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viernes, 16 de septiembre de 2011

Apuntes sobre Sloterdijk y la fiscalidad voluntaria

Estos juegos mentales que relacionan estructuras sociales y sicología resultan siempre reveladores, divertidos, estimulantes, avergonzantes...

"... la habitual animadversión de los intelectuales hacia el capitalismo puede explicarse en razón de la frustración que sigue al descubrimiento de que la brillantez intelectual que asegura el éxito en la escuela no garantiza un éxito condigno en la vida profesional, donde entran en juego otros factores de atribución de recompensas."

"... ya en el estado intrauterino, todos desarrollamos un sentido de arropamiento espacial para el que, una vez llegados al mundo, no hallamos ya ningún sucedáneo satisfactorio..."
(Ese insatisfactorio arropamiento bien podría ser el Estado paternalista, el redistribuidor de la riqueza, el que roba a los ricos para repartirlo entre los más pobres)

"... la contrapartida al orgullo de quienes triunfan en la lucha por el reconocimiento es el resentimiento de aquellos que han de ocupar un rango inferior en la jerarquía social. Para deshacerse de la ignominia de tal subordinación se propagan desde abajo valores morales de autolimitación e igualitarismo, a cuya luz los integrantes de las clases que han obtenido el éxito aparecen necesariamente como fracasados."
"...Los ricos sólo pueden sacudirse el desprecio de sí mismos que la cultura les impone si, mediante una economía del orgullo, distribuyen su patrimonio en una serie de bellos gestos de asistencia voluntaria a los necesitados, a los de abajo." (Supresión de los impuestos obligatorios, que sea algo voluntario)
"...Basta ya de quejarse por el aumento del paro; basta ya de prestar exasperante atención a la vida de los de abajo; ¡¿no resultará más deplorable y humillante tener que renunciar, por la coacción del Estado social, a parte del patrimonio que uno se ha ganado a pulso?!"

Fragmentos de dos ensayos publicados en "Revista de Occidente". Los dos ensayos son:
La utopía de la sociedad sin impuestos. Manuel Arias Maldonado
Fatales profundidades desde Karlsrube, Sloterdijk y su propuesta de fiscalidad voluntaria. Axel Honneth.
En ambos se rebaten las teorías de Sloterdijk, en el segundo de forma más clara y contundente.

viernes, 10 de junio de 2011

Democracia Real Ya!!!

Democracia es el gobierno (kratía) del pueblo (dḗmos). Algo que nombramos siempre como una situación ideal, inalcanzable?
La democracia puede funcionar relativamente bien en grupos pequeños. Así que, para nuestra sociedad de masas, recurrimos a una democracia representativa, donde unos cuantos se alzan en representantes de ciertos colectivos. En la mayoría de países la sociedad parece estar dividida en dos únicos colectivos (izquierdas-derechas; republicanos-demócratas; laboristas-liberales; pp-psoe; madrid-barça...)
¡Vaya! Es increíble tanto consenso. Si, normalmente, nos sentamos cuatro en una mesa y puedes escuchar hasta ocho opiniones distintas. Parece fácil intuir que nuestro afamado sistema democrático no es tan democrático.

Y, es que, cuando comenzaron a implantarse las democracias a partir del siglo XIX, no lo hicieron con la intención de dar la oportunidad de voto a todos (sufragio universal). Sino que el voto estaba reservado a un cierto sector de la población: nobleza y burguesía (los propietarios y las personas con cierto capital), que eran los afectados por las políticas de los Estados y los que podían tener cierto interés en controlarlas. Aún no se había inventado el Estado de Bienestar y, después de todo, desde la época de los Griegos no se había vuelto a oír hablar de democracia (más de 2000 años de emperadores, reyes, iglesia, nobleza) ¿Qué interés podía tener el campesino, la mujer o el obrero en votar? Seguramente muchos gobernantes hoy en día se siguen preguntando lo mismo.
El Humanismo, el Renacimento y la Ilustración habían dejado sus semillas a lo largo de la Edad Moderna: educación universsal, derechos del hombre, ciencia, tecnología... Las luces de la razón. La razón fue capaz de comprender que los indígenas americanos y africanos eran también personas, eso llevó siglos de muertes y explotación.
También que todas las personas tienen derecho a elegir sobre los destinos de los Estados en que habitan. Este proceso aún no ha terminado: bien porque no ha cuajado en las masas de habitantes, bien porque el capital nunca tuvo la intención de dejar el poder.

Al ir ganando fuerza la burguesía, y adquirir peso en el Estado (en detrimento de la nobleza), ha conseguido quedarse en el poder. En un sistema capitalista, como el nuestro, existe una cierta connivencia ante esta actitud (parece lógico que el voto de Botín, Alierta o la familia Godó tenga más peso que, por ejemplo, el mío).
Los medios de comunicación se encargan de contrarrestar la educación. La educación está cada vez más orientada a satisfacer las necesidades de este capital. En el fondo, se ha convertido en un servicio de los Estados a las empresas: para generar un mercado de mano de obra especializada lo más barato posible.

Los avances conseguidos en el Estado de Bienestar por las diferentes luchas obreras a lo largo del siglo XX se van dilapidando poco a poco, siempre en pro de la competitividad. Pero un gobierno, ya sea democrático, dictatorial, hereditario... necesita el apoyo del Pueblo, necesita tenerlo contento, aunque sea con pan y circo.
A partir del 15M y, cómo no, coincidiendo con una crisis del sistema capitalista, a los Estados les ha salido un grano en el culo. Un grupo de la sociedad bastante amplio se ha hecho eco de estas y otras incongruencias de nuestra democracia capitalista. Situaciones que ya se venían denunciando desde partidos “minoritarios”, “sindicatos”... y que eran desacreditados ante la opinión pública como “izquierdas radicales”. Ha sido necesario que este movimiento se desvincule de cualquier ideología política para que la opinión pública venza sus prejuicios y se decida a apoyar el “movimiento” sin tapujos, sin vergüenza, sin miedo... Ha despertado un sentimiento de simpatía generalizado, ha conseguido hacerse oír. Sus reivindicaciones y denuncias son perfectamente razonables y globales: corrupción política, ley electoral injusta, colectivos marginados, falta de pluralidad, bipartidismo...

miércoles, 18 de mayo de 2011

Nacionalismos, nacionalidades, gentilicios, castas, clases

Estos días, con lo de las clases de idiomas, no he dejado de darle vueltas al asunto de la nacionalidad, el gentilicio...
Además, me ha coincidido con el estudio en historia de la Edad Media, Moderna y Contemporánea, cuando se empiezan a configurar los Estados Modernos: las monarquías y la nobleza pierden poder, en favor de la alta burguesía, y se empiezan a formar cámaras de gobierno "electas" (entre los nobles y los burgueses más ricos).
Es curioso como Inglaterra toma la delantera: cuando el resto de Europa estaba aún sujeto al poder de las monarquías absolutistas, los ingleses ya habían conseguido relegar el papel del rey y las nuevas clases burguesas enriquecidas formaban parte del gobierno del país.
En esta convulsa época es cuando se fijan las fronteras de los países, que no son más que grandes parcelas que los reyes disputan en cruentas guerras, e intercambian en acuerdos matrimoniales. Entonces, es de suponer que la nacionalidad estaba ligada a la persona del monarca y no tanto a la de la tierra que se habitaba, la lengua, la cultura... Porque la clase campesina, que era la mayoría, difícilmente podía ser consciente de la diversidad que hubiese más allá de su comarca. En cambio, la figura de un rey, de una nobleza, parece más fácil de captar en una sociedad donde las relaciones de vasallaje seguían siendo muy importantes.
Con este burdo resumen, quería subrayar que, el sentimiento nacionalista, si existía, es probable que no fuese tal como se entiende hoy en día. Me refiero a la población campesina mayoritaria.

Hoy en día un nacionalista lo es independientemente de sus gobernantes, podría morirse el rey y toda la casta política y ¿Yo seguiría diciendo que soy español? Los Estados se asientan en territorios fijos, las fronteras son inamovibles, todo el mundo sabe dónde están. Las lenguas, la cultura, los impuestos, el ejército, el equipo de fútbol... las refuerzan. En un mundo donde los movimientos migratorios abarcan todo el globo y donde las diferencias económicas entre países son brutales, cabría preguntarse si ¿los sentimientos nacionalistas son de la misma índole en los países pobres que en los ricos? ¿O, mejor aún, si es un país receptor o emisor de inmigrantes? Y, si estos signos, símbolos, etc. que todos los Estados potencian y controlan tienen la misma intención.

Pero las fronteras son necesarias: porque existen desigualdades económicas entre distintos territorios. Los Estados son controlados por el capital (o también pueden considerarse parte del mismo). Encargados de mantener las infraestructuras para el resto de actividades económicas. Y no se puede ser tan frívolo, tan amoral, tan inculto, tan mal Cristiano... como para decir que la nacionalidad no importa y que las fronteras no tienen más que una función de control, migratorio y monetario por parte de los estados (que no queremos que los "otros" participen de nuestra riqueza). Para reforzar la idea de frontera y, darle una base moral a esa estructura de control, se introduce el concepto la identidad nacional. El Estado capitaliza la cultura y se convierte en paladín de su pureza, la inculca, la difunde, la apoya, la normaliza, la simboliza... Como consecuencia: surgen también fanatismos, racismos, intolerancia... que en el fondo es poner una barrera más, una barrera psicológica de disuasión migratoria.
El mayor avance de los Estados actuales ha sido conseguir encajar las fronteras "nacionales" con las del propio "estado". Si entendemos "nacionalidad" como aquel conjunto de población que se identifica porque comparte una cierta cultura y "estado" como el conjunto de organismos, administraciones... etc. que administran un territorio. Esto se ha conseguido de forma similar a como se ejerce el poder político en democracia, es decir, de arriba hacia abajo. Es la clase política, los grandes capitales, las instituciones que han copado el poder quienes proponen las ideas, definen la cultura y después la difunden al pueblo, para que, de forma pasiva, la secunde y la acepte.

Me irrita que se intente inculcar la identidad nacional, está claro que vivimos en sociedad y que existen unas normas que tienen variables regionales, pero esas regiones no tienen porqué coincidir con los territorios administrativos. Existe, además, una gran mezcla de pueblos y creo que, la solución de instar al inmigrante a adoptar la cultura del lugar al que llega, es profundamente injusta y denigrante. Pero este debate no se ha llegado ni tan siquiera a plantear dentro del sistema democrático, porque no se sabe qué consecuencias puede tener la ruptura del binomio Estado-nación y porque no interesa que la comunidad sea capaz de establecer un diálogo y llegar a pactos por si misma. Lo que interesa es que trabajen y consuman y no se pierda el tiempo en "chorradas".

Las fronteras sirven para lo que sirven y, si les quitamos su dimensión cultural, quizá sea más fácil ver su injusticia. La cultura la posee y la hace la gente, interaccionando, entrando en contacto. Con los nuevos medios de comunicación y desplazamiento me parece difícil restringirlas a un lugar físico. Por eso yo no soy español, ni extremeño, ni catalán, ni nada... yo soy de un pueblo de la provincia de Badajoz que visc a Barcelona y construyo mi cultura cogiendo cosas de aquí y allá en un batiburrillo de ningún lugar. Uno puede añorar sus orígenes pero eso no les da entidad de barrera física. Además, creo que en una sociedad de clases globalizada, como la nuestra, en la que las clases bajas son explotadas, puede ser más beneficioso para todos la identidad de clase.

lunes, 30 de junio de 2008

Visca Espania!!!!

La selección Española ha ganado la copa de Europa. Y la población se ha vuelto muy patriota. Mi no comprender. No comprendo cómo han podido vender tan bien un espectáculo que apesta. A mí, sólo ver tantas banderas y adoradores de símbolos patrios me repugna. Me parece raro y estúpido el sentirse identificado con un grupo de niños pijos podridos de dinero cuyo mayor logro es jugar al football. Y luego están todas esas banderas rojas y amarillas que no sabe uno lo que representan ¿al Rey? ¿al Gobierno? ¿a los once niños? ¿al partido en el poder? ¿a los fachas?... ¿a los que pagamos impuestos en el Estado Español? Me ponen muy nervioso las banderas, los símbolos de culto en general, albergan conceptos abstractos y ambiguos, fácilmente manipulables con exhibiciones tan banales como un partido de fútbol, o alguna frase estúpida por la tv o la radio.

“¡Todos los españoles apoyamos a la selección! Y el que no razone de esa manera, obviamente, no es Español” Esta afirmación, absurda en sí misma, absurda para más gente en cuanto acabe esta fiebre footbolera. Negarla te puede costar incluso la vida (en un bar), o que te tachen de loco y antisocial (en entornos menos “instintivos”).

Bien, la selección ha ganado y yo no percibo ningún beneficio social. Mis impuestos serán los mismos, o incluso más: Porque esa gente no viaja en clase turista, ni duerme en sitios que no sean lo suficientemente caros.

Yo no tengo nada en contra del deporte del balón-pie, pero creo que lo de menos es el deporte, y sí mucha publicidad, comercio, política, caramelos para mantener entretenida a la masa, para crear Nación, para matar la conciencia social, para crear sentimiento de unión en una España que no tiene porqué existir más allá de la recaudación y administración de los impuestos.

Tampoco tengo nada en contra de los Estados, es una forma de organizar la riqueza como otra cualquiera. Lo que me repatea es que utilicen determinados símbolos para apoderarse de la cultura, enfrentar a los pueblos y segregar a la población. Desgraciadamente, esto ocurre allá donde haya banderas, himnos, reyes... Invadir reinos, anexionar territorios... esa es la historia de la humanidad y eso se hace con las armas o, más sutilmente, unificando culturas. Para al final ser un todo Global, mejor y más justo???

domingo, 9 de marzo de 2008

El cine español y el control estatal de la cultura

Muchos dicen que el cine español es malo. Yo creo que sólo lo es cuando intenta imitar al americano.


Muchos se oponen a subvencionar el cine, o la cultura en general. A mí me parece mejor que se subvencione a que desaparezca. Porque soy un amante de la variedad. Y en España, en general, tenemos un cine muy variado y representativo de las diferentes identidades, miedos, complejos e ideologías que circulan por este nuestro terruño. En una peli estándar americana, los personajes son eso: americanos, y tienen sus costumbres y miran al mundo desde su particular balcón, tienen sus hitos de referencia, sus paisajes, su ritmo de vida...


Que se subvencione, pero que permanezca independiente. Que se mantenga independiente es posible porque, de todos es sabido, es un cine minoritario. Pero ya le gustaría al Estado, o a las comunidades que aspiran a serlo, difundir sus mensajes identitarios, a masas aborregadas, por las salas de todos los cines. Porque esa es la misión de los Estados: que todos seamos iguales. Como la economía ya no la controlan Ellos, sólo aspiran a administrar las costumbres y la cultura. Esa es la forma de crear Estado.
Para una vez que el Estado corrige una imperfección de mercado, dejarlo que subvencione!




La educación púbica es muy importante y muy buena, pero se ha depositado demasiada responsabilidad en ella. Lo cual resulta normal, porque en estos tiempos modernos, los padres no tienen tiempo de educar a sus hijos. Y los Estados y las empresas han ocupado este nicho, han aprovechado para inmiscuirse en los programas de estudio y crear un pueblo educado a su medida.


Yo seré Español... no me queda más remedio, pero ningún Estado debería obligarme a respetar ningún tipo de símbolo, ni a ningún tipo de persona más que a otra, por muy Real que sea, ni tampoco tiene derecho a decidir qué conducta es perniciosa para mí, ni cual es mi lengua o mi religión oficial, tampoco debería existir un cuerpo policial para hostigar a los ciudadanos que no creen en el Sistema. Porque los Estados, en teoría, los crean los pueblos para que administren sus impuestos, su excedente monetario, para tener una serie de servicios básicos que garanticen un cierto bienestar y para corregir las imperfecciones del mercado. Son una creación del pueblo al servicio del pueblo. Pero esta idea es demasiado inocente, porque las cosas no funcionan así, y los Estados democráticos no son más que otra forma de gobierno autoritaria, al servicio de los que tienen dinero, asociados por intereses comunes y apoyados en el voto de la mayoría, que consiguen con sus medios de educación planos, sus medios de comunicación monotemáticos y su moral para esclavos.


Yo quería hablar de “alas de mariposa” y mira donde he acabado.

sábado, 7 de octubre de 2006

Revolución

Antes tenía grandes secretos que guardar, creía firmemente que mis diarios estaban llenos de pensamientos que nunca nadie debía leer. Ahora no me interesan ni a mí. Hace años que no los miro y empiezo a pensar que sólo eran el fruto de la rabia y la impotencia de un adolescente que intentaba comerse el Mundo, pero que en cada bocanada sólo engullía vacío.
Y ahora, ved, soy un hombre con las tonterías de un niño, he cesado en el intento de comportarme como un adulto. No me revelo contra las normas, me basta con eludirlas. Otro mundo es posible, pero no será a causa de una revolución, porque la sociedad está apalancada en un Estado de Putrestar que adormece y banaliza las mentes. La revolución se producirá en cada rincón de la Tierra, el día que el Planeta diga que no aguanta más a estos parásitos humanos que se le han subido a la chepa y no le dejan ni respirar.
Con suerte los cambios vendrán desde arriba, pero no desde los Gobiernos. Vendrá de las grandes empresas, cuando las mentes responsables se empapen con las nuevas teorías económicas y se olviden de la mezquindad humana. Los Gobiernos están enredados en su propia burocracia y en su empeño por arrancar votos de una masa aborregada de gente, a la que tampoco interesa despertar de su letargo.
La democracia es un fracaso y sólo se mantiene por el liberalismo económico del que ha ido acompañada. El poder sigue concentrado en unas cuantas personas. El único avance en libertades es que ya no hay presos políticos, ni penas de muerte. En teoría, tenemos libertad de expresión, pero con las cosas que se dicen por los medios de comunicación, esta libertad no creo que haya enriquecido a la humanidad. Por otro lado el Estado no deja de inmiscuirse en asuntos morales y privados de las personas: grabar con mayores impuestos los productos que considera malignos o incluso prohibirlos, decidir sobre lo que se ha de enseñar a nuestros hijos, elegir la religión oficial... y en general prohibir o fomentar, intentando atraer la atención del grupo de votantes más activo.
El Estado debería existir para corregir fallos de mercado, garantizar la justicia y la libertad de sus ciudadanos, para proporcionar servicios que ninguna empresa privada esté dispuesta a prestar y para garantizar la seguridad.
Viendo como están las cosas por los países demócratas, gusta ver como Cuba resiste al mundo moderno, al menos hasta la muerte de Fidel. Hasta que unas elecciones democráticas pongan en le poder a algún dictador elegido por la mayoría y se abran las puertas al capitalismo que ofrezca bienes de consumo a cambio de ignorancia y superficialidad, como estos pensamientos que no profundizan en nada.

viernes, 22 de septiembre de 2006

Toros?


Me gustan los toros, me gusta cuando pastan libres en el campo y cuando se desangran llenos de rabia en el ruedo. Los toreros, los buenos toreros y los banderilleros, artistas que se enfrentan al miedo, que ignoran el peligro, se entregan a su tarea.
El oficio del matador. Sangre, miedo, crueldad, habilidad, estética, tradición, superstición, técnica, arena, calor ...

¿Qué se puede hacer cuando un animal de 500 kg. de peso se lanza hacia ti, herido, lleno de ira? ¿Qué vas a hacer sino correr? Correr en línea recta, presa del pánico, buscando la barrera.

Yo no puedo ser torero, yo no valgo para matar toros, igual que no valgo para hacer cine. Son cosas que se llevan dentro, es la impotencia escupida en actos bellos y crueles.

Los picadores no me gustan. ¡Cómo se atreven a humillar así al pobre caballo! ¡Qué se les subiesen encima! Y pinchar al toro desde la seguridad que da la altura de una buena montura. Yo me alegro cuando caen al ruedo, desde luego son los malos de la puesta en escena. Un Sanchopanza mezquino, apuñalador de espaldas, haciendo de Don Quijote con su lanza. Y mientras tanto Rocinante que no se entera de nada.

Es un juego cruel, como el mundo en que vivimos. Cruel y mortal.

Un chaval joven, lanzándose con furia a la grupa de ese gran animal lleno de sangre y cuernos, con su espadita de esgrima. ¿Qué se siente al terminar con la vida de un animal con el que has estado interpretando un baile de muerte?

La tauromaquia es España, pero no sólo eso, es la naturaleza humana, disfrazada con los colores de la Fiesta Nacional.

No quiero que prohíban los toros, ni las peleas de gallos, ni el tabaco, ni la marihuana ...
Las peleas de perros no me gustan, pero sí el boxeo, así de arbitraria es la irracionalidad.

Yo no quiero esta mierda de democracia que nos hace a todos iguales, que pisotea y extermina cualquier disconformidad y criminaliza a las minorías.
Humanizar a los animales, deshumanizar a los hombres pobres. Este es un planeta basurero, donde unos cuantos marcan el ritmo y todos somos responsables y esclavos de nosotros mismos.
... “el poder de los pueblos sobre sí mismos” de que se habla, no es el gobierno de cada uno por sí, sino el gobierno de cada uno por los demás...


Nos hemos encabezonado en que el poder emane del pueblo, y nos sometemos a nuestra propia tiranía, quizá deberíamos poner más esfuerzos en limitar el poder de los gobiernos. O limitar el poder sin más.

Y si matar toros es de pueblos incultos y bárbaros, también lo es limitar las libertades de un colectivo por el antojo del 51%.

martes, 26 de abril de 2005

Ovejas modorras.

Hay ovejas a las que se les reblandece el cerebro, se apartan del rebaño y vagan solitarias -sin rumbo fijo, sin objetivos-.
En mi pueblo se dice que esas ovejas están “modorras”. Eso se dice también de las personas cuyo comportamiento se sale de los cánones de moralidad establecidos. Si además tienes ideas divergentes, los apelativos asignados pueden ser aún más duros, humillantes, desacreditativos.
Estos son los mecanismos con los que la sociedad se defiende de todo cambio.

Los cambios de costumbres asustan, son incómodos: Cambiar una rutina por otra -¿Para qué?- se dirán algunos. En nuestra sociedad acomodada es fácil aguantar: si no te gusta tu pueblo te vas a la ciudad; si en casa no te comprenden te metes en un chat; si no te gusta la realidad tienes la televisión, las consolas, la pornografía, las drogas…

Sabemos que existen países (tres cuartas partes) en los que no saben del “Estado de bienestar”. Salen en las noticias de la tele, cada vez menos, porque hay estómagos sensibles que prefieren estar al corriente de la última técnica en implantes de pecho -o cualquier otro entretenimiento que gastan los ricos y que nunca tendrán las personas de a pie-. Es una realidad externa, porque nosotros somos el “Primer Mundo” y ellos el “Tercero”. Es un problema tan inmenso que es difícil de atajar. Los Estados (que se supone somos todos) desvían nuestra atención de los problemas sin solución, delegan poder en las macro-empresas (en pro del Capitalismo, del avance), se sacuden la responsabilidad y el pueblo se lo agradecemos con nuestros votos y nuestra conformidad, apoyando estas tiranías democráticas que oprimen y condenan cualquier minoría, cualquier intento de arreglar algo.

Si la noticia no está en los medios, la noticia no existe”.
¡Cuántas guerras y miserias pasan desapercibidas para nosotros! Es difícil encontrar fuentes de información fiables. Internet, la gran red: tanta información inclasificable que no sabes ni por donde empezar.
¿Dónde está el conocimiento que perdemos con la información?

Don Quijote era un loco por querer reinstaurar la caballería andante, desfacer entuertos y ayudar a los menesterosos, sin rey ni amo. Los que invaden países en busca de petróleo, negocian con terroristas para hacer cundir el pánico entre la población y poder aplicar así leyes “poco humanitarias”, están muy cuerdos.
Hemos elegido malos pastores para guiar nuestros rebaños. Las ovejas modorras son ahora las guardianas de la sabiduría humana, si alguna vez la hubo.

Aquí dejo un enlace a una página de "contrainformación" que está bastante bien:
http://www.nodo50.org