El otro día me alegré un montón: ¡Mi página web volvía a ser visible! Ya la había dado por perdida y
empezaba a reciclar sus componentes. Finalmente, algún
administrador del sistema hizo público el procedimiento para acceder: era sólo un tema de permisos (y eso que ante la duda
siempre doy todos los permisos a todo el mundo -777-, la seguridad y
la privacidad son lo primero :-)
No la suelo actualizar. De vez en
cuando algún cambio: estético principalmente, correcciones, textos
largos, imágenes grandes...
Así que, básicamente, es una fotografía de cuando empezó a interesarme el hacer público mi enfermo pensamiento.
Así que parece todo un tanto pueril: inocente, intenso, rebelde, dañino, explícito... mucha prueba y error.
Casi me resulto extraño. Ya no me preocupan exactamente las mismas cosas, o no con la misma intensidad –podría decirse que es sólo cuestión de matices, pero “en Filosofía el matiz es concepto”-.
También veo caminos cerrados -no podemos seguirlos todos, en ocasiones hay que elegir-, o quizá eran caminos cortos, breves e intensos.
Así que... le tengo cariño a "mi paja web” y no quiero perderla (aunque tampoco quiero pagar por mantenerla).
Así que, básicamente, es una fotografía de cuando empezó a interesarme el hacer público mi enfermo pensamiento.
Así que parece todo un tanto pueril: inocente, intenso, rebelde, dañino, explícito... mucha prueba y error.
Casi me resulto extraño. Ya no me preocupan exactamente las mismas cosas, o no con la misma intensidad –podría decirse que es sólo cuestión de matices, pero “en Filosofía el matiz es concepto”-.
También veo caminos cerrados -no podemos seguirlos todos, en ocasiones hay que elegir-, o quizá eran caminos cortos, breves e intensos.
Así que... le tengo cariño a "mi paja web” y no quiero perderla (aunque tampoco quiero pagar por mantenerla).
Aparte del contenido, me ha servido
para experimentar con el HTML, javascript y CSS, como si fuese un
artista de lo conceptual. Expresándome libremente, con la única
limitación que me imponía el lenguaje. No como el blog de blogger,
donde tienes que adaptarte a un formato: -¡Esto es un blog y este
espacio es para escribir!-. Sí, es verdad, el blog facilita mucho las cosas:
al escritor porque sólo escribe, al lector por que se encuentra con
una estructura que le resulta familiar. Y, desde luego, queda muy
profesional con un esfuerzo nimio en cuanto a los aspectos de
presentación.
Y aunque puedes dedicar largas horas a cambiar la apariencia de la plantilla y dejarla a tu gusto, siempre tendrá esa apariencia de blog. Yo lo he hecho, lo reconozco, tengo ese cruel defecto que empuja a destripar, a tocar lo que no se recomienda tocar, a usar las cosas creadas con una finalidad para otra distinta, presionar los límites para ver hasta donde puedes llegar, hackear...
Y aunque puedes dedicar largas horas a cambiar la apariencia de la plantilla y dejarla a tu gusto, siempre tendrá esa apariencia de blog. Yo lo he hecho, lo reconozco, tengo ese cruel defecto que empuja a destripar, a tocar lo que no se recomienda tocar, a usar las cosas creadas con una finalidad para otra distinta, presionar los límites para ver hasta donde puedes llegar, hackear...
La mía es una web 1.0, no hay
interacción con el usuario, es sólo hipertexto e imágenes
estáticas en dos dimensiones. Una parte de mi absurdo plan para
inundar la inter-red de información irrelevante. Pero lo más
importante es que es una creación a partir de nada, como rellenar
una página en blanco. Eso es lo que hay cuando, con el gedit, empiezas
a insertar tags <html>, defines los estilos css, editas las
imágenes, escribes los textos... Un proceso muy artesanal, que hace
que el producto sea único: con sus irregularidades, imperfecciones y
transgresiones de lo que una página web debería ser.
Y es que uno se cansa de hacer las cosas “como deberían ser”, de adecuarse a un framework, de rellenar campos dentro de un formulario, de cumplir cánones estéticos, de adaptar el contenido a los hábitos esquizofrénico-acelerado-intuitivos de las masas de navegantes de la web...
Y es que uno se cansa de hacer las cosas “como deberían ser”, de adecuarse a un framework, de rellenar campos dentro de un formulario, de cumplir cánones estéticos, de adaptar el contenido a los hábitos esquizofrénico-acelerado-intuitivos de las masas de navegantes de la web...
No tengo que cumplir con ninguna cuenta
de resultados, ni conseguir 10 millones de visitas. Es un
entretenimiento, la satisfacción de una necesidad (de expresión,
exhibicionismo). Una necesidad de expandir los límites de la normalidad, descubrir nuevas posibilidades que permitan pensar un mundo más allá de la última y más novedosa herramienta (tan intuitiva que con un sólo click hace todo aquello que querías hacer con el más "cool" y aséptico de los resultados; y si no estás contento con el resultado es que eres torpe, idiota, o no eres profesional, vamos, que eres un cutre :-)
Cuando empecé con mi paja web, tenía
una obsesión casi enfermiza en poner imagen de fondo a todo, con muy
poca idea de programas de retoque fotográfico (como el GIMP); por tanto, siempre había demasiado contraste. Pero yo tenía un truco!
Seleccionar el texto con el ratón, así quedaba resaltado y se podía
leer por encima de las imágenes.
Tampoco tenía mucho respeto por los
derechos de autor –creo que ahora tampoco–: imagen que
veía por internet, imagen que metía en mi página web. Con el
tiempo, he ido sustituyendo algunas por otras generadas por mí. Me
gustaría poner el nombre de todos los autores, pero no lo apunté en su
día, así que... ya lo iré solucionando.
Un batiburrillo de muchas cosas, una
amalgama de pasado y presente sin ningún orden cronológico, un
cajón de sastre: de emociones, pensamiento, ego, trastornos
psicológicos e imágenes inconexas. Eso es mi paja web!
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