, las productoras y demás chupatintas implicadas en el negocio deberían bajarse de la burra. O, si el mercado no sabe regularse, quizá debería intervenir el Estado. Pero no con el parche guarrindongo ese de la SGAE, que hace agua por todas partes. Si se pone un impuesto sobre dispositivos de almacenamiento, lo lógico sería que existiese una biblioteca en la red donde todos los contenidos por los que pagamos estén accesibles para cualquiera, de forma legal. Así se tendría un verdadero conocimiento de lo que escucha y ve la gente y se podría distribuir el dinero recaudado más equitativamente. La gente paga cuotas mensuales por rapidshare, megaupload, spotify… . Pagar 20E por un CD de música -que se raya en un mes- no tiene sentido, ni siquiera merece la pena perder 30minutos en ir a buscarlo a una tienda cuando, en menos tiempo, podrías descargarlo en el ordenador.
En lugar de ver oportunidades de negocio en las nuevas tecnologías, se ha visto un enemigo… y las productoras y las discográficas se han empeñado en no adaptarse, en criminalizar, intentando perdurar su lucrativo y apestoso negocio.
Lo peor de todo esto es los artistas que se perderán por el camino, hasta que la situación se estabilice. A veces para mamar hace falta algo más que llorar.

sábado, 29 de noviembre de 2008

Tiempo y silencio



Además de tiempo hay que encontrar el espacio, el lugar de la soledad.

Todo pasa tan a prisa que lo único que hacemos es buscar. Y, cuando encontramos, ya está obsoleto. Porque lo atemporal no tiene valor en un mundo que fluye a velocidad de vértigo. El designio del tecnólogo se opone al del poeta, la rapidez es lo importante, la belleza, lo contemplativo, no es más que un adorno.

Los vicios son mal asunto, pero sólo cuando sobra el tiempo -porque si sobra es que no estás en la dinámica de la rapidez-. El tabaco mata, pero más mortal es la vida en la ciudad -en tanto en cuanto se lleva el tiempo volando-.

-¿Que el tiempo pase deprisa es bueno o es malo? 
-Yo creo que es malo. Porque eso significa que estás tan ensimismado en ajenas tareas que no sientes el tiempo, la vida... ¡Cómo hecho de menos el aburrimiento, los días interminables, esperando que pase algo! Si esperas, al menos hay una meta, un sueño, un ideal. ¿Qué sentido tiene vivir por vivir? ¿Qué sentido tiene ver el tiempo pasar sin consciencia, sin dolor? ¿Qué sentido tiene hacer las cosas sólo por entretenimiento o por dinero?

La verdadera vida es algo tan exótico que sólo está al alcance de unos pocos.

Al final todos nos especializamos, al final todos aspiramos a ser reconocidos en una pequeña área, a ser células y olvidarnos del duro ideal, de reptar entre los intersticios intentando comprender.

El potencial se esfuma con los anhelos de estrambóticos proyectos, todo parece un camino marcado... Caminante. Sí hay camino -y, con palmadas y empujones de los brazos sinuosos de la sociedad, te mantienes siempre dentro-.

Resacoso mirar el techo, sentir el vacío ensordecedor del aire solitario y el trajinar de las olas en las playas de inverno, sentarse en la pared del castillo para ver los coches hormiguear y las nubes pasar, litronas y porros en el parque, dibujar en la mesa o en un papel, dolor, soledad, sexo, ternura, misterio. Tiempo y silencio...

miércoles, 3 de octubre de 2007

MORAL VS. ÉTICA

Moral: conjunto de normas y valores que una determinada sociedad establece como adecuados para regir las relaciones entre sus miembros. Dependen de la situación del grupo concreto, de su historia, localización geográfica, clima... Su objetivo: asegurar la supervivencia.


Ética: valores absolutos, por encima de un grupo concreto. Establecen si un acto es bueno, malo, perjudicial, libre... Ideas puras, inmateriales, alcanzadas a través de la razón.




La Moral se ha vuelto contra la Ética. ¿Alguna vez no lo estuvo? ¿Existió una época en que los valores morales coincidían con los éticos? ¿No será que los valores éticos van en contra de la vida, la supervivencia de una determinada sociedad? ¿O es sólo una falsedad más? La Ética como moral hipócrita:


-Por un lado la Moral, la del día a día, la más cómoda, la que asegura la supervivencia, la que permite el drenaje de las pasiones y los instintos.


-Por otro la Ética, la moral de los Domingos, a la que recurrimos como reacción al dominio que sobre nosotros ejerce nuestra naturaleza animal. Como purga del sentimiento de culpa.




¿Por qué esta dualidad? De dónde la necesidad de suprimir definitivamente los instintos. ¿Qué necesidad de Ética tiene el hombre?


La Ética como supra-moral, como juez del resto de morales, como moral de masas. El elemento unificador de la Globalización, la Democracia.


¿Qué ha hecho el sentimiento de culpa por la Humanidad? ¿Acaso somos mejores que hace 5000 años? ¿Por qué esa fascinación del hombre por la razón, por las ideas, por todo lo que está fuera del alcance de los sentidos? Inventamos dioses y ahora queremos ser como ellos. Seguramente en la actualidad hay más guerras, más hambre y más miseria que en ninguna otra época. Eso es lo que hemos conseguido con la Ética, ir contra la Moral: acabar con la vida.


Renegados de nuestra condición humana. Negamos el conocimiento de nosotros mismos y volcamos todo el esfuerzo en la búsqueda del conocimiento, en la búsqueda de esas ideas absolutas.




La ciencia, la tecnología y la economía se han convertido en el nuevo campo de batalla donde los hombres miden su habilidad y elocuencia. A cambio, poetas, músicos, filósofos, políticos... son ignorados y menospreciados como artificiosos malabaristas de la palabra y las emociones, todo por atreverse a cuestionar el valor de la Ética.


En el campo de la Moral triunfa lo vulgar, la falta de moral, un batiburrillo de costumbres y comportamientos, tomados de aquí y allá. Un sinfín de ideas repetitivas y superficiales inundan los medios de masas, ensalzan la Igualdad, la Democracia, el Liberalismo, los avances Tecnológicos...

domingo, 29 de octubre de 2006

¡No podéis encadenar a un animal salvaje!


Resulta que mis artistas preferidos podrían perfectamente ser personas al límite de la esquizofrenia. Pudiera ser que yo no fuese tan inteligente como me atribuyo, que sólo estuviese al borde de la locura, que me refugiase en mis fantasías y extrañas ideas, sólo para compensar el miedo y la tensión que me producen las relaciones cercanas.

Inadaptado, una antena de 100 ohmios, enchufada a una línea de 50. Todo se disipa en mí, albergo una enorme cantidad de potencia que no va a ningún lugar. Me resulta difícil traducir a alguna técnica expresiva las quimeras producto de mi mente enferma.

Soy mi propia obra, un artista de lo inconcebible. Un ingeniero de proyectos absurdos.
¿Cómo explicar si no esta relación de amor-odio con las drogas? ¿Cómo, si no es para huir de mí y de lo que me rodea?
¿Y el Amor? Si no tengo Amor no tengo nada. Si no tengo Amor sólo soy un bote de conservas vacío. Y aún teniendo Amor, quedan huecos que tapar con otros sentimientos y aficiones. Amor con sexo, la perfecta adaptación, para radiar al medio lo mejor de los seres humanos.
¡QUE NADIE ME PIDA!
Que nadie me pida que difunda las bondades de mi carrera. Que nadie me pida que enaltezca a aquellos profesores que creen ser mejores cuando suspenden al mayor porcentaje de gente! Que no piensen que soy partidario de un sistema de enseñanza ineficiente, que sólo entrena para tener un ojete más abierto, por donde penetren todo tipo de explotaciones mercantiles. Que nadie piense que defiendo teorías fascistas o Darwinistas en lo que a educación se refiere.

Si la pregunta es, si soy feliz? Me veré obligado a responder que la mayor parte del tiempo lo soy. Pero a menudo me enferman las injusticias y desigualdades de este mundo que tan mal hemos modelado. Si Dios hubiese existido no nos habría puesto en el planeta para destruir su obra. Somos los dueños de la creación pero no tenemos ni puta idea de nada.
Asisto como observador impasible a la degradación del hombre por el hombre, y esa es la única fuente de dolor que mina mi felicidad.
Me gusta la canción protesta, los textos subversivos, las películas oníricas, la gente que habla sin miedo a equivocarse pero consciente de su falibilidad.
Odio a los que mienten, a los que se sienten superiores y desprecian lo que no comprenden, a los oradores, publicistas, políticos, a todo aquel parásito que trata de elevarse aplastando a la masa informe, apoyándose en la población media, o en cualquiera que caiga bajo su pie.
Prefiero estar ocupado, desarrollar actividades que me hacen feliz, actividades productivas, al menos para mí. Crear, escribir palabras bonitas, dibujar, leer, aprender, investigar, hacer deporte... A veces me sorprendo malgastando mi tiempo en formas autodestructivas, pero es que aún no he aprendido a controlar del todo la ociosidad.
Ya no hago apología de las drogas, pero hay momentos en que uno necesita su pequeña dosis de muerte.
Y todas mis ensoñaciones consisten en echarme al monte, aullar en noches despejadas, a la luna llena, sobre una roca junto a una charca al borde de un viejo hayedo, vagar por montañas donde nunca haya pisado el hombre. Olisquear el culo a mi amada y montarla por detrás, criar una camada de lobos hombres que sólo cacen por necesidad.