miércoles, 16 de enero de 2019

Francisco Pizarro y el culto a la violencia militar

Había estado más veces en la plaza de Trujillo -soy muy fan de la feria del queso que allí se celebra-. Así que ya tenía vista la estatua de la plaza que representa a Francisco Pizarro. Una estatua ecuestre de dimensiones ciclópeas donde, "el conquistador del Perú", aparece protegido por casco y armadura, blandiendo la espada en actitud beligerante.
Resulta un reclamo turístico fascinante, de hecho, aparece como una de las primeras imágenes que se muestran sobre Trujillo en cualquier revista de viajes, o al googlear el nombre de la ciudad.
Y ya está. Mi interés por esa estatua no había trascendido más allá de "otra estatua ecuestre de algún pollavieja".

Estatua ecuestre que representa a Francisco Pizarro - Plaza Mayor de Trujillo - Enero de 2019

Un día que paramos en la ciudad, tranquilamente, nos animamos a realizar una visita guiada por la misma -actividad muy recomendable para comprender su actual aspecto-. Entonces salieron a relucir más detalles sobre la estatua. Resulta que fue creada por un acaudalado artista estadounidense, Charles Cary Rumsey, que la regaló a la ciudad. Fue inaugurada en 1929, en un acto al que acudió el entonces dictador de España: Primo de Rivera.

La estatua no tiene ningún tipo de rigor histórico. Supongo que, ya que te metes a hacer una escultura de esas dimensiones, lo que pretendes es impresionar estéticamente, llamar la atención y potenciar ciertos valores heroicos, épicos... De forma que los hombres de la ciudad, cuando la observen, se sientan también grandes conquistadores y deseen impetuosamente salir de su patria a buscar fortuna en otros territorios, para mayor gloria de la corona.
Un relato muy acorde con la ideología de los dictadores militares del siglo pasado, que ha calado hondo en la población extremeña: Cuando yo estudiaba historia en la escuela, siempre era muy celebrado llegar a esta época llena de nombres extremeños que iban colonizando las américas. Incluso, en un grupo tan punk y tan al margen del sistema como Extremoduro, encontramos continuas referencias a esta época:
"Tierra de conquistadores
no nos quedan más cojones
si no puedes irte lejos
te quedarás el pellejo." 
 Fragmento de "Extremaydura"

"Centenario, celebrad
las mujeres y los niños por igual
celebrando masacrar
las mujeres y los niños por igual." 
Fragmento de "V Centenario"

Claro que, muchos de los seguidores de la banda, no estarían de acuerdo con una crítica tan feroz de las hazañas de la época. Uno prefiere verse a sí mismo como descendiente de aventureros y conquistadores -no de violadores y asesinos codiciosos-.


La estatua representa a Francisco Pizarro, pero podría ser cualquier otro "conquistador". Paseando por las calles de Trujillo, observamos que debió ser una ciudad importante y rica al comienzo de la modernidad. Edificios como los que allí abundan no son comunes en otras localidades del país. La justificación de esa arquitectura nos las da la beligerante estatua -más bien la historia del personaje-. Al indagar un poco en su historia descubrimos que, tras tan heroico semblante, más que "conquistadores", lo que se atisban son "piratas". Piratas de pueblo de interior que se embarcaban a la búsqueda de poder y riquezas, enfrentando a las diferentes etnias y grupos sudamericanos para satisfacer sus intereses personales -perfectamente alineados con los de la corona española-. Incluso, a menudo, entrando en conflicto entre ellos mismos. De hecho, Pizarro murió asesinado por los partidarios de Almagro (el conquistador de Chile)


Existen otras dos réplicas de la estatua: una en el estado de Búfalo -donde nació Charles Cary Rumsey- y otra en la ciudad de Lima -donde se han cuidado de ponerla en un lugar poco destacado-.  Así, el conjunto de las tres esculturas, resulta un gran homenaje a los comienzos de la globalización.

Me parece, la actitud de los limeños, muy acorde a las actuales interpretaciones de la historia. Después de todo, ya son de dominio general las nefastas consecuencias que tuvo la llegada de los europeos al continente americano: supresión de las culturas y lenguas originarias, explotación de las gentes y recursos del continente, muertes por guerra y enfermedad, empobrecimiento crónico de muchas de su áreas... vamos, colonialismo del chungo.

Así que, no necesitamos homenajear a esos personajes. Está genial tomar consciencia de la historia, pero son historias de las que cabría sentir vergüenza -a la manera que los alemanes sienten vergüenza de su pasado nazi-.
Estatuas como esta las hay en todas las ciudades, apuntalando el mito del soldado que lucha por el bien de la patria.
Hoy día, sabemos que los buenos son los que ganan las guerras. Los que pierden tienen que ser los malos. Desde el poder es muy importante afirmar esas premisas porque, en otro caso, el poder no sería legítimo. Ya lleva mucho tiempo demostrándolo y financiando su relato con estatuas, películas de indios y vaqueros, con Rambos y Chuck Norrises...

Afortunadamente, sigue habiendo contrapoder, aunque se encuentre escondido en las catacumbas del underground:

"Haz turismo invadiendo un paí­s
es barato y te pagan la estancia.
Haz turismo invadiendo un país
Panamá, Nicaragua o Numancia.
Solucionan todos los problemas
invadiendo el lugar señalado
por la CIA, por el presidente
unos tiros y ya está arreglado
con su pinta de súper machotes
su paquete rompiendo los moldes
son tan listos no tienen problemas
en matarse entre ellos a golpes" 
Fragmento de "Haz turismo invadiendo un país" - Celtas cortos

La eficiencia de este discurso antibelicista puede ponerse en entredicho pero, también es cierto, que el poder ya empieza a mirar más alto: al espacio exterior, en busca de nuevos mundos que ocupar, como en Interstellar (en lugar de matarnos a nosotros, en este planeta)

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