jueves, 7 de abril de 2011

Tecnología y software libre

A veces me preguntan que qué hago yo con el ordenador, en mi tiempo de ocio, se entiende. Y me resulta difícil dar una respuesta convincente, concreta... Instalo distribuciones de linux, les cambio la apariencia, las dejo a mi gusto, instalo programas que me simpatizan, que me entretienen: editores HTML, herramientas wifi, máquinas virtuales, decoradores de ventanas, intrusión, defensa, P2P … Intento prescindir de Windows y de todos los programas privativos en la medida de lo posible. Paso mucho tiempo leyendo tutoriales, buscando en foros... en fin, utilizo la tecnología para aprender más de tecnología, en un círculo vicioso que no conduce a ningún lugar. También me gusta hurgar en el hardware, renovar, reciclar, adaptar a mis necesidades cambiantes o simplemente probar. Y así se pasan las horas delante de estas máquinas Todo por escapar un poquito de lo convencional, intentando ser algo más libre dentro de “la nube”, del mundo comercial.

Por un lado está la faceta lúdica, el entretenimiento, por el otro la faceta punk- hacker-libertaria, del “háztelo tú mismo”, de la lucha contra las soluciones de pago, más fáciles de usar y más llamativas, en la mayoría de los casos. Pero más fáciles, por cuanto que limitan tu libertad, ofreciéndote única y exclusivamente lo que quieres en un determinado momento, enmascarando la complejidad y en ocasiones ofreciendo funcionalidades, que o bien no necesitas, por ser muy específicas de un sector concreto, o bien están ocultas, camufladas con fines obscuros y que de conocer no aprobarías... en fin, estratagemas de mercado. Como también lo son las incompatibilidades con el resto de fabricantes. Porque la competencia además de aumentar la eficiencia de los recursos económicos, tiene también ese lado macabro de que “en el amor y en la guerra todo vale” y aunque lo enmascaran con nombres tales como “segmentación del mercado”, “soluciones a medida”, “customización” … su sueño es el monopolio, las empresas luchan porque su solución se convierta en la solución de masas, “estándar de facto”, y una de las estrategias es colar un producto que sólo sea compatible con otros de la misma compañía. Una vez más el beneficio económico no tiene por qué coincidir con el bien social.

Es realmente difícil saber todo lo que puede y no pueden hacer los cacharros de alta tecnología que nos rodean, qué funcionalidades están capadas, o simplemente ocultas, o cuáles son realmente nuevas e interesantes cuando nos apremian a actualizarnos. La mayoría de las veces es estética. Y al igual que se puede hablar de una estética punk-hacker-libertaria, está la estética del “estar a la la última”, la del “fiel a la marca”, la del “tecnófilo informado”...

Ahora se invierte mucho en tecnología y está todo lleno de proyectos que quizá nunca salieron ni saldrán de los laboratorios. Lo que un año era el nova más y valía una morterada de dinero, pasados un par de años puede que lo regalen con la caja de cereales. Sacos rotos... El marketing no tiene piedad, sólo comprar, usar, tirar, comprar. En el fondo todo es estética, seguramente no necesitamos la mayoría de las funcionalidades de nuestros aparatos electrónicos, al menos no a nivel de masa. Y no sólo la electrónica, también los alimentos, las ropas, los útiles de cocina, de labranza.. todo se rodea del aura de la tecnología. Todo cacharro es susceptible de sufrir increíbles mejoras que no se conocían hace tan sólo unos años.


Este derroche del que supuestamente nos beneficiamos ¿a quién perjudica? No quiero decir con esto que todo beneficio tenga que implicar necesariamente un perjuicio, pero en este y otros muchos casos ocurre así.

Los principales perjudicados son los países del tercer mundo, de dónde se extraen la mayoría de las materias primas, y estoy pensando principalmente en minerales (coltán, uranio, oro, plata, diamantes, petróleo...), que es de lo que más documentales he visto últimamente. El problema no son sólo las penosas condiciones laborales, sino que además se suman las guerras y conflictos. Ya que los intereses son muy disputados por empresas y gobiernos extranjeros y gobiernos autóctonos débiles y corruptos. Todo ello regado por unas sociedades de extrema desigualdad dónde la mayoría de la población vive en la miseria.

Luego están los países del segundo mundo (sudamérica, india, china …), países dónde empieza a prosperar la industria. Donde se externaliza la transformación de las materias primas, y otras tareas que no resulta rentable realizar en los países de consumo, porque los “costes de producción” son mayores. Aquí es más difícil ver el perjuicio, porque en estos países se crean puestos de trabajo y se inyecta dinero en sus economías. Pero el capitalismo no entiende de bien social, y no le importa si las condiciones laborales son o no dignas, si las leyes de protección del medio ambiente y de urbanización de estos países son demasiado laxas... Es decir, no le importan los costes sociales ni medioambientales.

En la cúspide de la pirámide alimenticia estamos los países del primer mundo, la sociedad de la información, la sociedad del consumo. Aquí se vive mejor, pero resulta difícil atribuir ese bienestar a los avances tecnológicos, a la gran cantidad de aparatos electrónicos que nos rodean y que nos ofrecen renovar cada día. Sigue existiendo la desigualdad y por supuesto la miseria, sigue habiendo población marginal, robos, drogas, suburvios … Las nuevas plagas, extrés, cáncer, depresión, paro … Existe una alta segregación de la población, el estatus económico determina el lugar de residencia, de forma que lo marginal queda oculto para el resto de la sociedad. Además hay que trabajar más y ser más competitivos que nunca, hay que progresar, hay que crecer, porque en caso contrario acabarás siendo un país del segundo mundo, o del tercero, o quién sabe qué. ¿Quién impone estos ideales de crecimiento, enriquecimiento y competitividad? ¿Acaso nadie quiere ser feliz? Está claro que estos ideales benefician a la clase dirigente, ya sea política o empresarial, que son los que realmente compiten en el mercado. El resto de la sociedad no son más que consumidores, herramientas de trabajo, recursos … a los que hay que apremiar para que consuman más y sean más eficientes en el trabajo.

Finalmente todo los desechos de nuestra vorágine consumista acaban en la basura, con suerte reciclados. O puede que vuelvan a países del tercer mundo como “donaciones”, es decir como basura, porque lo que aquí no funciona, o se ha quedado obsoleto, no va a ser arreglado allí, donde no existen los medios ni la tecnología. Por lo visto resulta más barato exportar la chatarra electrónica a un lejano vertedero que reciclarla.


Es muy difícil substraerse a esta cadena trófica y es muy fácil decir que ya nos viene dado y que no podemos hacer nada excepto seguir adelante. Pero lo cierto es que todo cambia, y que la actitud de cada uno cuenta. A mí me gusta pensar que utilizando software libre me desvío un poquito de este círculo, lo muevo un poquito hacia la órbita que me gusta, como se desplazaría el mundo si toda la población china saltara a la vez. Quizá no puedes tener lo último de lo último, quizá tardes varios días en configurar la impresora, o quizá no puedas jugar a ese juego que tanto te gusta (o será que no te gusta tanto). Pero si eres un usuario medio no tendrás ningún problema y te darás cuenta de que no tiene que ser necesariamente el mercado quien haga avanzar la tecnología.

lunes, 7 de marzo de 2011

taitantos


La capacidad de fantasear, de repente se esfuma. El disco se raya y acaba uno absorbido por el ideal de vida. Ya no puedes enfrentarte al papel en blanco, ni entablar conversaciones de borracho sin sentir desprecio por ti mismo, por los demás... En fin, que vas creciendo y la importancia se posa en otras cosas. No es algo que uno elija, va llegando. Y si no llega es porque eres un bicho raro, la excepción a la regla, tan necesaria...
Te vas quitando de la autodestrucción, y no es porque ahora aprecies más la vida, es sólo que te has acostumbrado... a ti mismo, al mundo que te rodea y, puesto que no hay escapatoria ¿De qué sirve quemarse a lo bonzo? Si luego tienes que volver a currar...
Las relaciones con los demás se vuelven más esporádicas, pero se llenan de matices. Lo que uno no quiere es que los amigos le rehuyan el trato, así que: te moderas, te achantas, o lo llamas como quieras, pero al menos tienes alguien con quien tomar unas cervezas.
Los momentos de evasión se ajustan y se pautan, acorde al modelo económico que rige tu vida, no hay margen para la improvisación y, claro, hay que aprovechar al máximo, ser eficiente.
En el fondo, no son más que pequeños matices, como los que diferencian a un chino de un coreano, o a un negro de otro negro. El ensimismamiento, que no nos deja ver más allá de nosotros mismos y nuestras circunstancias, ahí nos escudamos.

En el pueblo todo parece más sencillo, hasta los coches, los móviles, los ordenadores... son productos que crecen en otro sitio, la gente los compra y los incorporan a su vida, sin muchos artificios, de forma natural, son útiles o entretienen. La vida social se torna más compleja, se llena de recovecos, callejones oscuros y hasta concurridas plazas o verdes prados.
Aquí, la gente también se hace mayor y, sin embargo, el proceso parece más lento, quizá se contagia de ese parecer que nunca pasa nada, en los pueblos, que nada se mueve, que los pájaros cantan siempre la misma canción. Se contagian de esa Naturaleza que los rodea, del crecimiento lento y pausado de las viejas encinas que, más que crecimiento, es un seguir adelante, sólo por ver amanecer un nuevo día.

A veces, todo es una mierda, a veces sientes morriña y cualquier tiempo pasado parece mejor, a veces se van las fuerzas y, si esto fuera un río, te dejarías llevar. Pero lo más triste es: dejar de soñar, vivir cada instante de cada día aferrado a la realidad. Ni superhéroes, ni capitán Nemo, ni superpoderes, ni historia interminable... ir a la cama a soñar.

viernes, 4 de febrero de 2011

Externalización, como método para reducir costes.


Podemos distinguir varios tipos:

Externalización interna. Los propios empleados asumen costes que deberían ser asumidos por la empresa:
Formación. El empleado ha de formarse contínuamente si no quiere quedarse obsoleto. Además de exigírsele una formación inicial (universitaria, profesional...) que corre íntegramente a su cargo. Una formación, única y exclusivamente, orientada a satisfacer las necesidades empresariales (de mercado).
Horas extras. También llamadas: picos de trabajo, esfuerzo extra, responsabilidad... Existen numerosas estrategias para no remunerar estas horas: amenazas, coacciones, discursos catastrofistas, promesas de futuro…
Oficinas baratas en lugares alejados. De tal forma que el empleado asume el coste del transporte, insalubridad...

Externalización a terceros. Subcontratar ciertas tareas a otras empresas. Esto, en la teoría empresarial, está muy bien: si una empresa se ha especializado en ciertos servicios, seguramente pueda proporcionarlos a un coste menor que el que tendría realizarlo dentro de la propia empresa. Pero en la práctica, el ahorro en coste suele ser a costa de una devaluación humana: externalización a países donde la mano de obra es más barata y los derechos laborales escasos o inexistentes. Aún externalizando dentro del mismo país, al final, esas terceras empresas, son otras de menor tamaño donde los trabajadores tienen condiciones más flexibles, inestables, precarias.... Por motivos legales y competitividad, parece ocurrir que, a menor tamaño de la compañía, peores condiciones laborales.
Esta externalización es beneficiosa para la empresa, que simplifica su estructura y, si el trabajador final es explotado, no empaña su imagen porque pertenece a otra empresa.

Externalización social: Consiste en que la sociedad, a través de sus distintos organismos de gobierno y gracias a la recaudación de nuestros impuestos, asuma ciertos costes. Justificados, estos, como una especie de seguro ante catástrofes. Como por ejemplo: reajustes de plantilla, quiebras, rescates... que se saldan inyectando dinero a las direcciones de las empresas para evitar males mayores... Los gobiernos como garantes del bienestar de los altos cargos (el capital), en lugar del de sus ciudadanos.

Externalización ambiental: Bajar el precio del producto a costa del medio ambiente. No tratando los desechos, sobreexplotando los mares, los recursos hídricos... En un sistema globalizado -como lo es el nuestro- esto resulta temporalmente sostenible porque se pueden esquilmar los recursos de otros países, del tercer mundo. Por ejemplo: aprovechando su mano de obra barata y su indefensión laboral... Sí, se les inyecta dinero a estos países y se les inicia en el mercado de consumo. Progreso y más progreso. Pero este modelo, basado en el crecimiento del consumo, no asume que aunque el planeta es esférico también es finito. Ahora empezamos a pagar parte de estos costes, en forma de calentamiento global, agotamiento de las fuentes de agua dulce, mayor virulencia de los fenómenos atmosféricos adversos...

Al final, lo de la externalización, no es más que la forma de eludir la responsabilidad social de las empresas, esos entes inmateriales de estructura piramidal, sustentados por una masa de trabajadores apremiados por la reducción de costes y una mayor generación de beneficios para las clases dirigentes. Dándose la paradoja de que los incrementos de beneficio son al cargo de un empeoramiento de la calidad de vida del propio trabajador y del conjunto de la población.

Pero bueno, eso de que las empresas deben ser socialmente responsables son teorías relativamente recientes, que únicamente pretenden maquillar el hecho de que a la empresa sólo le importa el beneficio económico, producir, vender.... y el resto de Bien ya vendrá sólo, por su propio peso, a raíz de la ansiada bonanza económica.

viernes, 26 de noviembre de 2010

El crecimiento es superimportante, oseaaa...

El crecimiento, por lo visto, es superimportante, osea... ¿Pero crecimiento para qué? ¿Para acabar con el paro? El paro es un problema, eso está claro, a nadie le gusta no tener trabajo, una fuente de ingresos, algo productivo en lo que ocupar el tiempo. Pero se habla muy poco de la calidad del trabajo, del bienestar del trabajador. Los Estados se han aliado con las Empresas y todo se ha vuelto Economía, los proyectos políticos son ahora proyectos económicos.
Y yo no entiendo porqué no se habla de bienestar, de garantías sociales, de educación, salud, transporte… Estamos en una vorágine capitalista y parece que más allá de la empresa privada no hay más que desperdicio de recursos, corrupción, ineficiencia,… en general, funcionariado.
Para mí, el término eficiencia comienza a ser algo odioso, ese tener que estar continuamente produciendo dinero, consumiendo… Hasta las vacaciones, el período utópico reservado a la clase trabajadora, tanto más utópico cuanto más exitoso es el trabajador, se impone casi como una obligación, la obligación de justificar el trabajo esclavo al que uno mismo dice someterse.
Sí, vivimos en una tierra de oportunidades. Y, sin embargo, hay algo que falla ¿Por qué es necesario dedicar tanto tiempo al trabajo? ¿Por qué el tiempo de no trabajo uno tiene la impresión de estar luchando únicamente por sobrevivir? Nadie habla de un proyecto de felicidad, sólo: crecimiento, crecer, crecer y crecer hasta reventar.

...El campo es muy bonito, no sé porqué nos hacinamos en las ciudades. Bueno, sí que lo sé, es por la eficiencia, la productividad.

Entregados a la mano invisible del capital: el nuevo Dios.
Los nuevos pecados: ineficiencia, corrupción, exceso, burbuja, endeudamiento...
Los nuevos castigos: paro, desahucio, miseria...
Sólo que los nuevos profetas nunca pierden. Y los demás cada vez más flacos, más temerosos, más estresados, más indefensos... Total para qué? Si cuando hay crecimiento la aspiración es trabajar más.


Me gusta cuando la gente me pregunta por mi pueblo, yo siempre digo que allí no hay ná, que no hay trabajo, que no hay gente, que no hay turismo… Los de la ciudad no se extrañan. - “¿Por qué te gusta a ti, entonces?” - Porque yo soy especial, porque en mi pueblo hay cosas que no le es dado disfrutar a todo el mundo, así, en general.
La gente busca esas vacaciones en lugares genéricos, en los que a cualquiera que pague le es dado disfrutar, yo también lo hago, después de todo, no soy tan raro. Sin embargo, visitar esos sitios a los que nunca volverás, o quizá alguna vez más, deja una sensación de vacío, una experiencia más que pasa sin pena ni gloria, algo que comentar en alguna reunión social y nada más. No hay apropiación del lugar, colección de imágenes, huida de tu ciudad.

Este año voto en Barcelona, pero la verdad es que no tengo mucha idea de los programas de los diferentes partidos, como la inmensa mayoría de votantes y abstencionistas. En la tele tampoco sale gran cosa. A mí, la verdad, es que me molestan los Nacionalistas, con su afán de marginación de los castellano parlantes. Yo no creo que los castellano parlantes sean una minoría despreciable. Me parece estupendo que haya libertad idiomática y demás, pero nunca me han gustado las prohibiciones, la intromisión de los Estados en las libertades individuales o grupales. ¿Por qué va a ser mejor hablar un idioma u otro? Realmente creo que los Nacionalistas catalanes son una panda de fascistas que por habitar un terreno de forma histórica se creen en el derecho de imponer su cultura al emigrante/inmigrante. Lo de multicultural les suena mal, suena a españolización y el español es el enemigo, el imperio opresor. La fusión suena aún peor, como si la cultura fuera un ente inamovible que fijan los Estados. Hubo un tiempo en que florecían las culturas urbanas, con estilos muy peculiares sin raizes geolocalizadas: el punk, hippy, heavy, skin,... Quizá ya no estoy en la “onda”.
No es que yo sea pro-españolista, sólo creo que el gobierno catalán es aún más restrictivo y más neoliberal. Pero, qué voy a decir yo que no soy de ningún lugar, que no me ensenyaron el català en la escuela y que, además, soy medio anarkista.
Está claro que el que vota no es el inmigrante, que ni siquiera tiene derecho a voto, y el trabajador de 40 o más horas semanales ¿qué ánimo puede tener para interesarse en política? Por eso y porque en política también hay que ceder votaré EUiA porque lo del idioma, el independentismo, federacionismo, ... realmente me parece una cuestión secundaria y si hay que parlar català, es parla català, pero por donde no me apetece pasar es por la progresiva evaporación del Estado de Bienestar y la opresión del trabajador. Y si por el camino se legalizan las drogas, pues mejor para todos. No?

Cuando uno tiene algo en mente no dejan de aparecerle señales, así que hay más gente que piensa en el no crecimiento, e incluso el decrecimiento.

martes, 31 de agosto de 2010

Un saco de sangre

Ni “vertiendo polvo en el cajón de los sueños”,
ni rezando mil padres nuestros,
o “quemando los recuerdos”,
ni, por supuesto, cediendo terreno...
conseguirás volver a la normalidad.

Y es que, un acto malo no tiene marcha atrás.
Sólo existe el firme propósito de enmienda.
¿Quién no se ha dejado llevar?
¿Quién no ha acabado de sangre y mierda?
Asume, paga, sufre, cambia... sublima.

El perdón es humillación.
La impunidad, desastrosa casualidad.
El malvado, un impune demasiado.
El santo, un pobre chalado.

Los oscuros designios del deseo ofenden La Buena Voluntad.
La Mala es paralizada por miedo al dolor, castigo Divino.

¿Has visto los verdes prados
que resplandecen a mi lado

jueves, 15 de julio de 2010

progreso excedentemente

...cuatro horas al día bastaban a los miembros adultos de las bandas de cazadores y recolectores bosquimanos del desierto del kalahari para recoger o producir los recursos necesarios para cubrir las necesidades de todos los miembros de la banda(incluyendo un buen número de ancianos y niños pequeños que no participaban en el proceso de producción)...

...los kuikuru gastan por término medio no más de tres horas y media al día para asegurarse su sustento, de las cuales emplean dos en las tareas agrícolas y hora y media en las de pesca. Las diez horas que aún les restan del día las dedican a descansar, a practicar la lucha y a otras actividades sociales. El estudioso brasileño ha calculado que con sólo media hora más al día de trabajo, cada hombre podría llegar a producir un sustancioso excedente de manioca, sin poner en peligro por ello el equilibrio entre población y recursos. Existe, pues, un excedente potencial que no es utilizado, y las razones de esta especie de “desperdicio” parecen estar en que los kuikuru no tienen razones sociales para aumentar su producción...
Instituciones económicas – Maurice Godelier


Si nosotros dedicamos una media de 10 horas diarias al trabajo ¿Quién cojones se está quedando con el puto excedente!!!

lunes, 28 de junio de 2010

Vivir, trabajar, Comprender...

Es extraño, este vivir para trabajar, este padecer que no hay tiempo de ná, el continuo planificar para sacar el máximo rendimiento. La vida se escapa entre los dedos... no tengo tiempo. Demasiadas cosas, aprender, leer, pintar, escribir, amar, tener niños, ver pelis, estudiar, piratear, correr, beber, fumar... El día a día se lo llevan insignificantes detalles que frenan cualquier voluntad!... El dinero lo complica todo.
Lo peor es pensar que has jugado mal tus cartas, o peor aún, no saber a qué estás jugando, no saber dónde está el norte o hacia dónde ir... y siempre buscando respuestas en lo material, como si el trabajo y el dinero fueran la verdad absoluta. - Al menos es algo cuantificable. - Porque ¡Qué coños es la felicidad? aparte de un bonito nombre.
Se me deshace la boca pensando en tiempo libre, infinito tiempo libre, días como océanos, interminables, preso del aburrimiento, la desidia, el agobio, la creatividad, el genio, el amor, la locura...
Para acabar diciendo que cualquier tiempo pasado fue mejor. - Y es verdad, coño! El celebro es mu listo y enseguida se olvida de lo malo, y le entra morriña del pasado, del pueblo, los animalitos, las borracheras, los amigos, las tardes sin hacer nada... Pero son sólo recuerdos, porque el pasado no existe, sólo el ahora. Aquí y ahora.
Luego hay mucho listo por ahí que se dedica a recordar muchos hechos y datos y plantártelos en la jeta, para que te afirmes en sus conclusiones. Para dejarnos como tontos a los de mala memoria, a los que no nos importan los hechos, sólo los posos que dejan: las emociones, las intuiciones, el algoritmo adaptativo cada vez más entrenado.

¡Sabemos tantas cosas que no comprendemos! Toda sabiduría de hechos es, en rigor, incomprensiva, y sólo puede justificarse entrando al servicio de una teoría.

jueves, 17 de junio de 2010

Comunismo?

Si fuera verdad que nuestras creencias, nuestra moral, nuestra cultura, nuestra economía... ha sido organizada por los más ricos, los poderosos, la casta dirigente (Iglesia, nobleza, bankeros), que realmente son una minoría. Entonces nuestra supuesta democracia no sería más que un fraude, porque la mayoría viviríamos atrapados en su "sueño americano", seríamos gratuitamente explotados para mantener su estatus y, estaríamos tan embebidos en esa dinámica que nos sería imposible ver donde está el verdadero bien, el bien de todos. Marx no tendría razón y la clase obrera no miraría el mundo desde una posición privilegiada para su reorganización.
Pero el poderoso, lo es, porque es capaz de digerir la injusticia y alimentarse de ella. ¿Cómo se sale de aquí? Sólo con la razón, el diálogo, la voluntad, la esperanza... Todo lo contrario que los actuales mensajes de miedo, racismo, intolerancia, proliferación de lo banal... el consumo.
Está claro que el comunismo ha sido satanizado desde nuestra sociedad occidental, también sus implementaciones bajo regímenes autoritarios han ayudado.
Aún así, parece que el problema del capitalismo es la tremenda desigualdad que produce y que no tiene vistas de disminuir. Tragamos con ello porque, idealmente, el libre mercado conduce a una situación de beneficio 0, un mundo donde existen infinidad de pequeños capitales que en una perfecta competencia se afanan sólo por no ser expulsados del mercado a manos de otro capital. Pero, incluso dentro del Estado Kapitalista por antonomasia, EEUU, prolifera la segmentación de la población, los muy ricos, los muy pobres, la clase media... (el gran capital acaba absorbiendo a todos los demás). En el fondo nos justificamos con que sólo somos clase media, mediocres, nosotros también somos víctimas!!
Independientemente de que el ideal capitalista sea o no crear un mundo más justo o un mundo de mayor bienestar, resulta difícil defender dicho idealismo, más en la situación actual, donde pocas personas se atreverían a acabar con el intervencionismo, aún tratándose de un intervencionismo corrupto, como el que existe en la mayoría de los Estados. Tal vez sería bueno plantear seriamente si el Kapitalismo es el mejor modelo, tal vez lo fue en una época donde una pequeña parte del mundo se vio en la obligación (o la oportunidad) de explotar los recursos del resto del planeta.
Incluso desde occidente, desde una posición privilegiada como la nuestra, creo que resulta difícil admitir que trabajamos por un mundo más justo (kantianamente hablando), o por un mundo de mayor bienestar (bienestar aristotélico, pero no restringido hoy a la polis sino aplicado al conjunto de la humanidad). Uno sabe que tiene que trabajar, que tiene que producir, pero el bienestar individual no puede justificar tanto sacrificio, quizá de ahí ese pensar obsesivo en el futuro de los hijos, ese aspirar a bienes que a uno no se le ocurriría que existen sino fuese por la mano totalizadora de la TV,...

...No tienen ni fidelidad ni gratitud para con sus jefes; éstos no están unidos con sus subordinados por ningún sentimiento de benevolencia; no los conocen como hombres, sino como instrumentos de la producción que deben aportar lo más posible y costar lo menos posible. Estas masas de obreros, cada vez más apremiadas, ni siquiera tienen la tranquilidad de estar siempre empleadas; la industria que las ha convocado sólo las hace vivir cuando las necesita, y tan pronto como puede pasarse sin ellas las abandona sin el menor remordimiento; y los trabajadores... están obligados a ofrecer su persona y su fuerza por el precio que quiera concedérseles. Cuanto más largo, penoso y desagradable sea el trabajo que se les asigna, tanto menos se les paga...
Karl Marx – Manuscritos de economía y filosofía

Si va a resultar que lo que soy es marxista, y sólo he necesitado 29 años para darme cuenta...

domingo, 14 de marzo de 2010

Nuevos esclavos

Hoy eran las estructuras de poder y como entretejen sus redes de influencia para no caer nunca, para apoyarse los unos a los otros. Mientras la clase media es mezquina consigo misma. La pobreza y la mediocridad nos vuelve mezquinos y la mezquindad refuerza la pobreza y la mediocridad.
Los poderosos ven una oportunidad en ayudar a uno de su misma clase en apuros, nosotros sentimos engorro y, muchas veces, impotencia.
Si hacen "mooving" a uno de tus compañeros en el trabajo te callas como una rata, incluso serías capaz de darle la razón al agresor, si se trata de tu jefe, para caerle en gracia.
Se nos vende la ilusión de libertad, de que podríamos hacer lo que quisiéramos, incluso ser presidentes. Pero a la hora de la verdad, todo es trabajo enajenado, horas extras, la amenaza del despido, la crisis, el deporte y el ocio obligados..
Aunque el poder fuese necesario, ¿Qué poder es el que tenemos, que sólo piensa en exprimir al pueblo y en sus ansias de mayor poder y riqueza? En el fondo seguimos viviendo en una sociedad feudal. Y realmente hemos perdido el norte. La economía no es un fin, debería ser sólo un medio para vivir mejor.
Realmente es absurdo e imperceptible cómo una persona acaba convirtiéndose en un proletario, un asalariado, y cómo, el gran avance tecnológico no ha servido para impedir que el hombre siga explotado por el hombre.

Los nuevos esclavos, los mileuristas, eternos asalariados, los que no tienen excedentes, los que están deseando que llegue la paga para comprar chucherias, tecnología, viajes, ocio y tiempo libre.
Tengo la sensación de formar parte de un extraño experimento, siento el malestar en la cultura. Atrapado en un mundo hormiguero, donde siempre se siente que alguien te pone el pie encima.
Trabajo y más trabajo, sociedad infantiloide, banal, sociedad del placer, vida más larga, vejez marchita, miedo a la muerte y al dolor, enfermedades mentales.

Me resulta difícil, imposible quizá, admitir que vivimos en una sociedad del bienestar, o donde impere la razón o el bien común. Por cada uno que tiene un proyecto de vida bueno, hay 10 que sólo ven medios en las personas para conseguir sus fines, fines oscuros, determinados por ciertos complejos sociales, deseos y apetencias personales. Por cada uno de esas 10, que podríamos denominar malas personas, hay 1000 cuya voluntad ha sido anulada que han sido dispersados por la supuesta sociedad del bienestar, del placer, la tecnología, la información...