Una de miedo y suspense.
No me suele gustar mucho este género pero, la verdad, es que la peli engancha. La música está bien y la imagen es muy buena, todo ello prepara y crea la atmósfera adecuada. La atmósfera del miedo, el deseo inconsciente de: ¿Qué haces loco! No subas la escalera, no abras la puerta, ¡huye de ahí!
Pero lo mejor, lo más logrado, es el argumento, y no porque sea sorprendente o revelador, sino por algo que se echa de menos en este tipo de cine: la coherencia. En muchas ocasiones por dar un buen susto al espectador, o simplemente por el afán de sorprender, se incurre en escenas que no casan con el desarrollo normal de la acción y que hacen que el argumento resulte flojo o inexistente, pero no es el caso de “Al final de la escalera”. Aquí todo sucede como ha de suceder. Los actos de los personajes, en general, tienen lógica y eso es algo muy difícil de conseguir en películas donde se tratan temas fantásticos o irracionales.
Aún incurriendo en la mayoría de los tópicos del cine de terror es capaz de mantener la atención del espectador y provocar espeluznantes escalofríos.
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