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martes, 7 de abril de 2015

La vida artificial, la jungla de cristal y el trabajo pringoso

He pasado las vacaciones de Semana Santa en el pueblo, en el mismo donde ahora vivo. Y he aprovechado a hacer un montón de cosas para las que no encuentro tiempo en el día a día.
En el día a día estoy atrapado en un mundo virtual, artificial... Es por el trabajo, nada físico, hiperconectado a todos los aparatos electrónicos. Así que, al acabar la jornada laboral, uno está estresado, cansado y con mil historias que resolver al día siguiente. Y, por supuesto, no has hecho nada para ti, tu hogar o tu familia, sólo has justificado el ingreso de un salario en la cuenta corriente... Eso es lo enajenado: privar al obrero del fruto de su trabajo a cambio de dinero.

La eficiencia es un concepto genial: resolver la mayor cantidad de tareas en el menor tiempo posible. Somos esclavos de la eficiencia, tratando de aplicarla en cualquier ámbito, a cada momento... Si vas al campo a pasear, fantaseas con tu negocio rural. Si vas a cortar leña, pergeñas cortar la máxima posible de forma "sostenible". Porque, en el fondo: el dinero se ha convertido en requisito indispensable, en la condición necesaria para emprender cualquier acción.

Luego están las ciudades, las junglas de asfalto y de metal, donde no se produce nada. Donde se consumen cosas de ningún lugar. Pero donde el dinero fluye con mayor rapidez y en cantidades más grandes. Es obscena tanta desigualdad! Se acaba por odiar el dinero. Pero también se ama... Tener mucho es mejor que no tener nada... Cubrir las necesidades básicas... Incorporar los hijos en el escalón más alto... Viajar más lejos... trabajar menos... tener más ocio!

Trabajar menos, tener más ocio y ganar más. En una sociedad que odia su trabajo (porque es enajenado) y ama cosas que no son suyas, que son ficticias, breves: escapadas con encanto, lujo, deporte... El ocio no es más que estar ocupado en algo que no sea el trabajo, y es más completo cuando requiere una inversión monetaria.

La Naturaleza queda totalmente fuera de este esquema. Tampoco parece importarnos mucho. De cuando en cuando, salimos al campo y nos maravillamos, nos conmovemos... Pero el ritmo frenético nos vuelve a poner en lo enajenado, la tele y el sofá. Así que, al intentar leer a los clásicos (Heráclito, Aristóteles, Cervantes...), nos damos cuenta que no los comprendemos, que nuestra cosmovisión ha cambiado completamente... ¡Hemos escapado a las leyes de la Naturaleza! Y, realmente, estamos a punto de salirnos de ella. Sólo somos esclavos de nuestras propias leyes: de convivencia, del mercado... Pero eso no las hace más justas. Está claro que habitamos un mundo de injusticias y desigualdades. Así que, lo que hemos hecho ha sido eludir el capricho, la incertidumbre y el libre albedrío de la Naturaleza, para adentrarnos en un nuevo cosmos de leyes de dominación y sometimiento humanas. Tenemos nuestro propio tablero, con reglas que se han ido imponiendo en violentos juegos de poder.

Someterse a las reglas, aprobar los exámenes, obedecer... Lo importante no es el sacrificio, sino el sometimiento. Aceptar el dinero, sin cuestionarlo, y seguir el camino allanado del funcionario, del trabajador por cuenta ajena. Pero el sometimiento es cobarde y repugnante. Así que lo externalizamos, decimos que no es algo nuestro, que lo hacemos porque necesitamos la pasta. Y ese "necesitar la pasta" lo justifica todo: sometimiento, avaricia, desigualdad, guerras,...

Así que, aquella idea clásica del "logos": una razón, una lógica, un Dios que rige el cosmos y al conjunto de los hombres, que lo gobierna todo. Esa idea no tiene cabida hoy día. Hoy día todo son oportunidades que hay que ir aprovechando, oportunidades que nos brindan los grupos de poder: delegar sus tareas para abarcar más y conseguir sus objetivos, más dinero, más poder...

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Pasó el día del trabajador, de los que construimos la jungla de cristal, de los que adornamos las paredes de la cárcel, de los que soñamos con una libertad robada, que ya no nos es dada disfrutar... nos destruiría.
Así me contento:
sacando la cabeza fuera
para sentir como sopla el viento.

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Es la época en que florece la jara pringosa. La flor es grande y destaca desde la carretera. Es blanca y suave, como un vestido de comunión... La imagen de un gran jaral en flor... es un tanto impúdica. Como en las pelis americanas: cuando la amiga fea del chico popular se viste de princesa, se pinta los labios e intenta seducir, sin sutilezas. Pero no importa que se pinte o abra de piernas: porque es fea y pringosa. Como todas esas flores de labios blancos diciendo: -fóllame..., ámame...- Repugnan, hieren el gusto del guerrero.



sábado, 24 de agosto de 2013

Autoayuda

Cuando uno está perdido, inseguro, o pergeña planes que no tiene ni idea de cómo abordar... Busca el apoyo de los demás.
Si nadie es sensible a su circunstancia, entonces busca un libro de autoayuda -algo que le permita huir de los miedos y prejuicios, para construir un plan racional... o un plan sin más-.

No suelo leer este tipo de literatura. Supongo que habrá muchos subgenéros: de corte místico, psicológico, científico, ancestral, económico, emocional, ...
En general, nos acercamos a ella cuando los problemas planean acechantes sobre nuestras cabezas -o directamente han bajado a picotearnos los ojos- y buscamos una solución rápida.
Apuramos hasta el final: —Porque cuando las cosas van bien... ¿A quién le importa la autoayuda! 
Aunque no todo es reacción (las circunstancias nos colocan en una encrucijada, entonces buscamos una solución), también está la acción (los que buscan incansables la mejora personal, nuevas metas y proyectos; y necesitan fuentes de inspiración para abordarlos).

Para mí, los libros de autoayuda siempre han tenido un punto de pretenciosos y simplistas. No son literatura, ni trabajos científicos, más bien: un batiburrillo de muchas cosas. Al modo del tutorial, o guía rápida, para la instalación de un programa informático -cómo echarlo a funcionar y hacer las operaciones básicas-. En ocasiones es justo lo que necesitamos: —Por algún sitio hay que empezar-. Pero cuando hablamos de nuestra propia persona, no es como el GIMP -que lo abres una vez cada dos años para retocar una foto-, sino que nos necesitamos continuamente.
Así que, es difícil encontrar soluciones rápidas a problemas complejos, como es difícil conocer y utilizar todas las funcionalidades de un Sistema Operativo. Hay que dedicar tiempo, experimentar, reflexionar... —¡Conócete a ti mismo!

Yo nací de culo y prematuro... Al cambio, soy una persona normal. Lo que me lleva a pensar que en la vida existen muchas opciones posibles... tantas que nos abruman.
Con suerte, tendremos un entorno tolerante y animoso, que nos conceda libertad a la hora de tomar decisiones, elegir lo que nos apetezca, lo que nos pida el cuerpo.
Con el tiempo, quizá, adquiramos el suficiente conocimiento de nosotros mismos -y de lo que nos rodea- como para poder valorar de forma realista las consecuencias e, incluso, ser capaces de prever.

Se requiere dedicación -no necesariamente esfuerzo o sacrificio-. También cierto valor, quizá inconsciencia: porque somos animales gregarios, de costumbres; los miedos nos atan bien corto, nos inmovilizan -si está funcionando no lo toques-.

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Un día, una empresa americana compró a otra -también americana-. Y el trabajo que habían estado desarrollando durante meses los ingenieros de una pequeña compañía española, se perdió bajo toneladas de bits polvorientos, en un servidor de cualquier rack.

En un mundo al revés todo sería distinto: el trabajo tendría sentido y aportaría un bien; la especulación sería objeto de burla y la opulencia el peor de los males.

Cuando hasta las cosas más serias -a las que se dedica tiempo, esfuerzo, ilusión y en las que se compromete a otras personas- pueden caer en el olvido y ser desechadas sin más; uno se da cuenta de que las personas serias -las que negocian, las que cohercionan y, con gesto grave, deciden lo que está bien y lo que está mal-, en realidad, no son más que malos actores intentando agradar a alguien o algo, que siempre está por encima, y es ciertamente difuso.
Así que, a las personas serias no les importa la autoayuda, no tienen ningún interés en ellos mismos, y lo que marca su rumbo les es totalmente ajeno (lo que está por encima, los recursos que tienen que gestionar, lo que se espera de ellos, ... estrategia).
Por tanto, en la vida se puede hacer cualquier cosa. Cualquier cosa, excepto dejarse avasallar o ningunear por los criterios meramente circunstanciales de las personas serias, que sólo buscan un beneficio externo a ellos mismos -que escapa totalmente a tu control y que ni tan siquiera alcanzas a intuir-.


En un mundo al revés, los libros de autodestrucción serían los más vendidos. Y las estrategias de mercado una 'rara avis'. Y, por supuesto, no serían necesarias notas discordantes...

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Es parte del vivir antinatural, del llevar la contraria a lo que somos, intentar fabricar lo que ya está dado en la Naturaleza: que acaba resultando imperfecto y conlleva la fabricación y adquisición de otras cosas para suplir esas deficiencias. Y así en en una espiral de consumo-compra, que no sólo acaba con aquel aspecto de la Naturaleza que pretendíamos suplir con nuestro invento, sino con toda ella.
En los bebés resulta muy notorio: para no dar el pecho lo canjeamos por el biberón, que lleva inevitablemente al chupete. Para no llevarlo encima, lo metemos en un carrito, que necesita infinitos complementos para los diferentes fenómenos meteorológicos.
También se deja ver en la agricultura, la ganadería, la alimentación... y la complejidad de la química necesaria para adaptar la producción de la Naturaleza a nuestras economías de escala.

Así que todo acaba violado,
como esas frías mujeres
de tantas películas:
Mononoke, Trinity, Beatrix Kiddo...
a la captura de su lado devil.
Como si fuese necesario demostrar
que también son personas,
imperfectas,
como todxs.

No, no somos como el junco:
que se dobla pero sigue en pie.
Tenemos un ávido instinto de muerte.

Desconócete a tí mismo!
Aliénate y también lo que te rodea.
Deconstruye, desmiembra:
química, mecánica, electricidad...
Hasta que el espejo en que te miras
sea solo una montaña de escombros.
Hasta que no quede auto reconocimento,
ni entorno, ni ayuda posible...
solo la nada.



martes, 26 de marzo de 2013

Envenenamiento laboral, monetario y educativo

Pensaba en negativo y escuché a Elsa Punset hablando de magia e inteligencia emocional. -Sé que parece muy Happy-flower, que las circunstancias le han sonreído, que yo no soy más que una persona normal, clase obrera...- . Pero me hizo mirar al punto de luz en el pozo séptico.

Yo, a veces, también despotrico y digo: -¡El trabajo embrutece!- Y es verdad, el trabajo se vuelve absorbente. Al trabajo se va a trabajar! y nadie sueña si no es con cobrar más. Todo gira al rededor del dinero. -¡El dinero no da la felicidad!- Y es verdad, es solo moneda de cambio, pero todos te valoran en función del dinero y tu posibilidad de conseguir más, trabajando más. Así que, dinero y trabajo se alinean para justificar competitividad, disciplina, esfuerzo... en fin... infelicidad.
Yo soy más de soñar, de intentar, de evadirme, probar, escapar, pintar, crear... Así que tengo que hacer enormes esfuerzos por abstraerme del trabajo, del dinero, del entorno, y mirar el mundo desde una precaria nube.
Claro que, siempre hay gente que te apoya! Gente que sonríe y quita importancia a lo que no la tiene. Puedes ver la fe en sus ojos -hasta en tus proyectos más peregrinos y difusos-.
Y otra que te hunde! Personas que envenenan, coercionan, ridiculizan, anulan... así que uno no puede permitirse estar de bajón, ser débil. Esto es lo más duro de hacerse adulto, que no te puedes relajar, no puedes esperar que alguien te venga a levantar. No puedes esquivar las balas: solo encajarlas en el pecho y disimular el tambaleo, solo.

Los celos, las apariencias, lo superficial y lo banal, apremian al adulto a dejar de soñar... aunque, bien mirado, no es solo al adulto, el proceso empieza desde muy pequeños: encauzando, sublimando, sugiriendo, obligando, modelando...
Echo en falta buenos modelos, referentes variados.
Echo de más gente quejándose aquí y allá. ¿Y el refuerzo positivo dónde está?


We don't need no education
We don't need no thought control
No dark sarcasm in the classroom
Teacher, leave them kids alone
Hey!, Teacher, leave them kids alone
All in all it's just another brick in the wall
All in all you're just another brick in the wall

domingo, 17 de febrero de 2013

Ptolomeo, Copérnico, paradigmas y cambios sin más.

Ptolomeo diseñó un modelo geométrico para explicar el movimiento de los astros y unas matemáticas que pretendían predecir los diversos fenómenos celestes -con la Tierra como centro del Universo-.
Catorce siglos más tarde, Copérnico creyó que podía mejorar este modelo, que podía dotarlo de una mayor coherencia con la realidad.

Ptolomeo modeló los movimientos del Cosmos utilizando circunferencias, que se asumía era el único movimiento que cabía en el reino perfecto de los cielos. ¿Y por qué iba a pensar de otra manera? Si desde la Tierra todo parecen esferas (el Sol, la Luna, los planetas...) que rotan en torno a nosotros.
Así que, para cuadrar los datos observados, tenía que recurrir a combinaciones de recorridos circulares superpuestos (epiciclos) y astros desplazados del centro (excentricidad) que, prácticamente, permitían aproximar cualquier tipo de curva.

Copérnico no puso en duda el modelo de Ptlomeo -quien era tenido en alta estima: algo impensable hoy día, cuando cualquier objeto o teoría de hace unos años parece superada, obsoleta... y, por supuesto, nos creemos mucho más listos-. Pero se dio cuenta de que si ponía el sol en el centro del sistema, se simplificaban considerablemente las matemáticas, todo resultaba más armonioso.
Esto ocurría en pleno Renacimiento, con una creciente difusión e interés por todo lo clásico y las teorías pitagóricas o platónicas, que defendían esa idea de armonías universales y las matemáticas como herramienta para alcanzar el verdadero conocimiento (ideal).
Pero el modelo copernicano seguía teniendo que recurrir a epiciclos, excentricidades... y, aún así no conseguía explicar ni predecir todos los fenómenos celestes -circunstancia que podía atribuirse a la imprecisión y escasez de datos-.
Así, desde el punto de vista de la eficacia o la precisión, el modelo copernicano y el ptolemaico no resultaban muy distintos. Y costó casi un siglo que fuese tomado en serio, gracias a Galileo y sus observaciones telescópicas que ofrecían pruebas visuales.

By Rosetec (Own work) [CC-BY-SA-3.0], via Wikimedia Commons


Hoy sabemos -más bien nos han contado- que la Tierra es sólo un planeta dentro del sistema solar, una pequeña estrella dentro de la Vía Láctea (una galaxia como tantas otras, dentro de un universo infinito en expansión...) Vamos, que no somos nada.
Así que, poner el Sol en el centro del universo puede parecernos poca cosa -además de erróneo-.

Con todo esto, lo que quería poner de manifiesto es que, a menudo, en tareas de investigación o desarrollo (o en el cotidiano vivir) tomamos teorías, modelos, programas, pedazos de código... como obras finalizadas, cerradas. Y decimos que son perfectas, que han sido llevadas a cabo por grandes profesionales de forma concienzuda, porque todo se deduce de forma sencilla y armoniosa. O bien, decimos que son una puta mierda, por complejas, porque no las entendemos, o no tenemos ganas de entenderlas.
En ambos casos se comete el error de considerar la obra como acabada y no someterla a crítica.
Eso fue lo que hizo Copérnico: Retomar el trabajo de Ptolomeo, probar, cambiar variables... Con la firme intención de dar una explicación de la realidad. Esa es una tendencia que ha continuado hasta la actualidad. Con sucesivos cambios de "paradigma", cuando el modelo tradicional predominante se complicaba en exceso, o era incapaz de explicar los datos y evidencias que se iban recogiendo.
Para conseguir estos cambios de modelo, es necesario poder pensar otras realidades, aunque sea apoyados en ideas tan peregrinas como puedan parecerlo las pitagóricas, la teoría de la relatividad o la dualidad onda-corpúsculo de la luz. Disponer de herramientas intelectuales suficientes para salir de los círculos en que a menudo quedamos atrapados, sin ser capaces de recurrir a la solución imaginativa.

Por tanto, si en tu quehacer diario ves que todo empieza a ser demasiado complicado, que no cuadran las cuentas... puede que haya llegado el momento de cambiar de "paradigma" y, como Copérnico: "regalar a todos los ciudadanos, ricos o pobres, un viaje anual gratis alrededor del Sol".

Para más información:
Historia de la Ciencia - Carlos Solís y Manuel Sellés
Historia del pensamiento filosófico y científico. II Del Humanismo a Kant - Giovanni Reale Dario Antiseri

viernes, 23 de septiembre de 2011

Mordiscos a la educación pública y mitología del capital


A ciertas minorías les puede resultar indiferente el tema: porque no piensan llevar a sus hijos a una institución pública que, después de todo, está llena de inmigrantes, pobres, gitanos, negros, clase media y baja... -¡No! nuestros hijos han de codearse con las élites-.

Y son estas élites las que deciden sobre la gestión y el futuro de nuestras instituciones públicas. Por tanto, no debería sorprendernos las medidas de "austeridad" de "lo público" que se están tomando actualmente.

Todo ello, va acompañado del mito del funcionario vago e inútil y la exaltación del trabajo autónomo. Trabajador autónomo que acaba sub-sub-sub-contratado para empresas más grandes, sin ningún tipo de garantía social. Exaltación también del empresario de éxito, del que arriesga... Sólo que algunos pueden arriesgar su capital mientras la clase media tiene que hipotecar su vida. Exaltación del trabajador de la empresa privada, que cumple jornadas cada vez más largas, con horarios cada vez más irreconciliables con ningún tipo de vida personal. Exaltación de un tipo de vida dedicada al capital, tanto tienes tanto vales, tanto puedes gastar, tantas cosas puedes comprar.
-Quiero que vengas a darlo todo, que salgas de aquí extenuado. Después te vas a casa, al gimnasio, a tomar algo, de compras, a ver una peli... lo justo para relajarte y al día siguiente otra vez lo mismo. El fin de semana y en las vacaciones tendrás un montón de dinero, podrás ir a ese restaurante tan caro, a esas vacaciones utópicas y olvidarte de todo este estrés, de esta vida que no te pertenece-.

Al parecer, la culpa de que el trabajador privado esté en esta situación la tiene la ineficiencia de "lo público", porque en lo privado no tiene cabida lo improductivo, que sería rápidamente aplastado por un competidor. Esto resulta en una extraña paradoja en la que los funcionarios tienen derechos y el resto de trabajadores dinero, miedo y precariedad.

La riqueza sólo engendra más riqueza, hay que atraer la inversión a cualquier precio.

En estas vaguedades, mitos, amenazas, ansias de gloria y riqueza, se basan las políticas que minan el Estado de Bienestar, que después de todo, es un Estado para los desfavorecidos, porque las élites no lo necesitan, ya viven en su Estado paralelo de Suprabienestar. Y, de forma más o menos indirecta, son los que copan los órganos de poder, así, si algo va mal y hay que soltar lastre, será a costa de los de abajo.

Pero en lo privado también hay mucha ineficiencia, sólo que está protegida con el manto del trabajo duro y del riesgo. ¿Cuántos proyectos no acaban en la basura de algún concurso? Sí, se ha dado trabajo a gente durante un tiempo, y luego ese tiempo se ha tirado a la basura. Gastos onerosos, reuniones, viajes, subcontratación, prejuvilaciones... sueldos millonarios. Y por supuesto la especulación, ingentes esfuerzos en el movimiento de enormes sumas de dinero de un sitio a otro, comprar-vender ¿dónde está ahí la productividad? Pero claro, esto no está a la vista de la mayoría. Lo que ve la mayoría es: al parado que trabaja en negro, al inmigrante que le ha quitado el puesto porque se ofrece a cobrar menos, al funcionario que le atiende en la cola del paro, al guardia civil que le pone la multa...

¡No! No jugamos en la misma liga, ni siquiera jugamos al mismo juego.

Los culpables de la crisis son los ciudadanos, que se dejaron llevar por una vorágine hipotecaria, incrementando el consumo por encima de sus posibilidades. Se pinchó la burbuja inmobiliaria, parece que una vivienda no valía el sueldo de varias vidas. Puede que la culpa no sea de todos los ciudadanos, pero quien va a pagar va a ser la mayoría. Y como esa mayoría no tiene capital lo va a pagar con su vida, con recortes en los servicios que siempre se consideraron básicos: vivienda, sanidad, educación...
De la noche a la mañana, empezaron a crecer las cifras de paro, y no es que ese fuese el problema, el problema vino cuando los bancos dejaron de cobrar.
En España hay 5 millones de parados, esa gente sobra, el capital no los necesita, además, la vida sigue, el resto de trabajadores no puede seguir pagando sus pensiones y sus servicios públicos. Solución: disolvamos los servicios públicos, las garantías  sociales y que cada uno se lama sus heridas.

Además, no necesitamos tantos titulados, necesitamos mano de obra abundante, barata y sin criterio. Porque, aunque las élites copen el poder, han de ser secundados por la masa: vivimos en una democracia. Por eso no importa que baje la calidad de la Enseñanza con mayúsculas: la que forma, la que, como en la antigua Grecia, crea ciudadanos capaces de participar en la vida pública. La que interesa es la enseñanza con minúsculas: la que queda al servicio de las necesidades del mercado, la que hace de niñera de los hijos de los padres que no tienen tiempo, la que se ajusta a las profesiones más especializadas y demandadas. Los pensadores y directivos ya saldrán del sistema privado.

En definitiva, todas son medidas tomadas por las élites en contra de la mayoría, secundadas por falsos mitos y creencias, difundidos por medios de masas, arropados con ignorancias y miedos, que apartan de nuestra mente la idea de rebelión: - ¡No! Queremos un Estado fuerte, capaz de distribuir el trabajo y la riqueza. Queremos gobernantes que nos representen. Queremos participar en el Gobierno. Queremos vivir bien. Queremos vivir en sociedad, no en la jungla del vil metal.

viernes, 26 de noviembre de 2010

El crecimiento es superimportante, oseaaa...

El crecimiento, por lo visto, es superimportante, osea... ¿Pero crecimiento para qué? ¿Para acabar con el paro? El paro es un problema, eso está claro, a nadie le gusta no tener trabajo, una fuente de ingresos, algo productivo en lo que ocupar el tiempo. Pero se habla muy poco de la calidad del trabajo, del bienestar del trabajador. Los Estados se han aliado con las Empresas y todo se ha vuelto Economía, los proyectos políticos son ahora proyectos económicos.
Y yo no entiendo porqué no se habla de bienestar, de garantías sociales, de educación, salud, transporte… Estamos en una vorágine capitalista y parece que más allá de la empresa privada no hay más que desperdicio de recursos, corrupción, ineficiencia,… en general, funcionariado.
Para mí, el término eficiencia comienza a ser algo odioso, ese tener que estar continuamente produciendo dinero, consumiendo… Hasta las vacaciones, el período utópico reservado a la clase trabajadora, tanto más utópico cuanto más exitoso es el trabajador, se impone casi como una obligación, la obligación de justificar el trabajo esclavo al que uno mismo dice someterse.
Sí, vivimos en una tierra de oportunidades. Y, sin embargo, hay algo que falla ¿Por qué es necesario dedicar tanto tiempo al trabajo? ¿Por qué el tiempo de no trabajo uno tiene la impresión de estar luchando únicamente por sobrevivir? Nadie habla de un proyecto de felicidad, sólo: crecimiento, crecer, crecer y crecer hasta reventar.

...El campo es muy bonito, no sé porqué nos hacinamos en las ciudades. Bueno, sí que lo sé, es por la eficiencia, la productividad.

Entregados a la mano invisible del capital: el nuevo Dios.
Los nuevos pecados: ineficiencia, corrupción, exceso, burbuja, endeudamiento...
Los nuevos castigos: paro, desahucio, miseria...
Sólo que los nuevos profetas nunca pierden. Y los demás cada vez más flacos, más temerosos, más estresados, más indefensos... Total para qué? Si cuando hay crecimiento la aspiración es trabajar más.


Me gusta cuando la gente me pregunta por mi pueblo, yo siempre digo que allí no hay ná, que no hay trabajo, que no hay gente, que no hay turismo… Los de la ciudad no se extrañan. - “¿Por qué te gusta a ti, entonces?” - Porque yo soy especial, porque en mi pueblo hay cosas que no le es dado disfrutar a todo el mundo, así, en general.
La gente busca esas vacaciones en lugares genéricos, en los que a cualquiera que pague le es dado disfrutar, yo también lo hago, después de todo, no soy tan raro. Sin embargo, visitar esos sitios a los que nunca volverás, o quizá alguna vez más, deja una sensación de vacío, una experiencia más que pasa sin pena ni gloria, algo que comentar en alguna reunión social y nada más. No hay apropiación del lugar, colección de imágenes, huida de tu ciudad.

Este año voto en Barcelona, pero la verdad es que no tengo mucha idea de los programas de los diferentes partidos, como la inmensa mayoría de votantes y abstencionistas. En la tele tampoco sale gran cosa. A mí, la verdad, es que me molestan los Nacionalistas, con su afán de marginación de los castellano parlantes. Yo no creo que los castellano parlantes sean una minoría despreciable. Me parece estupendo que haya libertad idiomática y demás, pero nunca me han gustado las prohibiciones, la intromisión de los Estados en las libertades individuales o grupales. ¿Por qué va a ser mejor hablar un idioma u otro? Realmente creo que los Nacionalistas catalanes son una panda de fascistas que por habitar un terreno de forma histórica se creen en el derecho de imponer su cultura al emigrante/inmigrante. Lo de multicultural les suena mal, suena a españolización y el español es el enemigo, el imperio opresor. La fusión suena aún peor, como si la cultura fuera un ente inamovible que fijan los Estados. Hubo un tiempo en que florecían las culturas urbanas, con estilos muy peculiares sin raizes geolocalizadas: el punk, hippy, heavy, skin,... Quizá ya no estoy en la “onda”.
No es que yo sea pro-españolista, sólo creo que el gobierno catalán es aún más restrictivo y más neoliberal. Pero, qué voy a decir yo que no soy de ningún lugar, que no me ensenyaron el català en la escuela y que, además, soy medio anarkista.
Está claro que el que vota no es el inmigrante, que ni siquiera tiene derecho a voto, y el trabajador de 40 o más horas semanales ¿qué ánimo puede tener para interesarse en política? Por eso y porque en política también hay que ceder votaré EUiA porque lo del idioma, el independentismo, federacionismo, ... realmente me parece una cuestión secundaria y si hay que parlar català, es parla català, pero por donde no me apetece pasar es por la progresiva evaporación del Estado de Bienestar y la opresión del trabajador. Y si por el camino se legalizan las drogas, pues mejor para todos. No?

Cuando uno tiene algo en mente no dejan de aparecerle señales, así que hay más gente que piensa en el no crecimiento, e incluso el decrecimiento.

jueves, 15 de julio de 2010

progreso excedentemente

...cuatro horas al día bastaban a los miembros adultos de las bandas de cazadores y recolectores bosquimanos del desierto del kalahari para recoger o producir los recursos necesarios para cubrir las necesidades de todos los miembros de la banda(incluyendo un buen número de ancianos y niños pequeños que no participaban en el proceso de producción)...

...los kuikuru gastan por término medio no más de tres horas y media al día para asegurarse su sustento, de las cuales emplean dos en las tareas agrícolas y hora y media en las de pesca. Las diez horas que aún les restan del día las dedican a descansar, a practicar la lucha y a otras actividades sociales. El estudioso brasileño ha calculado que con sólo media hora más al día de trabajo, cada hombre podría llegar a producir un sustancioso excedente de manioca, sin poner en peligro por ello el equilibrio entre población y recursos. Existe, pues, un excedente potencial que no es utilizado, y las razones de esta especie de “desperdicio” parecen estar en que los kuikuru no tienen razones sociales para aumentar su producción...
Instituciones económicas – Maurice Godelier


Si nosotros dedicamos una media de 10 horas diarias al trabajo ¿Quién cojones se está quedando con el puto excedente!!!

jueves, 17 de junio de 2010

Comunismo?

Si fuera verdad que nuestras creencias, nuestra moral, nuestra cultura, nuestra economía... ha sido organizada por los más ricos, los poderosos, la casta dirigente (Iglesia, nobleza, bankeros), que realmente son una minoría. Entonces nuestra supuesta democracia no sería más que un fraude, porque la mayoría viviríamos atrapados en su "sueño americano", seríamos gratuitamente explotados para mantener su estatus y, estaríamos tan embebidos en esa dinámica que nos sería imposible ver donde está el verdadero bien, el bien de todos. Marx no tendría razón y la clase obrera no miraría el mundo desde una posición privilegiada para su reorganización.
Pero el poderoso, lo es, porque es capaz de digerir la injusticia y alimentarse de ella. ¿Cómo se sale de aquí? Sólo con la razón, el diálogo, la voluntad, la esperanza... Todo lo contrario que los actuales mensajes de miedo, racismo, intolerancia, proliferación de lo banal... el consumo.
Está claro que el comunismo ha sido satanizado desde nuestra sociedad occidental, también sus implementaciones bajo regímenes autoritarios han ayudado.
Aún así, parece que el problema del capitalismo es la tremenda desigualdad que produce y que no tiene vistas de disminuir. Tragamos con ello porque, idealmente, el libre mercado conduce a una situación de beneficio 0, un mundo donde existen infinidad de pequeños capitales que en una perfecta competencia se afanan sólo por no ser expulsados del mercado a manos de otro capital. Pero, incluso dentro del Estado Kapitalista por antonomasia, EEUU, prolifera la segmentación de la población, los muy ricos, los muy pobres, la clase media... (el gran capital acaba absorbiendo a todos los demás). En el fondo nos justificamos con que sólo somos clase media, mediocres, nosotros también somos víctimas!!
Independientemente de que el ideal capitalista sea o no crear un mundo más justo o un mundo de mayor bienestar, resulta difícil defender dicho idealismo, más en la situación actual, donde pocas personas se atreverían a acabar con el intervencionismo, aún tratándose de un intervencionismo corrupto, como el que existe en la mayoría de los Estados. Tal vez sería bueno plantear seriamente si el Kapitalismo es el mejor modelo, tal vez lo fue en una época donde una pequeña parte del mundo se vio en la obligación (o la oportunidad) de explotar los recursos del resto del planeta.
Incluso desde occidente, desde una posición privilegiada como la nuestra, creo que resulta difícil admitir que trabajamos por un mundo más justo (kantianamente hablando), o por un mundo de mayor bienestar (bienestar aristotélico, pero no restringido hoy a la polis sino aplicado al conjunto de la humanidad). Uno sabe que tiene que trabajar, que tiene que producir, pero el bienestar individual no puede justificar tanto sacrificio, quizá de ahí ese pensar obsesivo en el futuro de los hijos, ese aspirar a bienes que a uno no se le ocurriría que existen sino fuese por la mano totalizadora de la TV,...

...No tienen ni fidelidad ni gratitud para con sus jefes; éstos no están unidos con sus subordinados por ningún sentimiento de benevolencia; no los conocen como hombres, sino como instrumentos de la producción que deben aportar lo más posible y costar lo menos posible. Estas masas de obreros, cada vez más apremiadas, ni siquiera tienen la tranquilidad de estar siempre empleadas; la industria que las ha convocado sólo las hace vivir cuando las necesita, y tan pronto como puede pasarse sin ellas las abandona sin el menor remordimiento; y los trabajadores... están obligados a ofrecer su persona y su fuerza por el precio que quiera concedérseles. Cuanto más largo, penoso y desagradable sea el trabajo que se les asigna, tanto menos se les paga...
Karl Marx – Manuscritos de economía y filosofía

Si va a resultar que lo que soy es marxista, y sólo he necesitado 29 años para darme cuenta...

domingo, 14 de marzo de 2010

Nuevos esclavos

Hoy eran las estructuras de poder y como entretejen sus redes de influencia para no caer nunca, para apoyarse los unos a los otros. Mientras la clase media es mezquina consigo misma. La pobreza y la mediocridad nos vuelve mezquinos y la mezquindad refuerza la pobreza y la mediocridad.
Los poderosos ven una oportunidad en ayudar a uno de su misma clase en apuros, nosotros sentimos engorro y, muchas veces, impotencia.
Si hacen "mooving" a uno de tus compañeros en el trabajo te callas como una rata, incluso serías capaz de darle la razón al agresor, si se trata de tu jefe, para caerle en gracia.
Se nos vende la ilusión de libertad, de que podríamos hacer lo que quisiéramos, incluso ser presidentes. Pero a la hora de la verdad, todo es trabajo enajenado, horas extras, la amenaza del despido, la crisis, el deporte y el ocio obligados..
Aunque el poder fuese necesario, ¿Qué poder es el que tenemos, que sólo piensa en exprimir al pueblo y en sus ansias de mayor poder y riqueza? En el fondo seguimos viviendo en una sociedad feudal. Y realmente hemos perdido el norte. La economía no es un fin, debería ser sólo un medio para vivir mejor.
Realmente es absurdo e imperceptible cómo una persona acaba convirtiéndose en un proletario, un asalariado, y cómo, el gran avance tecnológico no ha servido para impedir que el hombre siga explotado por el hombre.

Los nuevos esclavos, los mileuristas, eternos asalariados, los que no tienen excedentes, los que están deseando que llegue la paga para comprar chucherias, tecnología, viajes, ocio y tiempo libre.
Tengo la sensación de formar parte de un extraño experimento, siento el malestar en la cultura. Atrapado en un mundo hormiguero, donde siempre se siente que alguien te pone el pie encima.
Trabajo y más trabajo, sociedad infantiloide, banal, sociedad del placer, vida más larga, vejez marchita, miedo a la muerte y al dolor, enfermedades mentales.

Me resulta difícil, imposible quizá, admitir que vivimos en una sociedad del bienestar, o donde impere la razón o el bien común. Por cada uno que tiene un proyecto de vida bueno, hay 10 que sólo ven medios en las personas para conseguir sus fines, fines oscuros, determinados por ciertos complejos sociales, deseos y apetencias personales. Por cada uno de esas 10, que podríamos denominar malas personas, hay 1000 cuya voluntad ha sido anulada que han sido dispersados por la supuesta sociedad del bienestar, del placer, la tecnología, la información...

domingo, 6 de abril de 2008

Estética, trabajo y kapital

Una vida estética:
Muchos dicen que si la ética, que si la moral, la razón, el dinero, los amigos, la religión.... ¡Adornos nada más!
Todo es Estética?
Está la estética del facha, del ácrata, el demócrata, el heavy, el hippy, el friky... Somos extraños seres que adhieren objetos, ideas, canciones... a su existir. Y el adherir o no, sólo depende de una tendencia estética, y esta es tan irracional, tan caprichosa...

Después de muchas entrevistas, lo conseguí, encontré trabajo. Pero no me siento diferente, bueno un poco sí: ahora madrugo todos los días, me afeito todas las semanas, ya no tengo tanto tiempo libre...
Soy un currante, una herramienta más del capitalismo. Dicho así parece que soy muy poca cosa. Pero yo soy Todo, todo menos poca cosa. Y qué más da! Si yo sólo quiero mantener mi identidad, mi imagen, mi ética y mi estética. No me gustan las prisas, ni los atascos, ni mirar por encima del hombro. Lo que quiero es hacer lo que me gusta, no... no me da envidia el dinero... quizá algunas veces... pero es que la carne es débil y la envidia libre, como el miedo.
Me traiciona el subconsciente: me dice tantas cosas... y me da tan pocas razones que no sé decirle que no. Y me corroe la impaciencia, siempre esperando algo, siempre de viaje, siempre en estado transitorio... hasta la muerte, claro.
No quiero saber del mundo...
mejor unos versos
de los que no llevan rumbo
de los que propician besos.

jueves, 8 de marzo de 2007

To be or not two beers

Hay tantas personas en el mundo, tantas personas por metro cuadrado... más que peces en el mar. Todos somos masa, masa aborregada. Todos tenemos un pastor, más bien tenemos varios: uno para los fines de semana, otro para el trabajo, otro para la televisión, otro para el ocio de diario...
No está mal, ser masa informe, se dispone de numerosos entretenimientos, sin preocupaciones ni intereses, sólo con la idea en mente de ser feliz. No es necesario brillar con luz propia, vale con ser útil en el día a día.

Pero yo quiero algo más, yo quiero ser Pastor, quiero imponer lo que está bien o está mal, quiero moldear las costumbres de los rebaños, quiero enseñarles, experimentar con ellos. Quiero jugar a ser Dios. Quiero ser estrella de Rock.
Me cansa observar a los políticos, empresarios, medios de comunicación... discutir sobre nuevas leyes, nuevos productos, programas, investigaciones, encuestas, servicios... Siempre en busca del mayor bienestar, de su bienestar y como consecuencia el de los demás. En busca de la fama, del poder, del reconocimiento, de los baños de masas. Prediciendo tendencias, orientándolas... Como objetivo la estabilidad, un mundo feliz, aunque sólo sea para unos pocos habitantes de este desigual y contaminado planeta.

Hay tanto ruido alrededor: la tele, el ordenador, la radio, el periódico, el tráfico, el fútbol, el teléfono, la videoconsola, la lotería, los atascos, el metro, la vivienda, las drogas, el trabajo... Y no hay tiempo para pensar, aunque da igual, porque siempre hay alguien que lo hace más rápido y mejor. Así que, para qué ser un individuo, si para ser feliz basta con ser un ciudadano. Para qué forjarse una personalidad si se puede hacer un collage de de las que se muestran a diario, en la tele, en internet, en la radio...
Cada vez más uniformes, cada vez más huecos, más blandos, más dependientes de unos pocos.

domingo, 11 de junio de 2006

Entrenando para factor social enajenado

¿Sería posible una organización no represiva del trabajo?
El trabajo como ideal moral. La moral como herramienta de represión instintiva, el pecado original. La organización en torno a la escasez. La competitividad, la productividad, la eficacia... Herramientas que acrecientan el sentimiento de culpa, que nos alejan de la felicidad.
Entender el trabajo como los artistas, crear por el mero placer de crear, no como una obligación para la supervivencia.

Pero farfullas gilipoyeces, ffgsrst..... Y yo te doy por culo con mis desgracias, toma! toma!..
¿Sabes que es un zoo? Es un lugar donde unos cuantos animales afortunados viven sin dar palo al agua, en su pisito bien comunicado, sólo se dedican a vegetar en sus habitáculos, sin cazar, ni preocuparse por el alimento. ¡Eso es vida? y no esta puta mierda! Creemos que podemos ir a cualquier lugar, pero no tenemos ni idea de donde estamos. Y esos pobres animales que pastan libres en el campo, ¿qué pensarán? ¿Cuál es el precio de la comodidad? ¿y el de la libertad?

Ya no quiero ná, ni trabajo represivo ni sin represivo. Ya no quiero nada de la humanidad, ahora soy un antisocial!