lunes, 19 de marzo de 2018

Lo siniestro de las encinas centenarias y referentes cinematográficos


Decía Freud que "lo siniestro causa espanto precisamente porque nos es familiar". Y tiene tremendo valor estético: lo oscuro, violento, sangrante... David Lynch lo explota muy bien en sus películas.


Como esta visceral escena de la anciana: horrorizada ante los pies cercenados de sus compañeras.

Dehesa de Herrera del Duque atropellada por el nuevo tramo de circunvalación hacia el polígono industrial.

Ni Leatherface hubiera desatado tanto ensañamiento en una matanza fuera de Texas.

En una de las escenas de "Inland Empire", el celoso e influyente marido de Nikki advierte al apuesto Devon:
"Hay consecuencias para cada acción. Y, sin duda, también hay consecuencias para las malas acciones. Y serán oscuras e inevitables. ¿Por qué hay necesidad de sufrir?"

Pero el miedo a lo desconocido no nos paraliza, y continuamos con nuestra obra: arrasamos montes, asfaltamos caminos, quemamos nidos, construimos fronteras, oprimimos al pobre, marginamos al diferente y generamos millones de kilovatios de Electricidad... Nada consigue saciar nuestra ansia de expansión.
Y no es que desde este blog tengamos nada en contra de la Electricidad. Pero resulta muy poético reparar en toda esa energía, desplazándose por los campos... hasta llegar a las tomas de nuestros hogares.
Será por ello que en la tercera temporada de Twin Peaks, la Electricidad, juega un papel fundamental. Algo así como la puerta de la caja de Pandora. Parcialmente controlable si la mantienes cerrada. Pero, al abrirla, todos los males se escapan irremediablemente y se esparcen por el Mundo entero, en una gran explosión termonuclear.

"Así y todo, existe la magia". Es mágico que estas encinas centenarias se mantengan en pie, en un terreno tan duro y seco. A pesar de nosotros -y las heridas que infligimos-, a pesar de que con nuestro ganado no dejamos que sus retoños levanten un palmo del suelo. A pesar de que no nos tiembla el pulso para acabar con estos árboles -catedrales vivas-, que ya estaban ahí antes que nuestros abuelos vinieran al mundo.
Quizá, si hablasen, podrían contarnos historias tan increíbles como la del replicante Roy, en Blade Runner, justo antes de morir:
-"Yo... he visto cosas que vosotros no creeríais: atacar naves en llamas más allá de Orión. He visto rayos C brillar en la oscuridad cerca de la Puerta de Tannhäuser. Todos esos momentos se perderán... en el tiempo... como lágrimas en la lluvia..."

Twin encinas en dehesa de Herrera del Duque

Pero lo siniestro se nos ha vuelto demasiado familiar. Ya es solo un aspecto más de lo cotidiano, como los inmigrantes que se ahogan en el mar, las guerras en oriente próximo o los ensayos nucleares en el Pacífico... Si esos son nuestros referentes ¿Por qué habría de dolernos el grotesco cadáver de una encina, con las ramas por los suelos y las raíces clamando al viento?
Quizá no nos duele porque nos creemos a salvo de nuestra propia falta de escrúpulos. Pero "hay consecuencias para cada acción..." y nuestra ciencia y tecnología no parecen suficientes para eludir los oscuros efectos.

miércoles, 14 de marzo de 2018

¿Qué dinero! ¿Qué trabajo! Ni qué niño muerto!

Cuanto más dinero tenemos más seguros nos sentimos ante cualquier posible adversidad, también nos dispone más lujos y comodidades. Pero no es suficiente tener dinero, además queremos estar frescos, despiertos y ávidos para conseguir cada vez más cantidad: porque el dinero se agota y la vida sigue. Y, aunque nuestra vida se agote, la de nuestros seres queridos sigue adelante. Así que, nos gustaría dejarles el respaldo de nuestros bienes, para que supla la ayuda que podríamos haberles prestado en vida.
El dinero se convierte en objeto de deseo, y dedicamos gran cantidad de horas a conseguir cada vez más, sin que haya un consenso de cuánto es el máximo del que una persona puede disponer, o el mínimo imprescindible para ser feliz. Porque al final se trata de eso: de ser feliz, de gozar de libertad...

El dinero condiciona absolutamente nuestra vida, sin embargo, cada vez tiene un carácter más abstracto: una serie de números almacenados en una cuenta bancaria. Y, al tratarse de algo tan etéreo, necesita de altas dosis de tecnología (para impedir falsificaciones) y burocracia (para mantenerlo en los circuitos estadísticos de la economía capitalista).
Ya no es como la enorme hucha del Tío Gilito, llena de billetes y monedas de oro... Un lugar donde relajarse, nadando entre papeles impresos con caras de presidentes y contando cada centavo.

Pero el capitalismo necesita trabajadores. Los trabajadores se caracterizan porque solo pueden acceder al dinero a costa de su tiempo y sus habilidades. Tener un trabajo, en la mayoría de los casos, te garantiza una mínima cantidad monetaria para comprar comida, vivienda, transporte, cuidar unas mascotas, hijos... Cuánto más bajo y duro sea tu trabajo: más pendiente estarás de cubrir esas necesidades básicas y menos tiempo tendrás para ser feliz y llevar a cabo tus proyectos de vida (u otros mundos posibles).

Trabajo, dinero,  necesidades básicas, seguridad... ¿Y la realización personal? Podría conseguirse siempre que tu idea de realización personal se enmarque en este esquema. Lo que suelen decir todas esas teorías de autoayuda, motivacionales: -Busca un trabajo que te guste y no tendrás que trabajar ni un solo día de tu vida.-
Pero aquí subyacen dos ideas contrapuestas:
Que existen personas que no trabajan y que, además de tener sus necesidades básicas resueltas, pueden dedicar todo su tiempo al ocio (o proyectos personales).
Que el trabajo, en general, es una carga, una lucha constante por la supervivencia. En un mercado laboral donde, además, existe un exceso de demandantes de empleo.

El buen funcionamiento de las sociedades actuales se basa en este esquema de trabajo/dinero. Aunque se trate de un trabajo que guste, siempre se han de realizar tareas que no satisfacen: porque el dinero acarrea burocracia y, además, está en manos de otro, al que hay que complacer para conseguirlo. No importa si eres ingeniero de la NASA o redactor freelance, siempre hay que prostituirse. Siempre queda un cierto malestar... A menos que tu fin último sea el dinero, conseguir cada vez más.

Amasijo de orugas arrastrándose por el suelo en La Siberia extremeña


Andaba yo mirando a mi hija de 11 meses, en uno de sus momentos de alegría y juego. Obviamente, ella no sabe nada de dinero, trabajo, convenciones sociales ni está influenciada por los medios de comunicación. E intentaba escudriñar en ella qué la hacía feliz, qué la hacía seguir adelante, en una vida tan aparentemente sin sentido: totalmente dependiente (ahora comienza los intentos para alzarse sobre sus dos pies), sin hablar ni poder elegir su comida... En una vida que, a los adultos, en ocasiones, se nos hace demasiado larga, demasiado dura. Nunca he conseguido ver en ella ese hastío, todo lo contrario: se la ve feliz cuando juega, explorando el mundo que la rodea, mordiendo, tocando, arrastrándose... ¡Rebosa vitalidad! Incluso cuando llora desconsoladamente porque hay algo que la molesta o no consigue lo que quiere. Sí, vive intensamente, sin grandes lujos ni artificios.

Jugar, explorar... Parece que en la edad adulta se transforman en: competir, catalogar... Mucho más estresante y aburrido. Será que, al crecer, se nos queda todo mucho más pequeño y necesitamos ir cada vez más lejos. Necesitamos colaborar, apoyarnos en los demás... Pero, en algún momento, hubo alguien al que no le apetecía dialogar, o participar en proyectos colectivos para ampliar el mundo conocido, y decidió imponerse con violencia, someter a los demás para que trabajaran en su proyecto personal.

Someter a los otros es también tarea ardua, hay que estar continuamente pendiente, sofocando revoluciones, ejerciendo represión... obligaciones bastante fastidiosas que, además, no acaban nunca, porque los sometidos pueden identificar fácilmente a su enemigo, tomar conciencia de clase, organizarse y guillotinar al Rey!
Resulta mucho más efectivo, y menos engorroso, organizar estos "juegos del hambre". Donde los individuos competimos en el mercado para materializar proyectos ajenos, a cambio de un dinero apremiante y un ocio extraño (consistente en vivir de forma efímera el ideal burgués). Gozamos de cierta autonomía y libertad. Mantenemos afiladas nuestras herramientas de trabajo, en la lucha por la supervivencia, a la espera de una oportunidad que nos permita avanzar en la propia estructura de poder que nos somete.
En este ajetreo máximo, ya no sabemos para qué trabajamos o si, en nuestros juegos de infancia, existía la idea de ampliar nuestro mundo conocido en otras direcciones. Donde nuestra felicidad y curiosidad no compitieran ni restaran a la de los demás.
Otro mundo posible, donde los niños sigan siendo vitales y sus cadáveres no se afanen pesadamente en conseguir un puñado de dólares.

martes, 6 de febrero de 2018

El rey Bobón y otros cuentos de empoderamiento

Últimamente no dejamos de ver noticias de raperos, twitteros, cooperantes, titiriteros... envueltos en procesos judiciales por sus comentarios, letras, publicaciones o acciones.

Desde mi punto de vista, hay que estar muy enfermo, y muy ocioso, para acudir a un juzgado a denunciar a esta gente. Exactamente no comprendo qué tipo de imaginario deben manejar las personas que se dedican a buscar twitts o estudiar las letras de estos raperos para acusarlos. Supongo que se consideran iluminados defensores  del Status quo: los garantes de la estabilidad, la ley, el orden y el buen gusto (el gusto de las clases dominantes).
Tampoco alcanzo a comprender qué idea pueden tener de Justicia. Será que tienen la idea más acorde con la realidad: que la justicia está ahí para defender los intereses del capital, someter y amedrentar a la mayoría, mantenerla fuera de los círculos elitistas.

Viendo la serie de titulares, parece una cruzada contra cualquier minoría que se atreva a cuestionar que vivimos en el mejor de los países posibles. Y quiero pensar que, al menos los que se levantan por la mañana y van a un juzgado a formalizar la denuncia, forman parte de ese "mejor mundo", el mundo privilegiado, el mundo orgulloso de sí mismo porque se ha apropiado de todo gracias únicamente a sus méritos (y los de sus padres, abuelos, prácticas abusivas, monopolios, favoritismos...)

Les acusan de delitos relacionados con el odio, incitación a la violencia, tráfico de personas... Pero, lo que realmente incita al odio, son las situaciones de degradación personal y desigualdad (además de la exigencia de una actitud de respeto y legitimidad sobre ciertos hechos y personajes que no lo merecen). Sin embargo, en lugar de luchar contra la desigualdad y opresión, se instiga al sistema legal para que actúe contra los que expresan ese malestar general. Se les tacha de "antisistema", se les criminaliza y se les expone públicamente para lanzar un mensaje de escarmiento.
Independientemente de si finalmente resultan culpables o no: pasar por procesos judiciales que se prolongan durante años, perder el tiempo en busca de abogados, salas de espera, insultos, incertidumbre... es una medida disuasoria eficaz.

Las situaciones denunciadas por estos "antisistema", son ciertamente indignantes, nos revuelven las tripas a muchos de los que las observamos. Y no es para menos. Vivimos en un país de tremendas desigualdades. Por mucho que se reprima a los que le ponen voz, nos distraigan con partidos de fútbol, reyertas nacionalistas y anuncios publicitarios; el rey, los altos cargos, los multimillonarios siguen ahí, exhibiéndose, en los medios, a la vista de todos. Los raperos solo ponen música y letra a lo que es obvio: que su lujo es nuestra ruina.

Para mí, el caso de la familia real resulta especialmente flagrante: una familia que vive a todo trapo a costa del trabajo de todos los súbditos del país. Es simplemente un insulto para el conjunto de la población que, estando sometida a las leyes de un mercado salvaje (al que además le sobra mano de obra), observa incrédula este anacronismo pomposo que parece decirnos a todos: -Siempre ha habido ricos, lo único que podéis hacer es seguir trabajando y aguantando para pagar nuestro bienestar-

¿Por qué no podemos fantasear con la cabeza del monarca rodando tras el filo de una guillotina? ¿Por qué se nos niega el imaginar un mundo sin sus privilegios?.
Porque en cuanto estas cosas se plantean, aunque sea en ámbitos tan distendidos y experimentales como el arte o las redes sociales, los sectores más rancios y conservadores de la sociedad echan mano de su justicia, sus banderas y su unidad inquebrantable del estado-nación, para acallar cualquier discrepancia, para dejar claro que ellos pueden gritar más fuerte y que la tienen más grande.
Afortunadamente, ya no se puede asesinar o torturar. En su lugar nos mandan a juicio. Será el juez el que decida, en base a leyes escritas, si hay delito o no. Pero a nadie se le escapa que no son los ciudadanos los que escriben leyes y organizan su aplicación. Y que los jueces, policías y demás cargos públicos han jurado fidelidad a unas instituciones, documentos y banderas, que pagan sus salarios, y que estos "antisistema" se atreven a cuestionar.


El empoderamiento 
Nos adoctrinaron para vivir temerosos de dios y, ahora que no cuela, nos inyectan el miedo al paro, las crisis, la precariedad, la justicia...
Cuando uno de estos atrevidos "antisistema" alza su voz contra el rey, el presidente, las leyes, la brecha social... y no lo hace con una actitud sumisa sino, muy al contrario, con una actitud incriminatoria y amenazante, no hace sino alzar la voz de todos los oprimidos, nos visten con la dignidad de la que carecen las élites, nos empoderan.
Constatan que el rey va desnudo, que es igual a la trabajadora del Telepi, al cajero del Metadona, el teleoperador de Vomitar, las jornaleras...
 Solo nuestra complacencia, y su falta de escrúpulos, hace que pueda celebrar fiestas en lujosos yates privados, mientras otros se juegan la vida en frágiles pateras.

Y eso es lo que molesta a los que están arriba, a los defensores del orden y la ley: el saberse igual al resto de humanos, mientras disfrutan unos privilegios que no merecen, que han sido usurpados con malas artes, cobardía y violencia.

Como exclamó un cabreado Labordeta a los diputados del partido popular en el congreso:
-“Ustedes están habituados a hablar siempre porque aquí han controlado el poder ustedes toda la vida. Y ahora les fastidia que vengamos aquí las gentes que hemos estado torturados y reprimidos por la dictadura a poder hablar. ¡Eso es lo que les jode a ustedes! ¡Coño! Y es verdad, ¡joder!”


jueves, 25 de enero de 2018

Soñé al 1%

Soñé con un mundo donde no se cumplen los sueños.
Donde hasta los 27
puedes ser cualquier cosa:
Janis Joplin, Kurt Kobain
o ponerte a trabajar.

Soñé un mundo donde el 1% de la población
posee el 90% de la riqueza.
Soñé con vivir el sueño del 1%

Soñé un mundo de oportunidades,
un mundo de horario laboral intensivo:
9 horas diarias
6 días a la semana.
Soñé el pleno empleo,
sin vacaciones ni sueldo.

Soñé con prostitutas,
estafadores y ladrones.
Soñé con autónomos y temporeros.
Soñé la desigualdad
y sus extrañas profesiones.

¿Para qué seguir soñando...
¿Para qué seguir soñando!
Si tengo más de 27,
si formo parte del 99%,
si sólo me queda aguantar
y traer al mundo otros
que aguanten detrás.

Soñé con una gran fiesta,
alcohol, música y chuletas.

Volví al "uno dos" de mis discos:
Agila,
Fugitivos del paraíso,
Editor de sueños,
Pafuera telarañas...

Golpear una guitarra,
manchar un lienzo,
garabatear la hoja en blanco,
soñar tags HTML,
instrucciones CSS
y texto parpadeando.

Soñé con porros y más drogas.
Pensé en Amancio y Gates,
me preocupaba su felicidad
y la del resto del 1%
¿Habrían cumplido su sueño?
¿Al menos al 99%?


lunes, 15 de enero de 2018

A mí me gustan mayores

A todos nos pasa que estamos un poco perdidos.
A veces nos pasa que andamos buscando la manera de vivir mejor.
Yo tengo algunas ideas, vagas.
También tengo el miedo a que acaben en un vivir peor.
Tomar decisiones, elecciones,
apostar por lo conocido,
lanzarse tras un destello multicolor...
El trabajo, las tareas de casa,
lo que esperan de uno:
familia, amigos, compañeros...
La pasta, el auto, el colegio, los médicos...
La diversión, el deporte, crear, cultivar...
¿En el campo se vive mejor?

Siempre es más fácil saber lo que no queremos.
No soy un viajero aventurero.
Me imagino más como una piedra:
"porque las piedras siempre van al fondo de las cosas"
O una planta...
Me gusta cómo crecen las plantas,
cómo echan flores, frutos, semillas...
Producen mucho,
así, como inconscientemente,
parecen querer gustar a todo el Mundo.
Maman pero no lloran.
Y si lloran a nadie importa.

Me gustan los árboles:
como a Becky G,
a mí me gustan mayores,
de esos que llaman catedrales.
Me gustan grandes,
que no quepan en el objetivo,
que haya que fotografiar por partes.

Divide y vencerás:
si divides lo suficiente
llegarás a la fórmula matemática.
Sólo hay que encerrarla en su
recipiente de ámbar y
volver a multiplicar,
para construir otra realidad:
digital, virtual,
y otra vez mesurable, reproducible,
formando una geometría fractal.


Romanesco - Herrera del duque 11-01-2018

* [...], si yo no hubiese sido persona me habría gustado ser piedra, porque las piedras siempre van al fondo de las cosas. [...] - José Domínguez, "el Cabrero".


viernes, 29 de diciembre de 2017

Roma, matanza, caza y barbarie en Captain Fantastic

Ir a Roma en viaje de ida y vuelta es casi imposible... ha de ser en vuelo de no retorno. Porque hay que ir volando: no estamos para perder el tiempo en largos trayectos, hay que llegar al punto exacto, al lío, al meollo. Y, aunque vuelvas, ya no serás el mismo, no podrás mirar a tu alrededor sin el peso de la historia.
Roma es la cuna de muchas de nuestras instituciones, creencias, técnicas... todavía hoy se habla de "derecho romano", "vía romana", "romana" (instrumento para pesar).... Y es que desde Roma llegó a administrarse un gran imperio (en una época en la que no eran tan comunes los imperios).

Pero sobre todo, es la cuna de la iglesia católica, de toda su estructura jerárquica y administrativa. Y los símbolos cristianos se encuentran esparcidos por toda la ciudad. Símbolos vivos y vigentes (levantados y restaurados sobre otros símbolos, no tan vivos, mutados).

No tienen los romanos fama de grandes pensadores o estetas... se les atribuye un carácter eminentemente práctico: copiaban y sintetizaban, de aquí y allá. Así que, al visitar la ciudad, se dispara la autoconciencia de la cantidad de estratos en los que se apoya nuestra civilización, nuestro mundo conocido y vivido. Curiosamente, resultan estratos de dominación, violencia, oportunismo (ya nos viene de antiguo la tendencia elitista)
Al ver sus grandes obras de ingeniería, esculturas y restos de arte... uno se siente pequeño, bárbaro, inculto, débil... Toda esa amalgama ha debido influir en los artistas e ingenieros posteriores (sus predecesores habían dejado el listón muy alto). Afortunadamente, los tiempos han cambiado y ya no estamos interesados en que las cosas duren eternamente (podemos dejar un registro digital); la violencia preferimos dejarla al margen (en las orillas que separan el primer mundo del resto del Mundo); en cambio lo práctico, lo eficiente, sí que sigue de actualidad.

Por eso estaba interesado en el arte Moderno y Contemporáneo de la ciudad, intuía que debía de ser diferente al de otros lugares. A pesar de lo globalizado, del turismo de masas, de la comunicación instantánea, de la mercantilización del arte, de la influencia de Hollywood... Así que visité La galería nacional de arte moderno de Roma ¿Qué más podía hacer un marginal hombre rural?
"Orfeo solitario", Giorgio de Chirico — en Museo Carlo Bilotti (Roma)

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Salchichones y chorizos - Matanza 2017

Soy muy fan de la matanza -la matanza de los cerdos-. Es con diferencia el mejor de los acontecimientos de la Navidad -solemos aprovechar esas fechas, en que estamos de vacaciones, para realizar tan sangrienta actividad- . En mi casa se vive como una fiesta, nos juntamos bastante gente. Y es que matar un cerdo no es cosa que puedas hacer en solitario: es un animal muy grande. Aprovechar toda esa carne lleva mucho trabajo: preparar la calabaza para las morcillas, matar los cerdos, quitarles la sangre, quemar, raspar, rajar, sacar y lavar tripas, separar las mantecas, colgar (para que se enfríen), descuartizar, separar lo magro de lo gordo, especiar, embutir, salar, secar...
Es algo de otro tiempo, una frikada. Como también lo es la familia de "Captain fantastic": con sus extraordinarios conocimientos y habilidades de supervivencia. Alienígenas en nuestra sociedad de consumo, urbana, virtual, globalizada...
La película de Captain fantastic comienza con el hijo mayor acechando y matando un ciervo, con la sola ayuda de un cuchillo. Un rito de iniciación en el que participa toda la familia. Algo muy tribal y fácil de entender: para comer hay que cazar. Aunque, en nuestra sociedad actual es algo totalmente incomprensible, ajeno. Porque la comida la produce el sector primario y para disfrutarla sólo hay que pagarla. La carne ya viene procesada: en trozos, limpia de sangre, plumas, piel y vísceras. No tiene nada que ver con los animales de los que procede, está totalmente disociada, en otra esfera.
La matanza es un rito mucho más complejo que la caza. No se mata cualquier cerdo, queremos cerdos que cumplan ciertos cánones: que hayan llevado determinada alimentación, que estén sanos, que no sean muy viejos, ni muy sebosos... Aunque del cerdo se pueden elaborar gran cantidad de productos, y cada familia elige según sus necesidades y gustos: hay quien sólo guarda lomos y solomillos y el resto lo pica para embutir. Otros prefieren dejar jamones y paletas para secar. Algunos hacen la morcilla de patata, otros de calabaza, también hay quien prefiere hacerlo todo trozos y meterlo en el congelador.

En la península Ibérica, se dice que cobra importancia en el medievo, para reafirmarse los cristianos viejos. Si tenía o no carácter religioso, ha quedado diluido en nuestras sociedades laicas, agnósticas.
Tal como se vive en mi familia, tiene más que ver con el paganismo, con lo Dionisíaco: muerte, sangre, vino, alcohol, carne, brasas, excesos... Un rito en el que participa toda la familia (extensa), y donde todos los miembros tienen su papel: los jóvenes y fuertes, los ancianos, los que cocinan e incluso los niños que juegan.

En cualquier caso, si uno se mira dentro del contexto de occidente actual, acaba por sentirse al margen: no tiene sentido que una familia realice las labores de carnicero, cría, matarife... En una sociedad donde prima la especialización, en áreas muy concretas, que poco o nada tienen que ver con la supervivencia y la alimentación. Tampoco se puede ver como un ocio al uso, ya que excluye los objetos de mercado.
A menudo, incluso, dudamos de la legalidad de la práctica y preferimos no darle mucha publicidad. Nos escondemos, como Ben Cash, con nuestras familias, dejando de lado una sociedad que nos empuja a adquirir objetos que no necesitamos, actividades que no nos llenan y un modo de vida destructivo (con todo aquello que, no hace tanto tiempo, era nuestro medio natural de vida)
Escultura de cerda en los museos vaticanos

Seguramente uno podría ir a Roma a buscar antecedentes de la matanza del cerdo, a reencontrarse con sus orígenes. Y por sus calles encontraría: embutidos, cecinas y representaciones artísticas, con el cerdo como protagonista.
También encontraría referencias a la caza, en los restos de la Roma clásica, donde había dejado de ser una necesidad (para una parte importante de la población). Pero donde todavía la Naturaleza no era algo que había que defender y proteger sino que mantenía su carácter de amenaza y peligro.

martes, 31 de octubre de 2017

República catalana y autoritarismo

El pasado viernes, 27 de Octubre, el parlamento catalán espoleado por sus socios de gobierno, el clamor popular y el acoso del gobierno central, declaró de forma unilateral la República catalana.
A sabiendas de que no iba a materializarse, porque no contaba con el reconocimiento de España, ni de ningún otro país, dentro o fuera de la unión europea. Además, había un sector importante de la sociedad catalana que no estaba a favor de esta separación del estado español: unos porque reprobaban cómo se estaba haciendo (a las bravas, sin mayorías claras y en contra de la ley), otros porque se sienten españoles y no quieren perder el vínculo con el gobierno central.

La declaración de la República hizo que, inmediatamente, el gobierno del PP (apoyado por el resto de partidos "constitucionalistas") interviniera y se pusiera al mando de todos los órganos de poder de la generalitat catalana. Los dirigentes republicanos manifestaron públicamente no reconocer esta intervención del reino de España sobre sus instituciones. Y, durante ese fin de semana, algunos tuvimos dudas sobre lo que ocurriría porque: por un lado estaban los líderes catalanes (elegidos por su pueblo) que sostenían la vigencia de la República y, por otro, el estado español (dirigido por el PP, un partido con escasa representación en Cataluña y tradicionalmente odiado por amplios sectores de su sociedad) que negaba esta vigencia y, además, se autoproclamaba gobierno legítimo de la comunidad autónoma.
Había dos gobiernos, dos sistemas legales, y cabía la duda de cuál obedecerían los funcionarios -los únicos trabajadores que tienen algún vínculo de lealtad con el estado-.

Personalmente, me adscribo a la línea de los que sostienen que el proceso independentista no debería haberse iniciado en ese momento, porque no se disponía de mayorías abrumadoras, así que, era imposible que se llegara a ningún sitio. Porque la única arma de la que dispone cataluña es el clamor popular. Además, plantear un referéndum a la población con una pregunta de tipo sí/no y consecuencias irreversibles, me parece tan simplista y arriesgado como lanzar una moneda al aire. Y bueno, es una forma como cualquier otra de introducir posibles mejoras, ensayar soluciones, etc. Pero, ya que somos seres racionales y tenemos mecanismos de comunicación que permiten participación e interacción entre grandes masas de personas, podrían emplearse protocolos más ricos y complejos de autogobierno.

Al final, ocurrió lo peor: el gobierno de España, utilizando la fuerza de la ley (respaldada por los cuerpos y fuerzas de seguridad), tomó el poder en Cataluña. Y todo los órganos de poder del mundo entero respiraron por fin tranquilos: porque se había vuelto a restablecer la ley. Ya todo el mundo sabía qué tenía que hacer, no porque fuese lógico o deseable, sino porque estaba escrito en unos documentos redactados en 1978. Y, para mí, eso es lo más perverso de todo este proceso: la constatación de que el poder (y no sólo el español, sino a nivel global) no está dispuesto a ceder ni un sólo ápice de su autoritarismo. Y que, además, este autoritarismo queda reforzado por las nefastas consecuencias que ha tenido el proceso independentista catalán: sociedad divida(entre los del sí y los del no), resto de comunidades autónomas demencialmente en contra; en fin, refuerzo y fanatismo de los nacionalismos.

Muchos dirán que no vivimos en estados autoritarios, que gozamos de gran libertad como individuos. Y es cierto, como individuos tenemos gran libertad de pensamiento, e incluso de acción, (dentro del amplio marco de la ley, que garantiza la convivencia en nuestras sociedades masificadas).
Hay leyes para todo, así que el nivel de represión, burocracia y control es alto: parece que es el precio que hay que pagar por vivir en este tipo de sociedad.
Pero los estados (las clases dirigentes) tienen sus propias ideas de progreso, que refuerzan con propaganda e incentivos económicos, y también defienden con la fuerza de la ley. Por supuesto, no están dispuestos a renunciar a ninguna de sus parcelas de poder y control.
Es decir: como individuos gozamos de bastante libertad (siempre que no se rebase el ámbito de lo privado), pero como grupo no se nos permite cuestionar el poder. Prueba de ello es el que todavía sea necesario mantener cuerpos policiales, para reprimir y amedrentar con fuerza física estas revueltas internas. Revueltas que no consiguen apaciguar la educación ni la propaganda.

Sí, el estado es necesariamente represor. Porque su origen, y su propia idiosincrasia, se basan en la imposición violenta de la voluntad ciertas clases sociales sobre el conjunto de la población.
Lo que querían los nacionalistas catalanes, aunque partieran de un proceso emancipatorio pacífico, era también un estado, en las mismas condiciones que el anterior, pero más pequeñito, más manejable. En estos tiempos en que el capitalismo salvaje pide pequeños grupos autónomos, emprendedores, que luchen las batallas de las grandes empresas y no acaben resultando una carga cuando el escenario cambia.

"Sabemos que la actual democracia no es más que un bonito cuento alimentado por nuestros políticos, jueces y académicos del sistema, que quieren creer en ella porque esta hace ver como que ellos gobiernan [...]
Sabemos que los señoritos globales de las multinacionales, las corporaciones financieras y sus servidores patrios se reparten criminalmente grandes beneficios hundiendo el mundo del trabajo, la economía, la sociedad y el medio ambiente y sin que por ello paguen ningún impuesto o contra-prestación a la sociedad."


viernes, 20 de octubre de 2017

Hacia la nada ... ... ... .. .. .


Habría que preguntarse por qué
el beneficio manda,
el de unos pocos,
el mal de muchos.
¿Por qué es bien?
Si resulta feo:
la opresión, el abuso, la desigualdad.
¿Por qué el beneficio manda?

Vivir bien,
vivir mejor que:
Mejor que Amancio,
mejor que el futbolista,
mejor que el rey o el presidente,
mejor que el directivo,
el médico o el bombero,
el funcionario,
trabajadores por cuenta ajena,
autónomos, emprendedores,
jornaleros, parados,
prostitutos...

Competir contra.

Mientras daba cuenta de mi menú del día,
miraba en el televisor cómo Galicia ardía.

El salón estaba lleno de "clase media",
gente de provincias, oficinistas, comerciales,
jubilados... todos comíamos el mismo menú:
dos platos a elegir,
entre cuatro primeros y cuatro segundos.
El más rápido se lleva el postre...
Y así siempre...
en continuo mirar de reojo,
anhelando beneficios,
adorar al líder,
machacar al mediocre.
Venerar al avaro,
respetar al santurrón,
a los que retienen.

Y las llamas lo repetían:
-Han sido ellos los beneficiarios,
los del privilegio,
los que han estudiado...
Han sido ellos:
en sus juegos
de poder
los ganadores.
Han sido ellos...
Nos convencieron:
de que es bien bello
lo que vemos mal y feo.



Se te llevarán a ti también,
en su arrasar desenfrenado
hacia la nada...

sábado, 7 de octubre de 2017

Fascismo 2.0 y el independentismo catalán

Si entendemos el fascismo como un autoritarismo de Estado, fundado en el sentimiento nacional y perpetuado por la represión violenta... -¿Cuántos fascismos podrías reconocer hoy en España?: Siendo estrictos: sólo uno, porque estados Españoles sólo hay uno; actualmente gobernado por un partido mafioso, heredero de la dictadura franquista (el verdadero fascismo 1.0, nacido en el siglo XX). 8 millones de votos (de los 46 millones de personas que habitan el territorio) lo avalan en el poder.

Pero, puesto que los gobernantes han sido avalados con el voto democrático de la población, no podemos llamarlo propiamente estado fascista. Además, en la Europa del siglo XXI, no está bien visto que los estados repriman a su población haciendo uso de la violencia física, ni que agredan a otros estados miembro. Ahora tenemos métodos de control más sutiles: los medios de comunicación, la educación, leyes, incentivos económicos, multas...
Eso sí, la exaltación nacional se sigue utilizando por parte de los estados actuales como elemento unificador. Y tiene su sentido, porque, en gran medida, las fronteras de los estados modernos se fijaron atendiendo a esas identidades nacionales y culturales. Aunque estas hubiesen venido impuestas de forma sangrienta por regímenes patriarcales y absolutistas, en cruentos enfrentamientos contra el otro, el bárbaro, el extranjero. Enfrentamientos bélicos, que arrasaron Europa desde... que el hombre se organizó en sociedades.
Pero los estados no renuncian a ese legado de odio y siguen utilizando el sentimiento nacional como herramienta de cohesión. Recurriendo a símbolos y mitos como: banderas, reyes, transición, idioma, chistes, religión...

El Estado es, además, quien monopoliza el control sobre los medios de violencia: policía y ejército.

En la tecnología web, se utiliza el concepto 2.0 para indicar que los contenidos web ya no son estáticos y fijos, sino que es posible que el usuario interactúe con los mismos y se convierta en productor de contenidos.

A nivel global, los estados han perdido gran parte de su poder de intervención sobre lo económico que, en general, está en manos de grandes grupos empresariales que operan a nivel internacional. Así, el Estado queda como una especie de regulador del territorio que: administra justicia, previene frente a los abusos del capitalismo sobre la población, es garante de la propiedad privada y se encarga de mantener las infraestructuras que permiten las transacciones económicas.
En las luchas obreras del pasado siglo se consiguió, además de la democracia representativa, garantizar cierta protección a las clases trabajadoras (eran tiempos de pleno empleo): salud pública, educación universal básica (con su contrapartida de adoctrinamiento), subsidio de desempleo, jubilación...

Y sí, ahora a nuestros estados los llamamos democracias representativas, pero también podríamos usar el término fascismo 2.0: un fascismo votado, en que los usuarios customizan ciertos contenidos, pero que, sigue gobernado desde arriba hacia abajo. Con una alternancia en el poder de partidos que no cuestionan este esquema de: autoritarismo, sentimiento nacional y monopolio sobre el aparato represor.


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El pasado 1 de octubre, la población catalana, con aspiraciones a convertirse en estado independiente (basándose en su propio sentimiento de identidad nacional) había organizado un referéndum para votar su salida de España. Y, esa votación, que previamente había sido declarada ilegal desde el gobierno central, fue además reprimida con el uso de la violencia... Un acto bochornoso, que obligó al gobierno a poner en marcha todo su aparato propagandístico, para justificar ante la opinión pública lo que era abiertamente un atentado contra su propia población. El fascismo había quedado al descubierto (fascismo del bueno, el de siempre, 1.0).

Yo no soy independentista, me cuesta mucho apoyar cualquier movimiento basado en identidades nacionales, de raza, culturales, religiosas... y menos, un movimiento que lo único que pretende es sustituir un estado por otro.
Aún podría apoyar un nuevo estado que conlleve renuncias de este a parte de su totalitarismo y control de la población.

Es verdad que el independentismo catalán no es sólo un movimiento de arriba hacia abajo, que también hay un pueblo que pide autonomía: para gestionar su cultura, leyes, el marco en que desarrollar la economía... En ese sentido, es difícil no simpatizar: en el sentido de que el pueblo asuma su mayoría de edad y se autogobierne, de forma participativa, no sólo avalando con el voto.

El problema es el sentimiento de nación, que se traga todas las injusticias sociales, incluso las acrecienta (señalando y excluyendo al otro, al extranjero). Provocando que las clases dominantes sigan acaparando el poder y utilizándolo contra el resto de la ciudadanía que, queda expuesta a los intereses de corporaciones económicas transnacionales y a regímenes corruptos.


viernes, 6 de octubre de 2017

El relato de la técnica, las matemáticas y la Naturaleza


Admirado, con la vista clavada en lo más alto de la columna... Pensé en esos arquitectos (o albañiles) que, entre las múltiples posibilidades que les ofrecían las matemáticas y los materiales, preferían hacer la columna similar a la palmera. Porque sabían que la palmera es imponente y arrasa con su estética, mientras que la columna es sólo eso: un soporte, mecánico.
Palmera de la Plaza Grande de Zafra y columna de la Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de los Ángeles en Los Santos de Maimona.

La técnica es siempre interesante, tiene muchos intríngulis... pero las matemáticas acaban por agotarse frente a la complejidad de la Naturaleza y, uno intuye, que quedan cosas fuera de las fórmulas, que las aproximaciones son burdas... Entonces es cuando dices: -Que sí, que conocer la ciencia y las aplicaciones técnicas es genial, porque te permiten actuar casi sin pensar (más bien restringiendo el pensamiento a vías ya exploradas), abordar problemas complejos con herramientas tipificadas... divide y vencerás... lo conviertes a digital y ya está! - Es lo más eficiente, en un mundo en que impera la especialización. Trabajamos para otros a cambio de dinero, así que es mejor que todo sea igual, comparable, clasificable, mensurable... Los siguientes tendrán que manosearlo, actualizarlo... mejor si es estándar.

Pero también tenemos un relato que contar, un orden que establecer, un sentido que encontrar, vacíos que llenar... Unos lo intentan con imágenes, música, textos... otros levantan pilares, también hay quien utiliza su propia vida, sus actos...
La palmera no iba a ser menos, va despacio, apoyándose sobre los cadáveres de hojas pretéritas y elevando los retoños a lo más alto, lejos de los depredadores, hacia la luz!

"Cuéntame el cuento del árbol dátil y los desiertos..."