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domingo, 14 de marzo de 2010

Nuevos esclavos

Hoy eran las estructuras de poder y como entretejen sus redes de influencia para no caer nunca, para apoyarse los unos a los otros. Mientras la clase media es mezquina consigo misma. La pobreza y la mediocridad nos vuelve mezquinos y la mezquindad refuerza la pobreza y la mediocridad.
Los poderosos ven una oportunidad en ayudar a uno de su misma clase en apuros, nosotros sentimos engorro y, muchas veces, impotencia.
Si hacen "mooving" a uno de tus compañeros en el trabajo te callas como una rata, incluso serías capaz de darle la razón al agresor, si se trata de tu jefe, para caerle en gracia.
Se nos vende la ilusión de libertad, de que podríamos hacer lo que quisiéramos, incluso ser presidentes. Pero a la hora de la verdad, todo es trabajo enajenado, horas extras, la amenaza del despido, la crisis, el deporte y el ocio obligados..
Aunque el poder fuese necesario, ¿Qué poder es el que tenemos, que sólo piensa en exprimir al pueblo y en sus ansias de mayor poder y riqueza? En el fondo seguimos viviendo en una sociedad feudal. Y realmente hemos perdido el norte. La economía no es un fin, debería ser sólo un medio para vivir mejor.
Realmente es absurdo e imperceptible cómo una persona acaba convirtiéndose en un proletario, un asalariado, y cómo, el gran avance tecnológico no ha servido para impedir que el hombre siga explotado por el hombre.

Los nuevos esclavos, los mileuristas, eternos asalariados, los que no tienen excedentes, los que están deseando que llegue la paga para comprar chucherias, tecnología, viajes, ocio y tiempo libre.
Tengo la sensación de formar parte de un extraño experimento, siento el malestar en la cultura. Atrapado en un mundo hormiguero, donde siempre se siente que alguien te pone el pie encima.
Trabajo y más trabajo, sociedad infantiloide, banal, sociedad del placer, vida más larga, vejez marchita, miedo a la muerte y al dolor, enfermedades mentales.

Me resulta difícil, imposible quizá, admitir que vivimos en una sociedad del bienestar, o donde impere la razón o el bien común. Por cada uno que tiene un proyecto de vida bueno, hay 10 que sólo ven medios en las personas para conseguir sus fines, fines oscuros, determinados por ciertos complejos sociales, deseos y apetencias personales. Por cada uno de esas 10, que podríamos denominar malas personas, hay 1000 cuya voluntad ha sido anulada que han sido dispersados por la supuesta sociedad del bienestar, del placer, la tecnología, la información...

viernes, 13 de febrero de 2009

GRATIS!!!!

Últimamente, ando obsesionado con la idea de gratis: Internet gratis, música gratis, películas gratis, porno gratis. Lógicamente no es realmente gratis, hay que invertir tiempo buscando enlaces, descargando fakes, estar al día de los nuevos programas y de las debilidades de los distintos mecanismos de seguridad. Eso sin contar los días que se tira el ordenador encendido, el envejecimiento prematuro de sus componentes, etc. Ya lo decía uno de mis profesores: “No hay comida gratis”. Pero mi continua actividad pirata, a veces, me lleva a reflexionar: ¿No estaré atentando contra todo aquello que me gusta (Internet, la música, las películas)?

Si me conecto a las redes de los vecinos, timofónica gana menos dinero, sube las tarifas e invierte menos aún en innovación y en mejoras de sus servicios.
Si me bajo discos de grupos que prácticamente solo conocen en su barrio, venderán aún menos discos y perderán toda motivación económica por seguir tocando. Igual con las pelis (españolas, por ejemplo). Al final, esta actividad redunda en una reducción de los grupos y del cine minoritario. Porque las grandes bandas y producciones internacionales siguen vendiendo y amasando dinero, menos, aunque sigue siendo mucho.

Lo de timofónica no me importa porque, en cuanto se dan cuenta de que los mecanismos de seguridad son débiles, empiezan a invertir en otros nuevos y mejores, y eso aumenta mis posibilidades de conseguir un mejor empleo. Además, alegra la vida lo de saltar vallas cada vez más altas, mantener la rueda girando. Y no quiero meterme en lo excesivo del precio de la “banda ancha” en España, que si no fuese por el monopolio que ostenta, como empresa, Telefónica no tendría presente ni futuro.

Lo de la música y el cine me resulta más preocupante, porque no se puede apelar a la conciencia de cada uno para pedir que la gente no use el emule, la conciencia es muy particular. Yo, mientras se pueda descargar impunemente, lo seguiré haciendo, porque la vida es muy puta y yo me he vuelto muy malo. Y porque la cultura debería ser un derecho universal y a precio de mercado es casi prohibitiva.
Las discográficas, las productoras y demás chupatintas implicadas en el negocio deberían bajarse de la burra. O, si el mercado no sabe regularse, quizá debería intervenir el Estado. Pero no con el parche guarrindongo ese de la SGAE, que hace agua por todas partes. Si se pone un impuesto sobre dispositivos de almacenamiento, lo lógico sería que existiese una biblioteca en la red donde todos los contenidos por los que pagamos estén accesibles para cualquiera, de forma legal. Así se tendría un verdadero conocimiento de lo que escucha y ve la gente y se podría distribuir el dinero recaudado más equitativamente. La gente paga cuotas mensuales por rapidshare, megaupload, spotify… . Pagar 20E por un CD de música -que se raya en un mes- no tiene sentido, ni siquiera merece la pena perder 30minutos en ir a buscarlo a una tienda cuando, en menos tiempo, podrías descargarlo en el ordenador.
En lugar de ver oportunidades de negocio en las nuevas tecnologías, se ha visto un enemigo… y las productoras y las discográficas se han empeñado en no adaptarse, en criminalizar, intentando perdurar su lucrativo y apestoso negocio.
Lo peor de todo esto es los artistas que se perderán por el camino, hasta que la situación se estabilice. A veces para mamar hace falta algo más que llorar.

lunes, 23 de julio de 2007

Pajillero

Según Freud, todos los problemas tienen una base sexual.

Una vida sexual normal es aquella acorde a la moral imperante en la época que vivimos. Quizá, gracias a Freud, vivimos una época de gran liberación sexual. Hay una enorme variedad de práctica sexuales que se asumen como normales -o, al menos, comprensibles por la mayoría de la sociedad-.

En internet se difunden a escala mundial ingentes cantidades de pornografía -en muchos casos, y cada vez más, con la mujer en situación más cercana al sufrimiento que al goce-. Esto crea un extraño efecto en nosotros, los grandes consumidores de pornografía: por un lado, nos gusta ver a las mujeres en posturas denigrantes, conscientes de que será difícil vernos implicados en semejantes escenas en la vida real; por otro, somos conscientes de lo poco ético del asunto, y de las fantasías tan perversas en las que nos recreamos.

En general, entra dentro de los cánones morales cualquier práctica sexual en la que todos los miembros disfruten un montón y haya consentimiento mutuo -o, más bien, que todos deseen realizar esa práctica-. Sin dinero de por medio.

Hemos conseguido una sociedad liberal, sexualmente hablando, y con igualdad entre hombres y mujeres... más o menos. Sin embargo, sigue existiendo el sexo al margen de la moral. Quizá el instinto sexual tiene esa tendencia a salirse del cauce en el que le queremos encajonar. Sólo que, al haber ampliado el margen de lo normal, hay que buscar la ilegalidad más allá, no basta con el adulterio, ahora la perversión roza la violencia.

El instinto sexual es un instinto de vida, busca expandirse. Y, en su afán de expansión, no tiene miramientos en dejar los campos arrasados a su paso.

viernes, 22 de septiembre de 2006

Toros?


Me gustan los toros, me gusta cuando pastan libres en el campo y cuando se desangran llenos de rabia en el ruedo. Los toreros, los buenos toreros y los banderilleros, artistas que se enfrentan al miedo, que ignoran el peligro, se entregan a su tarea.
El oficio del matador. Sangre, miedo, crueldad, habilidad, estética, tradición, superstición, técnica, arena, calor ...

¿Qué se puede hacer cuando un animal de 500 kg. de peso se lanza hacia ti, herido, lleno de ira? ¿Qué vas a hacer sino correr? Correr en línea recta, presa del pánico, buscando la barrera.

Yo no puedo ser torero, yo no valgo para matar toros, igual que no valgo para hacer cine. Son cosas que se llevan dentro, es la impotencia escupida en actos bellos y crueles.

Los picadores no me gustan. ¡Cómo se atreven a humillar así al pobre caballo! ¡Qué se les subiesen encima! Y pinchar al toro desde la seguridad que da la altura de una buena montura. Yo me alegro cuando caen al ruedo, desde luego son los malos de la puesta en escena. Un Sanchopanza mezquino, apuñalador de espaldas, haciendo de Don Quijote con su lanza. Y mientras tanto Rocinante que no se entera de nada.

Es un juego cruel, como el mundo en que vivimos. Cruel y mortal.

Un chaval joven, lanzándose con furia a la grupa de ese gran animal lleno de sangre y cuernos, con su espadita de esgrima. ¿Qué se siente al terminar con la vida de un animal con el que has estado interpretando un baile de muerte?

La tauromaquia es España, pero no sólo eso, es la naturaleza humana, disfrazada con los colores de la Fiesta Nacional.

No quiero que prohíban los toros, ni las peleas de gallos, ni el tabaco, ni la marihuana ...
Las peleas de perros no me gustan, pero sí el boxeo, así de arbitraria es la irracionalidad.

Yo no quiero esta mierda de democracia que nos hace a todos iguales, que pisotea y extermina cualquier disconformidad y criminaliza a las minorías.
Humanizar a los animales, deshumanizar a los hombres pobres. Este es un planeta basurero, donde unos cuantos marcan el ritmo y todos somos responsables y esclavos de nosotros mismos.
... “el poder de los pueblos sobre sí mismos” de que se habla, no es el gobierno de cada uno por sí, sino el gobierno de cada uno por los demás...


Nos hemos encabezonado en que el poder emane del pueblo, y nos sometemos a nuestra propia tiranía, quizá deberíamos poner más esfuerzos en limitar el poder de los gobiernos. O limitar el poder sin más.

Y si matar toros es de pueblos incultos y bárbaros, también lo es limitar las libertades de un colectivo por el antojo del 51%.

martes, 26 de abril de 2005

Ovejas modorras.

Hay ovejas a las que se les reblandece el cerebro, se apartan del rebaño y vagan solitarias -sin rumbo fijo, sin objetivos-.
En mi pueblo se dice que esas ovejas están “modorras”. Eso se dice también de las personas cuyo comportamiento se sale de los cánones de moralidad establecidos. Si además tienes ideas divergentes, los apelativos asignados pueden ser aún más duros, humillantes, desacreditativos.
Estos son los mecanismos con los que la sociedad se defiende de todo cambio.

Los cambios de costumbres asustan, son incómodos: Cambiar una rutina por otra -¿Para qué?- se dirán algunos. En nuestra sociedad acomodada es fácil aguantar: si no te gusta tu pueblo te vas a la ciudad; si en casa no te comprenden te metes en un chat; si no te gusta la realidad tienes la televisión, las consolas, la pornografía, las drogas…

Sabemos que existen países (tres cuartas partes) en los que no saben del “Estado de bienestar”. Salen en las noticias de la tele, cada vez menos, porque hay estómagos sensibles que prefieren estar al corriente de la última técnica en implantes de pecho -o cualquier otro entretenimiento que gastan los ricos y que nunca tendrán las personas de a pie-. Es una realidad externa, porque nosotros somos el “Primer Mundo” y ellos el “Tercero”. Es un problema tan inmenso que es difícil de atajar. Los Estados (que se supone somos todos) desvían nuestra atención de los problemas sin solución, delegan poder en las macro-empresas (en pro del Capitalismo, del avance), se sacuden la responsabilidad y el pueblo se lo agradecemos con nuestros votos y nuestra conformidad, apoyando estas tiranías democráticas que oprimen y condenan cualquier minoría, cualquier intento de arreglar algo.

Si la noticia no está en los medios, la noticia no existe”.
¡Cuántas guerras y miserias pasan desapercibidas para nosotros! Es difícil encontrar fuentes de información fiables. Internet, la gran red: tanta información inclasificable que no sabes ni por donde empezar.
¿Dónde está el conocimiento que perdemos con la información?

Don Quijote era un loco por querer reinstaurar la caballería andante, desfacer entuertos y ayudar a los menesterosos, sin rey ni amo. Los que invaden países en busca de petróleo, negocian con terroristas para hacer cundir el pánico entre la población y poder aplicar así leyes “poco humanitarias”, están muy cuerdos.
Hemos elegido malos pastores para guiar nuestros rebaños. Las ovejas modorras son ahora las guardianas de la sabiduría humana, si alguna vez la hubo.

Aquí dejo un enlace a una página de "contrainformación" que está bastante bien:
http://www.nodo50.org